jueves, 21 de abril de 2011
Verónica Laurino
Fuerzas vivas
El llanto de las palomas
La convivencia obligada
de la habitación de un Hospital
los parientes
las visitas
las mujeres que cuidan a los enfermos:
Ramona, Laureana y
los pacientes
que a fuerza de humillaciones
ya no tienen brillo en los ojos y
hacen de la resignación una religión
y del cigarrillo en un baño
el único entretenimiento digno.
Contar los azulejos
sostenida del pie del suero.
Los elementos de tortura:
chatas, papagallos diseminados por ahí
una minúscula ventana
que esconde en un ficus
un nido
unas palomas.
Los horarios determinados
por el sistema de salud
comer sin hambre
dormir, dormir
ver crónica tv
la eterna demora del alta.
La docilidad la administran en sachet
pierden fiereza fuerza
gota a gota
Las manos arrugadas y
manchadas se aferran
a otras manos
a los plieges de las sábanas.
La incomodidad de dormir sentada y
esperar.
La vida suspendida.
Las horas muertas.
Las cortinas
Estaban prolijamente tejidas al crochet
pequeñas florcitas
que luego se cosían
formando
la totalidad del campo
un campo calado.
Primeramente fue una colcha.
Las historias y los mitos familiares
se mezclaron en su compartida autoría
la continua labor
de una sucesiva herencia.
Obediente
las llevé al lavadero
regresaron envueltas en un olor sospechoso
artificial
durante la ceremonia de retirarlas de la bolsa
se esfumaron
como por arte de magia
convertidas en pelusas de algodón
la obra del centrifugado del lavarropas industrial.
Reposo absoluto
Me abandoné
aunque no es del todo voluntario
al descanso recetado
me entrego a la cama
escucho cuando todo arranca
la luz
los motores
los pájaros
el despertador es definitivo
pero
esta vez
no es para mí
mi familia me conoce
desayunan
ofrecen un te y
salen y entran
los gatos me buscan
visito a los médicos
en sus infecciosas salas de espera
estrechan mi sudorosa mano
ninguna certeza
esquivan los diagnósticos
obedezco
compro los medicamentos
tomo las cápsulas
me regalan un libro
el tamaño indica una larga convalecencia
espío la televisión
la programación de la tarde
acelera el deseo de la muerte
observo como todo se ensucia
el caos me paraliza
el dolor también
La mesita de luz se transforma
llena de cajitas
papelitos
vasos con agua
aprovecho el tiempo y
lo pierdo con pasión.
Rati Salil
Llega la temporada de la tristeza
escucho un cd
pelo las papas, se hierve la leche,
hablo por teléfono, miro televisión y
todo termina en lágrimas.
A veces es justificado el dolor
la muerte
la enfermedad
la ruptura
asegurándonos la continuidad de la temporada
En la farmacia
la publicidad de un medicamento
me vende
el fin del dolor
lo compro
e inmediatamente me lo aplico en todo el cuerpo.
Nota:Nació en 1967 en Rosario y es bibliotecaria.
En el 2002 escribió una novela “Breves fragmentos” que en el 2006 recibió el primer premio del Concejo Deliberante de Rosario y se publicó en el 2007. El libro de poemas “25 malestares y algunos placeres” fue dos veces finalista del premio Felipe Aldana y finalmente publicó la editorial Ciudad Gótica en el 2006.
Fue seleccionada, en el 2005, para realizar un taller de poesía con Irene Gruss en la casa de la poesía de la ciudad autónoma de Buenos Aires,También asistió al taller de escritura del escritor rosarino Marcelo Scalona.
En el 2007se publica el libro de poemas: Ruta 11 (editorial Vox).Ganó la beca que otorga el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia para escribir una novela “Jardines del Infierno”. En 2009 publica “Comida china” (Alción) en coautoría con Carlos Descarga y en 2011 editorial Signar publica la novela infanto juvenil “Vergüenza” escrita junto a Tomás Boasso.
Participa en los ciclos: Poesía en los Bares y Arte por la Paz, Poetas del tercer mundo, Salida al mar y en Festival Internacional de poesía de Rosario.
martes, 19 de abril de 2011
Clara Vasco
Copa
Se busca alguien para besar, amor.
No pago con dinero
sí con la dulce oscura lava que me nace.
Profunda ahí donde la lengua
el amplio lago, la garganta.
