NUEVA BUENOS AYRES
I
Parece apaciguado ese rumor
que traen las olas mansas
a tu orilla de barro y salitre
parece que hasta el cielo
repite esa cosmogonía de celeste suave
y pulcro blanco.
Quizás los restos de tus nombre
puedan volverse mística palabra
quizás los derroteros te guarden para siempre
a pesar de los distintos símbolos del hombre
y así Francisco Albo pueda nombrarte
Bajos de las Corrientes
y Uriarte en su litografía
Baya de los Bajos Anegados
esfuerzos por pertenecer a un mapamundi
bitácoras que el tiempo va borrando
lentamente
como la luna borra lo escrito en la arena
con el devenir de la marea
Después por la estrategia o la necesidad
un Juan Manuel, entonces Comandante
le supo ordenar al Coronel Estomba
la construcción de un fuerte en tu regazo
y ha de dudar cualquiera que ha leído
que el destino ha concebido el nombre
que al presente llega,
Fortaleza Protectora Argentina
promiscua Bahía Blanca.
Yo he visto el documento
que los doctos ignoran
y que conserva un amigo
con implacable recelo
o bien con una duda
que mora en la incertidumbre
de si es veraz que aquel puño
redactó la sentencia
que te ofreció la ambrosía
disfrazada de nombre
sentencia de eternidad
que todo amor necesita
así es que te nombraré
Puerto de la Nueva Buenos Ayres.
II
Aquellos dos hombres se encontraron
una mañana en el fuerte Independencia
quizás porque el destino sea un conjunto
indefinido de azares
o porque así lo ordenó Juan Manuel
y así se haría
Lo cierto es que el pasado
es una alquimia hecha de nombres
y era preciso que el sol alumbrara ese encuentro
como un testigo del pacto de hacer por la patria
lo que la patria demande por duro que sea
-Usted Cabalgará-dijo el Coronel-
con rumbo al sur
por el prudente llano
y ha de observar con cuidado
y astucia
el sitio donde erguir la fortaleza
mañana en las primeras luces
no quiero ver su sombra.
Se lleva a los nativos de Venancio
y veinte coraceros.
Lo alcanzo luego con el regimiento.
IV
Como habrán sido tus ojos Coronel?
Nada me dice la historia de tus facciones
tus gestos
te inventaron tantas veces que solo queda tu nombre
Yo te imagino severo de cejas unidas
y la mirada profunda de ojos acostumbrados
a la noche
a ver el horizonte con viento de frente.
¿Habrá brillado al sol tu sable en una tarde pampa?
¿se habrá saciado de sangre originaria inocente?
VI
Una tranquera separa
dos rostros sombreados por la noche,
pocas y elementales palabras
median sobre sus monturas
el resero ha esperado veinte años
este preciso momento
que inadvertidamente define
su futuro
y mi presente
Y pregunta a Manuel Montenegro
si tiene un lugar para pasar la noche
que mañana hay que entregar el ganado
en la estancia de Herize
El hacendado
pregunta al resero quien es
y como sabe su nombre
del lado del camino, llega el rumor
con el viento:
me lo enseñaron de chico,
soy Fabio, tu hermano menor.
VII
El meñique recostado en el papel
donde la historia espera
la pluma cargada de tinta
apretada por índice y pulgar
lista para disparar futuro agonizante
Balcarce piensa en grande
sueña un destino próspero
y escribe
Nueva Buenos Ayres
VIII
Lo que no se puede medir no se puede controlar/
ell conquistador camufla el pensamiento
le pone una sotana
lo manda a tierra bárbara/
venimos a evangelizar
en son de paz
te cristianizo
dibujo la forma de tu tierra
estudio tu lenguaje
y te mato
si
te mato
y siempre en son de paz
descansa en paz, nativo.
Bio: Bahiense, del 85, aeronáutico, asesor previsional, administrador de ajenas propiedades y sueños propios. Emprendedor con más iniciativa que talento, participó de la antología poética “Los siete magníficos” (Colectivo Semilla 2010, editó “Umbrales”-Narrativa (Rigor Mortis Ediciones 2011), actualmente trabaja en “Otoño en si bemol”, una publicación Neobarriosa, junto al poeta Daniel Martinez y el pintor Sergio Santini.
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