martes, 14 de septiembre de 2010
Clara Muschietti
De Karateka (El fin de la noche 2009)
El paso se interrumpe
un camión descarga lácteos en un mercadito
los hombres hacen fuerza
el chino del mercado da instrucciones
yo pienso en la cadena,
en la cadena alimentaria de las cosas,
lo mejor que puede pasar es que se vendan todas las leches.
En qué franja del mundo estoy
en la que hace qué
en la que cree en qué
en la que jamás piensa en qué
qué soy exactamente
qué virtudes tengo
en qué franja de la bondad entro.
En el medio de la calle hay un auto dado vuelta
lo custodia una mujer policía
ya no hay personas
no hay accidentados
queda un auto dado vuelta
un auto que ya no sirve tanto
me preocupo por la vida de las personas que iban adentro
cuántos eran
si había niños, una mujer embarazada
un anciano o alguien feliz.
No tengo idea de mi coeficiente mental
cuánto es, que número tiene
en qué franja estoy
tengo una enfermedad crónica
me pregunto cuánta gente habrá
en la franja de los enfermos crónicos.
Mi vecina está recién operada de la garganta
tiene un hilito de voz
ella está en esa franja
su hija está en la franja de los niños con problemas de peso
yo estuve en la franja de los niños fóbicos
de las nenas a las que le comieron la lengua los ratones.
En qué franja cabe mi felicidad de hoy
en qué segmento va
no sé nadar
estoy en una franja que no me queda bien
a mí dejame en el agua que no me voy a morir
estoy en esa franja.
Nadie sabe en qué franja horaria está mi hermana
ese continente no está en esta franja
mi hermana está en la franja de las mujeres altas
yo estoy en la franja de las bajas
y la miro como cuando era chica
hay una franja que nos unirá siempre
la franja de los hijos de Mónica y de Ulises.
Se bifurcan las franjas de la identidad
tanto
que dan ganas de correr
hacia la preexistencia.
En el bebé diminuto que vi en el subte
iba la gracia
la vida
frágil
nueva
en la madre del bebé diminuto que vi en el subte
iba el miedo a lo inmanejable.
La franja de los recién nacidos
es la franja efímera.
Estoy en la franja de los que le deben al psiquiatra
de las chicas con mucho corazón
y muchos lunares
en la franja de los que a veces
duermen mal de noche.
***
Hace meses que veo
un cartel de remate judicial
en el departamento más alto del edificio que ocupa
toda la esquina.
La familia amenazada, aturdida, espantada,
condenada por un error
o por la falta de algo.
Hay zonas en mí
que tendrían que tener un cartel así
con letras un poco más grandes,
hay gente que no ve bien.
Un remate judicial de mi parte cansada
de la que repite el mecanismo que traba.
La neurona asfixiada, el corazón diabético,
la palabra que nombra lo que no estoy pensando.
Es imposible ser sano todo el tiempo,
ser colorido, ser buenísimo, ser genial,
ser feliz todo el tiempo, estar comprometido con la vida,
es imposible decir el nombre completo de alguien
cada vez que se lo nombra.
***
El desánimo como un tumor agudo.
Miramos por la ventana y fijamos la vista
en cualquier árbol. Algo desesperadamente verde. Para curarnos.
El teléfono suena y una señorita de un plan
de salud nos comenta lo bueno que sería
que tuviéramos medicina antes de irnos de veraneo,
después ríe y dice que no va a pasarnos nada. Pero ya pronunció
la amenaza. La escuchamos pero no vamos a decirle ninguna cosa.
Nos tocamos el pecho buscando una señal de algo,
y late, pero hoy no hay caso.
Un desconocido nos pregunta cuáles son
nuestros sueños para este año,
sólo sabemos los que tuvimos, uno en el que íbamos presas
por un crimen que no habíamos cometido,
la buena instrucción se cuela hasta en los sueños
y somos santas pacifistas pero
despertamos gritando con el llanto aferrado
como un tumor inextirpable.
Ahora sin escuela, sin tutor o encargo, juntamos
la tibieza que deja tu cuerpo en la cama
y le rendimos un culto salvaje para no sentir
que la soledad comienza a alojarse
como un tumor inexplicable, desde el nacimiento
no hacemos otra cosa
que estar con gente.
