jueves, 24 de diciembre de 2009

Elena Annibali


lalo, el uno

lo que cupo en la pieza de lalo el uno
fue todo
no hubo esposa
cacerola de bronce
gato
niño amaestrado
hubo, sí, catre
puro catre hecho
de sudores rancios
del sueño amargo de las heladas
hueso perfilado
en la desbaratada colcha
hizo cosas en los galpones de solazzo
amagó un amor de domingo
con juana, la rubia,
y se dejó ir hacia la muerte
sin ruido
bajo el maíz y el maíz
de los silos

una noche
su fantasma nos hizo
una seña lenta y delicada
como deben ser las que uno hace
en los sueños
éste es
el cielo, dijo
un camino turbio en el que andamos
perdidos sin fin
unos
solitos


la sospecha

hace un tiempo aquí hubo caballos,
los mensuales cruzaban, por la ruta,
cargando la carne dorada
de las perdices,
las adolescentes escribíamos, con trozos de velas,
mensajes pornográficos en los vidrios de la gruta
de santa rosa de lima
ahora manejo por la 36 y sólo se escucha
el frufrú de la soja
los aviones cargados de roundup
que se desplazan con un sonido antiguo de dirigible
emanando una neblina tornasol que arrastra
el mismo viento que silba en las taperas
no sé si esto sea el estrago
la podredumbre
sé que cuando miro, algo sospechoso y sombrío
ingresa a la zona de mis huesos
como la verde mosca
que corrompe la pulpa de los potros


en el pavimento

en el pavimento queda
por la tarde
la sangre seca
de las perras en celo
algunos
las agarran del cuello y las hacen morir:
no soportan la libido gloriosa
que alborota los machos
los mechones de pelo en las puertas de alambre
el olor rijoso del orín
en los carteles de las tiendas
las perras son dóciles al entrar
en las bolsas de nylon
obedecen y se pliegan al tamaño
enarcan los huesos
se acomodan a la muerte
al silencio
conozco esa mansedumbre de haberla ejercido

basta tocar la marca roja en el cuello
para evocar soga y dueño
pero yo mordí la mano
y ahora tengo esta libertad
grande
en que me asfixio

Nota:Nació en la localidad de Oncativo, Córdoba, el 19 de Abril de 1978.
Ingresó a la carrera de Letras Modernas, en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Participó en el grupo de arte 'El ojo del Martes', donde se incorporó a la revista "Literaturra". Trabajó como docente de nivel medio, enseñando Literatura en escuelas de la zona, y tradujo obras literarias y ensayos.
Este año ganó el segundo premio del concurso organizado por la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNC, y el primer premio "Letras 2005". En el género Narrativa, fue premiada en el concurso literario organizado por la SADE, Córdoba. Participó en varias antologías.Publicó "Tabaco Mariposa"-Editotial Caballo Negro (2009)

lunes, 14 de diciembre de 2009

Jorge Spíndola


Sentada arriba de mis chapas (refugio de Eufemia)

tres días y tres noches arrastramos las chapas de un pozo de
petróleo abandonado.
no las robamos, se las pedimos al gobierno para hacer este
rancho y los corrales.

tres días y tres noches arrastramos esas chapas viejas
arañando el lomo pelado de los cerros
el viento iba bailando encima de nosotros.

juan bautista que en paz descanse me dijo que en la noche
era mejor que durmiéramos encima de las chapas
- así no las vuela el infeliz.

esa noche en los cerros soñé que me rajaba volando
y entresueños no me soltaba de mi chapa
andábamos arriba en lo oscuro como esos brujos

juan bautista pasaba volando y yo le gritaba
aterricemos en el mar
sigamos nuestra marcha navegando.

¡las cosas que una sueña!
cuando desperté tenía la garganta seca y todavía estábamos
de noche

el viento bailaba su malaquín en el faldeo de los cerros
tu abuelo era un bulto tapado de arena/
parecíamos esas momias.

me quedé callada y lo dejé dormir,
el hombre estaría reventado,
respiraba con un resuello grueso de animal.

me quedé ahí sentada oyendo el viento
como triste

estábamos en ese borde que ahora le dicen el balcón del
paraíso
donde una ve el mar mezclado con el cielo

al rato empezó a clarear
yo veía el mar sentada arriba de mis chapas.



