martes, 1 de junio de 2010
Gabriela Bejerman
Venado herido
En un azul espeso se pierde el hotel de un solo cuarto, donde desesperamos
y desaparecemos
La sombra del abrazo resplandece una vez más, morada y líquida
Llena las vías vacías entre lazos verde oscuridad y árboles delicadamente inquietos ante
el abismo del anochecer
Inmensa caída, frágil lentitud hacia la nada adormecida, paso, pausa, paso...
Brilla el pájaro de la noche en tu espalda cristalina, puedo acariciarla en sueños, lamer
la letal cocaína derramada
En una flor jamás moribunda, pétalos erectos hacia la hermética fronda
Dobla en tu fauce un regusto, la lengua de sorella, una medalla caída sobre tu sien
celeste
La nieve duele un poco más, beso dulce que sangra, herido venado de rosadas venas
Sangra, hasta la última hora del día florecen perfumados velos de diamante negro
Y al río se alejan resonantes las campanillas que antes te guiaban en la noche cargada de
caballos en racimos agotados
Pasos silenciosos
Los pasos del silencioso resuenan para mí en una página en blanco
Una buena acción es perderse para el mundo
En pequeñas nubes, follaje de árboles crepusculares
Bajo la tajada luna amarilla, salientes estelas del día
La espera no consciente de una luz que vendrá
Toda liberación canta alivianándose hacia el espacio
Tilos, araucarias, paraísos, abedules, son estrellas
Brava magia y hechizos tornan silvestres
Los sabios desenfrenos de la locura presente y fugaz
Gritos de ninfas fosforescentes en la noche negra agradan
A esferas de vidrio, son los ojos de dioses bienaventurados
Deslizando un enorme llanto renaciente
Quietos y silenciosos los pasos del vagabundo borracho al atardecer
En un bosque de nadie, sino árboles que besan, lo besan
Las últimas chispas de esta púrpura felicidad se escurren
En folios de terciopelo, inscripción detenida hacia tu suave tiempo que rasguña
Elixir
bebo el licor del estío
ácidamente
me sostengo por un pálpito
esa pulpa lunar de la noche
zumo de viento
me licúo vacío al hielo
para beber
algunas lindas luces silban
las plumas en mi cóctel de néctar blanco
y ya sólo quiero sangre
Soltera universal
I want Paradise
¿mesura o desmesura?
si hay un claro de agua
o de algo
crecen plantas a la noche
su fino entrepelo se teje en el negro
y nace verde
por
la mañana es muy dulce
da agua que canta
miel o aire
de naranjas
Explota hosanna la foresta
perfume de jacarandá
la vida es el atrio del cielo
la lluvia de verdor, mi música;
empieza el día, gloria
velos, aves, vuelo
clima de colonia
En mí habla el paisaje
hala de mí como el agua en sueños,
qué deleite
árboles, licor, relámpagos
Veo todo
si canto más me eyecto
Noncápsula
¡ahí, vive la imagia!
Trapecistas entre botellas vacías
¿Quién habrá fortalecido los pliegues del silencio en la tarde que taja?
Rutas de cobre, caminos ácidos donde erra el yuyo
Viajo parada en una piedra que el tiempo no puede dañar
Ríe el pájaro
Es mi silencio de perro
fundido en el paisaje
La piedra es el monstruo sin la vida
es la flor de la retama vista por las raíces,
vista por el árbol.
El poeta hace carne con los cerros,
en su antigua voz de piedra
como campamentos va dejando palabras
ocultas entre las rocas calladas
en la invertida copa de sierras eléctricas
el vigor del relámpago
el grito del relámpago
viaja en su moto por el campo de rayos
el grito de la víbora
el grito del cactus quemado
y flotante en el silencio
el perfume del lechoso atardecer
que un ganso se come rápido
La frontera de la tarde se está evaporando
como polvo sobre el lomo de la montaña.
¡Tantas uvas caben en esta boca!
Dulces, diminutas,
que un muchacho lavó
para mí.
Hollejo y retama.
¿Alguien puede acompañarme mientras balbuceo dormida,
mientras sueño que el tiempo se abre para tragarnos,
que sólo somos trapecistas entre botellas vacías?
El show no puede continuar
como el piso de una discoteca al amanecer
mi jueguito terminó exponiendo la torpeza
con lazos de amor desgreñados
no puedo seguir bailando sobre una mesa de vidrio rota
ustedes sólo quieren líneas rectas hacia la angustia
falsa tibieza que no puede acoger
dejo que se escurran entre mis dedos
niebla y peligro, caen las vértebras de la admiración
ya no es una audacia divertida
merezco una categoría estúpida para esta ignorancia
de querer comprar amor con sexy debilidad
Nota: Gabriela Bejerman nació el 16 de octubre de 1973, en la ciudad de Buenos Aires. Es Licenciada en Letras.Su primer libro Alga (Siesta, 1999) es considerado por la crítica fundamental para entender lo que se llamó poesía de los ´90. Además publicó Crin (Belleza y Felicidad, 2001) y Pendejo (Eloísa Cartonera, 2003). En 2004 publicó Presente perfecto, un libro compuesto por dos novelas breves, en editorial Interzona, publicada con el subsidio de la Fundación Antorchas, cuyo jurado fue César Aira. En 2009 publicó la novela "Linaje", por editorial Mansalva.
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