martes, 6 de julio de 2010

José María Pallaoro




1. INTERIOR CON PÁJAROS

¿Dentro o fuera de la casa?

abro las cortinas
el amanecer
en el ventanal desnudo

más allá
hojas que se abandonan
nutren

la descarnada alfombra
que picotean los pájaros



Messiaen

silbido de pájaros

la canasta
con seca madera
espera
el frío
del invierno

¿habrá ceniza
cuidando
de la flor
que amamos

su raíz?



Sibelius

un piano en el aire
de la casa

la música
quema
la leña brillante
de la estufa

sentados
cada uno de nosotros
invoca
a su dios o no
dios

unidos en la ceremonia



Colibrí

¿dónde estás
que en las mañanas
hacías agitar
el aire?
¿andarás
por otras
retamas

jazmines
de la lluvia?

¿yacerás dormido
sobre el poema
que vibrará

al son
de tus alas?



El sol de una mejor oportunidad
(Nebbiera)

no soy pájaro
pero en caso de tener alas
–por ejemplo–
en la lluvia de hoy

estaría acurrucado
junto a la compañera

refregándonos
con los picos
las plumas

los dos calentitos
esperando

el sol

de una mejor
oportunidad




No sé

No sé
por qué
si afuera llueve

elijo una música
diferente

en el adentro
los sonidos se besan

son dos los que danzan




Nervaduras

comen
de los nervios
de las hojas

esos pájaros
ahuyentan
el viento

la desdicha
la razón
del no

vivir




Otra casa

de un cielo gris
con destellos
anaranjeadamente
oscuros

los pájaros de la tarde
caen

vacíos
sin peso

como hojas
que sopla

la muerte

quizás queriendo
otra casa




Otra oscuridad

como un viajero
a su sombra
la sigo

no hay hambre
sólo deseo

cuando me pierdo
o ella se deshace
de mí

el pensamiento
deja de aventurar
conjeturas

y quedo solo
en mi otra oscuridad




La claridad

la claridad
de la ausencia
pesa y aturde

silencio quebrado

viento que no acaricia




Lunas

no me despojo
de lo que más
quiero

sino que
lo que quiero
se despoja
de mí

luna
que en la noche
callas




Para qué

para qué dormir
si en sueños

el cielo es el cielo
la tierra es la tierra

y nosotros
dos pájaros

que se cruzan

y no se reconocen




Certezas

sé que hay un pájaro
en tu mirar

sé que en ese mirar
la dicha es luz

además sé
que en vos
la dicha es

un pájaro
que no me ve




Mares

hace tiempo
el mar
dejó de visitarme

sin embargo
la arena persiste
en tus pies

desnudos y fríos




Aguas

la quietud del agua
es rota
por la hoja caída

un cuerpo
apenas sumergido

ondas que llevan
a la otra orilla

la soledad del mundo




Saberes

sé que soy
la garra en la puerta
de la jaula

y soy el pájaro
que se queda
en un rincón

sin querer salir




La enredadera

Las rejas desaparecen

Es indudable que ese jazmín crece
para recordarnos
que la belleza es
aún posible

Dentro de pocos días
sus flores perfumarán

la intimidad de esta habitación
donde consumo mis horas

en busca de un tesoro que no encuentro
y que no sé si existe


Nota:José María Pallaoro nació en La Plata en 1959. Poeta y periodista cultural. Director de la revista de poesía "El espiniyo" y editor de “Libros de la talita dorada”. Publicó en poesía plaquetas, cuadernos y libros, entre otros títulos: “El viaje circular, “Pájaros cubiertos de ceniza”, “Cuando llueve el mundo es otro”, “Andante Ma Non Troppo Tren”, “Son dos los que danzan”, “Poemas anteriores” y “Basuritas y otras plaquetas”. Desde siempre reside en City Bell, donde coordina el Espacio Cultural “La Poesía”, y administra los blogs literarios Aromito y POESÍA LA PLATA.

lunes, 5 de julio de 2010

Carolina Pellejero



Sayama


I
sayama y yo
nos hicimos amigos
en otra ciudad,
acá la tardecita tranquila
no acompañaría;
los autos dando la vuelta del domingo
el olor a las garrapiñadas
las manzanas
el azúcar
necesitábamos del ruido
otra cosa



II

sayama es hermoso
tiene los ojos celestísimos
y mucha altura
para decir las cosas




