sábado, 31 de julio de 2010

Jimena Arnolfi



Planisferio N°5 con división geográfica de la angustia

Somos un bazar del litoral
siempre cerrado a la hora de la siesta
y vos, que no sos ni turista
ni de ningún lado
llegás a casa con tu bolsita a cuestas
pateando veredas rotas
e identificando los árboles de la ciudad
ese es un lapacho rosado
decís cuando llegás a mi casa
y ves la sombra a punto de sangrar.

Otra vez con el corazón como lata atada
al parachoques trasero
de un auto que pierde humo
porque vos no ves la cara que ponés
cuando hablás de antes de ayer
como estirando el cuello
para llegar a esa salina
que está a dos metros de altura
esa salina o desierto
que es la zona de la angustia
la que en los mapas
está dibujada con óvalos color té con leche





El globo desinflado después de la fiesta

Vos creíste que estabas solo cuando llorabas escondido
para no despertar a tu familia
también creíste que tu mamá
no te había visto masturbándote en el baño.

Sentir la vida sucia
la mugre abajo de las uñas
la vergüenza guardada
en el último mal sueño
en la canción que tarareás si te acordás.

Podés perder la piel
la dignidad y las llaves en cuestión de segundos
podés olvidar cada acento
cada timbre de tus voces
podés vagar para siempre
como bostezo contagiado de boca en boca.

Todo lo que viene de la mirada está envenenado
lo explicó un borracho una vez
sería hermoso coger
con alguien que nunca escuchaste
con alguien que nunca viste.





Síndrome del cantautor

Es importante que sepas eso
sólo puedo arruinarte la vida.

Siempre veo arañas por todos lados
bichos que están trepando
bichos que están comiendo a otros bichos
bichos que después dan la vuelta carnero
y se empiezan a morir en cámara lenta.

A veces me parece que pierdo la noción
pero sos lo mejor que no me pasó en la vida.

Ayer estaba triste
y me explicaron que el problema
es que tengo el síndrome del cantautor:
el pibito con la guitarra
el pibito con los poemas
el pibito que se emborracha
y que viva, que viva la revolución.

Empiezo a leer tus poemas
cuando no estás
como quien desarma un juguete
para ver qué tiene adentro.

Otra vez soy un Renault 4
segunda mano
caño de escape a la miseria.
Mi conducta a veces te parece extraña
como esa vez que te dije
que no me gustaba que me mires la cara
si me quedaba dormida.


La verdad es que nunca te expliqué
pero esa noche soñé que te iba a matar.

Fin!



Nota:Jimena Arnolfi
(1986, Buenos Aires/ Entre Ríos)
Tiene un blog: www.enquimera.blogspot.com

viernes, 30 de julio de 2010

Martín Araujo



*****

Como dos gaviotas
arrojadas sobre este llano
se abrazan en el pasto de la noche
lejos del foco de la plaza mayor
y la confitería
acá en la ruta orillada
a espaldas del silo
a minutos del sol
abrazadas como gaviotas
blancas de luna en la playa pampa
donde nadie las ve
o solo yo que es lo mismo
solo con mi anteojo
mirándolas desde hace horas
separarse del mundo como semillas
como dos alas

Saben que las miro
y no les importa:

las veo vestirse en el primer rayo

desenlazar los dedos
el hueso de la lengua
y volcarse a esa ola
plana de sal y pasto
afuera de la ruta
volviendo a la ciudad







*****

Tu sombra se arroja por la ventana
y jamás hay ojos para sentenciarte
Una carta atraviesa los cuartos
para encontrar la mesa donde
una taza se enfría hasta no ser café

Elegiste el rojo para la tinta,
el color del minotauro,
dejando el blanco sobre el hilo

Y nunca estoy ahí para verte

Las manos asomadas entre los vidrios
a la hora en que las luces resbalan
y en la plaza no quedan palomas ni amantes
No puedo ver que ya tus hombros
se trepan por el columpio de aire
y toda la niñez vuelve y te come la cara

El circo se abre con sus jaulas y ruidos
y vos, espalda cubriendo la falta de pared,
brindás tu desnudez a un solo mundo y en el cielo
un jirón de luna
bocas que pierden las formas
hasta una maraña de estantiguas

El gato trepado, absorto en su lengua
lejos, invariable en un muro, gritando
y no hay quien escuche
A la plaza sin árboles le crecen hongos
Las nubes se distraen en el suelo
los remolinos se ahogan
esperando un cuerpo que no llega
porque vos, colgado del vacío
ves como en haces la dimensión
del secreto y de la ventana
mientras el ojo sigue a una figura
abandonada en el polvo de una calle
corrida por el viento

Sospechás que es otro el hombre de asfalto
que escribe y reclama una visión
como un cuadro, que escribe
y se hunde en un cuarto
piso de vidrios vaciados y memoria

Imaginás con tu cuerpo que el hombre ve su salto
cuando en la penumbra ya no hay ojos ni amantes
y en la habitación solo queda sangre







*****

cuchá
brava la verdulera
fijate cómo sube
dodododododododo
ahí se queda
sostenida por la conga
se queda
se lleva la tradición
al fondo
hasta los huevos
la verdulera
sube que da calambre
hasta el sostenido
se clava ahí
sostenido
baja rápido con negras
marca pero no para
brava
la verdulera
no tiene empacho para llenar
el plomo de las sombras
con oídos
con un montón de botones
y aire
como para llenar un globo
un estadio
como para ponerle una mecha
y esperar lechuga
zapallos remolacha
el estribillo
largo y repetitivo
como una mecha
cuchá
zumba la noche
y se quema
la verdulera
arriba arriba
la verdulera






*****

se mueve por el living con desagrado
e imperio supongo que así
recorrieron sus antepasados el desierto
la jungla y los ríos aunque
esta bicha nació en un criadero
de cruz del eje la trajo el tío en un viaje
a esta pecera grande y verdosa
con un tronco para colgarse
en un rincón del comedor ahora
centro de interés de amigos y dueños
martina una tarde de visita cuenta
la historia de una vecina sola
que un buen día dejó de atender llamadas
e ir al trabajo y sacar la basura
para entrar en su mascota
como un globo escamoso la encontraron
inflada en el pasillo de la casa
perdida en un juego de jugos y disolución
una cosa de ácido dice martina
tomando té de cedrón mientras vemos
desenrollarse ese largo cuello sin cuerpo
en el que cabe un elefante según el dibujo
del pequeño saint-exupéry un falso sombrero
se cuelga cabeza abajo en el tronco
como un cable gordo e inanimado
ahora duerme así sin enroscarse
y cada vez come menos
martina muerde una galleta sonríe
está juntando hambre y baba
se prepara para un trabajo de semanas
te está midiendo nomás
simplemente hace eso

Nota:Martín Araujo (Morón, Buenos Aires, 1983) es o fue escritor, técnico en instalación de aires acondicionados split, perito mercantil, músico, licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UBA, herrero, docente, acompañante terapéutico, periodista. Co-editó la revista la piel (2002-2004) y participa eventualmente en algunos medios gráficos. Participó de la antología de biografías apócrifas Vidas Posibles (Eudeba, Bs. As., 2000) y publicó Cantata (Editorial Macedonia, Bs. As., 2008). En 2009 circuló Memorias del salón de té y CVC, a través del sello autogestivo Berrretín Editora, que publicará en breve otros títulos (el autor tiene al menos cuatro libros más terminados). Actualmente reside en Córdoba y sostiene el blog http://martinaraujo.blogspot.com

jueves, 29 de julio de 2010

Javier Galarza


GESTUALIDAD

necesito algo del orden de tu mímica:
esos gestos que te visten y desvisten.
tus juegos, tus mentiras.
si, creo que necesito eso:
deslumbrarme en la ostentación de
tus carencias.
algo del orden de los ademanes
y palabrerías que te velan.
buscar la verdad allí: donde no estás.
para aprender a no saberte intuyendo
que permanecerás por siempre en
lo no dicho.
en la dimensión inasible de las insinuaciones.
así: como apenas susurrada.
bella evasiva inmaculada confusa y
resguardada en tu secreto.




ESCONDRIJO

en el altillo de los secretos
donde los susurros crecían como espectros
dando la niebla al encuentro de los niños
—sorprendiéndolos—
vagaba dios acaso avisando la culpa de sus
desnudeces,
desvestía el tiempo su silencio,
avisaba la muerte su avidez de cuerpos pálidos,
pequeños?






NURSE

entre las comarcas del señor encontré a mi ama

en la penumbra mi nodriza
desnuda como los caballos de la noche

al galope gélido de corceles a la luna
(oh ama, no me dejes)

presta nodriza, no olvides mis medicaciones
canta y cuenta las palabras de los ancestros
(oh ama, no me olvides)

qué es el miedo?
acaso
la noche y la vastedad de sus naufragios?
la huella atroz de una dentellada?
esta sombra de mi otredad en los vendavales?

ya ama, ten mis drogas prestas
abre la ventana a las tormentas
tiende las constelaciones

pues puedo sedarme en tu palidez
(oh ama no me dejes)





ARQUITECTA

como duele
esta impensada calma
esta perfecta geometría
esta arquitectura
esta precisión
con la que lentamente
construyes
un mundo sin mí





vibrador

no me rompí
no me rompí
no
no era yo
no era mi nombre
ese juguete roto
vibrando
entre las piernas
de tu jezabel





reversa

el camino
que deshicimos
al andar
lo que perdimos
retorna
como perros
de
otra
lluvia


* se hace camino al andar, dice un célebre verso de antonio machado.





rilkean heart

guardo la medida justa
para no perecer
ante la potencia
de tu belleza

(mentira
me estoy perdiendo)


* holderlin y rilke han escrito acerca de la medida que impediría perecer ante la presencia del dios o la potencia del ángel.




todo se apaga según medida*


el principio rector
colapsa
en los labios
de tu adiós
vectores
sin medida
de tu marcha
partes
te vas
nunca
dos
veces
igual


*heráclito




Nota:Javier Galarza nació en 1968 en Buenos Aires. Dirigió la revista Vestite y andate. Publicó Pequeña guía para sobrevivir en las ciudades, con arte de Gastón Pérsico, El silencio continente en el 2008 y Reversión en el 2010. Es profesor de la FUNDACIÓN CENTRO PSICOANALÍTICO ARGENTINO, donde ha dado cursos de Holderlin y Rilke, entre otros. Coordina grupos de investigación literaria. Trabaja actualmente en diversos proyectos con gente de Noruega y Brasil y en volúmenes de próxima aparición.

http://morirenlaciudadyvivirenelintento.blogspot.com/

miércoles, 28 de julio de 2010

Brenda Mezzini


***

Nombre de tu nombre
quietud interrumpida
por ladridos negros,
por sueños dormidos a los
pies de la noche
Estrella, sollozo, isla
de lo que no fue
El viento persigue,
insiste sobre los pasos
de la sombra

Canto de la luz
en unas flores apagadas
Nombre de tu nombre






***

En el filo resplandeciente
de la noche, donde dormita
el pájaro bajo su plumín,
fuera de la mirada
implacable del mundo, una
respiración late ciega,
busca una salida en el
laberinto de la mente "De lo
demás, nada sé, escucho
una historia que se repite,
un mismo soplo, un mismo
roce, un mismo amor..." Una
caricia de paz que seca
la lluvia interminable,
el contínuo ruido del
mar bajo los ojos, los
párpados tiernos del olvido. "Yo vi
lo que quise ver, lo que mostraba
mi reflejo en el resplandor."
Cuando los niños terminen
de cantar será de
nuevo la noche.








