martes, 18 de mayo de 2010
Patricia Damiano
El reino
A Isaías Garde, mucho después
En verdad ella no ha gritado, cree que nunca. Cree que nunca llora y que los pájaros se adueñaron de su garganta pero él busca un olor a sal anticipada, huye las yemas, los dientes, huye por el cuello, trata de soltarse de ese cinturón de noche cárcel piernas que no huyen. Cómo saber si golpearla es el único placer cuando se piensa repulsivo. Tal vez dibujar la espalda de esa mujer cruel con alas de niebla, a cuchillo, con el mismo cuchillo. Su mano tensa detiene una rodilla en el abrazo justo. No tiembla, debe sofocar el grito que lo ensordece de tan esperado pero el sol se le va de la boca. Ya huele a mar su pelo silencioso. Ya los dedos. Teme que no esté gritando, que diga quererle; eso sería inadmisible. Por la ventana pequeña entra la última tarde en pedazos pero el hombre espera su reino, el reino de mármol donde una túnica blanca cuando las ojivas se diluían en la noche. Sus manos le parecen ajenas, acarician a la mujer adagio, la buscan lluvia, no responden.
Sabe que nada le complace. Todo no es y es en el vacío. Sabe que no hay retorno, que no puede destrenzar las horas y quedarse en el pentagrama de los sueños con aquella otra mujer furiosa y furtiva que tantas veces había amado.
Otro pájaro anuncia su canto vehemente y entonces ella gira y le tiende los ojos, más oscuros que cuando los inventaba, más abismo, más caldero, más nombre estallando silencio, los primeros acordes de un arco listo. Los cuerpos están allí. Ella no gritará que lo quiere. El hombre lo sabe y tiene miedo. Toma la daga, piensa en la pared de su cuarto. Piensa en la palabra que ella está susurrando por vez primera, la que siempre escribían.
Ha cerrado los ojos para concederle el deseo.
Un búho se acerca a la ventana. La luna ha entrado altiva y pisa roja los cuerpos quietos.
Cesáreo
el monstruo vuela y ríe
liquen solo en el árbol
alegría láctea
la madre desde un banco de
madera
ausculta-recuerda
el salto
su vahído horizontal
-merecía un cráneo euforme-
para siempre
juega sordo y es el parque
estrépito
Ajedrez
Todo ocurre de cesión
en cesión
diminuendo
en tierras
su guirnalda nupcial
lame el azar un aceite de noche primera
idioma de lo otro -en secreto los pies tallados
en la alta siesta
de Cachemira
Así es
cuando el adversario ruge mudo
devora
el
juego
de tu magma
elige el alfil
redondo
nocturno
y casi en tablas
delinco
como se debe
Nota:Nació y vive en Buenos Aires
Reside en su torre y en la red
Libros:
Chacal de noche
Crepúsculo cierto (Primer premio publicación de la Fundación Argentina para la poesía 1992)
Los textos de los dos últimos años en Calamo currente (aún no organizados en libro)
Principales sitios:
Calamo currente http://calamocurrent.blogspot.com/
Zoopat http://patriciadamiano.blogspot.com
En co-dirección con Isaías Garde:
Ignoria, biblioteca hogar http://bibliotecaignoria.blogspot.com
5.1 Megapixels, Factor serpiente fotos http://factorfotos.blogspot.com
Factor Serpiente, red http://www.factorserpiente.spruz.com/
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
esta poeta ¡me mató!!!! (en el buen sentido, me mató de gusto). No la conocía, gracias german por traer su poesía y demás información. Äbrazo
ResponderEliminarY bueno, de lo mejor. Qué decirles.
ResponderEliminarCesáreo
ResponderEliminarel monstruo vuela y ríe
liquen solo en el árbol
alegría láctea
la madre desde un banco de
madera
ausculta-recuerda
el salto
su vahído horizontal
-merecía un cráneo euforme-
para siempre
juega sordo y es el parque
estrépito
Hete aqui un poema psicodélico, lo más loco de esta sarta de ... poesía