I love you luisa


La luisa que yo conozco

no ni por asomo

la luisa que ella dice

que fue bella que bailaba

la luisa lisa y llanamente

es este montón de huesos que apenas anda

la loca esa que anda en enaguas

vendiendo lotería en la puerta del mercado

la luisa que ella dice

que ella nombra con babas en el labio

es la pura memoria que le baila la cabeza

sólo su memoria detenida

en los tiempos de frondizi

y aquel auge del petróleo

la memo luisa mareada de manos

la más hembra del maracaibo

bailando can-can en los piringundines

con dólares en el corpiño

cuando la saipen oil y el plan con.int.es

la más cara enredada de giles

bañada de whisky en cada orgasmo

y love you luisa – arañando en un bolero
la sola memoria del sexo fermentado en cocaína

i love you luisa anda patagonian
i love you baby aún cuando las huelgas.
nada queda de aquel auge de esos días

sino la memoria fornicada

que puso a estos huesos de patitas en la calle

donde el tiempo pasa y nada queda de la saipen

de la standard oil que arrojó

las máquinas al mar por no dejarlas

nada queda solo la luisa

con las enaguas al viento

los labios rojos silbando frank sinatra

che vos comprame lotería

por san cayetano pibe comprame lotería.







Ya lo sé
yo ya sé
lo que es el amor.

yo aprendí a beber vino
cuando trabajaba
en la pampa de salamanca
al borde de la ruta 3.

aprendí a beber callado
mirando las martinetas
que se iban siguiendo la alambrada.

de vez en cuando un camión
como un incendio perforaba la tarde
y pasaba
un suspiro en las retinas
de los perros.

a lo lejos había
un molino negro
el viento agitaba sus pedazos

molino deshecho
sin aspas para el vuelo
chaperío sin alas
llorando en pozo de la noche.

yo bebí borracho en las alturas
a mi no me digan nada.

perdí una camisa
buscando ovejas en la nieve
perdí los sentidos
mareado en una torre
que se alzaba como un sueño
en la chatura de la estepa/
un mirador creo que era.

y ya sé lo que es el amor
(por las noches yo dormía
en un catre adentro de una casilla)

después de apagar el alumbrado
(un lister a todo culo)
desaté los perros
y me quedé bebiendo
con los ojos mezclados con la noche

con la piel hecha un silencio
como un solo cuerpo enmudecido por la pampa.

en la pieza brillaban
por la luna
las latas de aceite supermóvil multigrado/
el viento ladraba a la ventana.

el viento es un perro desgraciado
aullando en las orejas del insomnio.

los vehículos pasaban en la ruta
con ráfagas de luz en esa pieza.

y por eso
yo ya sé lo que es el amor

yo recé borracho el padrenuestro
para que
un auto con dardos veloces pasara iluminando
el cuerpo de thelma tixou
que brillaba en el almanaque
de aquella noche de aquel invierno
de esos años.

thelma estaba espléndida en esas soledades
tenía un vestido rojo
que ardía ante mi boca
cuando las luces
la encendían como llama en pleno vuelo.

yo ya sé lo que es la sangre
cuando arde como aceite en la penumbra.

el cuerpo de ella era un planeta
girando en el abismo

y yo su único habitante/
me ataca como una sed cada vez que me acuerdo de esa diosa.
el amor es como apretar una foto de thelma tixou
en la garganta de la noche/
o el amor es otra cosa
animal que se espanta
que vuela lejos
y uno
no ha tenido el gusto.

Nota: Nació en Comodoro Rivadavia, provincia del Chubut.En 1994 se adjudicó el XI Encuentro de Escritores Patagónicos de Puerto Madryn con su libro Matame si no te sirvo, editado en 1995 por Ediciones Último Reino.
Ha colaborado, dirigido y editado distintas publicaciones literarias en Capital Federal, Comodoro Rivadavia y Trelew, donde reside actualmente.
Considerado por sus pares y la crítica nacional como una de las mejores expresiones de la poesía patagónica actual, su libro Calles laterales obtuvo en 2001 un premio en el Concurso Nacional de Escritores que organiza el Fondo Nacional de las Artes. Lo editó Culturas del Sur del Mundo, en Trelew, en octubre de 2002.La falta de continuidad en la publicación de sus libros es la contracara de la amplia divulgación que tiene su obra a través de una oralidad a modo de juglaría, y otros soportes gráficos que lo han llevado a convertirse en una de las voces más difundidas pero menos editadas.
En 2009 editó Jerez Volcado (El Suri porfiado)

viernes, 11 de diciembre de 2009

Carlos Battilana


El cielo

Mi hijo está allí.
El cuarto le pertenece
y yo
no hago
más que atrasar
el temor. En este lugar
donde los hechos avanzan
donde la casa
parece
una tundra llena de voces
¿dónde reposa el ruiseñor?
¿en qué modelo
basa su canto
el triste? Con los dedos fijos
escribo esta letra
aquella otra, esta
de más acá. A través de un agua sin sabor
el hilo de la costumbre abrasa
y me recibe
en su cielo.