Ya no quiero la letra por la carne.
No quiero volver, amor
las letras no saben a pecado.
Agua boca sangre.
Te quiero desde la infancia,
antes de todo.
Casa cal, me doy a beber a vos
entera desde adentro, donde mana.
Volcarme blanca mar sobre tus alas.
Bendito áspero húmedo manto
me condenas al desierto.
Y porqué rechazas esta copa.
El amor es un pájaro escondido en la infancia
Para Asención Recalde
La infancia fue una caja oscura atada al sueño
hervida en leche agria
y leones a punto de morir
Ella vuelve ahora tras la niebla
pañuelos en llamas vestidos de colores
para mí
cuando quizás alguna vez fui niña entre sus hilos
asombrada por sus tijeras de sol
y mandarinas de sol
Adónde fueron Asención
tus telas silenciosas
tu palabra de arpa
En la cocina de granito rojo de mi casa
pisaste la hierba descalza
de tu país de hambre y hombres aniquilados
tus hermanos
cuántos
te esperaron con flores en los labios
y tu madre
curtida de selva y naranjas
azulada en el recuerdo y los siglos
pequeña inmensa
Tu amor
vuelve ahora irrumpe en mi mesa porque sí
abuela
duende
hada madrina
yo te dí mi candor amortajado
y la piel justa de los 11 años
Hoy dormís sola en un cuarto sin banderas
sola en tu desnudez de tierra
las almohadas blancas
y el cabello anaranjado
adornado con dedales de plata
hablando en español
en indio
en guaraní
Los Barquitos de Dios
y mientras pienso en estas cosas
arrojo unas monedas sobre la mesa
y calculo qué parte de esos treinta centavos
se juntará con otros tantos
y para qué la usará a fin de mes el mozo
con quien he establecido una breve pero importante relación
esa tarde en que huyendo corrí a beber algo de poesía
en la calle aún están los árboles
los puestos de flores
y los rastros de mis lágrimas y de las lágrimas de todos
que forman verdaderos ríos invisibles
donde navegan los pálidos barquitos de dios.
Petite Poeme
Cuando los pájaros nos miraron en las escalinatas
la ciudad fue ajena y luminosa
la foto de tu sombra se echó al mar
se abrió las manos
El cuerpo se untó de silencio.
Pero una vez, la tarde fue dorada.
Las aves
El ya no vive cerca
Se mudó a otra mujer
Sus brazos se alargan con la lluvia
para tocar el desamparo de las aves
en los puertos por donde viaja su alma
Yo
pasajera del día
más frágil que las aves
saludo a la distancia
El habita sin embargo en mí
polizonte
hace maniobras en el agua de mi cuerpo
la tarde se ha puesto transparente
es un sombrero de copa
la hojas anidan en el pavimento
el frío es un cuerpo que canta
Umbrales
cuando salgo del amor ando por la calle
con un puñal en la garganta y otro en el corazón
me entrego a los umbrales como a un regazo
las calles de los hombres que amo son misteriosas
guardan el perfume de sus cabellos
y el gesto de la mañana cuando salen a vivir
las calles donde están las casas de los hombres que amo
guardan retazos de mar en las ventanas
una violencia me obliga a transitarlas
como una sonámbula
buscando rastros de piel
siento el mundo apretándose en mi cuerpo cuando amo
laten conmigo los pájaros de la cuadra
y otros hombres que pasan y me ven así
me dicen obscenidades
o piropos inocentes
y yo los perdono
Tábanos
Tábanos
pájaros de la noche
avanzan en vuelo vertical
hormigas
millares de hormigas formando una montaña
en el cielo
coleópteros
zumban en vuelo nupcial
me hablan
cuando en medio del día
el verdugo hunde sus uñas en la carne
Sale un hilo transparente
como una agua natal
Ruido de alas y más alas
Pido un viento para peinar esta cabellera
antes de que caiga la noche
Antes de que vengan hablando
los vestidos de negro
a encerrarme
en una caja de vidrio
que tiene la forma de mi cuerpo
y un pequeño hueco para respirar
Los cuerpos
morado
morado de sangre agolpada
morado de herida fresca
hay cuerpos con esqueletos que son poemas
hay cuerpos que transitan el espacio sin modificarlo
hay cuerpos que sangran sin darse cuenta
son los cuerpos negros
que agitan su piel como una bandera
I
El perro es una figurita china
que se recorta sobre el deslumbrante brillo
del sol sobre las aguas
II
En la tarde
cuando duermen los lobos
a la sombra del volcán
recorto este poema con tijera escolar
callo este poema que no es
sino cartas de piel
sangre que sangra el habla
III
No estoy acá
no tengo cuerpo
no sé vivir.
