sábado, 15 de mayo de 2010
Francisco Bitar
Todo clima pertenece a las estaciones
también este en que enciendo un cigarrillo
y el humo hace de la habitación
una atmósfera aparte
Pasó ayer la temporada de lluvias
y empujó en dirección a los puentes
las luces de un tráfico falso;
el resto de las líneas de punto
que traban las estaciones al suelo
debió correr por su lado
para unirse más lejos
al movimiento del perímetro
Acá el agua es una música clara
que recorre las paredes
aparecen todavía objetos
de los inquilinos anteriores
encender los quemadores del horno
es cuestión de vida o muerte
Abríamos la casa con las tormentas
y corríamos los muebles
hasta el centro de la habitación
donde más tardaban
las masas de aire fresco
en desplazar los últimos calores
Atrás de la cama apareció la última vez
la estampita de un santo paraguayo
y no supimos si se soltó del colchón
o si bendecía el papagayo del viejo
que murió con esta casa
Respirar y que sea de noche
Después, entre la estampita
y la furiosa necesidad
de devolver los muebles
a su lugar original
es lógico recordar el momento
anterior incluso
a terminar el curso
de la primera comunión
en que se pierde todo diálogo con dios
y se le empieza a rezar a todo
para que no desaparezca
Esta noche está el frío endureciendo
todas las puertas que dan a la calle
Las luces rojas de advertencia aérea
que se encienden en la punta
de los grandes edificios
duran igual que las estrellas
Ahora se apagan
o están enfriándose
hasta desaparecer al mismo tiempo
todo ocurre a una altura parecida:
la cabecera de mi cama
hecha de reja de hospital
Voy a rezarle a todo
que si no, desaparece.
(de el olimpo [primera parte], Ed. Chapita, Buenos Aires, 2009)
La sangre que está en la mano
la circulación manda hacerla correr
y pone otra sangre en su lugar
El pantalón al lado de la cama,
la imagen de un perdido del mundo
que duerme junto a un inmenso campo alambrado
El aire que estaba afuera y después entra, relacionando
Los ruidos del tráfico son los de hoy
aunque parecen recién llegados de un largo viaje
——Hay calles que pueden llevarte lejos
a otras ciudades incluso
pero si se caen del camión unas botellas
habrá olor a cerveza todo a lo largo
Después se callan
y al toque el silencio
vuelve a tener mil años
La idea de generar
un vínculo entre las habitaciones
y la idea de impedirlo
son las dos muy viejas
y ya tienen cada una su propio invento
Una idea es la sangre
en la cabeza que hace un rato
estaba adentro de la mano;
un invento es la misma sangre
que ya dio todo la vuelta.
(de el olimpo [segunda parte], en prensa)
HORMIGAS EN LA GUANTERA de una camioneta,
la luna proyecta un azul
de pantalla a la oscuridad
En el pasillo la luz se estira
y se tensa la correa
del perro del vecino
La bocina de una locomotora
suena en la noche:
debe ser el penúltimo llamado
de un tren que lleva enfermos
Nadie sube
pero unos cuantos se bajan a escupir.
El Olimpo segunda parte, (Colección Chapita, 2009).
Sierra al ciervo
Al salir, el ciervo está tirado
al pie de la puerta, lagrimeando.
“No puede más con su cabeza”
piensa el hombre, se mete en su taller
y sale con su sierra de mano
“La trajo arrastrando desde el bosque”.
El hombre aplica sierra al ciervo
que muere bajo su cornamenta;
“Por alguna razón les crece este ramaje,
hasta matarlos a veces, en la cabeza”.
Al primer contactote la sierra
salta el sarro en virutas
luego polvo y hacia el centro
del cuerno un blanco real
[ ]
el hombre está de golpe del otro lado
y detiene la sierra justo delante
del ojo de mujer del ciervo.
El ciervo, conmovido, se levanta. Tiembla.
El hombre entra y sopla el serrín
del trabajo en las mangas de su camisa
arriba de las marcas pegajosas
del desayuno sobre la mesa.
De parado con su taza de café
mira desde la cocina cómo el ciervo
regula su nuevo peso
con movimientos cortos:
es un ciervo joven, los ciervos son viejos
sólo a último momento.
El hombre gira y espanta
las moscas de la mesa –
son más cada mañana,
un día tendrá que hacer algo.
Por el momento
deja la taza en la bacha
vuelve con el trapo
y borra cada marca.
De Negativos, (El niño Staton).
Nota:Santa Fe, 1981. Reside en Santa Fe. Publicó la revista “Humillados y ofendidos” (2000-2001). 2004: Primer premio VI bienal de arte joven, poesía, Universidad Nacional del Litoral. Poemas y ensayos de su autoría aparecieron en distintas publicaciones de la especialidad.. Colabora con el diario “El litoral”. En el año 2009 publicó El olimpo (primera parte) (Ed. Chapita, Buenos Aires, 2009), la segunda parte aparecerá a mediados de 2009.
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