martes, 31 de agosto de 2010

Tani Mellado


Tus ojos I
A Andy

Nada es inocente en este mundo
salvo tus ojos.

Tu cuerpo quemado / incendiado por los años
dibuja dos grandes soles
anillos sabios que te acercan a lo divino.

No exagero, es cierto, todo sobra en mi casa
todo es olvidable
menos los puentes acuosos de tus ojos.

Como aquello que ignoro conociendo
o mejor aún lo insondable de vos.
Te oigo desde lejos.


(Las niñas del espejo, 2006)






Resoluciones de la distancia

Ya no voy a morir en tus párpados abiertos
en el gesto despejado y sobrio
con que mirás el mundo cuando te dejo.
Ya no voy a dejar que cosas
con tus hebras de infantil ternura / mis heridas
cuando me despido en la distancia / de tarde siempre
en algún andén impar, en una ruta.
Ya no voy a desertar de tus ojos abiertos
estanques de agua tibia donde nadan
las más pequeñas larvas,
las más cándidas y frágiles criaturas.
Ya no voy a partir más debilitada
mientras tu forma, la más amada,
se pierde entre la gente
que te atraviesa con premura
y extravía tu rostro, tus cabellos,
tu inefable dulzura en la distancia.

(Crujir el habla, 2008)






IX

también yo te amaba y masticaba la sombra de tu cuerpo
me acercaba a esa sombra con breve salto
porque también te amaba cuando estabas
y te vaciabas de luz sin preguntar mi nombre
ni por qué te seguía
pero también sabía que aquello era el murmullo
amoroso del que está partiendo
porque te estabas yendo entonces
rodabas
como una máquina infalible que deja en el suelo
unas marquitas como pisadas de perros
diminutos / de loros
como cáscaras de frutas invisibles
que dicen no me olvides
que riega / la niña de la albahaca
y la memoria rodando papelitos en el viento
cuando te ibas por la ruta y te quedabas
pegado a los alambrados / a las matas
no me voy del todo me decías
pero yo veía que la mancha de la luna se achicaba
que la luz era plena en lo oscurito
y me olvidaste nomás entre los ojos
bebiendo la pupila un sueño líquido
de tigre ciego que atrapa el color de la presa
y se le olvida entreabierto el otro ojo
que es árbol del follaje acolchonado
por donde el sol retumba en cada salto
que hacia tu sombra el barranco
me incendiaba.


(Aquí no vive nadie, 2010)







Canta un grillo
A Claudio Barrientos

Canta un grillo
pero ¿canta o triza el silencio de enero
en la noche sin tormenta?

El grillo se escucha y la luna se mira.
Yo no supe nunca escuchar luna
ni ver ojo de grillo titilando.

Dicen que los grillos se frotan sus patitas
sus patitas solos
como el buey
que solo se lame.

Yo también me lamí sola varias veces:
cuando me deshabitó el amor
y se hizo débil y blando y se hizo poco
un desahuciado,
una bruma
detrás de los espejos.

El grillo canta o se toca o llora.
También yo me tocaba cuando las sombras
del mundo no rozaban las frutas verdes
de la soledad.

Pero también yo te amaba
cuando el río invertía su camino
y la lluvia era una raíz cruda
que buscaba el sol bajo la tierra.

Todo esto lo sé ahora
mientras el grillo canta o se toca o llora
y nadie me pregunta
ni tu voz me germina.

Como el grillo que canta
cantaba yo el dolor desde mi cuerpo
y mis manos o sus patas
ardían la tersura vestidos como estábamos
con bermudas y remeras
escote en v.

También yo me hundía las raíces en el viento
y lloraba como el grillo
por no crecer en ningún surco
en ninguna hendidura.

y me volaba en las sílabas nacidas de tu boca
desordenados sonidos de los niños
que aún no saben hablar
según sus padres.

(Animales pequeños, inédito)


Nota:Luciana A. Mellado. Poeta, investigadora y docente universitaria. Publicó Las niñas del espejo (2006), Crujir el habla (2008) y Aquí no vive nadie (2010). Recibió becas de la Agencia Española de Cooperación Internacional y del Fondo Nacional de las Artes. Recibió el Premio Academia Argentina de Letras. Cursó la Maestría en Literaturas Latinoamericana y Española en la Universidad de Buenos Aires. Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías nacionales y extranjeras. Dirige, junto con Andy Maldonado, la plaqueta de poesía patagónica “Peces del desierto”. Cuando se acuerda cuelga poemas en su blog http://enlapiznegro.blogspot.com

lunes, 30 de agosto de 2010

Diego Roel



3

Las Puertas del Aire


En este último lugar de reunión
todos andamos a tientas
y evitamos hablar.
T.S.Eliot




Me paro aquí,
en este declive de las horas.

Me quedo quieto y contemplo
la permanente mutación.




Alguien quemó los puentes,
dispersó las cenizas.




Ahora nado entre un abismo y otro abismo,
me aproximo al lugar del nacimiento,
al luminoso tajo del lenguaje.

No tengo nada que decir.

Yo sólo espero
un giro del aire en mi cabeza.




En este baile de máscaras
ya nadie habla con nadie.

Nadie dice esto es una línea, un punto, un círculo,
una esfera que transita, que golpea y cae,
se levanta y huye.

Nadie dice esto es una estrella, un río,
la imperceptible huella de los días.




Ya nadie nombra, nadie.

Escribo como quien salta o ríe o tiembla.

Hablo de lo que se repliega,
de lo que muerde y sangra.

Observo la lenta irrupción de lo Real.




Y me pregunto
qué palabra, qué ademán o resplandor
nos sostiene y suelta.

Qué nos retiene aún aquí.




En esta última curva
me quedo quieto y espero.

Apenas muevo una mano,
un pie.

Respiro al borde del naufragio.




Las luces tejen y destejen
la primera sílaba del Sueño.




En este carnaval de las imágenes,
busco aquello que se mueve,
que se desliza y salta.

No tengo hacia dónde ir.




El menor gesto nos aleja.



Por eso
voy hacia donde nacen y mueren
los colores y las cosas.

Abro los ojos y las manos,
entreabro las Puertas del Aire.

Pronuncio una palabra silenciosa.




Sí, me quedo quieto y contemplo
el último giro del planeta.

Sólo queda una señal perdida.

Una señal, un cuerpo,
un alma en embrión.




Las Voces del Viento me dijeron:

Hay una Voz detrás de tu voz,
hay un Camino más allá del vocablo.

Hay una Voz y un Camino.






Del libro Las variaciones del mundo, Ediciones El Mono Armado, 2010.


Diego Roel, nació en Temperley, provincia de Buenos Aires, en 1980. Publicó Padre Tótem/Oscuros Umbrales de revelación (Libros de Tierra Firme, 2004); Diario del insomnio (Libros de Tierra Firme, 2005); Cuaderno del desierto (Libros de Tierra Firme, 2007) y Las variaciones del mundo (Ediciones El Mono Armado, 2010).