Hoy estoy arena
gracias por la arena
este refugio
en mi absoluta desnudez.
IV
Un gallo negro guarda mi ventana
allí sólo fosforece la luz de las estrellas.
De cada una
baja un hilo a temblar
en los senos del desierto.
V
Acá soy un ser distinto
anclado en el aire.
Yo no quiero la madera húmeda.
Sí el ardor de una catarata blanca
entre la garganta y el sol.
El naufragio de una mujer anfibio
Estoy juntando
los restos de un naufragio
Llevo
la estola de dolor del hombre príncipe
el mar
y las cigarras
La piel atada con cebo
se ahoga en mis pulmones
Queman los restos del palacio de oro
y las anclas oxidadas
abren tajos en las manos
anzuelos azules que no cesan
cajones de remedios
cajones de palabras
cajones de muertos flotando en la laguna
yo, sirena de penumbras,
me perfumo con las gotas de los cuerpos
que hacen un gesto desde la orilla
Allí están todos mis queridos:
yo me sumerjo
entre las piedras umbrías
y el ardor
A mi me dieron de mamar
palabras de sangre
una leche inconclusa de flor en el desierto
Allí vienen todos los cajones
y nos sentamos a tomar el té
Yo tuve humildes
que pisaron la tierra con zapatos de hierro
Los frascos de dulce casero
se apilan en los estantes con los libros
y las flores que pintó mi abuela
la tapada
que calmaba el bullir de su savia
bailando alrededor de la mesa
(cuando se quedaba sola
y prendía la radio
y podía latir
sus manos delicadas
con anillos y zafiros ya extraviados)
¿Qué lluvia
qué esperma
qué vientre lleno de semillas
quedó atrapado entre las algas?
Echo un puñado de lágrimas al mar
hago un surco en la tierra
¡adiós! - digo -
sigo mi camino
Entre el agua y el fuego
nada queda del naufragio
El ave de la vigilia me cubre el cabello
que se vuelve polvo
¿Crees que es tan sencillo cerrar la boca de una herida?
Jean Cocteau
Los Ahogados
Esto que traigo
como una cabellera de ahogado
me deja con sed cada noche
es collar de alambre a la madrugada
Antes de nacer
mi madre me salvó de todas mis muertes
(mi madre tiene un cántaro en el pecho)
Yo bebí la leche dulcísima de su cuerpo lunar
de su cabeza en flor
(es que antes del nacimiento hubo una fiesta)
Después
ni fiesta ni piernas ni viento en la cara
ni mano sobre mano
Una tarde inconclusa
la leche se cortó
vinieron los ahogados
y esto que traigo
persiste en acompañarme
como un perro sin dueño
La terquedad o la vida
A mi madre
Te dejaron los abrazos
el sexo ofrecido como flores
cuando hundías tu piel en la vida
mujer pequeña
Te dejaron lo que podían
trajes de hombre
perfumados en noches de Buenos Aires
vestiditos de colores
una madre moribunda
un inválido
dos niñas
para armar con eso la felicidad
Vos te fuiste a las aulas
con las ventanas rotas
a hablar de sonetos
mientras helaba el viejo sol
Mujercita
hija de las palabras
te criaron Machado, Cervantes, Valle Inclán
damita de oligarquía extraviada
acosada por embriagados
en tu cálido canto de sirena
y el verdor perfumado de tus piernas
Te dejaron lo que pudieron
Vos
vestida con traje de terquedad
amaste con eso una canción
A mí se me mete aún en las noches
cuando abro los ojos y afuera es el mundo
Yo me quedé izando la bandera
con las trenzas bien apretaditas
moñitos de sopa
en casa sin novedades
papá trabaja mamá trabaja
a portarse como niñas buenas
yo me quedé en la bronca a borbotones
me fue llenando la sangre
y ahora ya no sé dónde ponerla
El amor dejaste escrito
A mi padre
Las hojas de la memoria las tazas de café
cuando tu amor impregnaba la calle French
el jardín, el cantero, y el lomo de los gatos
acariciados por tu pensamiento hecho brazos
pierna, tambor
No hay ausencia (estás en el mundo)
palabras de aire, palabras de fuego
