domingo, 16 de mayo de 2010
Liliana Celiz
***
devorado por los ojos de mi madre que no come ya ni canta
en la canción del viaje venidero él sirve en su revés la mesa
ella se irá mañanma hacia otro puerto con los hijos de sus hijos
a la cumbre de algún álamo a tornarse mariposa con la frente
coloreada del disturbio de ellos (él no canta, ya ni ríe, ya ni canta
la canción que estorba entre los ojos nuestros) es la luz la que
sostiene la mañana en el pretérito del viaje él ya no vuelve
***
tocando el piano entre muñecos que no cantan ya ni temen
en la noche el resplandor (el agua tiñe de lavanda a los muñecos)
la luz que viene de los muertos (él se ha ido y temblaba tras los
ojos de mi madre) en la estación tomábamos el mate y cantábamos
de a cuatro los pañuelos (él lloró) en plena intensidad de la mañana
ha muerto (él lloraba de la sombra de mi madre, de los hijos de mi
madre) tal vez la sombra ascendía por los bordes (la humedad)
bailaba mi caballo por el patio justo al pliegue de los pastos y la tierra/
la tortuga caminaba en el recuerdo
***
al fin quedábamos nosotros, su sombra iría en ese viaje transversal
a las siluetas del otoño y todo lo que acaba en tornación de pormenores:
el viaje próximo al viraje de los ojos en la fronda (ya nadie iba detrás de
nuestros cuerpos: él volvía) la pura noche en el silencio/ los ojos por
detrás de las veredas arrimados a los cuerpos en la zona del discurso
(la humedad) la boca llena de humedad a la canción que él canta en
otro viaje)
Del libro inédito "Nadie ha vuelto"
Nota: Liliana Celiz Nació en la ciudad de Rosario, Argentina, en 1956.
Escribre poesía desde sus once años de edad.
Editó:“Del Traje de Eva y su manzana”(Ultimo Reino), ¿De dónde vienes de mirar tus ojos padre? (Ediciones del Dock, “Desembocadura”(Tierra Firme), “O elevación de vos o pensamiento”(Ediciones del Dock) y “A los que fueron pájaros”(Ediciones del Dock).
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