E-mail: diegoroel@hotmail.com.

domingo, 29 de agosto de 2010

Fernanda Castell


HIKIKOMORI

1
Noche/ descentro
Semblante urge furioso:
-corré.


Miedo- no entrés Si por confusión
Pasás la puerta- te asombraré
Y te cremaré- seguro, te cremaré con los restos de comida,
los libros leídos y aquellos apenas pensados

y seguro que el mar está tremendo
Panza gris acero que engulliste mis huesos
Y regurgitaste mis restos-
Aquí estoy.

3

En el dominio- oscuro
Es el dominio oscuro
Es el dominio

Aquello donde puedo poner un punto
Y respirar segura. En el dominio
No un jardín ni un castillo
Es el cuarto oscuro y fresco
Donde vivo

4
¿Cuál es la montaña que una vez trepada
otorga la carta soberana?
O son peñascos. Molestias del andar en el mismo recorrido


En esta tierra. tierra mínima
llena de ácaros y amebas
Ponerse de pie es un verdadero salto evolutivo.

5

Tiene lo que necesita.
Agua. Yerba. Letras
Sonidos.

Y el silencio entre todas esas cosas.








7

Y la lagunita es un charco azul
Y el mar un riacho reseco
Y la hamaca grande una mecedora embrujada
Y los baldes, cucharas
Y los tronquitos palos cavadores
Y las mayúsculas arpones


8



No es sencillo
Volver a hablar
después de la infancia


9

Trazos
Punto arqueo y forma
Un círculo de carbonilla
Sobre la pared morada

10


Me deshago
Mala cocción
De arcilla en horno de barro
Temperatura mediocre
Templamos así el espíritu.



11

Solución media
Punto medio
Recto camino
Por el medio
Enredada.



12


No tengo
Nada que
Decir
Pero no puedo dejar de intentarlo


13

una amplitud desértica
Alice Spring
Trozos de canción
Lajas. Sol. Austeridad plena
Qué hondo se puede llegar en el silencio.

14


Los instantes son casas
Que circulan habitadas
Con voces de abuelos
Que recién llegaron

Y nietos. Los hijos
Ocupados en conseguir
Lo necesario al instante.

15

el tiempo pesa
tengo un mutante híbrido
entre los hemisferios

sostener la criatura.
elefante sosteniendo al mundo ( en el mejor de los casos)
o el mundo por lamparitas chinas

bailar sobre lamparitas chinas
es tener cuidado ojo que se rompen
y los del sur se caen para flotar
y no degradarse nunca jamás en los confines del universo


16
Necesita como el agua
Un lecho para drenar, un teclado para producir
La aspereza del viento revolviendo algas
-es ver. Ver.


17

Salgo al aire
Me lleno de aire
Vesícula de aire floto en agua pesada
Camino por la ruta de aire
Llego al lunar más a trasmano
Llego
Lejos por el aire





Corte transversal del mundo donde vive el asombro


Vivo en un mundo lleno. Sustantivos duros. Con aristas. Dientes. Planos, sin ojos. Como peces abisales. Cosas que brillan de perfectas en su sustancia acotada y pulida como una buena biblioteca. En el esternón vibra el olor a papel viejo. Zuecos de madera. Balsas de nuez. Tormenta entre las hojas. Fibras de pasto y entre el bosque de pasto una caravana de hormigas, rectilínea. Manzanas venenosas. Espejos mentirosos. Hilos de oro. Hilos de tejedora araña. Negra, peluda y delgada con la sensualidad de Isadora.
Abejas doradas. Callejones de aire. Luz de luz entre nubes con sol en forma de taza sobre un horizonte verde. El pasto. Siempre el pasto. Los ojos de vaca. Ubre de vaca. Semillas adentro de las frutas. Con los cotiledones. Y radícula entre terrones oscuros de humus.





Las palabras circulan por las arterias como eritrocitos

Cuando todo pareciera todo calmo. Adentro de la puerta. Adentro de la madera. Adentro de la piedra. Adentro del mosaico. Adentro de un gramo de cemento. Adentro de adentro. Una molécula de aire. Anuncia. Que adentro del adentro. Una letra. Se liga a una letra. Y una letra ligada a otra letra con una molécula de aire. Dice mucho. Y adentro de la piedra. Del brillo de la piedra. Adentro del ojo que mira por adentro. Y de la voz que liga la letra con la letra desde adentro. Y un acorde ligado a las dos letras. Más otro acorde porque gusta.


Nota:vive en La Plata. nació en 1965 Coronel Dorrego, publicó en el Abras,2003 Siesta y Peces de Agua, Tema Portugal. 2004 En edición La construcción de lo desagradable, Al Margen. Varios trabajos inéditos.

Daniel Freidemberg


Septiembre

Lentas bestias pesadas (el tránsito): Ayacucho y
Corrientes, a las nueve y media
de la mañana, y llueve.
No sé a quién, gracias por estar acá. Brisa en la lluvia
y atrás de mí, en la tibieza, la lámpara: gracias.
Ramas de fresno que agita la brisa, papel mojado y
cáscara de naranja en la alcantarilla, y hojas.
Rojas las letras de la palabra “farmacia”,
ropa enfrente en el balcón, la azalea y el balde
(rojo) en el balcón, mojados. Y el rugir al fondo
de animales grandes: como manadas
el tránsito apiñarse vi, o el tiempo, y pasar.
Y el tránsito apiñarse vi, o el tiempo, y pasar.
Gotas (11:45) en una ventanilla, el
zumbar de un motor
acompasando el gran rumor que cae,
inmerso todo, la calle y los árboles, en
las veladuras de un esbozo en gris.
Brillo en los techos de los autos mojados, gente
antreverándose al viento y las gotas,
en movimiento –autos, viento, gotas–, efímeros,
cada uno en su ritmo y a su modo, otra vez.
Cielo en el agua del asfalto, entrevisto,
de acero el cielo y el asfalto, lustrosos,
y ahí en los cielos y el asfalto, la lluvia:
Sobre los techos y los campos, la
lluvia, sobre las almas
de los vivos y los muertos,
venida desde el principio del tiempo,
lluvia en el mundo
antes de la palabra “lluvia” y después, deshaciéndose
en el encuentro con todas las cosas, y volviéndose a hacer.
Septiembre (II)
Pescados abiertos
bajo la luz dicroica, y
más acá el vidrio y,
en el vidrio, ramas,
como el vidrio, mojadas,
contra un cielo blanco.
Septiembre y llueve
como para siempre.
Tiembla, a ratos, el vidrio
con las ráfagas,
las ramas tiemblan mucho más.
Septiembre (III)
Pescados abiertos bajo la luz dicroica, un cartel,
barro en los sitios donde las baldosas faltan,
un barro como de piel de gliptodonte, un agua
lanzada al fin a devolver todo a algún orden
que hace ya tiempo el universo olvidó.
Muda oración a todo, a nada, ¿el poema?
Recién nacidas las hojas de los plátanos.
(De "En La Resaca")







1. Cosas / Oír / Rodar



i

No hay nada, sólo cosas.

No hay nada, las cosas tampoco.

Oír afuera un rodar de las cosas
a la hora en que va a amanecer,
oír un gasto que avanza.

