domingo, 2 de mayo de 2010
Sara Cohen
Intemporal
Alguna vez el mar estuvo aquí
hoy es pura sal que parece nieve
es buen ejercicio
no detenerse en la nostalgia
entrenar los sentidos hacia lo audible
cuando la inmensidad de lo visible se impone
atravesamos distintas alturas
aquí cuando hay nubes
ellos están
a mil ochocientos metros de altura
las ves desde arriba
es un buen ejercicio
no detenerse en el descenso
de la nostalgia
cuando las nubes cubren
el extendido infinito
de la sal
hay defensas para los derrumbes
algunas rocas forman catedrales
(quisiera que no me olvides nunca)
recuerdo un primer plano de piedras
luego la emergencia de los cactus
y luego las montañas
también el verde y la opresión
de la interioridad de la construcción
el guanaco es un camello silvestre
si lo soltás se va hacia lo alto
donde las nubes lo sostienen
es un buen ejercicio
no detenerse nunca
los cardones en noviembre
tienen flores blancas, amarillas y rojas
cuando se secan son livianitos
por más grandes que sean
(quisiera que no me olvides)
El sueño
Hay un cuarto más
invisible a los ojos de los otros
entro
con la sorpresa de una primera vez
y la sabiduría de quien ya estuvo allí
alguien
que se me adelanta
ya leyó cada línea
de aquellos libros
diseñó de esa alfombra el dibujo
y de esos muebles las curvas
si él no existe
a los ojos de los demás
y sin embargo insiste
en que yo lo descubra
debe ser porque ese cuarto
es más real que ningún otro
ese cuarto es mi futuro.
Nota: Sara Cohen nació en Buenos Aires en 1955. Es psicoanalista. Ha publicado los libros de poesía El poema que insiste (1992), Puertas de París (2000), Escena con cartas (2003), Poemas venecianos (2003) y Casas turbulentas (2004) y La frontera de la lengua (2006) y la novela Veintinueve días de junio (2006) y “El murmullo y la incertidumbre”.
Traduce poesía de lengua francesa y ejerce el periodismo cultural.
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