***

Los deseos se bañan en la música sorda del vacío.
Los ecos son muy leves a lo lejos... Sólo la velocidad de los
cuerpos permanece. Como si éstos hicieran la música.
Y el sudor brilla en el aire. Y el aire gesta una danza
inacabada. Y un cello suena grave y órdido como un
lamento o una suave nostalgia sobre la delicada caricia de
un piano.
"Tus noches son mis noches" dice la música.
"No estarás más solo."


Nota:Brenda Mezzini nació en Bs. As. el 26 de enero de 1972.
Estudió cine, teatro y música. También incursionó en la pintura
de forma autodidacta.
Empezó a escribir poesía a los 15 años aprox. y tiene tres libros
publicados: "Y si gritás tal vez sólo te escuche" (de 1995), "El
Asombro de la Noche" (con fotos de sus cuadros), (2004) y
"Noche, niña, rezo", editado en 2009 y presentado en la Feria
del Libro de Bs. As.
Tiene un blog de poesía en Internet desde 2006:
www.laflorazul-poesia.blogspot.com
Actualmente trabaja como traductora de libros del alemán para
una editorial. También ha traducido poesía y ha realizado correcciones
de estilo para autores que desean publicar sus obras.

martes, 27 de julio de 2010

Héctor Urruspuru


Un Beso con sabor a cocaína

Un beso con sabor a cocaína
te pedí,
y me lo diste...

un beso largo
como la cerveza negra,
lúpulo amargo de la noche
te pedí
y con tus garras pintadas
como al óleo
me lo diste,
en rojo de cadmio y falso
(pero me lo diste)

y te ibas,
bajo una luna de hueso
desde hace meses
y en realidad
me importaba
una soberana mierda...

Que me empujaras!
al centro del volcán
del magma de tu sexo
en cenizas oscuras!
te pedí,
y sí, lo hiciste.

Y aquí estás,
para mí,
sin aire en los pulmones
y sin luna llena
en la boca inmoral.

y sin tiempo
estás, estás,
en el retrato,
despidiéndote.
Despidiéndome...







..............

... peces de cristal
en río de agua transparente.
Se los ve,
si se los alumbra,
con la luz del alma.

Ellos,
crecen con los eclipses
y llegan a ser inmensos.
Ningún pez de cristal duerme
en luna llena;

saben, de este sino y nadan
por ello, por siempre...
Invisibles para muchos,
nadan, río arriba.

Y es así. Las cosas son así.
Creíbles. Ciertas. Para tantos...

Dame, un lugar en ese mundo.
Yo también quiero creer.
Ser frágil y poder romperme
como un pez de cristal

pero poder creer...








(Autorretrato)

el no dueño de sí mismo
deambula pobre
desnudo
y no hay luna

en las calles del barrio cubista
el que nunca fue dado a nacer llora
por las heridas que no se ha infringido aún
(ah vientres de samurais amados!)
el alma se le torna alcohol de arroz

y ninguna lectura profana lo rescata
y ningún tren sagrado lo lleva a alguna parte
ya no viaja ya no ríe
ya no prende la lámpara marrón

deja (ya su mente en blanco)
que la humana miseria existente
lo doblegue lo curve
lo separe de su signo en el zodíaco

la náusea y su débil pie izquierdo
lo obligan a dormir en un hueco ocre
sobre finales del siglo

está
ahora a la hora dos
húmedo y con fiebre
en la tierra de las pesadillas
allí donde todo es color beige

grita
dormido
las noticias más amarillas
alarido mal vocalizado tiene
vuela espantada un ave nocturna

secuestrado permanece
por los shamanes de la noche
y nunca hay quien lo despierte

piadosamente lo despierte
(la voz de la madre perdida...)
nadie que lo libere le diga:
“hijo... ya está bien ya pasó...”

con los ojos rojos en un sol rojo
mucho más cansado se levanta
siempre!
siempre ha sido peor dormir!

un paño frío se merece su frente

...no lo acunó la luna llena
al vagabundo de las letras
la muerte...
se lo estuvo cojiendo toda la noche.



Nota:Ha publicado el poemario "Breviario" (2001).
Tiene terminados y sin editar algunos libros más, entre ellos: "Poesía de los desamores", "Sánguche de Mortadela Bocha" y “Prosas poéticas y algunos poemas”.

Dice el poeta en su propia voz: “No pude hacer música y tampoco pintura, así que encontré en la poesía a estas dos artes confluyendo. No obstante, sigo insistiendo con la música y tomé clases de quena y de charango con Patán Sartori del grupo Huancara, durante 3 años.
También con el tiempo (hace tiempo) y de puro arriesgado, dirigí en 3 oportunidades talleres literarios, en la Sade (Sociedad Argentina de Escritores) filial noroeste bonaerense por ejemplo, donde ocupé el cargo de Secretario General de la misma, llevándola a realizar una antología de poetas de esa zona, y recitales en la Capital Federal entre ellos: "La Manzana de las luces", "Café Tortoni" y la SADE central. Algunos con cerca de 150 personas presentes.
Anteriormente a esto, conformé un grupo de poesía oral llamado "La Bestaba," junto a los poetas Sergio Breccia, Roberto Fiorenza y Richi “Matafuego” Pantuzzo (Ricardo Gimenez), que realizó cerca de 200 recitales en bares, pubs, colegios, teatros, en la calle misma, en tiempos de la dictadura, cuando era muy difícil reunirse y leer poesía libremente.
Participé en pocos concursos, pero en la mayoría de las veces fui por suerte premiado (aclaro que no creo en los concursos, me interesan sólo por su dinero.... recuerdo ahora uno que organizó la Universidad de Belgrano, y el de la empresa Telefónica en el cual salí premiado varias veces).
Hice radio en 4 oportunidades, en FM alternativas (La Boca, Latinoamericana, y Apuntes, los programas: "La yilé en el tobogán", "La pelela" y otros...) difundiendo la poesía y la música de blues y rock and roll, andina y celta, realizando muchos reportajes a poetas y músicos actuales.
Me incluyeron en algunas antologías. Por ejemplo de la SADE, otro intitulado “Poetas y Putas”, uno de la Universidad de Buenos Aires dado en llamar “Poetas argentinos del 2000” (ediciones del Matadero). Esta antología fue realizada por Marcela Crocce, docente de esa universidad. Me han publicado en numerosas revistas literarias, como: "La Guacha", "Diario de Poesía" y “La Másmedula” por ejemplo. Y también por las diversas actividades me han hecho bastantes reportajes en diarios, radios y tv, e invitado a diversos recitales y encuentros literarios en provincias.
Pertenecí y fui fundador de: "Los poetas de la Contraferia del Libro".
Dirigí "La Yilé en el tobogán" con Rodolfo Edwards (poeta) en sus tres versiones, radial, ciclo literario y revista.
Y dirijo desde hace 11 años el ciclo literario "MALDITA GINEBRA" en el barrio del Abasto, que ha merecido varios reportajes en distintos medios y es uno de los más conocidos actualmente (amado y odiado por muchos) por este ciclo pasó lo mejor de la poesía actual, se realizaron muchísimos debates (en uno de ellos participó Federico Andahazi y Abel Posse), proyecciones de filmes del expresionismo alemán, y unitarios de teatro, entre otras cosas. También concurrieron poetas de varios países, de Europa y de América. Actualmente co-dirijo este ciclo con Lu Erker Ercolano.
También realicé una hoja literaria que tuvo numerosos elogios, donde se privilegió la poesía de "tono social" (aclaro que me gusta toda la poesía en su inmenso conjunto, provenga de la estética y tono que provenga). Esta hoja se llamó "El aullido" en honor al poema "Howl" de Allen Ginsberg (norteamericano), en esta hoja se publicó también fotografías de fotógrafos sociales como Atget y Sebastião Salgado entre otros
Para finalizar dejo un sitio web con algunos poemas míos: http://www.elmaestrodellongbow.blogspot.com

Ah, me olvidaba... me encanta el vino y la cerveza, mucho...

lunes, 26 de julio de 2010

Daniel García Helder


En el campo de los Arocena

Y a la vuelta del granero, tres ratas de oscuro y húmedo pelambre, rudas, ojos de confite, que salen despedidas por la boca de un desagüe, una atrás de otra, como por un recto. Hace apenas un instante, sus patitas apuradas en la cañería rat ra rat, rat rat. Y al dar la cara chillan de codicia entre las tres un solo chillido, corto, agudo y ascendente, dirigido a nadie.

Diógenes descalzo no hubiera pisado este potrero sin compadecerlas, chapuceras de cloaca entre caldos fecales robando el grano a las gallinas, qué más, cavando tímeles con sus pezuñas de sirvienta, y de noche silbando para medir el tiempo que las despabila, ennegrecido. Pero todavía hay luz y envueltas en su propio vaho de peste se las ve correr en dirección al molino, donde un cúmulo de malvas arbóreas recibe la descarga de una nube de polvo.

Aspas quietas en el fin de semana esperando lluvia. En el tanque australiano, las hojas se pudren con el agua abombada. Una camioneta por el camino de los plátanos, el verde seco, el ocre y la monotonía de las plantaciones, más nubes de borra en lento desplazamiento comprimido. Y si se vuelve los ojos, una tras otra ensartadas en un hilo de mofa trepan al penacho de una palmera; el tronco está enredado de tallos de hiedra, los cabos truncos de las hojas caídas parecen estacas.






Una advertencia

Una alambrada donde se cruzan
tallos de distintas zarzas y unas pocas
cañas emergen con sus penachos entre flores
acampanadas, tampoco muchas, de un color
que remeda al lila, pero que es silvestre.