Algo se ha roto o nunca estuvo, ¿era el alma?
Cosas que ruedan, ahí afuera, no hay nada.



ii

Así es que empieza la mañana: no con
una explosión, con un bostezo.

Así es que otra vez todo se puso a rodar.

"Y no entres manso en eso que viene, rabiá",
subía el ruido de lo que rodaba, y entré



iii

Cerrando ahora la puerta
del ascensor, buscando
la llave de la calle, mirando el tránsito:
"perdí los años que iban a venir"

"Ahora estoy libre", pensé por un
momento,
como quien cae al agua de la mañana lo pensé.



iv

Viene el verano, viene con
dolor de huesos,

viene con su estopa.

Sentado, en el recuerdo, frente a un mar
siempre recomenzado, escribo

no con palabras
sino con sombra de palabras, filtraciones
de un turbio noviembre.



v

"Amor", escribo, yo no estoy acá.
Amor se escribe en otro lado.



vi

Entre el crujido urbano, entre el
venirse atrás del alma

Escribo contra lo mejor de mí

Para decirle que se cuide, que
no se vaya aún,
que lo que llega ante los ojos
es grande y crece como pasto en las ruinas
de lo que se llamaba el corazón
(de "Cantos en la mañana vil")





Agua finísima

Días de rosas en declinación
y agua finísima,
antigua música en las habitaciones
donde el amor se viene a ser.
Aquí algo pasa que se nombra en vos.
Y lo que huía se detuvo: aquí
todas las cosas son el alma
como eran de alma las palabras
que el aire da lento a caer:
"vienen palabras" oigo
que decís. Palabras
bajando lentas al fondo de todo:
soy en las cosas que en el aire ordenabas,
soy,
ahí entre todas las palabras,
el que se entrega al tacto
de la materia impredecible
vuelta a nacer en cada movimiento:
lo que baja en vos.







Lo espeso real

Ahora que fuimos expulsados,
gracias a Dios, del Paraíso,
se largó a llover
un agua débil que se alarga
en redes de grisura y música.
"Esto" dijiste "no debía ser así"
pero es así. Más que
maneras de filtrar la luz, más que
armarle al alma un orden suave
de lo que se presenta ¿pasos?
¿algo así como pasos? ¿un
lento acercarse
del fondo de la materia a los ojos?
¿a algo que mira detrás de los ojos? "Ya
no vamos a volver", te dije, pensaba "esta es mi casa",
"lo que se mueve -pensé- afuera y adentro es lo mismo".
"Estás pensando demasiado", dijiste, y mirabas
esa otra agua, la de mis palabras,
también cayendo, quebrándose también
contra la piedra de todas las cosas,
ni transparente agua ni opaca, agua de aire confuso.
(De "Lo espeso real")


Nota:Daniel Freidemberg nació en Resistencia, Chaco, en 1945. Es poeta, crítico literario y periodista. Es autor de los libros de poesía "Blues del que vuelve solo a casa", "Diario en la crisis", "Lo espeso real", "La sonatita que haga fondo al caos", "Cantos en la mañana vil", "Noviembre" y "En la resaca".

sábado, 28 de agosto de 2010

Alicia Pastore


la urgente del amor

Ese día
creerán que he muerto

pero un amigo de mi hondura
sabrá
que fui a recoger palabras
para un poema demorado
que desde hacía un tiempo
viajaba en el tren
del cansancio y el silencio
y que volveré invista
a las mañanas tempranas
a la lenta de las tardes

dirá
que vio a las lunas traviesas
cruzándome la piel
que me oyó murmurar
que era una catedral ancha
y habitable la tristeza
y tenía miedo
de soltar mis pájaros en ella
y que elegí el exilio
las voces guardadas
los demorados en la piel
y la ropa arrancada a mordiscos
por la urgente del amor.






como brizna

- I -

tan delgado como un cabello,
como una brizna:

un recodo inadvertido,
una sola mano
sesga un horizonte,
descuelga un tiempo,
desata un canto,

tan sutil y cierto.

- II -

cállame,
huye del labio,
te alcanzará mi silencio.

- III -

La vaina
ha sentido el filo,
el espasmo,

se curva,
tiembla,
gime.

- IV -

locura,
canto húmedo,
flora infatigable,

la sangre
se ha vertido.

Susúrrame...

ah...
el dorso de las cosas.





polvos

polvos ofrecidos
a la vida, a la muerte
a las tijeras.

Atravesados
por la hora secular
de un amanecer.

agazapados en la sangre,
en el hueco
de un paseo a cualquier hora,
en cualquier calle,
entre los árboles,
los cafés, las librerías,
al acecho
en cualquier tramo,
reprimidos
o escupiendo su sol
de cadenas rotas.

Manifestados en el grito
de recreo, de miedo,
de incendio, de voracidad,
de acto perpetrado
y no resuelto,

abriéndose paso,
avasallantes o exiguos
para desencadenar
el instante
esperado, perdido,
demorado, fugaz

Vencido.






la poesía

Suena, viene sonando
como un galopar,
calla la orquesta de palos
y lágrimas,
y se escucha en los rincones,
los hormigueros, las fuentes,
en un canto empecinado
en las cloacas y baldíos,
salta de un salmo a un burdel,
desde la voz
hasta el cuerpo expoliado,
curva la palabra
hasta imponerla
en la intemperie bestial
de sus ángeles,
se enreda
en el amor ineludible,
en su vaho de tristeza en fuga.
verba y radial
viene y viene
descamando la memoria,
asalta el linaje
de la emboscada perenne,
irrumpe profusa,
atrevida amazona,
legendaria y vigente.





el poema

Casi nada,
la respiración aún entrecortada,
ya injustificada mi desnudez,
el frío incipiente,
el pudor que se concentra
en el gesto,
enlace de gozo y desencanto,
la confusión, la sordidez,
la angustia del desprendimiento.
sólo eso:
una muerte, un nacimiento,
un fluir de sangre hacia un retoño,
un de pie frente al poema nato
y el regreso

este destino sin conjuro

Tal vez no haya sido
la calle que elegimos
ni el límite impreciso
vislumbrado a su cabo,
o aquel sueño presuntuoso
con el que dormíamos en la infancia.
Ni siquiera nuestros mandatos atávicos
o el haber desvanecido con irreverencia
alguna que otra huella.
Quizá fue el capricho de un rey
en una noche de fiesta
en que Dios pasó como una sombra furtiva
sin amor ni recuerdos.
Tal vez no fuimos tan malos
ni tan lúcidos
y no había más opción
que este destino sin conjuro
de animal intimidado.



Nota:Nací en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1949. Ya entonces era niña, dificil situación para mis padres.
De mí, nada: vagos recuerdos de talleres literarios, unos versos en papel, un grupo, una revista, un pr..., lo de siempre, nada.
Ahora, si hablamos de Poesía, ésto sí es algo serio. Siento que me toca el hombro, me dice: no me eludas, la opción es: "conocimiento o muerte". Saber que la muerte nos topa en cada ausencia, prejuicio, exclusión o miedo, facilita mi elección.
Eso, tan poco y tanto.

viernes, 27 de agosto de 2010

Mario Arteca


POR SI OSCURECE

La noche avanza. Mantengámonos juntos, es de noche. La tormenta vuelve, creció en paz, con la maleza encima y un pañuelo como árbol. Quedémonos quietos.