III

Miro a sayama y veo un mundo:
se le sonrojan las mejillas
las manos suaves,
sostienen
cigarrillos finísimos
el humo sale de su boca
se dibujan las
filigranas
todo en él es perfume




IV

Ni bien nos conocimos,
a los diez minutos
vino sayama y me dijo:
sabés, soy gay
tengo una sensibilidad ofensiva
soy un militante




V

ahora sayama y yo caminamos por el pueblo
vamos de un lado al otro
miramos las plantas
me dice qué linda es esta hierba!
yo junto de las hojas, de las flores y nos hacemos un te
nos vamos de picnic y le leo
a Pedro,
"Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia"

a sayama le encanta el manifiesto
sobre todo la parte esa
"porque al hijo se le dobla la patita"
pasa de la rabia
a lo dulce
enseguida
se le hacen pocitos cuando se rie
se corre el pelo con una mano
corta el pasto con los dedos
de la otra
-ay, el olor a pasto cortado con los dedos-
escuchamos canciones
la tarde se pasa
sayama llora




VI

al perro lo paseamos juntos
sayama y yo
viene por el parque
dando saltitos
ladra suave
sayama rie

*
la perra de al lado
tuvo los perros
anoche
el corazón le latía
los ojos
le brillaban
mientras paría los hijos
cantaban los grillos
una ceremonia
en medio de la noche
como en un sueño
escuchaba los gemidos
las tímidas vocecitas de
los cachorros
algo en mi
se despertaba
se estremecía
la vigilia:
el pequeñísimo límite entre
lo real
y el resto de las cosas
el ruido de los grillos
las ramitas volando
el olor a sauce
un rocío
el viento

Nota:Carolina Pellejero nació en Mayor Buratovich, en 1977. Es un pequeño pueblo, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Ha fundado allí Un Vagón Hermoso, un proyecto social que recupera dos vagones abandonados y los utiliza como espacio de arte y pequeña editorial. www.unvagonhermoso.blogspot.com
Participó de la beca Antorchas de Poesía en Bahía Blanca con Arturo Carrera y D.G Helder, organizada por el Proyecto Vox.
Ha editado tres libros de poesía "Km779" (VOX, 2000), "No todo lo floreado es surfer" (Ediciones de la Casa de la Poesía, 2002) y Rural (Viajo, 2005). Es parte de la selección "Poetas Argentinas 1960 - 1980" (Ediciones del Dock).
Colabora con distintos proyectos y ediciones: Vox (Bahía Blanca), Otso (Buenos Aires) y Viajo (Médanos).

domingo, 4 de julio de 2010

Antonio López Medinilla



virgen niger-


¡Pacto!

Espiral en el tacón,
Pero vas descalza
Y rezo tus pies-

Libro la hojarasca
Y encuentro el hogar-

La puerta me observa,
Amada,
y sigue sucediendo,
compañera en lo ángel-

Cenamos-
Escrito el cuello, rezo,
Alzo la piedra y ando-

¿Por qué
te conozco
si aún no dije
mi voz?

El orden mágico de
Las bestias blancas del cielo
Y LA
Tierra negra
Se invirtió,
Hechizada la
Hechicera-

Conocido es el templo,
Virgen Niger-




nadie nace donde nadie se ahoga-

Me escamas, serpiente,
En el círculo
Del desnudo-

La rosa de la sangre
Te ha encontrado
(derrotado)-
Ahora veo color
En tu mejillas-

Falta conclusión-
Falta confesión-
Todo nos excede
Y todo nos reduce-

El monstruo no sufre-
Sufre la dicción-

¿Eres justo,
Antonio Block,
ante
La Gran Dama,
La Peste Negra?

Al soñar despierto,
Quizá conozca algo de ti,
Block,
Lejos del tablero-

No hay coordenadas-
Al fin loco-
Solo-
Salvado-
Uno más-

Al fin
Hay un mañana
Que plantear:
LA PALABRA.





estremece pensar que nunca amanecerá cuando yo amanezca-

Mira sus órbitas-
Le dice buenas noches,
y sin embargo no existe-



¿A quién
vienes
a buscar ahora
bajo la roca sola,
bajo la mar serena,
bajo tu seca loza
de la voz sin mí,
de las voces muertas
y de mi voz sin ella?

¿A quién
vienes
a buscar ahora
si no son,
si las horas suceden
en el palpable silencio,
juntos y solos
bajo la tierra?