Hay un grupo de estatuas entre los arbustos
del que la niebla apenas perdona las cabezas.
A ratos se alzan voces de gaviotas y un gas
como de harinas en putrefacción que se dilata,
y a cada oleada sigue otra más picante.

Una advertencia a los que crucen este parque
y restando poder a la humedad v al suelo
quieran hacer un alto para atarse los cordones,
prender un cigarrillo, fumarlo, cualquier cosa:
acá los pies echan raíz al menor signo de parálisis

y ya las rodillas se ponen rígidas, la boca
es cerrada por una corteza que sube, áspera,
desde los hombros y el tórax; manotear algo
a qué aferrarse no sirve de nada: los brazos
flexibles se tuercen en troncos que se ramifican

y borrando toda huella de una vida pasada
de miles de brotes en silencio rápido
salen las primeras hojas.







Yace

No hay, acá no veo, un pedazo de madera
nunca va a enceguecer, ojos de carne
y cáscaras de huevo —acá no veo—;
el viento se basta con el dolor de las hojas
y la puerta del altillo que golpea
mal cerrada; acá no hay
sino ver y desear, no veo
sino morir con deseo.

Pero borrar las opiniones vacías, tus esperanzas
sin apoyo, los prejuicios, titubeos,
los cálculos tentativos y otras materias
igualmente vagas o falaces supondría
dejar la mente en blanco, blanca, una cáscara de huevo,
pobre cosa hundida en un viento de campanario,
la liebre entre los helechos de la luna
acurrucada en una cuenca seca.
Si hay imágenes, ¿por qué hay memoria?
¿Quién levantó para el sol
una carpa en el mar?
La boca de la chica
que yace en el matorral, que yace
en el lecho de la zanja
dormida, y es picada
por las moscas, mordida
en los pies por ratas del agua
yo la vi, vi la boca, los pies
y no pensé, di vuelta a la hoja,
no pensé y volví atrás, cerré los ojos
ante el viento sin vida que pasaba
por encima de la zanja
barriendo el matorral.

La canción de amor
que fluyera detenida
en cada palabra
y que nadie conociera
ni llegase a oír,
esa que el día desnudo
a la noche cantaría
y la noche al otro día,

no, es imposible ahora:
las cuerdas flojas apenas vibran
y hay flores pisadas, pasto pisoteado
formando un camino, los murciélagos
revuelan en la pantalla sin chistar
y atrás de la ruta un poblado y arriba
la luna cuelga en un lazo de niebla.

Ya sin hambre ni sed, a medias oculta
por la maleza, el cuello reclinado
en el zócalo de la zanja
para que así la descubra el día
y con el rocío sea reparada,
los ojos en blanco,
yace.


Nota: Nació en Rosario en 1961. Reside en Buenos Aires desde 1990. Publicó El faro de Guereño (Libros de Tierra Firme, Bs. As., 1990) y El guadal (Libros de Tierra Firme, 1994). Fragmentos del inédito Tomas para un documental aparecieron en el sitio Poesia.com (Buenos Aires, 1996), en las revistas Punto de Vista (Buenos Aires, 1997), La modificación (Madrid, 1998), Matadero 103 (Sgo. de Chile, 2002) y en algunas antologías de poesía latinoamerica. Formó parte del periódico Diario de Poesía.

sábado, 24 de julio de 2010

Gerardo Lewin


Isidoro Cañones contempla las ruinas de Mau Mau

De nada, Cachorra, nos valió creernos
un trazo inmortal en el papel.

Puntual, aquí está el día, el tedio,
la transfiguración de lo que amé
en grácil materia anonadada,
despojo inerte de sacras, magnas francachelas.

Hubo vastos, placenteros océanos,
inexplorados continentes desnudos,
nuestro jolgorio y gloria.

Hubo una guerra y los Cañones
construyeron la patria.

Una vez más, pido la cuenta.
Ya rancia, la manteca cayó.

Lo que tuvo que ser:
dios inclemente
o redentor demonio
me quita
lo bailado.





Diálogo informal en el andén con mi amiga, la bella suicida
A Dafne Pidemunt

Mira, querida amiga, – dije –
ya ves que la locomotora avanza.
Enfrentas decisiones cruciales e inmediatas
y no hemos podido hablar aún
del dolor ni del sentido de la vida.

Es verdad – replicó
mientras un aire rubio la obligaba a guiñar –
pero, ¿cómo fue que llegamos aquí?
¿es cierto que este tren nos llevaría
a antípodas ciudades, ignorantes
de la moderna tristeza que adoptamos,
donde es posible contraer sacras nupcias con árboles
y envejecer petrificados
hasta que las pupilas se nos llenen de astillas?

No creo yo que todo eso exista
sino como un ejemplo otro
de la desilusión del yo,
de la disolución del yo,
de la desolación del yo.
– suspiré –
¿Por qué no vamos a bailar,
a comer algo, a tomar un café?

Nada me queda claro de lo dicho.
Todo se me ha borrado
como una certidumbre despeñada.
¿Hubo una vez amor entre nosotros
- dijo -
o eramos personajes
de una aplaudida telenovela vespertina,
en la que yo vestía un trajecito gris
y caía la lluvia?

El suelo tiembla – comprobé turbado –
Mira: la muerte ya está sobre nosotros.
¿Qué palabras debo decirte ahora
en esta nueva noche que se cierne?

Sólo di: ¡resucita!





Desde el Sheol - Entrevista con Shemp Howard

No quiero distinguir ya mis palabras,
el roce quieto del aire de este limbo.

La tristeza carcome el corazón del muerto
como el regreso de una oscura tos.
Soy llagas, niebla;
en exceso he bebido del fatídico elixir del yo,
ese que fui y que invocan,
por la mala molienda de lo dicho:
falaz espíritu feliz.

Adalid, profeta, mártir;
buscaba crueles enemigos
o monstruos derrotables,
el sentimiento que trágico machaca:
sórdido garfio en mis narinas,
tortura piadosa del piquete en los ojos
y detestables onomatopeyas revulsivas.
Danzas bravas de la tribu trinitaria.

¿Se entiende ahora
en qué consiste
el verdadero negocio del chiflado?

Redimido por audiencias infantiles,
ingreso al santoral con aura:
una ronda de pájaros piando en mi cabeza.





Dos romances redundantes
A Rolando Revagliatti

1-La gorda
Establezco un affaire superficial,
innecesario y sórdido con Nancy,
la ampulosa, opulenta, polentosa
vendedora de chalecos de fuerza
para la capital y el conurbano.

No son, ciertamente, el interés y la lujuria
mis únicos motivos: hay un deseo de imposible,
un desafiante intento de alcanzar el ideal.

En furtivos encuentros en el easy de Warnes
ella acaricia, subrepticia, fría grifería cromada.

Con el ladrillo motorola en mano
va detallándole, grácil, a su madre,
la tortuosa progresión de sus orgasmos.

Y en su mente prospectos de las ventas futuras:
ávida, la lista inexorable de los que pasarán,
en breve, a integrar la clientela.

Buscando el propio nombre
es imposible
no echarse
una miradita.




II La Flaca

Comparto con mil televidentes extasiados
el oculto, perentorio deseo de violarte, Nadia,
cuando por el 7 nos anuncias
céfiros favorables o adversos temporales.

Todo pasa por tí,
tus pupilas develan los tiempos por venir.
Un dios menor o algún gerente te han designado pitonisa.
En cada humor del mundo te revelas,
las nubes derraman tu canción sobre mi rostro.

Y la tortura diaria, térmicas sensaciones
como esdrújulas inconcebibles;
tu mano señalando frentes y presiones,
fantasmales tormentas
destinadas a anegarme,
a negarme.

¿Cómo podría, entonces, sorprenderte?
¿Qué cataclismo pergeñar,
qué precipitación o meteoro
que no hayas avizorado ya?

Como no fuera este odio repentino,
este imprevisto amor...





Sentimiento Zombie

¿Qué busqué aquí?

Busqué una música mayor,
un amplio río.
Ambigüedad. Voces
ahogadas en el limo negro.

Busqué una changa en playas
de estacionamiento. Subterráneas.

¿Por qué no te morís?,
dijeron. Cosan sus ojos,
séllenle la boca.
Denle sutil inexistencia;
crudo, duro vudú de incertidumbre.
Que labure.

Vos ¿sos vivo?
¿Dónde dejaste el auto?
¿Qué pensabas que diría
un muerto, el muñequito
que camina por la sombra?

Yo
no soy
quién.





Código postal

Uno no es un papel,
unas palabras,
cartas.

Uno no es un recuerdo,
tinta celeste,
fechas.

Uno no es un fantasma,
algo que se desliza
bajo puertas.

Que no me envíen a destinos imposibles,
nunca diré “querida amiga”,
“estas rápidas líneas”
o “ha empezado a llover”.

Uno no es un remitente falso,
escritura olvidada,
gotas de perfume.

Carne transfigurada y mártir
de matasellos asesinos,
víctima fácil de un abrecartas violador.

Uno no es algo que deba ser leído,
literatura itinerante,
yendo y viniendo hasta la muerte
entre nuestras mutuas soledades.






Aurea mediocritas

Déjenme ser un poeta menor.
Nada del otro mundo.
Alguien a quien apenas
le alcanzan las palabras.

Yo no quiero luchar,
me rindo de antemano.
Te cedo los honores,
no concurso.

El día pasa y frente a mí
desfilan grandes temas
que otros, mejores,
ya han cantado y gastado.

Nada puedo agregar
sino silencio.
Quiero ser alguien
a quien apenas se lo escucha.

Déjenme susurrar una canción
de vez en cuando.
Déjenme imitar
el sonido del agua.

Yo quiero ver pasar los años
y recordar tu abrazo,
tu inolvidable olor a crema,
a pan recién horneado...





Turista en uno mismo

Turista en uno mismo,
comprando postales,
consultando mapas,
perdiéndose.

Turista en temporada baja,
mirando paisajes
borroneados por la lluvia.
Solo.

Turista triste sin sorpresas,
ve lo que vio ayer,
lo que verá mañana.

Matando el tiempo
en estaciones grises,
en tiendas de souvenir vacías.

Sin guías, sin valijas. Turista
en uno mismo anclado y confundido.
Sin dirección, sin cartas.

Resignado turista sin boleto de vuelta.