El viento avanza. Y los que están en el límite saben qué se les avecina, como si estuvieran dentro de un silbido de colectivos frenando a coro en tiempo muerto.

“La señora me encargó de decirle que se queda a dormir…”.

Va tras ella. Fue él. Nadie podrá decir que no se ha defendido.

Dos policías azules se sientan en el cordón de la vereda y detienen gente. Que si no han visto a uno con la cara colorada y el pelo amarillento. Lo que ha hecho o va a hacer, aún no lo saben.






CHUVACHI

¿Quién conoce Chuvachi? De allí nos viene Guennadi Aigui (родившийся 1934–).

Escribe en ruso,

funciona como ruso,

se lee en ruso,

nos viene de Chuvachi.

El hombre de Chuvachi dice que “no basta una vida para descubrir la verdad.” Tampoco basta una verdad para convencerse de la existencia de una sola vida.

Cuando un árbol se seca no afianza por necesidad la certeza de la muerte. Es sólo árbol seco fuera de sus deudos.

Algunas ocasiones sirven para valorar qué cosa es un mundo cuyas raíces desaparecen.

Eso es Chuvachi.

(de El pronóstico de oscuridad, a editarse este año)





NOTA DE UN LOCO EN UN LIBRO DE DANILO KIŠ(A uwaga na książce lokomotyw Danilo Kiš)

En lo que a esta carta
se refiere -señora-
el caballero que la escribió
está embarazado
El análisis de orina
lo muestra con claridad

Porque se trata de un hombre

Eso es todo (como se trata
de su hermano aconséjele
se prepare)

Señora: lleva dentro suyo
la semilla de la muerte
Querida mía
Mi más sentido pésame






DÍA DEL EMPLEADO PÚBLICO
(Dzień publicznych pracownika)

Caminé con un amigo
hasta un bloque
de apartamentos vacío
En eso hablamos con un guardia
apasionado por los perros

Mis padres nunca
permitieron la crianza
de uno
Pero ahora estoy feliz:
así huele un cadáver
bajo el agua y también
un buen perro

Escucha la canción del cáncer
en el pueblo liberado

(de Poesía plus. Antología personal de Arno Wołica, inédito)


Nota:Mario Arteca nació en La Plata, 1960.Publicó: "Guatambú" (Tsé- Tsé, 2003), "La impresión de un folleto" (Siesta, 2003), "Bestiario búlgaro" (Vox, 2004), "Cinco por uno" (Vox, 2008), "Horno" (Al Margen, 2009), "Cuando salí de La Plata" (CILC, 2009), "Nuevas impresiones" (La Calabaza del Diablo, Santiago de Chile, 2010) y "La orquesta de bronces" (Goles Rosas, Mar del Plata, 2010).
En antologías: "Jardim de Camaleões" (Iluminuras, San Pablo, Brasil, 2004); "Actual Triantología argentina, peruana y brasileña" (Homúnculus, Lima, 2004)); "Naranjos de fascinante música" (Libros de la talita dorada, City Bell, 2005), "Pulir huesos" (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona, 2007), "Antología de la nueva poesía argentina" (Perceval Press, Santa Mónica, CA, EE.UU, 2009), "Traverseés. Une anthologie de poètes nés en Argentine entre 1960 et 1978" (Editions Apogeé, Rennes, Francia, 2009), "El verso toma la palabra. 33 poetas argentinos de hoy" (Homoscriptum. Universidad Autónoma de Nueva León, Monterrey, México, 2010), y "Neue Argentinische Dichtung" (Luxbooks.latin, Berlín, Deutschland, 2010).

miércoles, 25 de agosto de 2010

Martín Pucheta


MATARON A MIRTHA LEGRAND

Mataron a Mirtha Legrand. La mataron.
Un balazo al corazón en pleno almuerzo
sobre en mano.
Toda la “familia argentina” lo vio.
Cayó de boca al plato
con los ojos desiertos y claros.
Los ojos de los muertos son siempre
cielos desiertos y claros.
Bebieron de la sopa los ojos abiertos,
cabellos de ángel es lo último que vieron,
lo primero.

Mataron en vivo a Mirtha Legrand.
Cayó en la sopa con los ojos.
Mataron de un tiro a Mirtha
arriba del plato,
en la hora del puchero y el caviar.

Se quedaron helados Nicole y Cubero.
Sólo Alfredo se paró
tirando la silla.
Y Nicole se desmayó sobre Cubero.

Toda la “familia argentina” lo gritó,
parecía el grito de un gol desde lejos
el oscuro gol de un dios Antidiego.

Mataron en directo a Mirtha Legrand.
Balazo y a la sopa.
Directo al corazón con los ojos
“Chiquita” y la “Familia”.

Las cámaras cortaron enseguida
y mandaron una tanda.
Pero quedaron los ojos de Mirtha
en toda la pantalla.
Un ojo cuadrado con cielo de Mirtha
la pantalla.

Mataron a Mirtha Legrand. La mataron, che.
Los ojos en la sopa fría.
Los ojos fríos en la sopa del cielo.

de Superjardín






SARMIENTO JUGADOR

¿De qué jugaba Sarmiento?
¿De ocho?

Va fuerte Sarmiento
¡Mucho Sarmiento!¡Mucho!
Cuchillo entre los dientes
y rosas
en el ojal.
Sarmiento pone huevo.
Pero de toro. Y se achican
los contrarios.
El íntimo tapón en los tobillos.
Ellos ponen igual
pero con piel de gallina.

Un poroto, Giunta.
Rattín, una lenteja.
Un capullito el Checho Batista.
¡Astrada inculto!
Debería ser el capitán
Sarmiento.
Que sangren. Que abonen
el campo. Es el alma
del equipo.

Belgrano puto.
Cagón San Martín.
No lo gocen a Sarmiento.
No lo carguen.
Les da con un caño.
Les mete un tiro libre.
Antes
el taco en la canilla.
Con sangre entra.
Con sangre, red.

Le da con un fierro.
A la unión.
Ese arquero
esconde flechas.
Le da con todo. Con efecto.
Sarmiento quema la red.
Las arañas.
Es el alma. Puedo verlo:
Campeones del mundo
con Sarmiento.

Barre la cancha
como barre en la campaña.
Va bien de arriba,
¡bien Sarmiento!,
prócer, máquina, maestro.

Frentazo,
o parietal derecho,
otra clase Sarmiento.
¡Estos indios!, hinca
el codo,
cabecea.
Otra pelota.
Otra cabeza.
Chocan las ideas,
los estilos.
Chichón romántico
Sarmiento.
Choca el destino.

Sarmiento más allá
del bien
y del mal,
de Menotti, Sarmiento,
de Bilardo, más allá.

Se hace la rabona,
sin falta,
da el ejemplo.
Se manda una chilena
hacia el arco del sur.

Qué linda es una chilena,
es una constelación
sobre el campo.