Una amapola
En la sien
Que ladra si
Anochece el muerto-

No hay nada que
Puedas hacer al respecto-
Tal vez decirme que
No estamos solos
y sin embargo-

Conmueve que
No tenga fecha
Su tumba
Ni voz
Su palabra-





sigue sucediendo, compañero sin-

La Dama de la Muerte Viva
Renace,
Y este es mi Padre,
A su lado-

¿Quiénes eran?

Carecen de manos y pies
Para nombrarse compañeros-
El perro que me guarda
Ladra las alas de las nubes
En las almas que pasan
Como tristes collares grises-

Del mismo modo
Adolecen
De pies y manos
Las nubes del Otro Canto
De la vida muerta,
Y la seca palabra
En la arena-

Nadie a su vez
Las recuerda-
Son como Nos-
Comen como Nos-
Hablan como Nos-
Llueven como lloran-
Ladran por ti,
Compañero ángel-

Hormigas amanecidas
Recolectan espejos,
Tu péndulo, añicos,
La herida de tu sien,
Compañero hombre,
y sigue sucediendo-

El ciclo de las disoluciones
Cuando el grillo o la cigarra
Cantan los días de tus noches-
El rumor de lo sido
Presente
Aunque detrás de-

Ya nadie en la nada
Se ausenta por ti-
El mapa que tapa el mundo
Levita entre capas
Que cubren la nada-


Nota:Antonio López Medinilla, residente en Adrogué, Buenos Aires; natural de Málaga, España, 1965. Ex-obrero de la construcción, publicó en el 2OO4, su primer libro de poemas: MEDIEVO (adamaramada ediciones-Madrid). Editado en diversas antologías y revistas virtuales, recién participa en la antología de poesía erótica ERATO BAJO LA PIEL DEL DESEO(editorial SIAL-Barcelona).
Desde entonces y a fecha de hoy, trabaja en su último poemario inédito “el SUR-sub, blog”, al cual pertenecen los siguientes trabajos. Vivencia lírica donde la inquietud por los silentes, la desfragmentación del lenguaje y una perenne indagación formal, caracterizan la obra. El SUR-sub, el mismo autor indica, es otra posibilidad del decir, no conoce certezas ni enseñanzas hacia. Queda a la disposición de su manos lectoras, recreadoras y navegantes.
http://elsursub.blogspot.com/.

sábado, 3 de julio de 2010

Aledo Luis Meloni



Tierra que canta

Por que soy tierra que canta,
canto a la tierra que es mía,
y al hombre que la redime
con la cruz de su fatiga;
la belleza que le veo
y la que uno le adivina
cuando, cerrando los ojos,
con ojos de amor la mira;
al árbol que le da sombra
y al viento que la castiga;
a la luna que la nieva
y al sol que la quema viva;
al arado que la hiere
buscando en ella la vida,
y al sembrador que la siembra,
y en ella se regocija
cuando luce remozada
bajo la lluvia y encinta,
Por que soy tierra que canta,
canto a la tierra que es mía.




Pueblo

La piedra de la injusticia
le fue afilando el cuchillo;
si llega a desenvainarlo
dirán que nació asesino.
Parece cosa imposible
y sin embargo es sentencia:
de la pobreza del pobre
el rico saca riqueza.
El vino de los obrajes
sabe a madera y sudor;
y los hacheros lo beben
para olvidar lo que son.
Tan fatigado regresa
de machetear en la caña,
que piensa que se le han vuelto
de plomo las alpargatas.
Sobre la hierba crecida
quebrándose, el carpidor;
su azada, a pulmón bruñida,
es un retazo de sol.
El hacha tala el quebracho,
su voz, su sombra y su estrella;
lo que no tala es el hambre
del hombre que la maneja.
Tierra y sudor los cubrían
de la alpargata al sombrero;
no he visto vida más limpia
que la vida del labriego.
En los obrajes del norte
uno ve lo que no quiere;
la amistosa convivencia
de la injusticia y la muerte.
Al hijo del carbonero
le ha dado por preguntar:
¿si hay en el monte cien hornos,
por qué ninguno es de pan?
Toda la caña que anduvo
arrimándole al trapiche,
de golpe se le hizo azúcar;
lástima que fue al morirse.
Mientras jadea el hachero
labrando su mala suerte,
el ojo del hacha mira
cómo lo acecha la muerte.
Bajo un árbol pensativo
tiene al fin lo que pedía:
la tierra que le negaron
cuando en la tierra vivía.
Cuando dice que sí, es sí,
cuando dice que no, es no;
al patrón poco le importa
lo que pensemos tú y yo.
Anda de obraje en obraje
con todo lo que le falta,
hasta que un día de suerte
la muerte les tiene lastima.
¿A la hora del ladrón
quién traba puerta y ventana?
El patrón, que tiene mucho,
no yo, que no tengo nada.
Un arado, un arador
y seis caballos humeando,
y un borbollón de gaviotas
picoteando, picoteando.
El hombre del hacha sufre
pero de pie y en silencio;
sus penas las gritan otros:
algunos con gran provecho.




