jueves, 21 de abril de 2011

Verónica Laurino


Fuerzas vivas

El llanto de las palomas

La convivencia obligada
de la habitación de un Hospital
los parientes
las visitas
las mujeres que cuidan a los enfermos:
Ramona, Laureana y
los pacientes
que a fuerza de humillaciones
ya no tienen brillo en los ojos y
hacen de la resignación una religión
y del cigarrillo en un baño
el único entretenimiento digno.
Contar los azulejos
sostenida del pie del suero.
Los elementos de tortura:
chatas, papagallos diseminados por ahí
una minúscula ventana
que esconde en un ficus
un nido
unas palomas.
Los horarios determinados
por el sistema de salud
comer sin hambre
dormir, dormir
ver crónica tv
la eterna demora del alta.
La docilidad la administran en sachet
pierden fiereza fuerza
gota a gota
Las manos arrugadas y
manchadas se aferran
a otras manos
a los plieges de las sábanas.
La incomodidad de dormir sentada y
esperar.
La vida suspendida.
Las horas muertas.




Las cortinas

Estaban prolijamente tejidas al crochet
pequeñas florcitas
que luego se cosían
formando
la totalidad del campo
un campo calado.
Primeramente fue una colcha.
Las historias y los mitos familiares
se mezclaron en su compartida autoría
la continua labor
de una sucesiva herencia.
Obediente
las llevé al lavadero
regresaron envueltas en un olor sospechoso
artificial
durante la ceremonia de retirarlas de la bolsa
se esfumaron
como por arte de magia
convertidas en pelusas de algodón
la obra del centrifugado del lavarropas industrial.





Reposo absoluto

Me abandoné
aunque no es del todo voluntario
al descanso recetado
me entrego a la cama
escucho cuando todo arranca
la luz
los motores
los pájaros
el despertador es definitivo
pero
esta vez
no es para mí
mi familia me conoce
desayunan
ofrecen un te y
salen y entran
los gatos me buscan
visito a los médicos
en sus infecciosas salas de espera
estrechan mi sudorosa mano
ninguna certeza
esquivan los diagnósticos
obedezco
compro los medicamentos
tomo las cápsulas
me regalan un libro
el tamaño indica una larga convalecencia
espío la televisión
la programación de la tarde
acelera el deseo de la muerte
observo como todo se ensucia
el caos me paraliza
el dolor también
La mesita de luz se transforma
llena de cajitas
papelitos
vasos con agua
aprovecho el tiempo y
lo pierdo con pasión.




Rati Salil

Llega la temporada de la tristeza
escucho un cd
pelo las papas, se hierve la leche,
hablo por teléfono, miro televisión y
todo termina en lágrimas.
A veces es justificado el dolor
la muerte
la enfermedad
la ruptura
asegurándonos la continuidad de la temporada
En la farmacia
la publicidad de un medicamento
me vende
el fin del dolor
lo compro
e inmediatamente me lo aplico en todo el cuerpo.

Nota:Nació en 1967 en Rosario y es bibliotecaria.
En el 2002 escribió una novela “Breves fragmentos” que en el 2006 recibió el primer premio del Concejo Deliberante de Rosario y se publicó en el 2007. El libro de poemas “25 malestares y algunos placeres” fue dos veces finalista del premio Felipe Aldana y finalmente publicó la editorial Ciudad Gótica en el 2006.
Fue seleccionada, en el 2005, para realizar un taller de poesía con Irene Gruss en la casa de la poesía de la ciudad autónoma de Buenos Aires,También asistió al taller de escritura del escritor rosarino Marcelo Scalona.
En el 2007se publica el libro de poemas: Ruta 11 (editorial Vox).Ganó la beca que otorga el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia para escribir una novela “Jardines del Infierno”. En 2009 publica “Comida china” (Alción) en coautoría con Carlos Descarga y en 2011 editorial Signar publica la novela infanto juvenil “Vergüenza” escrita junto a Tomás Boasso.
Participa en los ciclos: Poesía en los Bares y Arte por la Paz, Poetas del tercer mundo, Salida al mar y en Festival Internacional de poesía de Rosario.

2 comentarios:

  1. Hola Vero, necesito contactar contigo, cómo puedo hacer? Tienes alguna web o blog donde localizarte?

    ResponderEliminar
  2. anónimo: sos Zulma? ya me encontraste, saludos, vero.
    Pedro: muchas gracias, siganmeeeeee, jaja
    gracias germán por colgar los poemas. verónica

    ResponderEliminar