Roja Sarmiento.
Se pone colorado.
Se va al carajo
con el árbitro.
¡Vamos! ¡Afuera!
Siga, siga.

Pero no.
No puede seguir.
Ahora que se armó
el partido.
Se van los hinchas,
los bárbaros se van.
Muchas fechas.
Muchas para Sarmiento.
Para él nomás.
Todas para él.

Sarmiento sigue.
En el centro del campo.
Desierto Sarmiento.
La chusma llora.
Embarra la cancha.
Le hincha las pelotas.

Hay que esperar.
Que pase.
La calentura de Sarmiento.

de Superjardín





MATOTA Y LA RUSA SE BESAN TANTO

Matota y la Rusa se besan tanto
que cambian de sexo
o se les corre
un seno se desliza
de pecho en pecho
y se les para a los dos
el corazón
todo el cuerpo que forman
sus cuerpos
masturba el corazón
para que siga el bombeo
pero el beso roba sangre
y el latido baja.

Cuántas veces Matota amanece puto,
la Rusa con barba macha
y tienen que quedarse un día entero más
encerrados
¡un olor a venéreo paraíso en las paredes blancas!

Cuántas veces recomienzan el amor a las risas
de verse así y asá, tan degenerados

y el Mato hace sopapa con manopla
mientras sopla para adentro
para que salga
y la Rusa
ay la Rusa linda y pivot de sus días
con un pene que se abre en flor
y se vuelve vulva.

de MATOTA






QUE ME MUERDAN, TOTAL


Ahora que me gusta una chica
no me duelen
las hormigas coloradas,

son como chichoncitos de risa
para mi piel las ronchas,
como airecitos de sol,
pancita de empanada,
como flores que se acurrucan,
se apimpollan de frío,
como tortugas
debajo de la servilleta
o escondidas en el trapo de piso.

Que me ataquen
todos los mosquitos,
que me muerda un perro
y una víbora a la vez.

Ahora que me gusta una
si me llego a morir
ni cuenta me voy a dar.

de Superjardín






CASTIDAD

Seré puto,
pero soy un puto virgen,
un místico maricón.
Y si ahora me crece el culo,
me crece hasta el cielo.


de Superjardín


Nota: Martín Pucheta (Gualeguaychú, 1981).
Publicó las plaquetas Superbóreos (Zorra/poesía, 2009), Matota (El chancho armónico, 2009) y Sonajero de misterio: los tomuer, 2009, esta última junto a Nicolás Cambon, fruto de la Fiesta de los Muertos.
Participó en las antologías Última poesía argentina (En Danza, 2008) y Felicidades también (18 poetas), 2005.
Canta y compone en Leda Lid y Arboreal. También escribe canciones junto a Juan Pablo Pérez: “Psicodelia entrerriana”, “Estrellas de la lluvia”.
Es padre de Ariel (Gchú., 2000), el autor de Poemas de Dito Paz. Su blog es: www.superjardin.blogspot.com.

Mónica Sifrim


EL MAL MENOR

La vía del cangrejo
No es cavilación

Sino
Rencilla

Cuando pierde
No piensa que es
Apenas

Un trozo de coral
Perdido en
Un montículo
De arena

Dice que la otra
Carretera
Ofrecería

Menos
Resistencia

Y allá va
Con el zig zag

De un corazón trabado
En la derrota
Piensa que
La izquierda
Será más
Luminosa
Mientras deja la diestra
Acongojado
Pero el cangrejo
Sabe reconocer
El mal menor.







Poema 1


Si tu voz

Me apela por mi nombre
Todos los sonidos
Se levantan.


Hay que ver
Lo bien que suena
Así

El nombre de nacer
No duele
Tanto.

Vamos Adán:

Hay que ponerle nombre a las abejas
A los arroyos grises
Y a los copos de nieve.


A la encina que se llame así:
“Encina, encina”

Y al maíz doblado por el viento,

Una palabra grave: “Movimiento”

Y cuando nos
Cansemos

De llamar a las cosas
Por su nombre
Y en el séptimo día
Reposemos


Todo se llame igual

A su inocencia



El bosque simultáneo
De su bosque



El ave en su avedad
La rosa, rosa.







***

Poema 7

Una lengua extranjera
No es
Un alfabeto
Morse

De las grullas

Ni tampoco
Un nido de cigüeñas
Es un nido
Para quien

Cruzó los dedos
En la cruz.

Una golondrina sola

Puede cobijarse
En un dedal

Pero no
Dar cauce
A su deseo.

Inútilmente
La canción de cuna
Se resiste
Al golpe

De un bongó

Una lengua hablame

Pero con la
Música hasta el cuello.

No el aturdimiento
Sobre la canción del asesino
En la ruta a Shangai.

Como Góngora en la fuente hablame

Pura sinestesia

Zoo de cristal.

Una lengua extranjera

Tiene siempre

Su elefante de vidrio

Su jirafa a pintas

Y una grulla

De opalina

Para ver pasar y preguntarse
Si eso

En realidad
No se llama
Cigüeña.






***

De una sala vacía
A otra sala
Un hilo tembloroso

Pende.

Ser leal a un
Hilo de palabras
Frágiles

Procurado por nadie.

Esa instalación no tiene
Dueño.

Si no la escucha el labrador de puentes
Si no la escucha
Y no es leal

Y no recoge
Con el borde mismo de su encía

Un leve acento
De alguien que bebió

Palabras sucias.

Ser leal al genio
Del oído


Y no trastabillar
Cuando cae de bruces

Y se rompe
Su magnificencia.

Aún así servirle de instrumento

Que en el arpa de tu cuerpo

El genio de oído
Escriba un “leit motiv”



Y que la claridad
No se arrepienta de arrimarse a vos


Como no se arrepiente la mañana
De rosados dedos

De yuxtaponerse

Al odio

De la noche.

Nota:Mónica Sifrim nació en Buenos Aires en 1958. Es egresada de la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires. Publicó Con menos inocencia (Nuevas Ediciones Argentinas, 1978); Novela Familar (Ultimo reino, 1990) y Laguna (Bajo la luna nueva, 1999). Sus poemas fueron traducidos al inglés, al alemán, al portugués y al francés y han sido editados en diarios, revistas y antologías del país y del extranjero. Recibió la beca del Fondo Nacional de las Artes para creación en poesía en 1997 y la Beca Fulbright en Letras en 1999, gracias a la cual residió seis meses en la ciudad de Berkeley, USA. A su regreso, fue convocada para coordinar las actividades literarias de la Dirección General del Libro y Promoción de la Lectura del Gobierno de Buenos Aires (2001). En 2002 organizó el ciclo “Flora y Fauna” en la Casa de la Poesía y fue invitada a participar del Festival Internacional de Poesía de Trois-RiviÈres, Québec, Canadá, en su edición 2005.
Durante veinte años ejerció el periodismo literario. Actualmente, coordina talleres de escritura creativa y lectura. El mal menor es su cuarto libro de poesía. Para su creación, contó con el apoyo del Subsidio para Autor del Programa de Fomento Metropolitano de la Cultura las Artes y las Ciencias de la Ciudad.