Nota: Gerardo Lewin nació en 1955 en Buenos Aires. Es egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Participó como actor en distintas producciones teatrales. Estudió Dirección Teatral en un curso de posgrado de la Universidad de Tel Aviv. En 2003 editó un poemario, "Amores Muertos" (Editorial El Jabalí). Codirigió el ciclo de encuentros poéticos "El Orate y la Musa". Publica en su blog "de_canta_sión" sus traducciones de poetas hebreos, clásicos y modernos.

jueves, 22 de julio de 2010

Paula Aramburu


Del libro de poemas “Desplazamientos”, 2009 (inédito)

Desplazamiento

se fueron desplazando
en absoluto silencio, invadieron
músculos, tejidos blandos
células sanas grandes y pequeñas

segundo a segundo
lo fueron cubriendo todo
la fuerza de la lava que tras años
de permanecer encerrada a oscuras
dormida en lo profundo
del volcán, se enciende


Sequía

soportar el peso de esta tierra
árida, la arena seca quemándome
los pies, los ríos secos, detenidos
la amenaza de un cielo
sin lluvias, la opacidad
de un suelo sin luz ni sombras

soportar este tiempo de sequía
como lo haría el antílope
o la gacela, que guardan ayuno
por días enteros y sólo aceleran
el ritmo del cuerpo ante la visión
de una posible presa


El jardín

la incertidumbre enferma, dijo:
sin que lo notes, adoptará la forma
de tu cuerpo, dijo: irá de la superficie
hacia el centro, ocupará huecos, agujeros
tapará venas y arterias,
dijo: te cubrirá los ojos, los oídos
y nuevamente, sin que lo notes, avanzará
avanzará lenta, dijo,
como avanza un ejército de hormigas
que silenciosas infectan jardines
devoran hojas, tallos
hasta alcanzar la raíz
Nota:Paula Aramburu es Psicóloga, Psicoanalista (UNR, Rosario) y Especialista en Psicología Forense (UCES, Buenos Aires).
Desde 1998 asistió a diversos talleres literarios de la ciudad de Rosario.
En septiembre de 2004 recibe una Mención en el Género Poesía por su Obra Voces desiertas en el Concurso de Cuento y Poesía “III Congreso Internacional de la Lengua Española”; y en diciembre de 2006 recibe la Primera Mención por su obra Voces Lejanas en el Concurso “José Pedroni” organizado por la Secretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe.
Desde el año 2006 asiste al taller de poesía individual coordinado por la poeta Claudia Masin en la ciudad de Buenos Aires, y en abril de 2007 fue seleccionada para asistir al taller de poesía grupal coordinado por la poeta Alicia Genovese, en la Casa de la Poesía de Buenos Aires.
En el año 2007 fue convocada para participar en la Feria del Libro de Rosario y en el XV Festival Internacional de Poesía organizado por la Municipalidad de Rosario y la Secretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe.
Desde el año 2007 participa de los ciclos de lectura “Poesía en los bares” organizado por la Municipalidad de Rosario, y “Poetas del Tercer Mundo”, coordinado por la poeta Alejandra Méndez, ambos en Rosario.
En agosto de 2009 participó del Ciclo “Lecturas de Poesía” organizado por la Librería Fedro y coordinado por las poetas Florencia Walfisch y Ana Lafferranderie, San Telmo, Buenos Aires.
Sus poemas han sido incluidos en tres antologías editadas en las ciudades de Rosario y Buenos Aires.
Participa de múltiples blogs de poesía, además de coordinar el propio:
http://lasvocesdesiertas.blogspot.com/
En el año 2009 publica su primer libro académico: “Homicidio, locura y subjetividad. Emilce, la costurera. Análisis clínico – jurídico de un matricidio” editado por la editorial iRojo de la ciudad de Buenos Aires.

Entre sus libros de poesía, aún inéditos, se encuentran: Voces lejanas (2005), Fuera de foco (2006), Larga distancia (2007), El abandono (2008) y Desplazamientos (2009).

miércoles, 21 de julio de 2010

Héctor Berenguer


CIRCULO DE CIELO

Círculo de cielo
en el pozo profundo
los inmortales beben
miel y rocío

¿quién puede distinguir
su rostro en el torrente?

si la voluntad del cielo
no es constante
¿por qué es infinito
el anhelo del hombre?





UN CIRCULO EN LA SEDA (DE TINTA CHINA)

La gran campana de Gu-Hing
muge como un buey en medio de los sueños
Junto al Buda de jade
las frutas caen enormes y perfectas
Todo lo come la tierra
Todo lo bebe su sed infinita
Cada boca es una herida
que implora socorro
Cada vida recorre su milagro y se pierde
¿Por qué entonces la cruel belleza del éxtasis?
¿Por qué la reina encadenada a su colmena de ámbar?
Resuena la lenta letanía del sutra del gran loto
Ya no hay vestigios de hombres ni de dioses
Olas y hondas fluyen ligeras en el cielo otoñal Toda vida se agita dentro del gran espejo
Sólo la luna compasiva se desvanece en el sueño de su luz.






HOSPITAL ESPAÑOL

Si es necesario besarás el escalpelo que habrá de matarte.
Estás aquí venciéndote a tí mismo,
ponte de pie y canta con furia como el ángel Dylan, a esos locos que te acosaron pidiéndote lo imposible.
Ahora que te ahoga el último parto no pierdas la fe,
nadie nos esta mirando, el cielo será azul mañana
y el mundo no dejará de sonreír por falta de poesía .
Un Mishima pelirrojo mira en lo alto del muro con ojos de tigre altivo y solo,
mientras el gusano lo devora todo, la polilla escapará comiéndose la luna en la ventana .
Nunca estuve tan cerca de entender la vida
como en esa sala de espera,
viendo la confusión como un estado del alma
y la razón humana como un parte médico absurdo. De todos modos se sobrevive igual sin belleza y con tan poca sabiduría….
Sin embargo, que hermosa fue la lluvia en esa tarde de diciembre,
tomamos café con Hiram y Marcela como niños en las catacumbas, una estatua de mármol nos pareció la virgen de un claustro sin nombre.
Así es el mundo ilusión y encantamiento.
Una palabra puede cambiar la vida y
sin ser otro ya nunca serás el mismo.
¿Cómo explicar a alguien la tan temida muerte como un gesto benigno,
no una perversión, no un crimen perfecto, sino algo indescriptiblemente bello?
Como atisbó Rimbaud alucinado, pero hay que ser otro
poner la vida por delante y olvidarlo todo.






BARCELONA REVICITED

I
Soy el americano del destierro
de este silencio no puedo salir si no es en calles de otro tiempo.
Padre decía…
La copa de alfarero se modela con barro de los muertos amapolas sangrantes mezcladas con trigo y el agua amarga del dolor humano.
Ahora, la copa se levanta por ellos
que se atrevieron mas allá de sus miedos.
La casa bombardeada en la avenida Del Paralel en la vieja lavandería familiar con cajones perfumados con lavanda que solo vos recordarías Pepet, donde se lleno de humo de pólvora.

II

La familia grande sonrientes para la fotografía
Y las cartas de amor que venían de América. Todos primaverales, ellas con finas ropas de lino bordado y los hombres con su panamá, vestidos delicadamente para la ocasión.
Todos educados por el maestro Tatjé, que trajeron de Girona.

En estos sitios entro en sus muertes con Ramoneta la sobreviviente. .

Levántate y anda camino a La Noguera comiendo pan y mocos hasta llegar al Segre
junto a Alós de Balaguer. Los hermanos y la abuela sabina y los primos que irán a combatir para morir peleando contra los fascistas.

III

Soy el americano del destierro ya nadie me reconoce
soy el rostro de mis muertos, mi oscura filiación esta en la tierra
escondida para que se muera de olvido.
Nadie tiene nada que ver con nadie.
Sólo un tiempo en fuga hacia adelante
cautivos en las fumarolas de las factorías,
la construcción en serie y el lúdico poder financiero del que todos esperan la “ buenaventura”.

Sólo el arte transfigura lo que la historia profana.

Frente a la Sagrada Familia
venden camisetas del Che, de Bob Marley
y la infaltable marihuana … mezclados con Gaudí, Miró, Dalí
Lo banal y cosmopolita por unos pocos euros,
Padre diría, nunca escribas esto… nunca
IV

Siento pena mirando la mar, Catalunya profunda.
¿Qué hace de un hombre un poeta?

La angustia infinita de querer ser todos siendo nadie.

¿Y Palau i Fabre, el alquimista? Nadie más que él podría entender esto, lo supo junto a Picasso.

La eterna transmutación de la materia construye la belleza

Nadie tema por mí, solo llevo un tajo en el costado nada más
y una historia tapada con cal y tierra.
Que duele en la mirada como la luz del rayo cuando hay tormenta y no tiene remedio.
Porque ya ha caído la sombra, sobre nosotros, hijos y nietos de vencidos.



Nota: naciò en Rosario, Santa Fe, Argentina, en 1948. Durante la dècada del 60 incursionò en distintas revistas y publicaciones, "Grupo Literario 5" , "Runa" , entre otras.
Ha colaborado con periódicos y revistas especializados, de los cuales han sido recopilados textos de investigaciòn sobre poesìa china con el nombre "Tinta china" y consideraciones sobre la poesía "El poeta sofista".
De su producción reciente en antologías: "Café con letras" (EDITORIAL MUNICIPAL DE ROSARIO), "Poetas de Rosario: Desde la otra orilla" (EDITORIAL GRANADA LITERARIA, POESÍA, AYUNTAMIENTO DE GRANADA 2004), entre otras.
"Marcas de agua" (poesía, EDITORIAL LA CACHIMBA, ROSARIO, ARGENTINA, 2001) , "Entre la nada y el asombro" (poesía) es su último libro editado.
Como gestor cultural ha desarrollado una amplia tarea entre las cuales caben destacar: hermanamiento poético Granada/Rosario (con el poeta granadino Pedro Enríquez), coordina el ciclo "Poesía en el Círculo" en el Teatro El Círculo de la ciudad de Rosario ( www.teatroelcirculo.com.ar ), desde hace diez años y de la denominada Semana de las Letras y La lectura , encuentro internacional y nacional de poesía. http://semanadeletrasylectura.blogspot.com

martes, 20 de julio de 2010

Valeria Iglesias


Los siguientes poemas pertenecen al libro
"Restos de Jukebox", Tocadesata 2009.




