Tránsito
Siempre existe el riesgo.
¿Qué es,
entonces,
lo hermoso
entre tantas murallas que se alzan?
Vamos como en naves
en vidriadas barcarolas
avanzando sobre aguas
de un asfalto desigual.
El tiempo
se deshace lento.
Lo eterno
se construye en lo fugaz.
Cuando caigan
de tus manos caracoles,
un espacio
se convertirá en lugar.
Andar
Va
mi pensamiento
por caminos
pedregosos
donde sólo hay
estatuas cansadas
de ser estatuas.
Si despedir
es ya no pedir:
¿qué es la esperanza?
¿Dónde queda el vestigio
del contacto con las cosas,
del gesto de una mano
en el aire?
Lo que escribo
nace un día
y queda abierto
para siempre.
Hoy
todo en mis pasos
es pregunta,
pero ahora voy lento
mirando a las estatuas
a los ojos.
Ellas toman
de mi mirada
lo que dejo,
lo deshacen
entre las hojas caídas
del otoño.
Lo desarman
para entender.
Necesitan hacerlo:
desarmar,
digo,
entender.
Esta es la hora
más linda:
la de la vejez del día,
la del fondo de las cosas.
Los locos
son puertas
hacia
lo no contemplado.
En ese sentido
son,
también,
una esperanza.
Hay un nido
de pájaros
en la casa
donde alguna vez
hubo abierta
una ventana.
Ahora
sólo el tiempo
se detiene
a verla.
La ausencia ocupa
un lugar en el aire,
la ausencia
de ventana abierta.
Pero hay
un nido de pájaros.
En ese sentido
es,
también,
una esperanza.
Punto
de partida
Habilitar
el cuerpo.
Sentir
la levedad en el agua.
Habitar
una casa.
Visitar
los lugares que nos vieron crecer
donde
las horas eran cortas
o
largas
o
el tiempo era
una
vuelta manzana en bicicleta.
Todo
se revela en los sueños,
todo
lo que durante la vigilia
permanece
oculto.
La
ciudad guarda tesoros sumergidos.
Existen
calles azules,
y
calles naranjas,
calles
elegidas diariamente por el sol.
Nacemos
atravesados por el tiempo.
Ocupamos
un lugar,
desde
antes de nacer.
El
recordar es un acto creativo.
De
la palabra siempre,
sólo
puedo decir
el
calor de unas manos.
Los
puentes nombran la distancia,
la
hacen visible.
Detenerse
puede ser tan necesario,
como
ir corriendo a ver el mar.
Explicar
cansa.
El
cuerpo crea el espacio
en
el que una palabra
es
entre
todas las palabras.
Nada
hay más triste
que
una ventana clausurada.
Ni
nada más hermoso
que
la verdad de la piel al tacto.
Sin
embargo,
hay
una infinidad de cosas
salvajemente
tristes y hermosas.
Perdemos
el tiempo
intentando
no perder el tiempo.
Ella
subió al colectivo y dijo:
"hasta
el fin del recorrido".
Y
esa fue belleza suficiente.
Bio: (Buenos Aires, 1982)
Desde edad temprana la poesía
y la música fueron para ella un medio de expresión y un espacio de placer donde
poder jugar libremente tanto con la belleza del lenguaje como con los sonidos
de cada instrumento que fue explorando.
Estudió música y ejerció como
docente durante algunos años.
Actualmente se encuentra
cursando la carrera de Psicología en la Universidad de Buenos Aires.
Lumbre es su primer libro publicado.