Los días antiguos

Sentado
como una cosa,
estático, sin énfasis,
lo que resulta cierto
son los días. Miro
hacia atrás,
hacia los días antiguos. Ayer
he visto
una muerta. Pero no
una muerta más.
Una muerta
posible.
De chico
seguramente
me ha acariciado
con vaga ternura
y en esa lógica
precaria
ha consistido su vida. Es eso
lo que sé.

Recojo mis papeles, junto
mi ropa; con el tiempo
todo lo inútil
se vuelve
objetivo. Está bien el equilibrio.
Otros creen
mucho. Yo poco.
Antítesis. Metáforas…


Viajantes
El aire de invierno


Vuelve el invierno.
El sol
deshace su fuerza.
Sé que no puedo esperar. Vuelve
la mayoría del invierno. Nos protegeremos
en la TV, en la pequeña
escena
de lo cotidiano. Sin poder
administraremos la energía.
En lenta procesión
la voz del teléfono
se demora
y sangra
por su herida. Adiós,
estrecha hierba
de la invención. El verano
fue
esa aguja sutil
que la lentitud
destroza. Parte
de tu espera
se acumula
en el pecho. Aire
que el mar
no ha concebido
suficientemente. Espacios. Refugio.
Movimiento.


El Estado

Leo a Pasolini, ordeno.
Autos, colectivos en derredor. Todo
permanece quieto. También
mi cuerpo. Años atrás
por esta calle del frente
mi hermano y yo
viajábamos,
entendíamos el mecanismo
del país. Hoy
todos sonríen. Asumió
el nuevo gobierno,
las cosas están
en paz.
La poesía
no es
epifanía
ni un recuento
de revelaciones. Eso
es falso. Calibrar
con precisión
aquello
que como un gusano
roe
lo más preciado
del dolor, ésa
parece una forma
de decirme
puntillosamente
que no todo
está en paz.

Nota:
Carlos Battilana nació en Paso de los Libres (Corrientes) el 19 de septiembre de 1964. Reside en Buenos Aires. Publicó Unos días (1992), El fin del verano (Siesta, 1999), La demora (Siesta, 2003) y El lado ciego (Siesta, 2005). También una selección de sus poemas se publicaron en Una historia oscura (Ediciones Deldiego, 1999). Poemas suyos aparecieron publicados en diversas antologías (Poesía en la fisura; La voz del erizo; Poesía argentina año 2000; Poesía en el subte; Antología Zapatos Rojos; Hotel Quequén Poesía), revistas (Diario de Poesía, Vox, Hablar de poesía, Tsé Tsé, La Mineta, Crisis, Paredón, Blanco Móvil, El perseguidor, Carpetas de poesía argentina, La Carta de Oliver, entre otras) y suplementos culturales (Clarín, La Nación, entre otros). Es docente de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Buenos Aires

lunes, 7 de diciembre de 2009

Santiago Sylvester


Las casas
Las casas se pusieron inhóspitas
y tuvimos que abandonarlas a su suerte.
Primero fue la casa de los patios
donde la infancia ponía expectativa en ciertas plantas
que todavía ofrecían protección.
y en una muy querida forma de llamarnos a la mesa.
en otra casa las chirimoyas ordenaban una majestad
y el juego de los hermanos se escuchaba
como una premonición que sería demasiado dolorosa
si alguien insistiera ahora en recordar.
Después fue la casa donde la humedad del río
se nos pegaba al cuerpo como la piernas
de una mujer que nos enloquecía,
y hasta la sombra crujía de deseo, y una lengua
nos buscaba la lengua
con la voluntad desesperada.
Y las otras casas, con amigos hasta el amanecer,
con hijos, con poemas,
con pequeños olvidos (apenas distracciones
que sin embargo después venían a buscarnos desmesuradamente)
De todas las casas nos hemos ido.
y cuando creíamos que ya nada quedaba de ellas
apareció una hoja en el suelo, un grito subrepticio
en un cajón, el cuaderno de la escuela
con los cuidados de la madre, un botón, el canto del gallo.
Qué hacer entonces,
si no queremos coleccionar fracasos
ni objetos distraídos que se olvidaron de morir,
sino juntar los pedazos que sobreviven dolorosamente
y dejarlos caer por la ventana de este cuarto piso
como quien tira una corona de novia al mar,
como un globo lamentable que aligera su carga.
Restos queridos a los que decimos adiós con memoria trastornada.


