lunes, 29 de febrero de 2016

Emilio Hernán Herrera





PAREDES PINTADAS


el azul separa
la ventana de mi cuarto
del cielo

elegí ese color
para combatir la soledad
dejar atrás el pasado
pintar las paredes
el techo
el borde de la cama
las calcomanías del escritorio

el azul en todas partes
para olvidar el mal trago
el sol de las tardes vacías
las noches con gusto a temor
el cigarrillo apagado en el cenicero
la botella de ginebra por la mitad.





LAS PUERTAS DEL CIELO


la puerta corrediza de mi cuarto
da al espacio
así lo sentí desde chico
cuando se abría la puerta
y subía el escalón que separa
el lavadero de mi habitación

la oscuridad del silencio
en cada baldosa húmeda
el rocío de la noche
las sábanas recién colgadas
se estiran con el viento

enciendo un cigarrillo
siento la distancia
entre la terraza y el cielo
imagino en cada estrella
una ciudad desconocida
millones de años
nos separan

y esa creencia
de que más allá del cielo
hay una galaxia
donde alguien desconocido
está pensando lo mismo.





EL HINOJAL


me senté en tu orilla,
laguna El Hinojal
donde los peces salpican
el azul de sus almas

en Chascomús se habla
otro idioma
se repite el che al final
de cada verso
se aleja el tiempo
en El Hinojal
un hombre de boina
pasa veinte horas buscando
algo en la laguna

recuerdo esos días
cuando bañaba
mis dedos con tu agua
entre el mixto barro natural
y pensaba en un futuro regreso
a este, aquel, paraíso completo.





AL LIMÓN


tres moscas en el comedor,
de esas pequeñas y molestas,
no son como las grandes
más fáciles de ahuyentar

revolotean sobre las cosas limpias
se olvidan de las sucias
descartan el tacho de basura
o las bolsas de residuos

prefieren
los vasos recién lavados
con detergente olor a limón
atraídas por el gusto
de meter sus patas
en lo más limpio de la casa.





LA NIÑA EN LA TORMENTA


busco mi sombra en los charcos
en el agua acumulada en la pileta
sólo veo las monedas ahorradas
que no sé cómo terminaron ahí

el barro de la inundación
por todos lados,
la soledad

la cara de mi hija
se mezcla entre las cajas
de los discos que ya no sirven
y sus dibujos de la infancia
arrugados sucios rotos

la tormenta es el llanto
de una niña sin consuelo
que busca refugio
en el hombro de su padre. 





UN VASO AZUL


todo es inesperado
entre la tormenta y no saber
cómo rearmar ese vaso
que estalló contra la pared
del patio

entre el enojo de los dos,
la idea remota
de juntar cada trozo de vidrio,
creer que algún día
podría volver a ser un vaso
azul y brillante

y al mismo tiempo
sentir que la lluvia
pide que dejemos todo así
que la rejilla
se lleve todo ese sinsabor
o que el barro tape
cualquier indicio de consuelo. 


Bio: Nació en el barrio de Belgrano en el año 1978. Estudiante de Letras. En el año 2006 publica, para Ediciones Baobab, su primer libro, Ocho lunas de una noche de Carlos Oquendo, donde presenta una selección de sus heterónimos, homenaje al poeta Fernando Pessoa. Participó en la Antología de El Rayo Verde 2013, 2014 y 2015 y otras publicaciones para la editorial Dunken, su última publicación fue para la VII Antología de Ediciones Ruinas Circulares 2015 como finalista. Y está por presentar su segundo libro: UN CUARTO AZUL, por la editorial El Ojo de Mármol.
 



domingo, 28 de febrero de 2016

Ruben Guerrero





Los broches

Ponía los broches sobre la ropa de manera que tres broches
abarcaran tres prendas y media.
Distribuía todo
éramos cinco y no sobraba nunca
nada.
La mermelada de la tarde, los cinco en la mesa, el televisor  encendido
ella distribuía el pan, el mate cocido 
y ninguno
de los cinco
hablaba
porque no pensábamos en que la falta era un impedimento,
no pensábamos en eso.
El mundo era
ella
distribuyéndolo todo.





Levantamos paredes

Mañana me pagan
hoy ayudé en una obra en construcción
levantamos paredes.
Hoy ella hizo fideos, compró cerveza.
Hace calor.
Esta noche dormimos juntos 
con la ventana abierta.
Mañana me pagan
mañana invito yo
mañana.   





Villa Gesell

Sentado en una reposera miro la carne en la parrilla.
Ella sentada un poco más allá
lee una revista.
Vinimos a Gesell por el fin de semana, 
el lunes ella entra temprano a trabajar.
A esta edad la carpa más de dos días se vuelve una ofensa.
Pienso que ella debe pensar que no me da para llevarla a un hotel
y no me da,
pero tampoco
me da
el cuerpo
para más de dos días en carpa.
Hoy a la mañana me dijo
que hace un tiempo que estoy como en otra.
Hace unos días que tengo
en la cabeza
cómo habría sido todo si no hubiese dejado el fútbol,
si me hubiese bancado los entrenamientos,
no salir
y largar, un poco, el alcohol.
Hoy sería todo de otra manera,
sería todo un poco más fácil.
Ahora miro la carne en la parrilla
y pienso
en su reclamo.
Construyo el tiempo con el peso de sus palabras.
Ya casi está el asado, en un rato comemos, le digo.