dejaste escritas en la piedra del mundo
dejaste escritas tus mañanas
tu perfume de campo
de escuela primaria
de alumno
Dejaste escrita
la pasión de tu cabeza feroz, de tu corazón feroz
de tu alma
en las hojas en el níspero
(en tus hijas, en tu mujer)
escrita tu elegancia de caballero, de maestro, de hombre
Tus abrazos imposibles los mandaste por carta
por transatlántico
a tus amigos
A todos nos llegaron
desde la silla inmóvil
con la piel de tus cartas sembraste una red
que hoy sostiene las caídas de todos los abismos
Cómo hiciste
mi querido
para darme la mano a los 12 años
cuando me escribiste un poema
cómo hiciste para hacerme mujer
desde esa silla
Ya no tengo miedo
todo tiene un sentido
todo vale la pena
me explicaste:
la vida es para internarse a fondo en su corriente
no importa qué cosas se interpongan
que el río arrastre cadáveres, maderos
ramas de tormenta
que se despeñen rocas
cuchillos
o gárgolas negras
Estamos aquí para vivir
Estamos para ser lo mejor de nosotros
A tu salud
Brindo
lunes, 18 de abril de 2011
Yanina Magrini
SMS-1
Hace frío en el micro.
Tengo cosas chiquititas
inútiles por llevar.
Tengo las veintidós
del miedo
y monosílabos tiritando
detrás del vidrio.
SMS-2
Tu noche es nada
corazón de autista
y los únicos
que prestamos atención
al mundo
somos ladrones.
se hace
Escribió el parabrisa de mi auto:
“el corazón de buitre espera su tiempo, baléame y sangraré”.
Después vino a casa
de madrugada
a patear la puerta
(y no era joda)
los vecinos saben
del abuso
fuego de bestia
el insano
acabará
mansamente
en uno
diez minutos
se detiene
y llora
(se hace
el adiestrado).
SMS-1
Me sacás d 1 duda?
¿cómo digo ke pude volver
a lo que no entiendo
ke no parece la nada
sino ke había nadie
cuando era un niño?.
SMS-2
Se dice: I´m back to the old mystery
(memoria de soltar
un ombligo
al vacío del mundo
de caer en soledad
como único signo
que la costumbre no agobia).
sólo solo (también)
Abre las ventanas
cambia los muebles de lugar
inventa un viaje
arrastra
su caparazón por la casa
deja la baba en los canteros
oprime globitos
bajo el agua
sacrifica a su perro
golpea
no abre
guiso de lentejas
no cena
se acuesta
vestido
y duerme
abrazando el mundo
como niño en su bolsita.
De “acabarlo a mano”. Editorial Cartografías. 2010.
Nota:nació en la ciudad de Río Cuarto, provincia de Córdoba,
Argentina.
Recibió la Mención de Honor por Contenido del “Centro Internacional de Escritores Noveles” (2002).
Fue distinguida con el 1º premio del certamen internacional
“Pablo Neruda III”, con la publicación del libro de poemas
“miralo bien” (C.I.E.N. 2002).
También obtuvo el 1º premio “Juninpais 2003”, de la Editorial de las Tres Lagunas,
quienes editaron el libro de poesía “cromosoma en jeans”, con prólogo de Jorge Boccanera.
En el año 2004 ganó el “V Concurso Hispanoamericano Almafuerte”,
con el 1º premio en poesía y la publicación de un libro en formato e-book.
Alción Editora le publica el libro de poemas “avuso”, en el año 2005.
En el año 2007 gana en ESPAÑA, el 1º premio de Poesía “Leonor de Córdoba”,
convocado por la Asociación Cultural Andrómina y patrocinado por el Ayuntamiento de Córdoba.
con la edición del libro “ternura menos, menos vuelo”.
En el año 2010, Editorial Cartografías le edita el libro “acabarlo a mano”
A partir del año 2000, participó y ganó numerosos premios.
Publicó en distintas revistas y suplementos literarios nacionales e internaciones, como así también
ha participado como jurado de pre-selección y de selección final en diferentes certámenes literarios del país.
Colabora en espacios virtuales y páginas de internet. Sus poemas fueron traducidos al inglés,portugués, italiano y catalán.
