domingo, 14 de octubre de 2012

María Luciana Schubmann




I


No había nada detrás de los tamariscos
nosotros lo sabíamos y asentíamos con
la cabeza esa verdad fabulosa.
Yo estiraba los brazos
me hacía la que volaba.
Sobre la pista de avión,
las cosechadoras dibujaban los bordes.
El verano era de los sapos,
ellos nos temían
Quedaban aplastados contra el
piso, con algo rojo en la boca
como una menthoplus de cereza.



II

No importa que pensáramos que había marcianos en la cocina
porque las posibilidades de morir eran escasas o imposibles.
Al costado de la pileta habitaban los lagartos.
Aunque no los viéramos,
sus colas nos daban latigazos por debajo del trampolín.
Y crecimos con esa posibilidad
la de no morirnos en un plato volador
dejando que nuestros pies se queden
en la boca del cocodrilo.


III


Como en el agua éramos felices
todo lo hacíamos en el agua
un pez gigante en el arroyo no existe
un pez gigante en el arroyo de las tunas, sí existe.
Cuando hacíamos la plancha él pasaba
y ondeaba nuestros rostros
para convertirnos
en niñas temerosas
del gran monstruo marino.

Aguantando la respiración
se llegaba a formas no humanas
una piedra extraterrestre, por ejemplo.

Borradas las orillas,
desarrollamos el sentido de las algas y
nunca nos ahogamos.


Nota: María Luciana Schubmann: nació en Coronel Pringles pero actualmente reside en Coronel Suárez (provincia de Buenos Aires). Editó las plaquetas “Redondel de agua” (2010, Acción Creativa) y “Pez” (2011, Acción Creativa). Docente, forma parte del Staff creativo de Isidoro Espacio de Arte.