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viernes, 25 de junio de 2010

Francisco Madariaga


Mediodía en un remate de hacienda
a Roberto Borja y Gaspar Madariaga

Andaba por ahí Luicho Merlo,
gaucho negro,
rey,
¡y hombre de la Cuenca del Plata!
sin que nada preanunciara un gusto impuro
entre el
olor a caballadas.

Era una mañana luminosa, una mañana
Ley-País del
Día Puro,
lejos de la tormenta,
o de la noche…
así, como cuando yo he querido destronarme de mí
y ser la introducción el aire puto en la sombra
del sueño, aquel estero era circular y macho
de oro en el pre-invierno.
¡Trapiche-Cué, el estero!, cielo-junco redondo y ala
circular de abeja-junco, dinero acumulado
de los sueños del agua del consentimiento
hadal multiplicado por el color infantil de la delicadeza
del reino del Santo de la realidad y del relincho
que arde en el pecho del paraje correntino,
memoria sangral del agua madre,
eco,
¡y yo ya no tengo talento, oh gloria, queda mi cuento
disuelto en el sexo de la luminosidad!
¿De mí?: quedará solo un poncho gaucho caído
en el medio del cielo.
Están bañando unos caballos al costado del
teru teru…




La balsa mariposa

I
Los ruidos del invierno en la ciudad hacen que
yo busque, con desesperación inmóvil, los
ruidos de otra época lejana:
los ronquidos de los degollados en las
orillas del juncal.

¿No puedo ya grabar un escenario?
¿Los sonidos de un monto al costado de un hombre a
caballo?

Oh garzas, depredadoras de cielo, casi retenidas
por las flores de las aguas, contrabandistas
de las sombras de aromas, el aroma del
crimen de otro monto penetra en el palmar,
al menos popular, y sin loros.

En los albardones encontraréis un caballo
degollado color oro.

Fue allá en el porvenir de una querencia sombría,
alegre, lúcida, viajando en la sangrante
balsa mariposa de la concreta y salvaje
estación.




El canto no popular

Yo, el rastreador que ha dormido en los
atrasos de
la luna en los atajos peninsulares, y ahora
siento
el canto del desahogo, a través del
orgulloso coraje
oh mis pequeños seres del desamparo,
canto
mi canto con un lenguaje no popular, pero
cercano
a vuestros vestidos miserables
El vestido las telas livianas de las mejillas
despintadas
el olor de los motines talados de la miseria
siempre
en las flor del fuego del pensamiento
destruido
sin nacimiento en las coloridas y
espléndidas
organizaciones de las albas lujosas de todos
los días
de todos los montones de días ligeros y
azucarados
por las cañas dulces solares irredentas
ininterrumpidas feroces vivientes de la
irrectitud
siempre anárquica del espacio siempre
moderno
y siempre solidario con los cantos de las
invisibles
deidades y de los otros personajes reales
asombrados
de la miseria de los sucios paisanos que
encienden
el clavel del esperma nocturno sifilizado y
demente
y excitado por los cerdos.
Oh, en mi escenario, de rodillas. Cocinas
conteniendo
el aliento del dormido rencor en la palidez
del alba.
Oh, gente sin viajes, que no puede fumar
en el
fuego del universo su tabaco de miel
arrollada por
el invierno, su comida de humo bañando el
ligerísimo
mosquitero de rabia del color el color que
no trajina
por las camas y que sólo saluda a la sombra
con
sombrero del Ave María en el altar de los
santos
ensordecidos por los fétidos besos.
Oh, mí, el rastreador que ha dormido tirado
entre
los yuyos, entre la ferocidad joyal de las
palmeras
en el borde del agua, y de una cocina sucia
llena
de lechos sucios y de tarros con jazmines
calentados del ex-alba.





Un palmar sin orillas

El muerto en la campaña del otoño
ha vuelto a florecer en mi
memoria.
Ha revuelto el rostro contra huellas,
y ha arrancado la raíz del maíz terrestre
y celestial,
crecido en los parajes de sangre y
caballadas.

Para nada ni a nadie reconozco en mi
memoria
un poder mayor que el agua del País de la
Garza Real,
o sólo tal vez al color del padre muerto
que vuelve a reclamar su derecho a un palmar
sin orillas,
internándose en un desaparecido mar.
.