Sitio oficial: www.espiralesrotos.blogspot.com
sábado, 16 de abril de 2011
Manuel J. Castilla
Gente en los sueños
Los sueños tienen gente.
y uno, dormido, es como una casa
que de golpe se llena de personas.
Hay veces que ellas y uno, todos, caminamos y hablamos
y nos oímos apenas como si conversáramos desde lejos.
Uno habla con los amigos muertos.
Y cuando se recuerda
se hunde en un espejo, de espaldas,
las manos llenas de ademanes vacíos.
Y un día brillante queda lejos y solo.
El Gozante
Me dejo estar sobre la tierra porque soy el gozante.
El que bajo las nubes se queda silencioso.
Pienso: si alguno me tocara las manos
se iría enloquecido de eternidad,
húmedo de astros lilas, relucientes.
Estoy solo de espaldas transformándome.
En este mismo instante un saurio me envejece y soy
leña
y miro por los ojos de las alas de las mariposas
un ocaso vinoso y transparente.
En mis ojos cobijo todo el ramaje vivo del quebracho.
De mi nacen los gérmenes de todas las semillas y los riego con rocío.
Sé que en este momento, dentro de mí,
nace el viento como un enardecido río de uñas y de
agua.
Dentro del monte yazgo preñado de quietudes furiosas.
A veces un lapacho me corona con flores blancas
y me bebo esa leche como si fuera el niño más viejo
de la tierra.
(...) De cara al infinito
siento que pone huevos sobre mi pecho el tiempo.
Si se me antoja, digo, si esperase un momento,
puedo dejar que encima de mis ingles
amamante la luna sus colmillos pequeños.
Zorros la cola como cortaderas,
gualacates rocosos,
corzuelas con sus ángeles temblando a su costado,
garzas meditabundas
yararás despielándose,
acatancas rodando la bosta de su mundo,
todo eso está en mis ojos que ven mi propia triste
nada y mi alegría.
Después, si ya estoy muerto,
échenme arena y agua. Así regreso. (*)
Esta tierra es hermosa
Esta tierra es hermosa.
Crece sobre mis ojos como una abierta claridad asombrada.
La nombro con las cosas que voy amando y que me duelen;
Montañas pensativas, lunas que se alzan sobre el chaco
Como una boca de horno de pan recién prendido,
Yuchanes de leyenda
En donde duermen indios y ríos esplendentes,
Gauchos envueltos en una gruesa cáscara de silencio
Y bejucos volcando su azulina inocencia.
Todo eso quiero.
Y hablo de contrapuntos encrespados
Y de lo que ellos para virilmente sangrientos
Cuando el vino en la muerte es un adios morado.
Esta tierra es hermosa.
Déjenme que la alabe desbordado,
Que la vaya cavando
De canto en canto turbio
Y en semilla y semilla demorado.
Ocurre que me pasa que la pienso despacio
Y que empieza a dolerme casi como un recuerdo,
Y sin embargo, triste, la festejo.
Mato los colibríes que la elogian
Como quien apagara los pétalos del aire.
Hondeo como un niño ángeles y campanas
Y cuando así, dolido, la desnudo,
Cuando así la lastimo,
Me crece, ay, una lágrima en la que apenas si me reconozco.
Digo que me le entrego.
Digo que sin saber la voy amando,
Y digo que me vaya perdonando
Y en un perdón y en otro que le pido
Digo que alegremente voy sangrando.
Niño dormido en un mercado
He visto un niño colgado del techo de un mercado
en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.
Dormía en su cuna de lona
entre el chillido verde tierno y hediondo de los monos,
entre ramos de acelgas arrugados,
entre los mágicos y desnudos cuerpos humanos de las zanahorias
junto al hebroso y blanco de las mandiocas
Ahora lo recuerdo
su sueño me quema todavía
con la leche apurada que le daba su madre,
con el pico crepuscular de los tucanes
que lo hubieran tragado como un tamarindo.
El niño era una semilla preñándose en la lluvia
sin saber si iba a ser una flor o una lechuga.
Nota:Manuel J. Castilla nació en Cerrillos (Salta), el día 14 de agosto de 1918. .