Poemas de “no transpira” Zindo & Gafuri 2013





XI

Como las estrellitas
de navidad
algunos pibes se apagan.





Canción 

Hacia allá cultivo los pornógrafos
las huellas dactilares de lo oculto
siempre (cuándo el viento) salgo a sulfurar
corazón sulfatado no late, el bombo no acompaña
afuera los pájaros
me baño con la idea:
lomo educado no transpira.


Bio. Nació el 29 de mayo de 1982 en Avellaneda. Actualmente vive en Adrogué. Es Redactor publicitario. Estudiante de la carrera Licenciatura en letras de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Exfutbolista. Colaborador en la editorial Zindo & Gafuri. Participó en el grupo de poesía “Paladar espina”. En 2013 publicó el libro No transpira bajo el sello editorial Zindo & Gafuri. En los próximos meses publicará su segundo libro Ahora que estamos en verano.   

miércoles, 24 de febrero de 2016

Agustina Beltrame






Primero partir
la luz estalla en mil partes
la sombra se extiende
voy por el reflejo del sol








X, la huella
un día me clava la luz
el amor en el cuerpo
y me deja a medio camino
de una vuelta, no sé si manzana
kilómetros o mundo
ni señal me deja
dónde nos encontraremos, silencio
si nos encontraremos próximos
en el agua luz me planta
su vida sin tierra








Éxodo
una cantidad de agua nos volcó
naufragamos en una música de primer mundo
nuestras consecuencias acróbatas nos dejaron
sin permiso para tomar las llaves e irnos
volvimos a la superficie con hastío, sedientos
sin remedios para una nueva neurosis
que comenzaba a desencadenarse
golpeamos las paredes de nuestro físico
para que toda agua se nos cayera
no hicimos más que romper todo olvidar todo
no dejamos nunca una puerta sin grietas
ni supimos poner en su lugar una nueva ventana
que nos deje ver el azul el sol o la nada
nada sin aliento a construir esta nada
por diluir en cuerpos que se abrazan
donde no están
sin oleadas de un sol ajeno de viento
el mundo que nos tocó
se quita el peso para hundirse
permanece y se desarma








Cuerda
los ángeles del sueño
caen, rojos, como pájaros mutilados
por la muerte de la luz








La resaca de la ola 121
la caída de las cosas
la resonancia de cada una
                           a la luz
el filtro del movimiento
objetos tumbados,
                          el desequilibrio,
la luz despierta todo
la luz rechaza todo
la luz aprieta a las cosas
un hueco es la muerte
                      la muerte, un eco,
un eco contesta a la ruptura
y la espuma de los cadáveres
por la oscuridad no se cubre
                                 todavía



Bio: Nació en abril de 1994, en Gualeguaychú, Entre Ríos, donde reside. Desde el 2013, estudia el Profesorado en Teatro en la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. En el año 2015, se editaron poemas de su autoría para la Antología de poetas argentinos “Rutas, un recorrido por los diversos senderos poéticos del país” con selección y prólogo de Sergio Minore. Punto de encuentro Editorial. Además, ha colaborado en revistas locales como “Tinta y Hueso”, y otras revistas digitales como “El globo literario, revista de literatura invisible”.


Mail de contacto: agustinabeltrame@hotmail.com

martes, 23 de febrero de 2016

Natalia Leiderman





equilibristas

somos equilibristas buscamos
la mayor cantidad de placer
la menor cantidad de dolor
dijiste y ahí estamos
caminando en lo alto
por un hilo radiante

aunque el amor
no es cosa mesurada
y vamos a estallar
como bichitos al sol
todo está bien
todo está bien entre nosotros.




sin demasiado fuego de artificio
nos amamos, sí
pero lo decimos pocas veces

sin hacer ostentación del brillo
levantamos la cabeza
para respirar mientras nadamos
voraces pero instruidos

la masa dulce leva de a poco
tomo el té, escribo haikus
hago florcitas de papel

no hay la urgencia de las grandes ciudades
hay un constante acariciar el lomo
de un animal perfumado

si hay hambre, que espere
soy todos los días santa
y  lenta
una trapecista que busca con cuidado
el momento preciso para dar el salto.



esto de que me mandes
a la concha de mi madre
me parece inofensivo.
¿nunca quisiste regresar
a la noche tibia y sencilla?
¿no quisiste invertir el camino ir
apoyándote despacio
en la forma blanda de los objetos conocidos
hasta llegar a cero?





me repliego como una niña, quiero
que me lleven al cine, a la plaza
que me pregunten por qué no como
quiero ahora que tengo
el cuerpo inmóvil, quiero
ahora que no tengo
nadie que me haga el amor
quiero el amor de los padres
espantosamente fiel
y grande
entre mis manos pequeñas.


los mejores poemas

los poemas pensados un segundo antes
de dormirme
de acabar
de morir
seguro fueron los mejores

los poemas que arremetieron
insectos salvajes
cuando menos lo esperaba

me cruzaron el cuerpo
de lado a lado
me abultaron la carne

me inquietaron:
un gusano brillante en el cerebro
la eléctrica voz de un condenado

me dijeron estás viva
y después plop
se disolvieron furiosos en el aire.




Bio:  Nació el 31 de octubre de 1990. Es fotógrafa y estudia Letras en la Universidad de Buenos Aires. Participó en las Antologías de “El  Rayo Verde” 2014 y 2015. Asiste al taller de poesía de Osvaldo Bossi. Este año -2016- publicará su primer libro “Animales dorándose al sol” por El ojo del mármol.