martes, 24 de agosto de 2010

Sergio Sarachu


ELLA ES PATAGONIA

I. Paraderos
(…) el estrabismo del idioma
con tu voltaje negro
en este blanco inocente y victimario
Esa terca recorrida del horario de tu piel
por los cuatro paraderos de la noche.
La ebriedad de la ropa por el suelo
La payana de tus ojos nerviosos (…)


II. Más
(…) la brasa de tu mano,
la tradición de lo desconocido
en el tránsito hormonal de tus dedos flacos.
El recuerdo de lo que nunca se encontró,
el hambre de la memoria
entrando mañana a tu boca abierta.
El holocausto del paladar
deletreando tu voz amanecida en mi cuello.
Y más (…)


III. ilesa
(…) su yin descentra la lógica de la deriva.
Toda ella,
ilesa del poema,
sale a orbitar los muelles del día:
circunda el tránsito, las maderas de roble,
el mate, las noticias,
los puntos suspensivos de la almohada.
Empodera la vida (…)


IV. Té
(…) sirve un té rojo cuando abre sus poros.
Esfera la taza,
arena en círculos los temblores del humo.
Está cocinando palabras en sus ojos.
Juega con la cuchara, separa la piel,
el tatuaje de otros miedos.
Los minutos saltan las piedras que asoman en el té.
Deja un sorbo a medias en el “sí’
y se hace palpable,
sideral (…)


V. Péndulo
(…) el péndulo de esta canción
lame la arena de Madryn,
la espuma en el cutis del Moquehue,
el amanecer gris deshuesando Gallegos.
Vos hervís el placer,
humectás Neuquén
y te evaporás en un abrazo de dos mares.
El péndulo va y viene por tus profundidades,
enviolinado (…)

Nota:Nació en Olavarría en 1962 y reside en Neuquén desde 1974 (con algunas intermitencias). Periodista, poeta y restaurador de muebles antiguos, formó parte del Centro de Escritores Patagónicos y de la revista Coirón. Fue incluido en antologías regionales y nacionales. Obtuvo varios premios, entre ellos el del concurso organizado por la Fundación del BPN, que tuvo como jurados a Mempo Giardinelli, Liliana Lukin y Carlos Dámaso Martínez. Ha publicado recientemente Puert@s Suspensiv@s.

Irene Gruss


jinetes del apocalipsis

No hay lugar para la huida, ángel
del deseo.
Ellos, que dicen que son fantasmas,
siguen haciendo malas artes,
influyen, lo hacen bien,
estorban la huida, ángel
del deseo. Me corrompen.
Adonde fuera, el sol o la lluvia
me perseguirían como un testigo;
adonde me quedara,
ellos,
que dicen que son fantasmas,
mandarían cartas anónimas, desapasionadas
o donde la pasión
ocupa un lugar antiguo, de pacotilla.
Ahora, dicen,
el cielo se resquebraja tanto como
el suelo,
la gente lee libros trágicos,
sueña con llanuras que parecen desiertos.
Ahora, dicen, todo ha terminado.
Y yo quería un lugar,
un toque
de infancia,
una frase verdadera.





El damasco

Yo que he muerto por propia voluntad, que
reviví por voluntad de otros,
ahora me veo muriendo
de muerte natural en unos años,
la cabeza encendida,
iluminada de ansia pura,
asombro,
fuego insensato parecido a locura senil,
a infancia,
que he vivido más o menos de
lo que he muerto por la esquiva
humedad.
Curioso, la risa,
como un líquido,
me sostiene y aprieta el corazón.
He andado así, nunca una meseta
ni la tensión superficial
del lago. Yo que morí por propia voluntad
dormida sobre un médano, y
el sol me ha acariciado muerta y viva,
ahora disfruto su piedad como a un damasco,
dulzura inconcebible,
insensato damasco que pruebo
y río, oscura,
dichosa de mí.





La soga

La soga es el vacío
de donde cuelgo, me aferro
al vacío como la soga segura
de mí. Apenas raspa
cada vez que
me abalanzo o tiemblo, el vacío
sostiene mi forma única
de andar, hay vértigo donde
sobra espacio, mi miedo
se pierde cuando cada hilacha
afloja el sentido
concreto de la perduración. La soga
no depende. He preferido atarme
a eso.





Remordimiento

Nunca tuve
lo que se dice una buena dentadura.
Con mi boca mordí
su nuca, su garganta,
la forma de morder
se fue adecuando
al poco calcio, la poca fuerza, a
las piezas postizas y a las que
fueron salvadas. Reír, eso quise.
Perdí las ganas de morder
como quien deja la vida a un costado,
la ve ahí,
un vestido de fiesta doblado en la silla.

Llovió sobre el jardín, gotean
de lluvia y de un rocío nocturno
bombitas de colores.

Ahora, con lo que tengo dado
y quitado, con mi boca
beso,
y cada noche, antes de dormirme,
ruego a Dios no morir con los ojos abiertos,
los dientes apretados.

Nota:Nació en 1950. Formó parte del grupo de poetas que fundó, a comienzos de los años 1970, el taller «Mario Jorge De Lellis.Publicó La luz en la ventana (1982), El mundo incompleto (1987), La calma (1991), Sobre el asma (1995), Solo de contralto (1998), En el brillo de uno en el vidrio de uno (2000), "La dicha" (2004) y en su carácter de compiladora, la antología "Poetas argentinas (1940-1960)", del año 2006. En 2008, se publicó "La mitad de la verdad", su obra reunida.

lunes, 23 de agosto de 2010

Enrique Solinas


Magnificat

Hoy desperté y mi cuerpo
tenía olor a flores,
a perfume de orgasmo y alegría.

Los animales obedientes acompañaban
el transcurrir violento y ciudadano.
El tráfico en las calles se partía en dos
cada vez que deseaba cruzar
hacia la otra orilla.

Voces diversas escuché
y entendí todas las palabras del mundo.
Dos marcas rojas en mis manos
anunciaron la transformación.

"Soy santo", me dije, "soy santo".

"En el exceso de la muerte
y la vida
está la redención."
(de Noche de San Juan, 2008)





Bucólica

El olor de tu cuerpo, amigo mío,
me recuerda al color de la infancia.
Una pradera con demasiado sol
cuando no estoy triste,
cerca del río
en donde alguien dibuja mi ciudad.

Nada es tan importante ni inocente
como pensar en un día perfecto:
vaca y pasto,
los pájaros que nos sobrevuelan
como a San Francisco;
algunas flores,
sendero de amapolas;
el cielo quieto y azul
de utilería.

Sé que pronto ya no estarás aquí.
Todo es inmediato.
Sé que pronto
te ocultarás detrás del sol.

Disfrutemos ahora de este día,
que el mañana no es cierto.

Brillemos como el agua en la noche,
tan sólo para la memoria.
(de Noche de San Juan, 2008)





La Patria

Triste canción, pequeña,
tan fugaz,
herida abierta a las ciudades,
pueblo,
corazón sin rumbo.

Reina plateada de corona ausente,
sumergida en las aguas
que ocultan la razón.
La pastilla de la felicidad
es un barco que navega
el territorio mudo.