Se dedicó al periodismo y las letras. Publicó:
Agua de lluvia (1941), Luna Muerta (1944), La niebla y el árbol (1946), Copajira (1949,1964, 1974), La tierra de uno (1951, 1964), Norte adentro (1954), El cielo lejos (1959), Bajo las lentas nubes (1963), Amantes bajo la lluvia (1963), Posesión entre pájaros (1966), Andenes al ocaso (1967), Tres veranos (1970), El verde vuelve (1970) y Cantos del gozante (1972), Triste de la lluvia (1977), Cuatro Carnavales (1979). También publicó un texto en prosa: De solo estar (dos ediciones en 1957) y el libro Coplas de Salta (1972, con prólogo y recopilación de Castilla).
sábado, 9 de abril de 2011
Juan Ramón Ortiz Galeano
ESTOS VERSOS EN EL AGUA
* los versos con asterisco y entre comillas marcados en la quinta estrofa son de
Gertrúdis Gómez de Avellaneda
Yacía este poeta fumando el veneno de las uvas,
mi llanto inconcluso llevaba lustros de silencio,
lo cual me iba disolviendo junto al humo tinto.
Me cruzó un joven mil veces desgraciado pero entero,
y me dijo:
"Deberías ir en busca de la Maga en el Agua,
no deberás mirarla a los ojos, ni a los senos, ni a la boca;
ella te enseñará el sortilegio que concluirá tu llanto.
Tu cariño te irá marcando el derrotero".
Atravesé los ríos de Burdeos
y los valles de La Coruña
(linderos con los granizos de Madrid
y los llantos de Camagüey)
hasta vestir a gritos las tormentas de Sevilla.
El quejido de un águila moribunda
o el siniestro canto de un ave nocturna me otorgó
la morada final de la educadora...
Al verla no la vi pero supe que aguardaba mi llegada,
pues tras un ademán de sus manos intuí estos versos:
"Del huracán espíritu potente..."*
"Ni libre soy, ni la prisión me encierra... "*
"Es la hora grata del feliz reposo..."*
En silencio caí de rodillas y concluí mi llanto.
Hoy desperté escribiendo estos versos en el agua.
A la memoria de
Gertrúdis Gómez de Avellaneda
TAN LEJOS, A UN PASO LUZ...
“Siguen clavándole esos clavos en los ojos
ardientes,
aunque sigue mirando
morena, mutilada, revoltosa y sangrante
velando por los hijos (esas sombras anónimas
que la siguen llevando)”
Elvio Romero
Parados uno frente al otro,
nos reflejamos,
pero en el reflejo estamos de espaldas
(o en el reflejo hay algo que nos confunde);
tan lejos, hermano americano,
tan lejos, a un giro, a un paso luz...
Busco tus ojos y no los encuentro,
y pienso: “Tal vez estén ocupados
en busca los míos...”
y tal vez estén tan lejos,
hermano americano, tan lejos,
a una mirada, a un paso luz.
Entonces busco tu atención,
pero no la consigo;
te hablo, te llamo,
te grito y no me oyes;
y pienso: “Quizá sus gritos
le impiden oír los míos”
... y si los gritos con que intentas responderme
te impiden escucharme,
y si los gritos mutuos nos impiden entendernos,
es que estamos tan lejos, hermano americano,
tan lejos, a una pausa de distancia,
a un paso luz.
A veces te encuentro callado,
ensimismado y cabizbajo,
y no me atrevo a importunarte,
y los dos, permanecemos en silencio...
y me pregunto: “¿No será él
quien no se atreve a importunarme,
pues también me ve callado,
ensimismado y cabizbajo?”
estamos tan lejos, hermano americano,
tan lejos, a un llamado de distancia,
a un paso luz.
Otras veces te encuentro lastimado,
y no me contengo,
y me atrevo, y me acerco
a limpiar tus heridas;
y mientras lo hago veo sin sorpresa
que tu sangre
también brota de mis manos,
y lo veo sin sorpresa,
hermano americano,
porque tus heridas, hermano mío,
tus heridas… también son mías.
LLEVADO POR LOS FAROS DEL BOSQUE
¿Qué sonido trae el horizonte,
qué sonido?
arde un tam tam lejano y mío,
se enciende en mi centro un anhelo, un estampido
nocturno que reverbera desde el suelo
y huele a damasco y quebrachales.
¿Qué llamado se deshoja desde el cerro,
qué llamado?
asemeja un alarido inquieto, ingrávido, codiciado,
y en mis oídos un puño de ríos invulnerables
inicia su trote firme y milenario...
palpando, acariciando el curso fértil,
intuyo palmas de ombúes, de ciruelos, de nogales.
