martes, 16 de agosto de 2016

Estefanía Papescu





Carta al aire


Una fuga de responsabilidad interior

borró todo registro tuyo

quizás porque reconocerte es conocerme sintiendo

y todo ese poder incontrolable me desequilibra

prefiero acumular piedras de azúcar

que se muevan como asteroides por todo el cuerpo

Cuando tengo la Antártida dentro mío

siempre

vuelvo a vos.

Si tuviera un hijo le enseñaría, aire,

que sos lo más importante

que el sufrimiento es un vínculo común,

las puertas de la libertad

se abren de tu mano

en esa inversión constante entre lo imaginado y lo real.


***

Estuve en la guerra del gas comprimido

el family game

high class

todos rodeando el juego

intentando no sacar

el casette propio

de adentro.

Esa chica no levanta los platos

si el cuchillo

si la cuchara

Mi hermana no sabe lo que es

un aguilucho.


***

Del medio del planeta sale un manto oscuro

que me cubre,

me hace correr

una balanza que pesa un corazón de agua.

Como se  juega se vive

no vale todo

no salís de la tierra y llegás al cielo

sin aprender a saltar con las dos piernas juntas

primero con una

después con las dos.

No puedo darte mi casa,

una casa se llena de objetos

elegidos minuciosamente

para sonreír

No puedo elegir tus objetos

no quiero que desees los míos

hay una tienda en la esquina

en la que podemos comprar un montón.

Me pregunto si la moral

es la religión que me impongo hoy.




***



Las piedras sufren

los objetos nos odian.

La piedra por el peso arquitectónico de la historia

los objetos por ingratos,

se vive para darles un refugio,

para estar con todos ellos

o para dejarlos cómodos mientras nos ocupamos de otras cosas.

Unos indígenas mexicanos dicen que

quienes se rinden o tratan de detenerse

en la peregrinación al árbol sagrado

se convierten en piedras.

Tal vez las piedras que pateamos son personas

que convertimos en piedras

quizás por eso las playas están llenas de ellas,

escapistas intentan llegar a otro puerto para transformarse en humanos

o para que estos, desconocidos, las transformen en objetos

puede ser que por eso los objetos nos odien.

***

No sé a dónde iba

tampoco qué quería armar

se que ahora tengo el cuerpo lleno de aire

y la simpleza de saber que lo puedo todo

como en el juego piedra, papel o tijera

el papel se acostó sobre la piedra y ganó.

Bio: Nació en Chubut en 1985. Estudió periodismo en la Universidad del Salvador. Asistió a diferentes talleres de escritura. Entre el 2012 y el 2014 organizó ciclos de poesía en los espacios Naranja Verde y Una casa. El año pasado, también, realizó una lectura billingüe en simultáneo entre poetas de Buenos Aires y New York. Como periodista condujo el programa El ojo torcido en Radio Sur y fue redactora para la revista de arte Haufen. Actualmente está trabajando en la publicación del último ciclo realizado en 2014, se llamó El movimiento escondido y reunió a más de 30 poetas argentinos de diferentes generaciones. También en su primer libro de próxima aparición.