Todos los padres te golpean
y no piden perdón.
Todo tu cuerpo es un gran río
que cambia de discurso.

Y entre el asfalto y las estrellas y el desorden,
nos queda la canción:

callado sueño vacío
bajo el barro de la desesperanza.

Y nuestro rezo,
única y amordazada voz,

temblorosa,

desnuda.
(de Noche de San Juan, 2008)





El Rostro de Dios

Esa mujer
extendida hasta nunca debajo de la sábana
no muestra signos de respiración.
Apenas es el resto de una imagen,
el personaje principal en bastidores
no disponible para despedidas.
Hacia los costados,
sus brazos se alargan y tocan el infinito.
Las manos se apoyan en oriente y occidente
sin ganas ya,
sin intención.

Descorro la sábana y al mismo tiempo
vuela una mosca como ninfa sorprendida.
He aquí la cuestión:
sus labios entreabiertos y la piel extraña
contrastan con el gesto de una sonrisa,
y el único signo de vitalidad
es la mosca
que ha bebido toda su respiración.

Si la mujer sonríe es porque sabe algo
que nunca terminó de decir.
Si la mujer sonríe
es porque nos ha engañado
y nunca sabremos el motivo.
Pasa el tiempo como la vida pasa,
como pasa lo bello y lo triste.
Luego la abrirán en dos
para saber la causa de su fallecimiento.
Luego,
su rostro cambiará y será otra,
alguien desconocido.

Ahora sé que éste es el rostro de Dios:
una mujer que se va y la mosca que sonríe,
compartiendo la misma despedida.
Tan sólo nos queda
cubrir el cuerpo de la desesperanza
y contemplar el aire de la noche,
fatal y divino.

a mi madre, in memoriam

(de Noche de San Juan, 2008)



Nota: nació en Buenos Aires, el 11 de Julio de 1969. Profesor en Letras y Ciencias de la Comunicación y Licenciado en Letras. Desde 1989 colabora con publicaciones de Argentina y del exterior, y ejerce la docencia. Publicó en poesía: Signos Oscuros (1995), El Gruñido (1997), El Lugar del Principio (1998), Jardín en Movimiento (2003) y Noche de San Juan (2008). En narrativa publicó el libro de cuentos La muerte y su conversación (2007). Por su labor literaria obtuvo varios premios, entre ellos, el 1er. Premio Rotary Club Bienio 1990/1991, 1er. Premio Nacional Iniciación Bienio 1992/1993, de la Secretaría de Cultura de la Nación, el 1er. Premio Dirección General de Bibliotecas Municipales de Buenos Aires 1993, Mención en los Premios Municipales de la Ciudad de Buenos Aires a la Producción 1994/1995, Subsidio Nacional de Creación de la Fundación Antorchas, Concurso 1997 de Becas y Subsidios para las Artes, el 1er. Premio Estímulo a la Creación año 2000 de la Secretaría de Cultura de la Nación, el 1er. Premio de Cuento Fantástico 2004 de la Fundación Ciudad de Arena y la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Mención Especial, Concurso Dorian 2007, por la Promoción de la Diversidad y la Cultura, Lima, Perú, etc. Su obra y forma de parte de antologías nacionales e internacionales, siendo parcialmente traducido al inglés, al italiano y al portugués. Actualmente, además de la poesía, su actividad incluye la narrativa, la crítica literaria, el periodismo cultural y la investigación.

María del Carmen Colombo


Sally La Lunga

felino de ceniza en la cimbreante
piel de labios revueltos
(gimen sus
nalgas
en el maquillaje)
agridulce de los senos
desordena la pena
mil pedazos
frente al espejo
liz
la pelirroja bailará roc an rol
algún vestido de papel glacé
y sus pestañas de velludo sexo
esa mujer a punto de volar





To See I

al compás de ese blues la mujer
se desnuda
le sale de la voz un viejo armiño
turbio
y deshuesado
el sol de algún zapato
brilla
como seno de lava
revolverá la noche con un pubis violáceo
frente al pezón opaco de su espejo





La Montaña

Si fuera segura
como una montaña --las cosas
claras, la palabra
precisa--. Si fuera calma, una
piedra de quietud, mi derrotero
culminaría --seguramente--
en la cima de cordura
y así colmada miraría
desde allí
un ojo de vértigo, el otro
abismo.





******

en las tripas de mi reloj
despuntan
grandes husos de gallo
qui qui ri quí
yo soy el que
recuérdalo
qui qui ri quí
tú la que no
ahora y en la hora



pero mis huesos
blancos y dispersos
en la noche
cantan de pie
no somos del cuerpo

oh mi mano de hojalata sola
cómo brilla
polvo eres pero brilla
un despojo:
—del cuerpo ya no soy



piedra fueron serán ojos?
islas deshechas aspas
en la miseria
a la deriva cuando saltan
del cuerpo ya no son



mira mira las orillas
remos rotos hacia
dónde?
pero la ceja olvida
se levanta del cuerpo:—ya no soy



no tengo el ver
no tengo el verbo
¿hay esperanza para mí?



yo soy el que
tú la que no



doblan campanitas
de cuello amarillo
tú también
por un oído de sombras
escucha
la mañana


(De "La muda encarnación". Último Reino, 1993)


Nota: *María del Carmen Colombo nació en 1950 en Buenos Aires. Ha publicado: La edad necesaria (1979); Blues del amasijo (1985); Blues del amasijo y otros poemas (1992, reedit. 1998); La muda encarnación (1993), La familia china (2000) y Los sueños del agua (poemas para chicos, 2010); además publicó Santo y Seña (publicación conjunta, 1984) y Folletín (Plaquetas del Herrero, 1998). Tiene un libro inédito: Bestiario sentimental. Ha recibido, en otros, el Primer Gran Premio de Poesía V Centenario (1992) y Mención Especial del Premio Nacional de Poesía, Producción 1996-1999 (2005). Integra antologías de poetas argentinos editadas en el país y en el extranjero -la más reciente Puentes/Pontes (Fondo de Cultura Económica, 2003)-. Colabora en diarios y revistas. Desde 1980 coordina talleres literarios.

Giovanna Recchia


de PLIEGUES ( Ediciones en danza, 2009)

Alguien podrá creer que es ácida
la pena
del despeñado si lo viesen
ahí
en el fondo
tumbado
quebrada la cintura
y la boca
en el sabor
que niega toda razón
todo saber del gusto
Nada tienen de cierto
el paladar
la lengua
No es ácida la pena
Es el abismo.