¿Qué luces destellan desde la espesura,
qué luces?
en mi retina jadeante fulgura
una constelación de bestias y luciérnagas,
y mientras descifro su código mudo y musical
-esplendoroso, inmemorial- resplandece
la belleza de los búhos (faros del bosque),
así sus ojos: senderos
de barro y luz atravesando el aguacero del olvido,
ya me indican el destino, y ya lo entiendo,
ya lo acepto, ya me muevo,
ya sigo el derrotero...
Tercera Observación: SOMOS
(La interpelación inútil: El Verdugo Jadeante)
Somos carne sin reposo;
un péndulo en la penumbra
nos columpia en el vacío;
amarrados a él,
su balanceo nos erosiona.
Elevados en cansancio sin reposo
(el movimiento es interno,
el andar o no, cambia poco)
envejecemos como somos:
naipes ajándose en paño eterno.
En las garras del Tiempo
somos carne jugada,
¡jadeante verdugo
que decapitas tu reflejo!
sueño somos, somos nada...
Dedicado a Doña Celsa Galeano Rolón de Ortiz ("Ma")
Nota:escritor argentino nacido en Buenos Aires (1975). Tiene estudios de Derecho. Premio “Igriega” de Relato Breve 2002 (Sevilla-España); Premio “El Arte de Escribir” de Poesía 2009, Finalista (Barcelona-España); Premio “Literarte” de Poesía 2010, Finalista (Buenos Aires-Argentina); Premio “Latin Heritage Foundation” de Poesía 2011 (Washington-Estados Unidos); Premio del Público “Poemas sin Rostro” 2011, Finalista (Murcia-España); Premio “Flor de Poesía” 2011, Finalista/en curso (Buenos Aires-Argentina).
Sitio: www.juanramonortizgaleano.blogspot.com
domingo, 3 de abril de 2011
Pablo Giordano
amanece
en lo viejo de la plaza
abrazo las ventanas
les doy de beber a los manteles
baño de luces los muebles
otra vez no tengo qué hacer ni qué decir
voy a comerme de un bostezo
la vía pública
corro descalzo
sin moverme de mi cuarto
a mi lado
el frío se come un perro
me mira de reojo
espera
relame los huesos
los estudia
les arranca lo que queda
(el problema es que siempre quise decir nada)
LA CIVILIZACIÓN
nuestra guerra fue en los yuyos
soñando captar
las alas rojas
o fucsias
de las langostas
trepar a los techos
para ver el futuro
las líneas marcianas cruzarse en las llanuras
a lo lejos
el hombre construyó la civilización
la muerte de los padres
las nubes del atardecer en el horizonte
como montañas nevadas
anhelaban animales del frío
trepando las laderas
o rutas
surcadas por camiones
vivíamos en un pueblo donde
los vecinos
se ahorcaban en los árboles de la vereda
GÜERO BAR
las patas de las sillas apuntan al techo
estacas de una aldea esperando
sus decapitaciones
somos
fantasmas del vacío
migas de luna
lagañas
restos de olvido en los vasos
Nota:Pablo Giordano (Las Varillas - Argentina -1977) publicó en los suplementos culturales de los diarios El Especial de Nueva York-Nueva Jersey, La Voz del Interior de Córdoba y Perfil de Buenos Aires, entre otros. Ha publicado en revistas de Argentina, México, Cuba, Estados Unidos, Portugal, Brasil, Perú, Colombia, Venezuela y España; entre las que se destacan: Punto en línea (de la Universidad Nacional de México) yAlex Lootz de Madrid. Integró las antologías: 25 ciudades. Las mejores lecturas de verano de La Voz del Interior (Universidad Católica de Córdoba – 2007) y Es lo que Hay. Narrativa Jovén en Córdoba. (Babel Ediciones – Córdoba – 2009), entre otras.
Publicó La Felicidad es un Gordini (Textos de Cartón - poesía - Córdoba 2009) y La Muerta (La Propia - cuentos - Montevideo 2009) Sus textos fueron traducidos al inglés, portugués y servio.
pgiordano@lasvarinet.com.ar
sábado, 2 de abril de 2011
Ricardo Costa
Puntos de vista
La forma más sencilla de celebrar una fundación
es marcar un punto junto al vacío.
Un punto es una partícula del todo imponiéndose
sobre la nada.
Un punto establece el origen de todas las formas
que caben en el universo, y el universo se mueve
sobre una sucesión de puntos encadenados
en el espacio.