la más en perspectiva

escalé peces río arriba
hasta perder el sentido
hoy me dejo caer
sobre césped sintético

la foto panorámica
vos una manchita de colores
en el vértice inferior derecho
mi dedo
irrumpe por la lente
sostiene el vértigo
siempre en ese verano
donde quiero ser la más linda

yo creí que el amor era esto

ahora repaso el álbum
todavía el corazón erguido
regreso y me hago justicia
pido ser la más valiente






hábito de mí

vuelvo a lo que dejé
cuando salí de viaje

-nunca la delicadeza de guardar
en cajas cubrir
con mantas-

vivo el día a día y regreso
un souvenir
en la maleta tu nombre
sobre algún estante caracoles
–recuerdo de Mar Silente-

obsesión llenar la casa
objetos me sujetan
alfileres al tablón de novedades
buscar
zapatos cita dentista

regreso mi agenda en blanco
boletas impagas luz
gas vendas
empiezo por barrer
pongo música de fondo






a medida

de poco en poco
agua en la boca
piernas
ligeramente abiertas
como sombrilla a contraviento

cuando hablo anticipo plagas
nube de catástrofes irreversibles
como si yo hubiera o hubiese

gajo en tajo
entrepierna
se filtra en tu boca agua
de la pared el revoque
descascarándose

armo las piezas con alfileres
tailor-made love
amenaza de dique en la fisura







morera

miedo esquina de cañas
una selva no es valor
es volar
suspende el diafragma
serpiente rodea el tronco
llegar a donde no llora
lugar donde recuerda
no llora

trepa las rodillas
arden bajo los vaqueros
árbol de moras
la altura certifica
el suelo lejos no hay dudas
con gusto a vuelo la fruta
por entre las hojas sol
magia es creer de dios
más cerca se reza

los rayos atraviesan pelusas
partículas de polvo
como una redención
es ella niña santa
inmaculada mora
explota el paladar dulce
en los pies colgando miel
niña alada
y está sola

sin testigos se abandona
lo hace sola
se deja a sí misma
una tarde sin rescate

Nota:Estudió Licenciatura en Lengua Inglesa en la Universidad del Salvador y cursó la carrera de Letras en la UBA. Se formó en talleres literarios con Mabel Garabelli, Pedro Mairal, María Inés Krimer, Luis Gruss y Andi Nachón. Actualmente está cursando un postítulo en Ciencias del Lenguaje en el Joaquín V. González. Publicó en forma independiente Papel Reciclado (distribuido por Voy a salir y si me hiere un rayo), Hilvanar la Angustia (Color Pastel), ONIRIA (Ediciones PDD) y Mensajes en el Refrigerador (Color Pastel) y Restos de Jukebox (Ediciones Tocadesata)
Colaboró en Para Ti, Lea, La mujer de mi vida, Pistilo, Árbol, La Luciérnaga, Plebella, No Retornable. Colaboró en la escritura de guiones de TV y en la dramaturgia de algunos proyectos de la escritora y actriz Vanessa Miller.
Es responsable de la revista digital Absurda y Efímera, con la que participó de la Primera Exposición y Encuentro de Revistas Alternativas y Digitales que organizó la Biblioteca del Congreso de la Nación en el año 2003.
Se dedica a la enseñanza de idiomas desde el año 1995 y da clases de escritura en forma individual y grupal desde el año 2000.

lunes, 19 de julio de 2010

Horacio Fiebelkorn


El temporal levantó los techos

El temporal levantó los techos,
cambió los ruidos de lugar,
barajó caras, pasos, nadie
levantó la mano. Pronto llegará el frío,
más vale reunir hojas para el fuego
antes de acariciar los bloques húmedos
o dibujar una cara en la arena de la plaza.
A la hora del fastidio y los despertadores
la noche guardará su música para el cuadro siguiente.
Nada más que el agua bajo los pies que me llevan
a ninguna parte.



La mano que empuja la hostia

La mano que empuja la hostia
en la boca del chico. La mano
que sostiene la copa con la hostia

frente al chico. La mano
que bendice a todos y cada uno
de los chicos de manos juntas

que forman hilera. La mano
que empuja la hostia en esas bocas. La mano
arzobispal que convida la hostia

en una foto blanco y negro. La mano
que diez años después acompañará gestos
de bendición para la entrega

de la carne y la sangre. La mano
que más adelante moverá el hábito
para empuñar su trozo nervioso.

La mano arzobispal que borra
de las calles el número,
de la muerte los nombres.





Espiral

3

Ella da la vuelta por la esquina,
se supone que sabe dónde voy a esperarla
pero da la vuelta por la esquina
junto al cordón y las llantas y restos de papeles.
Todo parece doler un poco más y ella
da la vuelta por la esquina
que gira en torno de la sombra de sus piernas
y voltea por el punto en que la espero
volver de su paseo en espiral.

4

Donde dice "saxofón" debe leerse
"dolor en el pecho". En la parte
en que alguien parece caminar hacia
la luna, este alguien se inclina y de rodillas
busca una marca de fábrica para el inodoro.
Donde se dijo "brindis" debe oírse un vidrio roto,
y cuando susurran eso que empieza con "a"
es preciso ver la herida mortal de un dedo índice
dibujando una letra en la ventana.


Nota:Nació en La Plata en 1958. Vive en Buenos Aires. Fue coeditor del tabloide de poesía “La novia de Tyson” a fines de los 90.
Publicó Caballo en la catedral (1999), Zona muerta (2004), y Elegías(2008). Condujo los programas radiales “El cazador americano” y “La hora de los magos”, por radio Universidad de La Plata.

sábado, 17 de julio de 2010

Alejandro Nicotra


Opinión sobre poetas


Creía en ellos,
con alguna vacilación, es cierto,
como se cree en quienes han hablado con Dios, en
sus montañas,
y cuentan el secreto;
pero un día
renegué de sus bocas de pájaros mentirosos;
después, los vi morir
en una choza sucia,
ciegos y balbuceando palabras sin sentido.


Entonces volví a creer en ellos,
en su sabiduría rota,
ya sin ninguna sospecha de cordura.





La casa

Las paredes
de luna tibia en las noches,
de leche fresca en las mañanas,
el umbral de ladrillos gastados por los muertos,
la galería abierta en una estrofa verde
puntuada con abejas
las habitaciones oscuras, rezumantes como cántaro
la mesa del algarrobo, casi un árbol,
y su lámpara igual a una paloma
no estoy allí,
quizá nunca volveré a estar allí,
y sin embargo,
allí estoy:
en el poema.


(Abre la puerta de la noche y sal a caminar por la
página,
a otro sol, tan de verdad como el dormido:
hay estrofas que se acercan igual que las montañas,
hay versos sombreados de árboles,
al pie de una palabra nace el agua viva
y en la cima de otra, sólo temblor y cielo,
canta de nuevo el pájaro
de tu juventud: abre el tiempo
y entra en la paz. )


No,
perdónenme si vengo
de una casa hecha a mano,
vivida con las manos,
y pongo
mi mano sobre el barro, sobre el fuego
sobre el pan, sobre la sal, sobre los pájaros
mi mano
también sobre otras manos,
para volver,
porque no estoy allí,
y tal vez nunca volveré a estar allí
aunque mis dedos
acaricien su piel de cal, de luna
dormida,
en las palabras.






Postal
a Lía Rosa Gálvez


No verás una abeja por el jardín;
tampoco nieve, allá en las sierras.

Puerta espectral, entre dos estaciones,
es este día:

casi un adiós,
casi una espera.

Nota: Sampacho (provincia de Córdoba), 1931. ha publicado una decena de libros de poesía, entre los cuales los más recientes son: “Puertas apagadas” (Ediciones La Ventana, Rosario, 1976); “Lugar de reunión” (Taladriz, Buenos Aires, 1981); “Desnuda musa” (Alción, Córdoba, 1988); “Hogueras de San Juan” (El Imaginero, Miramar, 1993); “Cuaderno abierto” (Ediciones del Copista, Col. “Fénix”, Córdoba, 2000) y “El anillo de plata” (Ediciones del Copista, Col. “Fénix”, Córdoba, 2005).

jueves, 15 de julio de 2010

Natalia Litvinova


CENSURA

patio ocre
de tu ocre infancia,
línea blanca
del acento censurado,
olor que te despierta
ante la inexistencia del mañana.
yo,
pulcro olor de tu patio,
ocre línea blanca
de tu despertar trunco,
te despierto siempre
para recibir mi censura.

(de Esteparia; Ediciones del Dock)




NO CREZCAS

vuelvo a tener la edad que nunca tuve.
mi padre se acomoda sobre mi regazo
y me susurra al oído su regalo de navidad.
acaricio sus cabellos.
no crezcas
eso no hace falta para que exista.
él insiste y crece.
ahora un cuerpo sobra.

(de Esteparia; Ediciones del Dock)




DESEOSA

espanto mi ceguera
cansada de ver
el pasillo infinito
del desarraigo.
deseosa de no buscar
lo que encuentro
y aguardar
lo que se busca
para descansar
mi idea perra
de ser la correa
del tiempo.

(de Esteparia; Ediciones del Dock)




PROFETA
.
el lenguaje
es una piedra
que la mano no supo arrojar.
en cualquier mundo
los ojos del santo,
del poeta y los míos,
son dos luceros arrodillados
que describen
a la eternidad que avanza
con una navaja



CORRÍ HACIA UN CUERPO

corrí hacia el cuerpo toda la noche.
nos separaba mi insomnio -
eso que miran los ojos azules
con gesto de iluminar
un bosque sin retorno.
ahora, perdidos,
eligen no suceder.
ahora: vacío del vaso
y el frío de la sombra
mientras afuera -
un sol para trepar




DÍAS COMO NINGUNO

las pestañas de mi madre roen el cielo.
detrás de su espalda, la implosión del jardín,
la hierba embebida de sol, a punto de caer el pino.
mi padre se pone su gorro de cuero,
entorna los ojos ante lo que ciega,
abre la puerta, entra en la nieve
y todos los días no regresa blanco.
desde entonces no hago poemas,
tan solo invierto nombres,
voy arando campos
para desentrenar
a los soldados de mi guerra.