Nota: (Dice Lucio Madariaga) Francisco Madariaga nació el 9 de septiembre de 1927, y a los 14 días de vida fue llevado al Paraje Estancia Caimán, Tercera Sección, del Departamento de Concepción en la Provincia de Corrientes, Argentina. Hasta los 15 años de edad vivió entre esteros, lagunas, palmeras salvajes y los gauchos más arcaicos que aun quedan en la Cuenca del Plata. En este escenario pasó su infancia marcado por el idioma guaraní que nunca dejó de hablar ni bien llegado a su tierra. Viajó a Buenos Aires para completar sus estudios en el Colegio Nacional Mariano Moreno y residió allí, alternando con largas temporadas en el campo, sin perder nunca el contacto con Corrientes.

En 1947 a los 20 años de edad, conoció al narrador Gerardo Pisarello, a quien visita por primera vez en su casa de Saladas, Corrientes, que marcará el inicio de una profunda amistad. Luego por esos años conoce al escritor entrerriano Alfredo Martinez Howard, quien le presenta a Enrique Molina.
En Buenos Aires en 1951, se vinculó con los surrealistas organizados alrededor de la figura de Aldo Pellegrini donde se reunían poetas, pintores, escultores, cineastas y músicos que se nuclearon para publicar las revistas “A partir de Cero” y “Letra y Línea”. Por esa época también se vinculó con la revista “Poesia Buenos Aires” que dirigía Raúl Gustavo Aguirre, donde publicó sus primeros poemas, y luego de su acercamiento al surrealismo, continuó frecuentando a los miembros de esta Revista. En palabras de Rodolfo Alonso: "Aunque llegaría luego a ser, con toda justicia, la joya más preciada de los surrealistas, nunca olvidó que comenzó a publicar en Poesía Buenos Aires, y que siempre lo consideramos uno de los nuestros" .
En 1954 conoció a Oliverio Girondo, y en su casa de la calle Suipacha, donde vivió con Nora Lange, compartirá magnificas veladas, entre otros, con Miguel Angel Asturias, Lisandro Galtier, Edgar Bayley, Olga Orozco, Juan Antonio Vasco, José María Gutierrez, Ramón Gomez de La Serna, Xul Solar, Enrique Molina, Marcel Marceau, Carlos Latorre, Juan Filloy, Romulo Macchió, Rodolfo Alonso, Aldo Pellegrini, Alfredo Martinez Howard, Eduardo Calamaro.

Sus poemas han sido publicados en importantes Antologías de Latinoamérica y Europa y traducidos al inglés, francés, alemán, sueco, portugués e italiano. Ha obtenido premios importantes a partir de 1963, entre ellos se destaca el Premio Nacional de Poesía en el 2005, por la obra correspondiente al período 1997-1999. Ha escrito obras en prosa y concurrido como invitado a Congresos y Reuniones Literarias Internacionales y de su País. Desde 1954 y hasta 1998 publicó los siguientes libros de poesía:

1954 El Pequeño Patíbulo (Ediciones Letra y Línea, Buenos Aires).
1959/60 Las jaulas del sol (Ediciones A partir de Cero, Buenos Aires).
1963 El delito natal (Editorial Sudamericana, Buenos Aires).
1967 Los terrores de la suerte (Editorial Biblioteca, Rosario).
1968 El asaltante veraniego (Ediciones del Mediodía, Buenos Aires).
1973 Tembladerales de oro (Ediciones Interlínea, Buenos Aires). Reeditado con introducción de Víctor Redondo por El Buho Ediciones, Rosario, 1985.
1976 Aguatrino (Ediciones Edición del Poeta, Buenos Aires).
1980 Llegada de un jaguar a la tranquera ( Ediciones Botella al Mar, Buenos Aires).
1983 Poemas (Autoselección, publicada por Ediciones Fundarte, en Caracas - Venezuela, con introducción de Juan Antonio Vasco).
1982 La balsa mariposa (Primera Obra Reunida, editada por la Municipalidad de la ciudad de Corrientes, con introducción de Oscar Portela).
1985 Una acuarela móvil (Ediciones El imaginero, Buenos Aires).
1985 Resplandor de mis bárbaras (Ediciones Tierra Firme, Buenos Aires)
1988 El tren casi fluvial (Obra Reunida, editada por el Fondo de Cultura Económica de México en Buenos Aires).
1997 País Garza Real (Editorial Argonauta, Buenos Aires).
1998 Aroma de apariciones (Ediciones Último Reino, Buenos Aires).
1998 En la tierra de nadie (Ediciones del Dock Buenos Aires).
1998 Criollo el universo (Editorial Argonauta, Buenos Aires).
1998 Solo contra Dios no hay veneno (Ediciones Ultimo Reino, Buenos Aires).
2009 Un palmar sin orillas – Antología Poética (Ediciones en Danza, Buenos Aires)