Sobre uno de estos puntos estamos nosotros,
abrazándonos y girando en un vacío que nos mantiene
flotando sobre un silencio absoluto.
Pero lo mejor de esto no es el silencio ni lo absoluto.
Lo mejor de esto es que nadie sabe que flotamos
porque obedecemos una ley fundamental.
Creo que ese es el punto: flotar abrazados a la idea de la nada
mientras los cuerpos se mueven y la fundación se convierte
en un acto de amor junto al vacío.
de: Veda negra, 2001. Ediciones del Dock
Una naranja
EL cuchillo recorta circularmente la naranja
bajo su cáscara.
Hace correr el jugo entre el filo y la pulpa,
marcando el cauce de un camino líquido
que rodea a la fruta para venirse a tu mano.
Viéndote ejecutar esa maniobra, pienso que
algo terrible ocurriría con mi corazón
si tu apetito cayera en desgracia.
Ese movimiento giratorio, ese descascarar
en crudo para llegar al brillo de la pulpa,
daría con la parte más débil de un hombre
y la desnudez de su sangre brotaría hasta
manchar sus ojos de la manera más vergonzosa.
La diferencia la marcaría el ángel que mueve
tus manos.
Porque la fruta gira entre tus dedos para que
su carne se abra por entero a la luz.
En cambio, un corazón se pudre si no se lo corta
en el momento preciso.
Queda dudando lejos, cavado en una ruina oscura,
a treinta y cinco centímetros por debajo
de la boca.
Mundo crudo: Patagonia satori, 2005. Ed. Limón
Fenómeno natural
El viento aniquila la luz en esta parte del mundo.
Cada vez que sopla contra la casa, nada parece merecer
la más mínima contemplación.
Yo pensaba que una familia entera estaría abrazándose
ahora mismo bajo las cobijas y rogando por la clavadura
de las chapas contra el techo.
Ruedan botellas en el patio.
Se desgaja la ropa colgada.
Un pollo escapa y resiste bajo el piletón de lavar.
Todo el aliento muerto de la miseria parece ahogarse
contra esas cuatro paredes.
Sin embargo, en apoyo oblicuo contra el viento,
la hija sale de la casa, se acurruca junto al pollo
y comienza a cantarle suave.
A pesar del temporal, ella cree que el amor es un fenómeno natural
que habita en lo más pequeño de la estepa.
Por eso abraza al animal y se convence de que la brutalidad del aire
es un mundo vacío que va muriéndose de a poco.
de: Fauna cruda (inédito, 2011)
Noche perfecta
Bajamos del auto para ver el atardecer.
En verdad que el peso del cielo parece apretar la última lámina
del día hasta doblarla por detrás del planeta.
Nosotros, tu pueblo, la buena memoria, todo permanecerá cautivo
mientras la noche nos eleve por sobre los límites del tiempo.
No de otro modo la naturaleza agradece la insignificancia
de nuestra presencia, así, con un corazón junto a otro;
algo que nadie sabe que sobrevivirá a la revelación del día.
Cuando todo termine, lo que quede del universo será pasado.
Nada más que eso.
Entonces, el sólo hecho de haber sobrevivido de palabras
será suficiente para iluminar el mundo, otro. El que de noche
va de tus ojos a los míos y hace que la sombra de las preguntas
se hunda en la tibieza de tu boca.
de: Fauna cruda (inédito, 2011)
Ricardo Costa: es docente y reside en la ciudad de Neuquén, Patagonia Argentina.
Obras publicadas: Árbol de tres copas (1988); Casa mordaza (1990); Homo dixit(1993); Teatro teorema(1996); Danza curva(1999); Veda negra(2001); Mundo crudo: Patagonia satori(2005) y Un referente fundacional-Las Letras neuquinas (1981-2005) y su (in)transferencia al campo educativo (2007).
Algunos reconocimientos: Bienal Argentina de Poesía 1991: Concurso Premio Plural, México 1992; Fundación Antorchas. Becas y Subsidios a la Creación Artística 1995; Premio Fondo Nacional de las Artes 1998; Tercer Premio Conc. Iberoamericano de Poesía Neruda, Chile 2000, Conc. Poesía en Tierra. Fondo de Cultura Económica-Centro Cultural de España 2004 y Premio Internacional para Obra Publicada Macedonio Palomino, México 2008
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