BAR-BAR

lo que no esculpe la vida
desangra en palabras
por eso como bárbaro hablo
o como si me besaran las brasas
porque el amor - ajenjo
y las cenizas - carta
del continente secreto
verbal no revelado


Nota:Nació en la ciudad de Gomel, Bielorrusia, el 10 de septiembre de 1986. Traduce a poetas rusos y dirige los blogs: www.ciclopaenlabocadeunmudo.blogspot.com y www.animalesenbruto.blogspot.com.
Acaba de publicar su primer libro Esteparia (Ediciones del Dock)

miércoles, 14 de julio de 2010

Ezequiel Zaidenwerg


Doxa

Me quedé y me olvidé de que tenía que haberme quedado,
trabajando, quizás. Y abrí los ojos, grande,
hice una carpa con los codos y el encuentro de las manos.
Puse la cara encima. Esa película abrasiva,
el halo capilar que empieza a titilarme entre las palmas, eso
no puede ser mi gloria. No me glorío en nada
que avise cuando va a manifestarse;
o nunca me glorié, o nunca supe en qué gloriarme,
y cómo. Y estos ojos,
la piel de la nariz, el caracol de los oídos,
el breve vaso de agua de la conciencia, eso,
sólo lo puedo ver cuando me miro en el espejo,
o lo ven los demás sin que yo mire,
o me miro en los otros. Y está bien que así sea,
supongo. ¿Adónde está mi roca,
me pregunto, mi fuerza, mi peñasco, entonces?
Tiene que haber alguna cosa en mí que brille más
allá de mí, o vaya a hacerlo alguna vez, o lo haya hecho,
quizás sin darme cuenta yo. Y se me ocurre algo:
cuando era un embrión, cuando me hicieron,
la bola de epitelio que intentaba, ajena a mí,
actuar la simple forma que era yo, miraba toda para afuera,
un tubo dado vuelta, dado vuelta de nuevo,
con el estómago y el hígado indistintos, y los oídos y la boca:
la misma superficie, un guante solo,
única esponja-flor posada sobre el mismo, único, eje,
fisonomía pura en el abigarrado aire del vientre de mamá.
Debía haber un brillo ahí que se perdió cuando la cara ya formada
se tragó todo el resto, cuando por un pudor que no me dieron a elegir
–¿acaso el artificio le reclama al artífice: “¿por qué me hiciste así?”?–
un resto de esa gracia se ocultó en las sucesivas dimensiones desplegadas,
aquel aumento sordo de espesor y de entidad
que me permitiría ver el mundo como un mundo, luego.
Y ahora estoy pensando en esa parte que quedó indigesta,
y hay algo que me arrastra, una corriente subcutánea o algo
menos solemne acaso, al nombre que me dieron
para darme la fuerza. Taparon con un nombre
irreprochablemente israelita una mitad de mí.
¿Qué era lo que querían, que supiera
que si quería ser más parecido a lo que fuera a ser,
iba a tener que ser distinto de eso?
Mi gracia: un trabalenguas perfectamente hebreo.
¿Acaso se trataba de algo así como un Scrabble de la identidad,
pensaban que a su hijo le darían más puntos en la vida
por tantas zetas y esa cu y la doble ve?
Si había alguna cosa en mí que no era idéntica a sí misma,
¿no era mejor, acaso, hacer visibles las costuras?
Si a fin de cuentas la matriz que me engendró
jamás escuchó hablar, de chica, sobre el ghetto,
ni tuvo que saber qué cosa es el exilio en carne propia
hasta que, bueno, se exilió papá.
Si además, fueron ellos los que me criaron,
los de la parte árabe, del Líbano,
católica, o católica a su modo, que borraron de mi nombre.
Ellos también tenían a su hijo en el exilio:
acaso también él estableció su alianza en el desierto,
y lo llevaron como a Elías. Pero pagó la sangre,
porque era de otro pueblo. Y el sarcoma
le recubrió la espalda como un mapa.
¿Querían que yo fuera su Eliseo, que tomara
las dos terceras partes de su gracia?
Hasta les daba, a veces, por llamarme con su mismo apodo.
Fue demasiado para mí, un árabe imposible;
para un judío errado, un circunciso fraudulento,
que consagró su alianza en el quirófano
con el celoso dios de la fimosis
(me acuerdo lo que era, una campana henchida,
un girasol de agua si orinaba).
Fue demasiado para mí. Pensé que era mejor hacer
como con una herida que quisiera suturarse desde adentro
para dejar la cicatriz cubierta y proteger mejor
la piel. Se me rompió de todos modos. Engordé y se me rajó,
como una copa de cristal muy burdo. Se llenó de estrías,
una retícula delgada, discontinua, sobre el plano vertical
de las axilas a las nalgas, mezcla del diseño
de un árbol genealógico desnudo de su fronda
y el mapa del genoma. ¿A qué o a quién
había que culpar, a la genética, a la frágil epidermis de mamá,
o a aquella fuerza primigenia desatada,
esa dispepsia primordial que haría de la indigestión
la principal de mis pasiones? La respuesta
pugnaba por caer en saco ciego, disfrazada de un confiado
escepticismo sin objeto que, después,
demostraría ser una nesciencia temerosa, replegada
sobre su propia falta: ¿la eludía o solamente
la estaba difiriendo? No sabía que sabía. Y elegí aferrarme
a la intuición, un poco frívola y pueril,
de que mi centro geográfico, mi casa, no podían ser
el fuelle alveolar y el abanico delicado del espíritu.
Y ahora, que me quedo y que me olvido, que clavé
mi tienda con los codos y los brazos, y la cara sumergida
entre las palmas, como un cántaro que cae dado vuelta
y que se quiebra, sin saberlo, al lado de la fuente,
estoy cayendo en una edad en la que necesito
un sustituto digno para el alma:
para ponerme en marcha, y recordar
y recordarme. Un sucedáneo digno de un prosélito
forzoso. Y el asiento de mi amor,
la sede de mi juicio, debe ser, por ende,
ese baluarte hepático, la gloria polvorienta
de mis antepasados, los que no volvieron:
el saco ponderal, la piedra hueca,
la copa sucia en la que se mezclaron.

noviembre – diciembre de 2003.




Lo que el amor les hace a los poetas

no es trágico: es atroz. Les sobreviene
una luctuosa ruina a los poetas que el amor captura,
sin importar su orientación o identidad
poética. El amor lleva al total desastre
de la uniformidad a los poetas gay,
a los poetas pansexuales y bisiestos,
y a las poetas y poetrices feministas, fementidas o veraces;
a los obsesionados con el género
y a los degenerados por igual, y a los perversos polimorfos:
y hasta los fetichistas de los pies
del verso capitulan a las plantas del amor,
que no distingue ideología,
programa ni poética. A los vates de la torre de marfil
los precipita del penthouse ebúrneo
directo a planta baja. A los apóstoles
del Zeitgeist, que proclaman sin empacho que la lírica está muerta,
les permite insistir en el error
y en sus prolijas parrafadas. Les produce una hemorragia palatal
a los que comban parcos aforismos diagonales,
a los herméticos de lata, a los que envasan
sus versos al vacío, a los falsarios del silencio,
y a los que fraguan haikus castellanos
al itálico modo. A los puristas de la voz les corta en seco
su dulce lamentar, y a los maniáticos del ritmo
les quiebra las falanges, y estropea
el íntimo metrónomo que llevan junto al corazón
para marcar el paso de sus versos. Les compone el sensorio
a los videntes y malditos y demás
rebeldes e insurrectos sin razón ni causa
poética, y les cura el desarreglo razonado
de todos los sentidos. Desaloja de su noche oscura
a los que piden luz para el poema
en las cavernas del sentido, y los devuelve sin escalas
a la trasnoche de la carne literal. Lo que el amor
les hace a los poetas, con paciencia y mansedumbre,
mientras las mariposas lentamente les ulceran el estómago
y el páncreas poco a poco deja de funcionar,
es harto inconveniente. A los que buscan con ahínco
y precisión de cirujano la palabra justa les arruina
el pulso, y en lugar de dar la vida, la aniquilan en su afán.
Y a los que con ardor y devoción persiguen
un absoluto en el poema, como un grial
todo de luz, tirante, diáfana y febril,
les nubla las certezas, y el deseo mismo
de saciar su ansiedad. Lo que el amor
les hace a los poetas, inadvertidamente,
mientras cosen y cantan y se atoran de perdices, es agudo, terminal
y fulminante. Es un torrente arrollador
de prosa, que espolea y multiplica, en progresión exponencial,
a los zopencos y palurdos de la poesía:
a los que cortan sin razón sus versos diminutos;
a los jinetes compulsivos;
a los diseñadores tipográficos del verso;
a los que quiebran la sintaxis sin saber
torcerla; a los que escarban en el éter a la busca de inauditos neologismos inaudibles;
a los modernos sin pretexto; a los que creen descubrir
la pólvora en sus versos balbucientes;
a los contestatarios automáticos y a los porno-poetas;
a los que sueltan grandes nombres por la densa
fronda de sus poemas, como Hansel y Gretel esparcían
migas; a los que impostan en su voz
vacante los mohines de una infancia lobotomizada;
a los poetas bellos y felices, caprichosos;
a las tribus urbanas y los groupies de la poesía pubescente;
a los poetas pop y los rockstars del verso;
a los videopoetas y performers;
a los ovni-poetas, voladores o rastreros, identificados;
a los objetivistas sin objeto
ni vista; a los que exigen que el poema
se vista de mendigo; a los filósofos poetas;
y a los cultores convencidos
de la “prosa poética”. El amor,
que mueve el sol y a los demás poetas,
los lleva hasta el postrero paroxismo: los convierte
en tierra, en humo, en sombra, en polvo, etcétera:
en polvo enamorado.
Y si resulta todavía que entre ellos
se aman amorosos los poetas pares,
felices en su amor solar sin escansión,
como si fueran en verdad el uno para el otro
un agujero negro de opiniones nebulosas,
tácitas palmaditas en la espalda y comentarios tibios al pasar,
enanos, enfriándose, se absorben entre sí
y desaparecen.

Nota: Ezequiel Zaidenwerg nació en Buenos Aires en 1981. Publicó Doxa (Vox, 2007). Su segundo libro, La lírica está muerta, será publicado a fines de este año. Desde 2005, administra el blog http://zaidenwerg.blogspot.com, dedicado a la traducción de poesía.

martes, 13 de julio de 2010

Ana Lafferranderie




La única


Era la única bajo la parra azul
con olor a verano. Respiraba
una polvareda hipnótica.

Su piel era de luna
obnubilada y sin urgencias.

Pero llegó a la superficie
un augurio de invierno
sonidos no humanos.

Ella rendida
volvió a soñar con otros:
ardor de hogar, ofrendas cotidianas.





Abandono


I

Llegó a la casa como laurel.
Ventiló el mediodía.
De cada rincón tomó
su ansia de cuna
la atizó. En los brazos
no pudo cobijar tanto calor.

Desde la alfombra lo vi salir.
Mi lupa en su hombro.
En silencio
solté un látigo enredado.



II

Un esbozo de tibieza
saturó como ardor.

Evocó la intemperie
su mano
curtida en el frío
devolvió la taza para tiritar.



III


¿Hacia dónde rueda este tropel de huida?

Como velo de espinas
tapiza recuerdos.

Deja una paloma poblada de brasas
le quema lo aéreo
lo terrestre.





Blanco y negro


I

El fulgor
blanco y negro, repetía
alma, corazón.

La ventana abierta, el cielo tácito.

La piel sin cicatrices.



II


Te quise tanto. Mi boca
en la manteca

Bajo los pies el piso lago sin piedras.

El estribillo anuncia:
para vivir
y madre limpia los muebles
porque vienen visitas

fervorosa prepara
su envase para la góndola.





