miércoles, 11 de noviembre de 2009
Enrique Molina
Rutina doméstica
Saboreo el café del desayuno después del diluvio.
El salmodiante Noé
está tendido desnudo entre sus hijas y la guitarra
con la tierra al alcance de la mano.
La casa apareció traída por un pájaro
colgada del pico. El café
es negro y suntuoso
como el trono de un monarca africano
con cabezas de leones labradas por el rayo.
La Desconocida ambula por los cuartos
en las constelaciones del deseo,
perfumada y demasiado próxima
a las cosas que despiertan con ella,
con el desayuno,
llena de errores, indómita.como las águilas,
enjoyada en su risa y su leyenda.
Escarbará en mi pecho con su zarpa, me bendecirá
en un idioma salino
en el que todo es orgiástico, devorador, inquietante.
Y tantos años han corrido con esta misma escena
mientras el gallo inicia el hechizo inexplicable
del día
que fosforece y pasa hacia las aguas oceánicas.
La arena
lanca, consumida por la alquimia y la sal,
tendida en su lecho virgen bajo las alas de la luna
deja caer su velo de novia
para cubrir al señor de los náufragos.
Y no olvides que también es mortaja.
Tortúrame, arena,
con el auto de fe del sol en la bahía,
arráncame frente al océano mi última confesión.
Labios sin dogma
al pie de la escollera de terribles piedras donde
el mar estalla.
Vienes de muy lejos como la sangre,
tu amor seduce ciertas almas,
giran en el viento,
asumen el temblor del cangrejo acosado en su cueva.
Tu tesoro son conchillas trizadas y tu leche es árida
como hueso. Despojos
de la sístole y la diástole del salvaje corazón marino.
Sedienta del agua que te castiga brilla como un
incendio
el oro de tus caderas de odalisca.
Tumba o promesa de grandes placeres de la
intemperie, pero tan pérfidamente
seductora
para que alguien, sobre tu superficie, reverberante y
unánime,
escriba con un dedo la palabra "adiós" y un nombre que
se borra.
Allí están
Traída de tan lejos por grandes nubes maternales
despierta a la orilla del mar la pequeña vivienda de
madera,
desde su fatigado sueño, sobre estacas,
y nada muerto sino agradecido entre las tablas y la
luz salada,
y el bote partió sobre las olas jubilosas con las redes
tendidas
en la majestad de la mañana donde con dos pesadas
trenzas negras,
mientras lava la ropa,
la mujer aletea hacia el horizonte cubierta de
espuma, atenta
al alma de un pájaro en el follaje
—cobriza mujer de grandes pies para pisadas
mortales y seguras—,
y allí están los dioses que azuzan la luz dentro del
cielo inmutable
dentro de la mosca y la serpiente nativa que conjura
sus himnos,
dentro de las telas con flores estampadas que
se visten las negras
para las encendidas alabanzas
y el prestigio de sus cuerpos llenos de mensajes,
dentro del crujiente carretón que se bambolea hacia
el horizonte,
dentro de la arena marina donde despliegan su
liturgia,
dioses instantáneos con olor a cebolla y a cerveza,
para latir con los seres del lugar y su destino,
dioses para el padre y la madre y sus hijos
remadores,
para las hojas susurrantes de los bananeros y el
helecho,
para lugares de calor con un embrujado lenguaje,
para labios que cantan y besan o beben las lágrimas
en el sollozo de las despedidas,
dioses dentro de los ojos y los oídos y en la piedra
con el perfume descarado del sol que el viento olfatea,
dioses que suplican y cantan a través de la pial,
a través del aliento, a través de las aguas,
y los tablones de la casa tornasol para hospedar el
viento a la orilla del mar.
Nota:(Buenos Aires, 1910- id, 1996). Escritor argentino. Desde la publicación de su primer libro, Las cosas y el delirio (1941), que señala la aparición de la llamada generación del cuarenta, su obra es un recorrido por el surrealismo en el que, tras inspirarse en Éluard, Supervielle o Neruda (Pasiones terrestres, 1946), ahonda en los temas de América (Costumbres errantes o la redondez de la tierra, 1951) y en el tratamiento de lo cotidiano (Amantes antípodas, 1961; Fuego libre, 1962, etc.).
un grande, molina. gracias.
ResponderEliminarCoincido con vos Sibila...
ResponderEliminar¿Que sería de la poesía universal si Enrique hubiera preferido seguir viajando que escribir en Buenos Aires?...Posiblemente, es espacio dejado no podría llenarse sin la aparición de una nueva galaxia...a la que habría que nombrar "E.M.1"
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