Distancia

En la polvareda verde
Del monte, al sol, galopando,
Desde mi escuela a tu escuela
Hay una legua de canto.

Si lo sabremos
Yo y mi caballo…

Y en la polvareda oscura
De la noche, paso a paso,
Hay de tu escuela a mi escuela
Diez leguas de sobresalto.

Si lo sabremos
Yo y mi caballo…


Nota: Nació en Bolívar, provincia de Buenos Aires, en 1912; en su infancia alterno las tareas del campo y los estudios primarios. Con el titulo de maestro llegó al Chaco en 1937, donde ejerció la docencia rural durante casi veinte años en la Colonia San Antonio, cuya escuela le toco inaugurar. Trasladado a Resistencia, ocupó la secretaría técnica de la Inspección de Escuelas Nacionales, desde 1963 hasta 1988 trabajó en el periodismo.
Publico diez libros de poemas y coplas, algunos, varias veces reeditados.
Su obra, ceñida y austera, busca sobre todo iluminar con fidelidad el paisaje del oeste, allí donde el Chaco se acaba, áspero y difícil, y la vida también difícil y áspera de su gente, en el largo período en que el autor compartió con ella rigores y penurias.

jueves, 1 de julio de 2010

Patricia Suárez



en la telenovela de las 5
la criada dijo a jade, la protagonista,
que el amor es una cobra
disfrazada de collar;
de said comentaron que había llegado
a esa etapa de la vida
en la cual un hombre o bien se vuelve loco
por la mujeres o bien le son
indiferentes; sentenciaron que era mejor
sentarse sobre un león
que sobre el corazón de un hombre;
de soraya, la amante, concluyeron
que su bondad era intrascendente
y su generosidad tenebrosa;
le regalaba a uno un bizcocho en un andén,
se ofrecía a llevarlo en automóvil
y luego lo abandonaba a mitad de camino.
podía dar a un mendigo una turquesa
y olvidar la miseria de cualquiera
que no estuviese justo parado delante
de sus ojos en ese momento;
vivir es un perjurio, dijo jade,
pero la criada agregó:
vivir es perjurar.




anoche soñé con su ex
aunque no recuerdo qué pasaba,
el sueño transcurría en río gallegos
y me desperté pensando si esa era una ciudad cierta
o una ciudad de sueño;
y anteanoche también con otra de sus ex
pero de esta me acuerdo más,
porque era rubia platinada y usaba anteojos negros
y se suicidaba, creo yo, arrojándose de un balcón,
tenía un aire irremediable de actriz de cine de los '40,
de esas al final resentidas porque nunca
obtuvieron un premio oscar;
imagino mis sueños motivados por celos retrospectivos,
eso que ahora da en llamarse retrocelos,
de toda la familia de los celos los retrocelos son
seguramente los más avergonzantes, los más inútiles,
y los que se eliminan con mayor entusiasmo
una vez superados.
él censura mis celos, lo fastidian,
"en otras culturas los celos son prenda de amor,
para otras personas", le digo, tampoco son tan estúpidos,
es la rabia ante la inmutabilidad del pasado
y el quejido metafísico de que las cosas en el mundo
pueden suceder a pesar de la ausencia de uno;
el sexo, por ejemplo, el amor;
toda esta última parte no se la digo,
ni siquiera le comento, pienso nada más en cómo mentirle,
qué argumento urdir si por una casualidad llegara a preguntarme
qué cosa soñé anoche y lo único que se me ocurre es:
"andaba en trineo y el trineo se llamaba rosebud
como en la película" o mejor: "con cerezas,
con muchas cerezas heladas,
con presas de pollo, fritas”;
supongo no obstante que eso también habla
de mi insatisfacción.