III


Ella lo busca. Grita su nombre
en medio de la calle.
Tiene ojos de antorcha
¿cómo hará para envolverse
de sol?

Mi mano dibuja en el espejo
de costado
esa sonrisa.




IV


Su perfil no es plano
es una curva sinuosa de mejillas
que él acaricia con mano experta
de ladrón.





V


Ella tiene porte de princesa
bajando la escalera.
Saco de terciopelo
zapatos de altura.

Yo tengo
una manivela en la garganta
un giro de palabras indecibles
mi lata de galletitas.


Nota:Nació en Montevideo en 1969. Vive en Buenos Aires desde 1990.
Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales, UBA:
Textos literarios suyos han aparecido en distintos medios desde 1999 a la fecha.
En 2007 fue publicado su libro “El cielo tácito”, Editorial Sigamos enamoradas.
El mismo año, textos suyos fueron publicados en Versal (Amsterdam), traducidos al inglés por Laura Chalar.
En 2008 formó parte de la Antología “Plata Caribe”, selección y prólogo a cargo de Rafael Courtoisie, Min de Relaciones Exteriores, ROU.
Desde hace cinco años organiza el Ciclo de Poesía en la Librería Fedro, en San Telmo/ Buenos Aires, junto a Florencia Walfisch.

lunes, 12 de julio de 2010

Roberto Malatesta


El viento atraviesa mi casa


El viento atraviesa mi casa, trae
los cantos de la tierra. trae los cantos
del mar. el viento es un pez, es un pájaro,
es un hato de sueños desatados.
Pasa el viento y mi casa es una tienda;
no te engañen sus sólidas paredes
su mesa centrada, sus sillas quietas,
el sosegado cauce del jardín.
Tu casa es una tienda dice el viento
y pasa. siempre pasa como un pez,
como un pájaro. es el cielo y el mar.
El viento y las canciones de los hombres,
el viento sin raíz pero con celo
por todo cuanto fluye en libertad.






El viento tiene algo que decirnos


El viento tiene algo que decirnos esta noche.
Si no le oímos será porque creemos demasiado en nuestros asuntos.
Será porque confiamos en que nuestras tristezas o nuestras preocupaciones
llegarán a algún sitio. Pero el viento pasa y nunca llega.
Nos hemos acostumbrado a un mundo demasiado seguro,
y si no vemos el fondo de cada cuestión no nos damos por satisfechos,
pero no hay fondo, y las cuestiones no importan.
La seguridad es lo que nos desvela, pero el viento,
el viento tiene algo que decirnos hoy.
No nos ponemos de acuerdo en nuestros desconciertos
y el viento pasa y nos dice algo que lleva nuestros nombres,
el viento que pasa y nunca llega.





Inconcluso

Conozco (entro y salgo de)
un viejo poema
inconcluso,

dice algo así:

"pequeñas
flores naranjas
visitadas
por
abejorro negro."

No soy su autor
puesto que,
como lo he advertido,
aún no está terminado,
por lo tanto
tampoco se ha concluido
su autor,
(aunque en este caso
exista la ventaja
de saber
quien ha de ser).

Entonces
sobresale la idea
de que el autor
también
se edifica en el poema.

Cuando lo termine
se los mostraré
diré:

-he aquí mi poema concluso-

No sé si para entonces
seré más feliz.

No está del todo mal
saberse custodio
de un poema inconcluso.

Pero prosiguiendo
con el cómo
de su resolución
puedo precisar
que
básicamente
ésta se reduce
a un problema
(a todo esto,
acepto ayudas,
la poesía de un autor
también es
la poesía de sus amigos,
entonces:
el poeta es
uno que es plural)
El problema,
en eso estábamos:

¿cómo decir lo que se oye
en aquello que se ve?

La solución propuesta sería:

«Zumbido negro sobre naranja»

Pero no me tiene del todo
satisfecho,
me quita,
me induce
al sueño:

sueño naranja y negro

que se va y regresa
como el abejorro.

Otra sección,
agregada a posteriori,
no menos fundamental,
se preguntaría:

¿La poesía –toda-
se compone
de obras inconclusas?

y luego

¿A fuerza de fracasar
qué es el fracaso?

¿Pero porqué esta sección,
qué importancia
tendría
en un poema ya
concluso?

¿O es que acaso
he desistido
de arribar
a su punto final?

¿Acaso el proyecto
sea
la construcción
de un poema
que permanezca inconcluso?

Quién sabe.

Quién habría de saberlo...


Nota: nació en la ciudad de Santa Fe en 1961.Publicó, entre otros, los libros de poemas “Del cuidado de la altura del níspero”, 1992; “Las vacas y otros poemas”, 1994; “Flores bajo la lluvia”, 1998; “No importa el frío”, 1994; “Por encima de los techos”, 2004; “Cuadernos del no hacer nada”, 2009.

domingo, 11 de julio de 2010

Horacio Castillo


Tren de ganado

Somos inocentes, gritábamos desde los trenes.
¿Era de noche o de día? ¿Estábamos vivos o muertos?
Asomados por el tragaluz mirábamos la inmensa llanura.
De pronto un mugido nos traía el recuerdo de Ifigenia
y volviéndonos hacia nuestros hijos los apretábamos contra el pecho.
¿Qué es aquello? El sol. ¿Qué es aquello? Una nube.
Habíamos olvidado el color del mar, el olor de la lluvia.
Los que sabían de estrellas habían olvidado sus nombres
y les dábamos los nombres de nuestros hijos para orientarnos al regreso.
¿Qué es aquello? Un árbol. ¿Qué es aquello? Un río.
Y un canto gregoriano se elevaba a nuestro alrededor,
hablaba por todos los destinados al sacrificio.
Somos inocentes, gritábamos desde los trenes.
¿Era de noche o de día? ¿Estábamos vivos o muertos?
La leche se había agriado en los pechos de las madres,
peinábamos nuestro cabello y se convertía en ceniza.
¿Qué es aquello? Un pájaro. ¿Qué es aquello? Una piedra.
Y bajando la cabeza ocultábamos nuestro rubor,
cortábamos en silencio las uñas de los muertos.
Somos inocentes, gritábamos desde los trenes.
¿Era de noche o de día? ¿Estábamos vivos o muertos?
Bebíamos al atardecer el vino de los ciegos,
soñábamos todavía con un bosque de orquídeas.
¿Qué es aquello? Arena. ¿Qué es aquello? Niebla.
Y la vida escapaba como un murciélago entre las sombras
y nos dormíamos con una inusitada mansedumbre en la mirada.
Después nuestros ojos se volvieron como los ojos de las estatuas,
miramos nuestras manos y había desaparecido la línea de la vida,
y desde la estiba se elevó el ronco yambo
gimiendo por ti, por mí, por todos nuestros compañeros.
Sólo quedaron detrás nuestro líneas etruscas,
cantos de cera navegando hacia el sol,
y a nuestro lado siempre tú, piadoso coro,
tú, alma mía, vaca coronada de nardos y violetas.




Excavaciones

Hasta aquí llegó la vida, dices, y tu dedo toca el muro.
Hasta aquí llegó la muerte, dices, y señalas el dintel.
Pero si pones el pie donde estaba el umbral,
si te acercas con la rama de albahaca y un gallo en los brazos,
las sombras vendrán rápidamente a tu encuentro.
Pero si te sientas donde estuvo el umbral,
si cantas con el gallo -con el gallo de la memoria-
todavía puedes recordar, privilegio de los vivos,
todavía puedes olvidar, privilegio de los muertos.
Hasta aquí llegó la vida, dices, y señalas el dintel.
Y ya no sabes si estás del lado de la sombra o del lado de la luz.
Alguien viene a beber sol: extiendes la mano.
Alguien viene a beber sombra: extiendes la mano.
Y cuando el desconocido te pregunta quién eres, no sabes contestar,
cuando le preguntas quién es, no puede contestar.
Canta -pides- pero él no cantará.
Sueña -responde- y tú no entenderás.
Hasta aquí llegó la vida, dices, y tu dedo toca el muro.
Hasta aquí llegó la muerte, dices, y señalas el dintel.
Y cercas la zona con una cuerda de sol, la cercas con fuego.
¿Qué buscas en la zona de sombra? El perro se ahogó,
las gallinas se ahogaron, se ahogaron los gatos y los dioses.
¿Quién te busca en la zona de sombra? El pasto creció,
creció el viento que viene del olvido.
El aire tragó las tímidas palomas.
Y aquellos esbeltos caballos lustrosos.
Recuerda: lo que ahora no recuerdes nunca volverá.
Olvida: lo que ahora no olvides nunca lo olvidarás.
Y pasas de la zona de sombra a la zona de sol.
¿Qué buscas en la zona de sol? No sabes qué buscas,
mirando las ropas tendidas detrás del tiempo,
subiendo escalinatas que sólo llevan al vacío,
abriendo y cerrando puertas que no existen.
Hasta aquí llegó la vida, dices, y tu dedo toca el muro.
Hasta aquí llegó la muerte, dices, y señalas el dintel.
Y sentándote nuevamente donde estuvo el umbral
cierras los brazos, encoges las piernas, te duermes
en la gran matriz del llanto, si todo no fue un sueño.




Croar del alma

Cuando mi alma, como una rana, salte a la nada,
la oirán croar, croar toda la noche,
croar arriba y abajo, al este y al oeste,
hasta que el ojo monótono de la luna llore en los pantanos,
hasta que cese el espanto y empiece la eternidad.





Para ser recitado en la barca de Caronte

El paisaje es más hermoso de lo que habíamos imaginado:
estas murallas que caen a pico sobre nosotros,
aquel sol negro descendiendo sobre la laguna,
allá, a estribor, un arco iris que refracta la niebla.
Pero esta moneda de hierro entre los dientes,
este óbolo que debemos morder hasta el término del viaje,
cierra la boca que desea cantar.
Cantar para estas almas tristes sentadas en el banco,
mientras el cómitre marca con el látigo el compás,
mientras ordena remar sin interrupción,
cada vez más fuerte, cada vez más rápido, más lejos de la luz.

