lunes, 23 de agosto de 2010
Eduardo Mileo
De Mujeres (2ª edición, Ediciones en Danza, 2005)
De la sección “Elena imaginada”
LA PRIMERA vez que fue al zoológico
se quedó sorprendida por las focas.
Los gritos
los aplausos la turbaban
de esos bellos animales de festejo.
Deseó, entonces, ser actriz.
La segunda vez que fue al zoológico
se quedó sorprendida por los tigres.
Los ojos
los omóplatos le daban
ese aire hipnotizado del encierro.
Deseó, entonces, ser mejor.
La última vez que fue al zoológico
fue ayer.
Se quedó sorprendida
por la ausencia de animales
y pensó
que mejor sería
dejar en paz a esa gente
que arrojaba galletitas al aire.
De Poemas sin libro (Ediciones en Danza, 2002)
La raya muerta
a Raúl Mileo
En su ademán inmóvil suspendida,
aparición en el alud de espuma,
esperando ya no,
desesperada,
la raya muerta.
Encadenada a su espejo de arena
como los astros a su elipse, quieta,
cielo de bocas entreabiertas,
la raya muerta.
Muerta sin fin, sin alas, ciega.
Pájaro de tierra.
El mar la cubre y la descubre. Juega
con esa niña sin muñecas.
Para la luz del sol.
Para una catedral de luz desierta.
Para la vida sin la vida. Huella.
Vuelo de hondura de la raya muerta.
Raya no de diálogo.
De fin.
Página suelta.
Rumor de mar.
Amores en América
desaparecen de su puerta.
Brilla el frío solar y apaga el cielo.
Abre los ojos la raya muerta.
No raya de pasión.
No de quimera.
Ni de alegría ni de esperma.
Virtud del agua que en el agua queda.
A su salud postrera,
el ojo del crepúsculo se incendia.
Raya sin alas.
Pájaro de guerra.
Murió de un pescador que vive en pena.
En el fondo del mar
la vida late.
Pero es del aire lo que vuela.
De Poemas del sin trabajo (Ediciones en Danza, 2007)
San Cayetano
Es un día de fuego.
Estalla en los ojos
el sol de la cúpula
y es un incendio de odio la campana.
Cantan los fieles una fe que se apaga.
San Cayetano tiene la espiga marchita.
Pero bailan como alambres
las filas de fidedignos,
las columnas encendidas de la grey.
Es un día de fuego
porque hay fuego en los ojos
porque es de fuego el rostro que confía.
Es de fuego y tiene hambre.
La sombra no se come.
Ya no se bendice el agua.
Dios no tiene perdón.
El que está sin amor
o el que está sin trabajo
abandona la fila de creyentes
y camina junto a las paredes
escritas por los herejes.
Inédito
Aullidos
(Edvard Munch, 1863-1944)
Del otro lado de la calle
se escuchan todavía
los gritos.
Una sirena
le pone música
a la distancia.
Casi todos
los días
lo mismo:
el silencio no para
de sonar.
Pero esos gritos
hoy
y la sirena,
el estilete entrando en la garganta.
No es universo
todavía
mi angustia.
Pero siento ya el campo
sembrado.
Nota:Eduardo Mileo nació en Buenos Aires el 4 de julio de 1953. Editó los libros Quítame estas cruces (Ediciones del Escuerzo, 1982), Tiendas de campaña (Trocadero, 1985), Dos épicas (junto a Alberto Muñoz, Filofalsía, 1987), Puerto depuesto (Último Reino, 1987), Mujeres (Último Reino, 1990; 2ª edición: Ediciones en Danza, 2005), Misa negra (Último Reino, 1992), Poema del amor triste (Ediciones en Danza, 2001), Poemas sin libro (Primer Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes, Ediciones en Danza, 2002), Muro con lagartos (Ediciones en Danza, 2004) y Poemas del sin trabajo (Ediciones en Danza, 2007), y el casete Mujeres (Circe/Último Reino, 1989), donde recita poemas del libro homónimo y otros. Junto a Alberto Muñoz, es autor de la obra de teatro Misa negra. Junto al compositor Raúl Mileo, editó los CD A boca de jarro e Irala, sueño de amor y de conquista. Fue miembro del Consejo Editorial de la revista de poesía La Danza del Ratón hasta su último número, en 2001. Junto a Javier Cófreces y Alberto Muñoz, dirige el sello de poesía Ediciones en Danza. Integró la Comisión Directiva de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA).
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