en una entrevista jean rhys decía algo así:
lo que se puede escribir deja
un resto de melancolía pero nada más,
en cambio, la tristeza no escrita
la abisma a una en la desdicha;
tenía una libreta en la que anotaba
todos sus malos momentos;
el acto de escribir los desvanecía en el olvido.


yo había planeado morirme a los treinta años
y después corrí el plazo diez años, a los cuarenta,
y después a los cincuenta.
Y después una sigue y sigue.
Es difícil; demasiados problemas,
demasiados enredos, demasiadas confusiones,
eso hace a las personas sensibles
pensar con frecuencia en la muerte.
Un día en la nieve me sentí muy cansada.
Pensé: "Voy a sentarme. No puedo seguir.
Estoy cansada de vivir acá,
en medio de la nieve y el hielo."
Así que me senté en el suelo;
pero estaba tan frío que me levanté:
tal vez si hubiera llevado puesto vaqueros
el frío no me habría pasado al culo
y por fin me hubiera muerto.
Después pensé en evadirme;
siempre estoy pensando en algún lugar adonde huir,
como el desierto o Finlandia o Marruecos.
Pero no tengo auto y no puedo conducir
y eso significa que siempre estoy encerrada aquí,
una mujer presa, prisionera de su soledad.
Sigo, sin embargo,
sigo y sigo,
sin el menor escrúpulo,
aunque a veces me atasco en la rutina;
oh, sí, yo solía intentar imaginar la muerte,
pero siempre terminaba dándome la cabeza
contra un muro.

con gran simpleza de mi parte
me pregunté si el paisaje del tibet
será semejante al paisaje de mendoza:
en el film brad pitt y un chico
-probablemente mexicano-
hace del dalai lama reencarnado;
están en la argentina y fingen el tibet,
luchan por liberarse de la china;
aquel sauce pensaba yo:
¿sería el mismo que yo había visto
en mi viaje a la cordillera?
¿aquel arroyo, aquel camino?
esta clase de vida que hollywood
da a los paisajes,
mundos paralelos o apariencias inestables,
el mundo es como una pantalla de cine,
el sauce es la sombra de un recuerdo,
un amor, un día:
filosofía budista.
al final
su cuerpo era todo de aristas,
y lo que no era aristas, era abismos;
me desafiaba,
como una fuerza de la naturaleza;
no había dulzura ni suavidad en las mañanas,
su presencia me volvió fotofóbica;
andaba a los tumbos durante el día,
un murciélago sin orientación,
un ratón huido;
el atardecer me derrumbaba,
caía en la noche como en un precipicio;
soñaba con médanos, con dunas, con arena;
el sol parecía un punto blanco, me angustiaba,
no quería despertar, nunca,
las sábanas eran papeles
sobre los que yo escribía cartas,
un diario íntimo, impresiones,
estupideces con que me consolaba;
anotaba el insomnio o el sonambulismo,
era mi propia paciente,
la ansiedad, la impaciencia por caer
me roía,
caería al fin de cuentas,
casi sin protección alguna,
estaba decidido, o era
fatalismo o la consecuencia lógica
de la pasión, el conocimiento de la carne,
la suya,
en medio del caos, errático, infantil;
cuando me llamaba él no decía mi nombre,
y cuando lo decía,
me empujaba.

el actor que creo se llamaba joe pesci
y que creo hoy está muerto
explicaba a richard dreyfuss en una película
que hay dos tipos de amor:
-el de la gran pasión, donde todo es flama
y cuando se extingue
no queda nada
-y el que siempre parece extinguido
o a punto de extinguirse y sin embargo
cuando uno toca el piso o las paredes
durante un largo tiempo
permanecen calientes.
Este es el más positivo, decía joe pesci,
el que tienen tú y linda. luego dreyfuss
regalaba a linda un vestido blanco
como de boda, bailaba con ella,
y volaba solo,
volaba no importa adónde,
porque él era aviador.
-¿crees en el amor? -preguntó.

unas veces, pienso, creo que el amor muere
pero la esperanza resurge siempre.
otras, que la esperanza muere
pero el amor resurge siempre.
en ocasiones, que el adulterio es
el sitio más adrenalínico de la tierra,
y también que es el sitio
donde la cal blanquea a los muertos.
unas veces me parece que el amor
es mágico y sobrenatural,
y otras que el amor es un acto de voluntad
y significa un trabajo.
alguien dijo que el amor no se pasa
sino que nosotros pasamos por el amor
y esto no viene a ser lo mismo;
una mujer dijo que podría habérsela pasado
mejor sin cuatro cosas en la vida:
amor, curiosidad, pecas y dudas.
en ocasiones creo que es esencial
y a veces pienso que la única razón
por la cual el amor es esencial
es que si uno no lo tiene,
se pasa la vida buscándolo.

