martes, 31 de agosto de 2010
Tani Mellado
Tus ojos I
A Andy
Nada es inocente en este mundo
salvo tus ojos.
Tu cuerpo quemado / incendiado por los años
dibuja dos grandes soles
anillos sabios que te acercan a lo divino.
No exagero, es cierto, todo sobra en mi casa
todo es olvidable
menos los puentes acuosos de tus ojos.
Como aquello que ignoro conociendo
o mejor aún lo insondable de vos.
Te oigo desde lejos.
(Las niñas del espejo, 2006)
Resoluciones de la distancia
Ya no voy a morir en tus párpados abiertos
en el gesto despejado y sobrio
con que mirás el mundo cuando te dejo.
Ya no voy a dejar que cosas
con tus hebras de infantil ternura / mis heridas
cuando me despido en la distancia / de tarde siempre
en algún andén impar, en una ruta.
Ya no voy a desertar de tus ojos abiertos
estanques de agua tibia donde nadan
las más pequeñas larvas,
las más cándidas y frágiles criaturas.
Ya no voy a partir más debilitada
mientras tu forma, la más amada,
se pierde entre la gente
que te atraviesa con premura
y extravía tu rostro, tus cabellos,
tu inefable dulzura en la distancia.
(Crujir el habla, 2008)
IX
también yo te amaba y masticaba la sombra de tu cuerpo
me acercaba a esa sombra con breve salto
porque también te amaba cuando estabas
y te vaciabas de luz sin preguntar mi nombre
ni por qué te seguía
pero también sabía que aquello era el murmullo
amoroso del que está partiendo
porque te estabas yendo entonces
rodabas
como una máquina infalible que deja en el suelo
unas marquitas como pisadas de perros
diminutos / de loros
como cáscaras de frutas invisibles
que dicen no me olvides
que riega / la niña de la albahaca
y la memoria rodando papelitos en el viento
cuando te ibas por la ruta y te quedabas
pegado a los alambrados / a las matas
no me voy del todo me decías
pero yo veía que la mancha de la luna se achicaba
que la luz era plena en lo oscurito
y me olvidaste nomás entre los ojos
bebiendo la pupila un sueño líquido
de tigre ciego que atrapa el color de la presa
y se le olvida entreabierto el otro ojo
que es árbol del follaje acolchonado
por donde el sol retumba en cada salto
que hacia tu sombra el barranco
me incendiaba.
(Aquí no vive nadie, 2010)
Canta un grillo
A Claudio Barrientos
Canta un grillo
pero ¿canta o triza el silencio de enero
en la noche sin tormenta?
El grillo se escucha y la luna se mira.
Yo no supe nunca escuchar luna
ni ver ojo de grillo titilando.
Dicen que los grillos se frotan sus patitas
sus patitas solos
como el buey
que solo se lame.
Yo también me lamí sola varias veces:
cuando me deshabitó el amor
y se hizo débil y blando y se hizo poco
un desahuciado,
una bruma
detrás de los espejos.
El grillo canta o se toca o llora.
También yo me tocaba cuando las sombras
del mundo no rozaban las frutas verdes
de la soledad.
Pero también yo te amaba
cuando el río invertía su camino
y la lluvia era una raíz cruda
que buscaba el sol bajo la tierra.
Todo esto lo sé ahora
mientras el grillo canta o se toca o llora
y nadie me pregunta
ni tu voz me germina.
Como el grillo que canta
cantaba yo el dolor desde mi cuerpo
y mis manos o sus patas
ardían la tersura vestidos como estábamos
con bermudas y remeras
escote en v.
También yo me hundía las raíces en el viento
y lloraba como el grillo
por no crecer en ningún surco
en ninguna hendidura.
y me volaba en las sílabas nacidas de tu boca
desordenados sonidos de los niños
que aún no saben hablar
según sus padres.
(Animales pequeños, inédito)
Nota:Luciana A. Mellado. Poeta, investigadora y docente universitaria. Publicó Las niñas del espejo (2006), Crujir el habla (2008) y Aquí no vive nadie (2010). Recibió becas de la Agencia Española de Cooperación Internacional y del Fondo Nacional de las Artes. Recibió el Premio Academia Argentina de Letras. Cursó la Maestría en Literaturas Latinoamericana y Española en la Universidad de Buenos Aires. Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías nacionales y extranjeras. Dirige, junto con Andy Maldonado, la plaqueta de poesía patagónica “Peces del desierto”. Cuando se acuerda cuelga poemas en su blog http://enlapiznegro.blogspot.com
:)
ResponderEliminarestaba buscando el del grillo, gracias, me lo llevo, j
ResponderEliminarEsos hermosos versos de Animales pequeños, Tani Mellado.
ResponderEliminar