Nota:(1934-2010) Escritor, crítico, ensayista, traductor, abogado y miembro de número de la Academia Argentina de Letras y correspondiente de la Real Academia Española. Comenzó a publicar sus poemas a principio de los 70. Su primer libro fue Descripción (1971), lo siguieron: Materia acre (1974), Tuerto rey (1982), Alaska (1993), Los gatos de la Acrópolis (1998), Cendra (2000), Música de la víctima y otros poemas (2003) y Mandala (2005). Este última cierra su período lírico, que fue reunido en varios volúmenes, entre ellos: La casa del ahorcado (1974-1999) y Por un poco más de luz (1974-2005). Sus obras fueron traducidas al francés, inglés, portugués e italiano. Entre sus traducciones de poesía griega figuran Epigramas de Calímaco (1979); Poemas de Odysseas Elytis (1982); María la Nube de Odysseas Elytis , en colaboración con Nina Alghelidis (1986); Romiosini y otros poemas , de Yannis Ritsos (1988), y Poesía griega moderna (1997).

viernes, 9 de julio de 2010

Marisa Do Brito Barrote


Virtud

I

El de los dedos de faro
me quita una lagaña
estrella
mis bichos de luz contra la lámpara
me da la sombra
y vuelve.




Angustia

III

Esta vida no es mía
Tengo ganas de quitarme
el corset arrugado del sudor
y derramarme lujosa
como una seda ardiente
por el surco tibio
de las almas.




Madres

I

Definitivamente
mi cuerpo cursa su ciclo natural,
libera
una tras otra gota
del dominó inevitable.

Estoy atrapada
en lo más perra laucha
de mí.
Formo parte de la especie.


Todos los poemas pertenecen a Madamas, Córdoba, Alción, 2006.

Nota: Marisa do Brito Barrote (Buenos Aires, 1970) Es poeta, narradora y jefa de redacción de la revista BOCADESAPO. http://www.bocadesapo.com.ar. Trabaja como editora y divulgadora de ciencias para niños. En los noventa, formó parte de grupo de poesía Abriendo la boca. Su poemario Madamas (Alción, 2006) fue destacado por los Premios Fundación Octubre. Publicó cuentos en varias antologías, entre ellas: Una terraza propia. Nuevas narradoras argentinas (Norma, 2006) y La erótica del relato (Adriana Hidalgo, 2009). Entre sus obras para niños se hallan la Enciclopedia Visual de las Preguntas Santillana (Buenos Aires, 2008; Madrid, 2009) y Con la cabeza en las nubes (pequeño editor, 2010). Pueden visitar sus trabajos en http://marisdobrito.blogspot.com

jueves, 8 de julio de 2010

Rubén E. Gómez


(puerta)
la puerta ruida

rrrrrrruida con una erre larga
la puerta ruida
como una lengua
entre los dientes del umbral
ruida la puerta
largamente rrrrrrruida

así
como si una sombra
entrara saliera
de la boca


(espejo)
como si
los labios de peso y sus tardes
pudieran con la cita
como si
la llama tuviera tiempo
de lágrima florida
y pintara las canciones
de la novia negra
en el espejo amarillo
rojo y azul y blanco
encendido
como si
los labios de yeso y sus tardes
cenizaran la cita
que arde


(amanece)
para
con el adiós que sangra
sabe de la estepa sola
y de sombras que queman
espera el verde frágil
detrás del azabache
late
y deja el cuerpo
que llama

para


(final)
al final
destruído
se abriga en una cubierta
espía una blusa blanca
habla de las migas y las plumas
y toma el dado
sin olvidar su guardia
cada vaso
es su guante y atenta
a lo quebradizo
en el ansia
lleva las llaves
y las luces zarpan
de su mirar
y es fácil
destruirlo
al final


Nota:Rubén Eduardo Gómez, (Comodoro Rivadavia, 14/11/65) Publicó: El pecado de soñar, en colaboración con Andrés Cursaro, (Poesía, Filofalsía, Buenos Aires, 1988); Géiser, (Poesía, Filofalsía, Buenos Aires, 1990); Siega (Poesía, Bogavante/Radio Bizarra, Comodoro Rivadavia, 2004); Libro del ojo (Poesía, La luna que, Buenos Aires, 2004); y Lo que son las cosas (Poesía, Vela al Viento, Comodoro Rivadavia, 2009). Creó y dirigió la revista Bardo en su ciudad natal y actualmente dirige la editorial Vela al viento ediciones patagónicas. Obtuvo diversos premios en el país y en el extranjero por su poesía y narrativa. En el año 2000, fue seleccionado para participar de los talleres de reflexión y producción poética coordinados por Diana Bellessi y Arturo Carrera, realizados en Comodoro Rivadavia y Puerto Madryn, organizados por la Fundación Antorchas y la revista virtual Revuelto Magallanes, dirigida por el poeta Cristian Aliaga. Ha publicado en más de 90 medios gráficos y electrónicos de Argentina y de diversos países en el exterior. En 2005 fue invitado al Festival Internacional de Poesía de Rosario.

miércoles, 7 de julio de 2010

Héctor Kalamicoy


Tatuaje

Este fin de semana había pensado
en hacerme un tatuaje.
He pensado en hacerlo antes
de mi cumpleaños,
si lo hago podría ser el primer buen
escritor con un tatuaje en el brazo,
sería fabuloso tener un buen
tatuaje en el brazo,
Shakespeare no tenía tatuajes,
Molieré no tenía tatuajes,
Baudelaire imagino que no tenía tatuajes,
quizás en el simbolismo exacerbado
de su mente poseía un buen tatuaje,
un gran tatuaje.
Céline no tenia tatuajes,
el mismo Hank no poseía tatuajes,
Dios tampoco tiene tatuajes,
mucho menos quien redacto
sus enseñanzas en los manuscritos bíblicos,
ni el que le siguió,
ni el que le siguió a ese,
ni el que le siguió después,
ni el que le siguió al que vino más tarde,
ni el que le siguió a todos ellos
y así hasta la eternidad.
Tampoco en el oscurantismo
debe haber existido un escritor con tatuajes,
más allá de que fue una época oscura
desde los cánones de moralidad
religiosa y todo su rollo espiritual,
porque desde la quema de brujas
hasta los instrumentos
de misericordia y clemencia,
no creo que hayan dedicado mucho
de su tiempo más que para
satisfacer estas actividades
un tanto bárbaras,
en pos de una idea bastante vacua.
Sin embargo, ahora cualquier boludo
lleva un tatuaje,
y no me refiero a aquellos
que lo hacen porque les gusta
sino a aquellos que lo hacen
porque creen que les gusta,
o desean que les guste,
pero en realidad lo hacen
para que los admiren y piensen:
Bueno este sujeto tiene cara de boludo,
este tipo toma demasiado,
este hombre fuma gran cantidad de porros,
o toma líneas y líneas de merca,
o este macho es algo vanidoso,
o aquel dienton tiene algo de plata,
o no tiene mucha plata,
o aquel rubio golpea a su mujer,
y parece un violador o un asesino serial,
o aquel trabaja poco,
o aquel es un buen abogado,
o aquel tiene facha y estilo y
aun siendo un estúpido con auto tiene algo…
y que es ese algo:
Un maldito tatuaje dicen.
Incluso los amos del poder y
quienes dirigen esta sociedad argentina,
poseen tatuajes.
Hay jugadores de futbol que
tienen tatuajes,
si, jugadores de futbol,
sujetos que no tienen ni por asomo
el valor y el coraje que tenían
los gladiadores romanos o
los viejos héroes de las epopeyas griegas.
Porque el futbol, el segundo gran medio
de hipnosis en la argentina
tiene a sus héroes tatuados.
¡Qué deporte el futbol no!
Un día hablando por teléfono
con una chica le pregunte
de que cuadro era, y ella me dijo:
no me gusta el futbol,
entonces largue una gran sonrisa,
como aquel que ha pasado toda
su vida cavando en las minas y
descubre que ya no tiene
que trabajar más en ese infierno.
Era un descubrimiento sensacional,
era apoteósico,
era la celebración de mil bebidas
derramándose en mis ojos.
No lo entiendo me decía.
No es muy difícil de entender
le dije,
son 22 boludos corriendo
detrás de una pelota,
lo cual los hace más "pelotudos".
Y no solo eso, le tenes que sumar
un millón de boludos
que los observan en las canchas y
otro trillón de boludos
que lo miran por la televisión
y siguen sus vidas,
sabiendo de ante mano
la talla de sus pantalones,
la edad de sus hijos,
la cantidad de mujeres que se han volteado
y el tamaño de sus vergas.
Como las cartas de los jugadores
de Baseball supongo.
Cuando colgué el teléfono pensé:
Esta es la mujer más lista
que he conocido,
debería unirme a ella y
formar una guerrilla o
salir a tirar molotovs a los sindicatos o
mear la casa del inerte Weretilneck.
Otro gran héroe que posee tatuajes
es el dueño de la televisión,
dueño del primer gran medio de hipnosis,
la Vox populi.
Porque para llegar al futbol
del fin de semana en la argentina,
primero tenes que pasar
obligatoriamente por los puteríos y
los culos de Tinelli.
Como nunca he sido bueno
para el futbol y como las peleas
no me agradan,
veo que soy el latino más feliz
de America.
Pero quienes pueden o creen
que pueden escapar de este sujeto
maman sin embargo sus residuos:
TVR,
Zapping,
Botineras,
Corol y las 2 griegas pelotudas esas
que de tan estúpidas que son
ni me acuerdo de sus nombres
y ni que hablar de Rial.
Mejor de este no hablo porque
no merece mi saliva, ni mis letras…

Después de todo, quizás
no me haga el maldito tatuaje y
quizás no me vaya a Alaska,
pero como un buen Alex del sur
el camino seguro me conducirá
hacia abajo.




Un examen de Gramática

Oh, qué angustia!
angustia de la pérdida de películas
de la pérdida de tardes estúpidas mirando como la cortina se infla
o se desinfla en la ventana
angustia de perder el partido con namibia los goles del tanque denis
conciencia de sentirme abandonado
por la grámatica la sintaxis la morfología
por los participios

llegó el momento en que las palabras comienzan
a mostrarme su lado más pérfido
me despertaré aturdido
y un participio me golpeara con su complemento en la cabeza
y me despertaré aturdido
y no habrá nada
la elipsis total
el sujeto nulo
el que no recibe nada de nada
el sujeto que no existe y sólo desempeña su papel
EJ: llueve
it rains
somos nosotros
oh angustia de lo que no dije en ese pequeño receptáculo
y la cara de los alumnos de primero
la cara de terror
de los que rendían Gramatica I
contemplando como uno que quería
volar más alto
volar más alto que el título
se derrumbaba
se
derrumbaba abrumado.
Una chica tragó saliva
y miró para otro lado
cerrando los ojos
como si un tipo vestido de negro
destrozara un leve pajarillo entre sus manos
y luego le mostrara el puño cerrado
en actitud de darle un caramelo
el puño relleno de eso...


Nota:Héctor Kalamicoy (Bahía Blanca, Buenos Aires, 1978) Poeta. Estudió letras en la Universidad Nacional del Comahue (Neuquén, Argentina).