-sí, creo en el amor -respondí.
toda la discusión giró en torno
de si los astronautas podían morir o no
de quedar atrapados en el espacio,
tal vez ni siquiera envejecían,
porque el tiempo está ligado
a la vida cotidiana o a la ley de gravedad
o al ansia con que uno utiliza la manteca untable
y se abisma en los fritos;
no había entre nosotros ningún matemático
que elevara su palabra de rey
y esa noche soñé que de una vieja nave
un astronauta mujer me enviaba señales:
solamente podía comunicarse conmigo
durante el sueño; "cambio y fuera",
eso fue todo lo que dijo.

Nota:Patricia Suárez (Rosario, 1969) escritora argentina.En 1994 publicó su primer cuento El señor y la señora Schwarz en la revista V de Vian, dirigida por Sergio Olguín. Fue alumna de la escritora Hebe Uhart. En 1997, recibió el Premio Haroldo Conti para Jóvenes Narradores de la Provincia de Buenos Aires por el cuento El aniversario de la muerte del Sr. Rojo. Recibió numerosos premios como el de Cuento del Fondo Nacional de las Artes, el Premio Musto de Rosario, el Clarín de Novela, el Premio Revista Ñ al mejor cuento, y otros más. Suárez se desempeñó en distintos medios periodísticos como los diarios La Capital'y Rosario 12 de Rosario, La Prensa de Buenos Aires y El Paísde Montevideo. En 1997 comenzó a trabajar en el Plan de Lectura de la editorial Libros del Quirquincho, de Buenos Aires, bajo la dirección de la escritora Adela Basch, donde publicó numerosos cuentos para niños. En 1997, recibió el Premio Monte Avila dentro del Concurso Juan Rulfo por el cuento para niños Historia de Pollito Belleza. Hacia 1999, se interesó en la dramaturgia y tomó clases durante tres años con el maestro Mauricio Kartún. Escribió alrededor de treinta obras en poesía. teatro. narrativa, cuentos y libros para niños.

martes, 29 de junio de 2010

Máximo Ballester


Vuelo


Un hombre
pasa volando por el cielo.

Esto puede ser
que funcione en poesía, pero
en la realidad:

¿qué dirán las compañías aéreas?





Cómo obtener una foto de un murciélago surcando la luna

Tomar un viejo paraguas negro,
retorcerlo, desvencijarlo, aplastarlo
contra el piso, quitar el mango.


Elegir una noche de luna llena.
Salir al jardín con el paraguas roto
y una cámara fotográfica.


Arrojar el paraguas al aire directo
a la luna y tomar una fotografía.


Hacerle creer a todos que la foto
es de un murciélago surcando la luna.






Clepsidra


Estoy sentado
en la cima de un médano
y me cae arena en la cabeza.

Cada tanto me incorporo,
me sacudo y vuelvo a sentarme
en el mismo sitio.

No sé qué hora es y, lo peor,
cuánto tiempo llevo aquí, sentado,
dentro de estas paredes de vidrio.






Árbol


Han podado el árbol
de mi calle.

Está desnudo, el pobre,
y hace frío.

¿No habrá una buena vecina
que le teja una mañanita?


Nadie en la rosa

.
No había nadie en la rosa.

También llamé al martes
y resultó ser un sarcófago de antiguas avestruces:
se engullen todo lo que pienso y digo.

Tampoco nada en las cosas.

Sólo yo con la mueca de alguien.
Como besado por la muerte.

Maldigo este espejo multiplicado.
Eslogan demencial. Crucifixión baldía.
Sueño de un idiota que me regurgita
después de haberme comido sin ganas, sin hambre,
sin pena ni gloria.

Hartazgo.
Me instalo en verdes agonías.

Rodar como un frasco vacío y después contemplarme
en un ciprés.

Nada en las cosas. Nada.
Las avestruces han acabado ya
con la rosa que yo golpeaba para que salga alguien.

