sábado, 27 de marzo de 2010
Eduardo Espósito
Dark Side
Mis libros
serán la caja negra de mis actos
cuando me estrelle contra la creación
Sí Dios te lo dedico
Mi único legado
apenas el siseo de un bolígrafo
Una mancha de tinta desleída
Y sin embargo
qué profuso misterio emputecido
cincelando un perfil que no estará
y a pesar de todo esto
qué feroz ramaje aquel
donde mi sangre alguna vez hirviera
Hay un libreto con final abierto
en mis costillas
El croquis periférico de un hombre
que se negó a transar
y se murió de sed en un acuario.
Introducción al Zen
A Daitnez Suzuki
Cuando la voz del vendedor ambulante
corra en sentido contrario a la dirección
en que va el tren
Y ambas fuerzas se conjuguen en un punto
en el que una rubia eche humo descuidada
sin importarle el resto de los pasajeros
ni en cartelito de prohibido fumar
Cuando el piropeador de turno
el ciclista y el hombre de la bolsa con corbata
se encuentren en el mismo vagón
para hablar de la carrera del domingo
Y mamá regrese del tatoo
y me muestre el piercing en la lengua
Cuando las nuevas hordas bárbaras
desciendan en la última estación
y arrasen con cuanto imperio choripán
panchito o huevo duro encuentren
Y yo a diez centímetros del suelo
mirando todo esto
pueda tomar una coca
tranquilamente en una esquina
sin importar que me pasen por encima
la edad la economía
y alguno que otro gobierno de facto
Entonces habré asegurado la paz para mi alma
Entonces los árboles de la terminal
albergarán más pajaritos al fin
que mi cabeza.
Todo fluye
Un hombre entra en el río
dispuesto a refutar a Heráclito
Trastabilla
Pierde pié
Es arrastrado por las aguas
Otro hombre será hallado muerto
en un río al que nunca entró
mañana
1973
Escuchabas a Sui Generis a la sombra de un palito
con la morfina en flor
y aquella rata rubia
que la iba de bajón si me acercaba
I am coreuta me decías
a la luz de tus negruras cabalísticas
Piedra papel y tijera
y vuelta a empezar.
Todo un palo decías.
I am rock my friend
pero la frula estaba cara.
Toda tu pierna era un temblor grotesco
como un pájaro dentro de un pájaro
más así
una mamushka alada encerradita de vos
una birrita chorreando en espiral.
Sonaba fuerte Charly por aquellos días
cuando los dedos formaban una V
con más facilidad que decir 2
y la creíamos
y el cielo era una farsa con los ojos del Che
y la vida nos pasaba por la pelvis
y la muerte aún estaba siendo maquillada.
Nota:Eduardo Espósito, Buenos Aires 1956.Poeta. Ha publicado: El niño que jugaba a ser Rayo, Violin de Bolsa, Una novia para King Kong y Quilombario.Participó en varias antologías, destacándose entre ellas Poesía en el subte. Bs. As.: de la Flor, 1999.
Coordina desde 1996 el taller de escritura de la Dirección de Cultura de la ciudad de Moreno, y a partir de 2001, desempeña igual actividad en el taller literario “Elementales Leches” de la ciudad de Gral. Rodríguez, Argentina
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Qué gran poeta eres!
ResponderEliminarMuy bueno, muy.
ResponderEliminar