sábado, 12 de octubre de 2013

Tamara Torres





Atrapo el ego
Lo abollo en mi bolsillo
Saco unas monedas
Caras secas en mi suerte

Encogida en tu falda vieja
Me cosquilleo con la pluma
Cantamos frase
Visto abismo

Corriendo los caballos
Deslizo las herraduras
Hasta estas manos
Me las quito
Y en su lugar planto
una ceniza

No son nada estos paisajes
Cuando disfrazados de sentido
Tropiezan fuera de los dedos










árbol cielo verde
hueso río vórtice
fantasma gato gris
atardece lágrima
pido sangre ojo brillo
reflejo paciente en cama
suelo filtro o ceniza
grieta pelo mugre o
colmillo

la lengua desierto aproximación
del duelo
barba masa adicción
relación
cabeza caballo salvaje
agua que hiela sol
ausente margen
héroe tierra salida
llave rojo útero
escucho café
espera mesa
rencor impide entrepierna
grito ahoga boca diablo
te estremece instante
silencio sueño corte
viaje estertor aullidos
luna la sábana
por razón animal humano
 joven codo mugre o colmillo.










Ruedas se deslizan en las manos de la tierra.
Ojos que tocan el extremo ausente.
El espejo horizonte abriendo el cráneo
del viejo jinete que en corcel de madera
viaja a la dimensión humana
trotando lo vil
carne viva

 Como este rugido mecánico te alcanza
el labio capturado barrotes de vida
Inexorables apariencias cubriendo
 los regazos de aquellos
que alguna vez sintieron
el mover de la muerte
bajo los pies

Y ahora tan oscuro y denso
el párpado interno
la atormentada cadena de los libres
sufrimiento

avanza el espíritu del dulce canto
de los sepultados

Memorias apuñalan
se oxidan
se renuevan en otros

La circunferencia finita de lo que
girando lo lleva más lejos de la materia
más cerca del recuerdo










amaneciendo las primeras luces
bañando de incolor lo viejo
y la luz que es vieja
antiquisima
como sus muchos años más
de lo que dice
amaneciendo me arroja
me trajo
me devolvió
lo bello de lo alado
y siento lo que olvido
abrazo un nuevo paraíso
calor
media rosa
ahora me tengo que llorar
rozarme más cerca
¡que mi tejido sea ojo!
quiero verme hacia dentro
experimentarme buena conocida
ver si estás haciendo tu nido
que se corren
se aproximan

en el espacio de una noche atardecimos
de lejos me fui
en plan  de no-existirme
más allá
y volví de mangas rotas.










no puedo escribir
por miedo a mentir
no mentir
confundir las palabras en las que desconfío
en las que tiemblo y que esperan
todas juntas si podemos llegar
a vos
para que me creas
para que me quieras
tanto

no puedo escribirte
no tengo el valor para trazar
todas las líneas
todas las cosas que te quise
me dijiste
que siga loca
como si pudiera desaparecer
como grafito borroneado bajo los pies
de antiguas presencias

dejarme sola como separándome
de tu llegada
adentro en mí y tus papeles me reconcilio
y te escribo porque
no te puedo mentir

no nos puedo cuando ante mí te esperé
y busqué en caras que no estaban
las caras que se disfrazaban de vos
del  papel cuando eran mero aire
una gota
y te escribo
porque estuviste

tu mutismo me enfermó hasta obligarte
reclamarte que estés
que aparecieras y me digas escribrime

pero encerrado en las jaulas de retinas
te escribí
te quemé
Concepto atrapé en la bóveda celeste
para que seas libre de verte
aunque amaneciendo en todas partes dejé
de escribir










también la luz que caminan las paredes
el techo mi cuello tu pierna
y un ojo a través de la ventana
lo que el cuarto habita también
lo blanco de mi luna bañando
tiempos de noches
los kilómetros
centímetros en el cuerpo
la musa que grita y va a venir
y venis que yo
te esperé tantos años
tantos cuartos
en mi habitación
y lo que el cuerpo habita
también las ruedas
que se desarman
el sueño de mi sueño
el abrazo
también
esprame que estoy  a minutos
del silencio
del nacimiento de mi cuerpo
demoliendo
para que entrés
hagas y rehagas
pero esperame
también
porque llegué antes
esperame
estamos

a minutos donde siempre.



 Bio: Nacida en Buenos Aires en 1994. Diversos poemas han sido publicados en diversas revistas literarias de internet y en el Fanzine Manda Rines (Buenos Aires, 2012) Actualmente se encuentra trabajando en su poemario “El rincón que grita”.