Ahora tengo los nudillos del color de los santos.

En el chorrito de la fuente de aquella plaza
yo bailaba dulce tocado por su destino.

Nota: Máximo Ballester nació en San Fernando, Buenos Aires, en 1964. Cursó talleres de literatura con Claudia Torre y de teatro con Rolando Malié en la Biblioteca Popular de Martínez. Escribe poesía y aforismos. En 1998 apareció Disfraz al agua (Ediciones Ocruxaves), su primer libro de poemas y, luego de participar en varias antologías, publicó en 2008 Musas Extraviadas (Editorial Dunken), que reúne buena parte de su producción de los últimos años. En 2009 publicó En la orilla, terminado en 2003, publicado por Ediciones Del Mono Armado. Pertenece a Cruzagramas, grupo de escritores en busca de alternativas.

lunes, 28 de junio de 2010

Juan Desiderio


Poema de amor desde la cárcel

Tu carne no cierra
y esta zanja
es un tajo de muerte
tu sombra abierta
en la zanja es
un tajo de muerte
la carne del mundo
y hay un gritón enfermo
hijo de una hermosa gimnasta
un alma que corre
con autos de fuego
en las autopistas de nada
de una zanja.
La carne se cierra
el metal hierve
yo cosía tus manos
con el algodón de mi raza
más dulce
que el terror
a la altura.





A las 2:30 hs. la cara del Chueco


A las 2:30 hs. la cara del Chueco
en la pantalla,
con naranjas en la cintura
creyéndose bombas.

Va a inmolarse por su fe,
va a fumar albahaca,
beber alcanfor,
parar con sus manos
mis palabras,
y conectarse con Alá.

El Chueco puso en su lengua
a la tierra
pensando que era el ácido
más grande de todos.
Se le hinchó la cara,
me pidió algo dulce.

Le mostré su foto antigua
quemando los portones
de la panificadora,
envuelto en un trapo sucio.

Ahora quiere una mujer
de arpillera,
rellena con arroz
para darle vida.

Fabrica pechos gigantes
con una vela,
pone ojos de sifón
brazos de manguera
y pies con dos ladrillos.

Mi novia, dice,
y su voz se repite
como un disco rayado.





De "El asesino de dios"


Buenos Aires es tensa y dulce
Un valiant azul estacionado
bajo una morera, en la calle
donde asoma la anciana horrible,
que mira a todos los que pasan
por su vereda de baldosas humeantes,
cordones llenos de caries.
raíces que asoman de la pared rota del jardín.

Buenos Aires es tensa y dulce
Sus noches de secretarias perfectas
desde el cuerpo al cuarto de atrás
donde discuten sus sueldos
y sueñan con hijos
para dejar de morir por un rato.

Buenos Aires en tensa y dulce.
Minada de sótanos con poetas suicidas
y músicos al borde de la pala
que los llevará otra vez al asfalto,
para electrificar la calle
con cantos densos, visiones bajo el agua
fijos en las piernas
de la vedette del Maipo
que toma junto a su hijo
y lee un cuento de Jack London.

Buenos Aires es densa y temible.
La hecatombe debiera ser en Plaza Pueyrredón,
los profetas existen y la luz
del último vagón
se pierde entre ventanas azules.

Nos ofrece chatarra a cambio de afecto.
Buenos Aires regala sus joyas.
Siete maniquíes, el hueso de un psiquiatra
durmientes en vías muertas
restos de hamburguesas en bolsas de arpillera
cien bolsas de arpillera sin hamburguesas dentro
un buitre con cara humana…
vi su dibujo en la tapa
de un libro de mitos urbanos.



También estaba la mujer alada
de manos y rostro cubierto de musgo
o el perro con patas de plástico
y celular en vez de lengua.

Pero el que me sofocó fue un viejo
su cuerpo estaba hecho de efectos naturales.
Ciclones, temblores, plantas quemadas,
edificios de paredes de vidrio…

Al regresar, contemplo el incendio de un banco
imagino monedas fundidas en manos de los avaros.
El edificio se derrumba, su inteligencia
forma un cerebro con chispas y rayos



Nota: Nació en Buenos Aires en 1962. Tiene publicados los siguientes libros: “Barrio trucho”(Trompa de Falopo- 1990), “La Zanjita” (Trompa de Falopo- 1996) y “Ángeles parricidas"(Ediciones Del Diego- 1998).