Perseverancia del halcón


Tiene nombre ilustre
y lo protege la serenidad: vuela sin inmutarse por el espanto
de esos pequeños alborotadores que resguardan huevos y
.....pichones:
................él
con alzada majestuosa
y ojo directo
busca comida.

...........Por estas quebradas
pasó la historia: él
vio todo: gente a manotazos, escapando o persiguiendo:
.....huestes perdidas, el murmullo de muertos que se
.....escucha promediando enero: una partida de gauchos al
.....acecho, la cabalgata heroica de pobre gente
obligada al heroísmo:
y vio también el merodeo, el desplazamiento: los restos de
.....una civilización que ha prescrito: piedras y cantos con
.....alguna ceremonia:
.............................él
vio todo desde su vuelo impertérrito: no juzga, no invoca,
.....no confía: tiene
hambre.

Vuela, aterra, y todas las tardes
organiza ese escándalo; desde aquí
lo veo: sabio, sin prisas, esperando
que todos nos volvamos comida: historia, huesos, animales,
persona.

Nota:Santiago Sylvester nació en Salta en 1942. Es autor de doce libros de poesía, de un libro de cuentos y uno de ensayos, publicados en Argentina y España. Ha recibido los premios Sixto Pondal Ríos, Fondo Nacional de las Artes, Nacional de Poesía y Gran Premio Internacional Jorge Luis Borges. En España recibió el premio Ignacio Aldecoa, de cuentos, y el Jaime Gil de Biedma, de poesía. Es autor de la antología Poesía del Noroeste Argentino. Siglo XX. Dirige la colección Pez Náufrago, de poesía, en Ediciones del Dock.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Alberto Cisnero (poemas del libro "La sustancia en infracción")


Alegría

Anhelo la noche y pido la muerte
que reviente todo (a que otra digresión,
su búsqueda jadeante de lo improbable)
y prospere en estas fosas, supliendo
la inocente alegría de estar
vivo, pobre de verdad, libre de bienes,
hasta el paroxismo mi osamenta.

Remingtons

Admitan como suyo este país quienes
posean terruño preámbulos la completa
igualdad cruzarse el pecho grinpis
su joven literas progenie guardias;
perdonen la queresa, me queda un chumbo
y acuatros, el combo a repetición;
que otros se coman se eduquen se curen.

El cordón

(22 de junio de 1934.J.D.
comprendeque una vereda de
Chicago alcanza ya su rostro).
Estimulado por qué equívoca sed,
yo, mi sobredosis, mi guardián, hermano
mío semivivo, rubrico: supe el terror
de la huida y la lobreguez del sepulcro
engreír, odre y expropio, Juan Dillinger,
quien (y no dios) es tu prójimo latente,
hospedaje común de los gusanos.

Torres


Nuestra patria es esdrújula, flórida;
los tristeos de mi generación uno
a uno ya no obseden; güelcom,
dieron los noventa y nadie quiere
contarse ese vértigo toda vez
que mirás el río de la plata junto
al sonido ocluido del monitor.
Ante la grey somos todos iguales.

La brisa


“Escuche otro secreto: ningún bien
me avendrá, no fui lo que se dice
caballero, a eso equivale un cuervo;
muchos tristes de los campos afuera,
ya atestiguaron qué grano de tierra
calificó su pan; con un puñado
de clavos ha sido ideado el destino”;
y en el dudoso mediodía, todo
silencio, padre, tu epitafio soy.

Nota:Alberto Cisnero. Poeta argentino (La Matanza,Buenos Aires,1975). Ha escrito los siguientes libros: La sustancia en infracción (2002), Los dados de la muerte (2004), Mil brillos apagados (2007), Akullico (2009) y El precursor químico (2009). Todos inéditos.