Un conocido nos pregunta sin en verdad estamos enamoradas,
fijamos la vista en cualquier niño. Algo desesperadamente joven.
Para curarnos.
Un bosque de pinos no nos propone nada,
una alameda, un arroyo, una cascada,
no nos propone nada.
El agua salada turbulenta podría limpiarnos,
decir mil cosas sobre sus beneficios
pero mejor deseamos:
ojalá que nos cubra el yodo
que pueda nutrirnos
que se nos vaya de la cabeza
todo lo aprendido.
La señorita se ríe después de decir que quizá
nos accidentemos en la pausa,
se nos congele la vida en la ausencia de responsabilidades,
vamos con el teléfono hacia la ventana
fijamos la vista en cualquier bebé. Algo desesperadamente nuevo.
Para curarnos.
De La campeona de nado (iROJO 2007)
este no es el tiempo de las grandes ligas
los pies contra la alfombra
escucho algo sobre los vientos huracanados que azotan
la Florida
ni siquiera puedo imaginar
la Florida
un viento huracanado sí
algo parecido a la conciencia
dicen que el huracán se llevó
no sé cuántas casas y personas
y qué horror
y cuántos perros y autos
y escuelas
y qué horror
ahora parece que soy alérgica
tres días sin dormir
venía en ese taxi y la radio
y el tipo que le disparó al amigo
¿quién es?
y lo de la Florida
¿y la Florida qué es?
y no se por qué pero
en estos días de tanta neblina
y a esta hora me parezco mucho más
a mí
pero a mí antes
me veo todo el tiempo en el reflejo
de la ventana
la bajaría
pero el frío
cierro los ojos pero tengo miedo de dormir
el taxista adelante tararea esa canción
o hace un sonido con la nariz
¿qué hace?
este momento es de cambio
camino sin contar las baldosas
la palabra lago es una palabra inútil
en mi estilo de mi vida
camino sola porque estoy sola
pero todo el tiempo no
o sí
no hay acuerdo
entonces una casa con lago
o un lago
eventualmente un lago
o soy todas o no soy ninguna
***
Acepto hablar de los campos de polo
pero no de ese caballo que no ve más que el césped
en esta tarde típica mi aspecto engaña
no escucho el ruido pero veo el caballo alejarse
espero en el auto
las ventanas bajas para el sol
tiempo para confirmar que las cosas son las cosas
y mi hebilla roja perdida está sobre el asiento
toda la atención puesta en el caballo sordo
el animal corre por la cancha
está esa escena
y la escena en la que mis ojos brillan debajo de los anteojos prestados
caballo marrón con mancha negra justo arriba del ojo
no te puedo ver
esta mueca que hago con la boca
esta mueca es perfecta
este segundo es alusivo
a los grandes segundos.
Nota:Clara Muschietti nació el 6 Enero de 1978, es fotógrafa y poeta. Publicó “La campeona de nado” ganador de la convocatoria anual de la editorial Irojo (2007). Formó parte de la antología “Poetas argentinas 1968-1980” compilada por Andy Nachón, ( ediciones del Dock en 2007). Lo humanamente posible” antología de poesía contemporánea Argentina, compilada junto Carolina Sborovsky , El fin de la noche (2008) Participó en “Poesía manuscrita” antología de poesía escrita a mano (2009)
A fines del 2009 publicó Karateka por la editorial El fin de la noche. www.unatareaimposible.blogspot.com
Me gustaron mucho estos poemas. Me interesan las publicaciones, será posible dar con ellas?
ResponderEliminargracias, Germán
me encantó.
ResponderEliminarMaravilloso el poema del cartel de remate, Clara. Y el de los vientos huracanados en Florida. Y el del tumor. Te regalo este poema para agradecerte el placer de leer los tuyos.
ResponderEliminarAutoayuda
Si llenases de agua cada gaveta en tu casa,
podrías pasar horas buscando en ellas con los ojos cerrados
¿Quién sabe?
Podrías terminar encontrando allí
la elusiva calma.
juanc.bertorelli@gmail.com