Huir del mundo sin el mundo a cuestas
si anhelar se puede
que el mundo te abandone
huérfano de mundo





de SED ( inédito)



(mudez)


Colores se desplazan
mareo del minuto en que llega la palabra
La forma de la duda
es un monstruo que se alza
sin rostro que nombrar
sin sombra
noche que le toma el cuerpo desmedido
y se abre
se estrella
se mutila

trizado el poema
fragmentos de la lengua
acobardada

(deseo)


Nocheser
me atrevo a ese deseo
sin luz hacerme y desnudarme
Nocheser
puede en signo
transmutarme
metamorfosis que rompa
capullos de crisálida


(incrédulos)


Hay un ojo abierto
(dentro
de este sueño)
Alerta al movimiento
irracional
de las imágenes
Indefensos
nos dejamos mirar
creyendo
estar despiertos



(señal)


En el reverso de la tarde se instala
el levísimo indicio
de una hoja caída
hacia el poniente
Paradoja de otoño
que señala
dónde la vida
promete


Nota:Giovanna Recchia nació en Trelew, Chubut, el 2 de Julio de 1973. Es animadora socio cultural y estudió letras en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
Ha escrito y publicado ensayos y reseñas sobre Literatura Patagónica.
Recibió premios de poesía y ensayo en varios concursos y actuó como jurado en otros.
Se ha desempeñado como bibliotecaria y tallerista. Durante diez años coordinó un programa radial literario producido y conducido por jóvenes estudiantes de secundaria (merecedor en el año 2002 del Premio Nacional Gaviota de Oro).
Actualmente trabaja enseñando Lengua y Literatura en los colegios 761 y Camwy.
Tiene publicados dos libros de poemas: La infinita (Editorial de la UNPSJB, 2001) y Pliegues ( Ediciones en danza, 2009).

Eduardo Mileo


De Mujeres (2ª edición, Ediciones en Danza, 2005)

De la sección “Elena imaginada”

LA PRIMERA vez que fue al zoológico
se quedó sorprendida por las focas.
Los gritos
los aplausos la turbaban
de esos bellos animales de festejo.
Deseó, entonces, ser actriz.

La segunda vez que fue al zoológico
se quedó sorprendida por los tigres.
Los ojos
los omóplatos le daban
ese aire hipnotizado del encierro.
Deseó, entonces, ser mejor.

La última vez que fue al zoológico
fue ayer.
Se quedó sorprendida
por la ausencia de animales
y pensó
que mejor sería
dejar en paz a esa gente
que arrojaba galletitas al aire.



De Poemas sin libro (Ediciones en Danza, 2002)

La raya muerta
a Raúl Mileo


En su ademán inmóvil suspendida,
aparición en el alud de espuma,
esperando ya no,
desesperada,
la raya muerta.

Encadenada a su espejo de arena
como los astros a su elipse, quieta,
cielo de bocas entreabiertas,
la raya muerta.

Muerta sin fin, sin alas, ciega.
Pájaro de tierra.
El mar la cubre y la descubre. Juega
con esa niña sin muñecas.

Para la luz del sol.
Para una catedral de luz desierta.
Para la vida sin la vida. Huella.
Vuelo de hondura de la raya muerta.
Raya no de diálogo.
De fin.
Página suelta.

Rumor de mar.
Amores en América
desaparecen de su puerta.
Brilla el frío solar y apaga el cielo.
Abre los ojos la raya muerta.

No raya de pasión.
No de quimera.
Ni de alegría ni de esperma.
Virtud del agua que en el agua queda.

A su salud postrera,
el ojo del crepúsculo se incendia.

Raya sin alas.
Pájaro de guerra.
Murió de un pescador que vive en pena.
En el fondo del mar
la vida late.
Pero es del aire lo que vuela.





De Poemas del sin trabajo (Ediciones en Danza, 2007)

San Cayetano

Es un día de fuego.
Estalla en los ojos
el sol de la cúpula
y es un incendio de odio la campana.

Cantan los fieles una fe que se apaga.
San Cayetano tiene la espiga marchita.

Pero bailan como alambres
las filas de fidedignos,
las columnas encendidas de la grey.

Es un día de fuego
porque hay fuego en los ojos
porque es de fuego el rostro que confía.

Es de fuego y tiene hambre.
La sombra no se come.

Ya no se bendice el agua.
Dios no tiene perdón.

El que está sin amor
o el que está sin trabajo
abandona la fila de creyentes
y camina junto a las paredes
escritas por los herejes.



Inédito

Aullidos
(Edvard Munch, 1863-1944)

Del otro lado de la calle
se escuchan todavía
los gritos.
Una sirena
le pone música
a la distancia.

Casi todos
los días
lo mismo:
el silencio no para
de sonar.

Pero esos gritos
hoy
y la sirena,
el estilete entrando en la garganta.

No es universo
todavía
mi angustia.
Pero siento ya el campo
sembrado.




Nota:Eduardo Mileo nació en Buenos Aires el 4 de julio de 1953. Editó los libros Quítame estas cruces (Ediciones del Escuerzo, 1982), Tiendas de campaña (Trocadero, 1985), Dos épicas (junto a Alberto Muñoz, Filofalsía, 1987), Puerto depuesto (Último Reino, 1987), Mujeres (Último Reino, 1990; 2ª edición: Ediciones en Danza, 2005), Misa negra (Último Reino, 1992), Poema del amor triste (Ediciones en Danza, 2001), Poemas sin libro (Primer Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes, Ediciones en Danza, 2002), Muro con lagartos (Ediciones en Danza, 2004) y Poemas del sin trabajo (Ediciones en Danza, 2007), y el casete Mujeres (Circe/Último Reino, 1989), donde recita poemas del libro homónimo y otros. Junto a Alberto Muñoz, es autor de la obra de teatro Misa negra. Junto al compositor Raúl Mileo, editó los CD A boca de jarro e Irala, sueño de amor y de conquista. Fue miembro del Consejo Editorial de la revista de poesía La Danza del Ratón hasta su último número, en 2001. Junto a Javier Cófreces y Alberto Muñoz, dirige el sello de poesía Ediciones en Danza. Integró la Comisión Directiva de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA).

Carlos Barbarito


Debe existir un modo, una forma...

Debe existir un modo, una forma
de recoger lo perdido,
de apropiarse de todo aquello
que devino externo, separado.
Pero, cómo superar lo que uno es,
la bruma que uno es,
la vaguedad que a uno lo habita.
Cómo, me pregunto,
tornar sólido lo que el día licua
mientras paso, como tantos otros,
de la luz a la sombra
y de la sombra a la luz
mientras los pájaros anidan
en techos que la lluvia y el viento,
inexorables, desgastan.
A la voz acude una gota que cae,
un párrafo difuso,
un humo que oscurece el vidrio,
un sabor neutro, sin espesor, en la boca.
Debe existir, en tierras lejanas y altas,
otra manera de calzarse,
de abrir la puerta,
de correr la cortina para ver el cielo,
de dormir, soñar y despertar.




Qué somos al final de los días, cuando...


Qué somos al final de los días, cuando
cada cosa enmudece y se encoge.
Nadadores, tal vez, pero en un agua
que se va quedando de a poco sin sustancia.
O, tal vez, lectores del Gran Libro
del que, pese a cuidados y afanes,
nos salteamos párrafos enteros
y de su contenido, que todo lo abarca,
apenas si vemos un perfil, un vislumbre, un recorte.




Si le acercaran un cobertor, un bálsamo...

Si le acercaran un cobertor, un bálsamo,
un capítulo sin dolencia ni crispación,
un vientre de recobrada pubertad,
una espalda blanca capaz de soñar y despertar
sobre el lado celeste de la piedra,
sobre el lado terreno de la lluvia.
A qué nacer con sal en lo lastimado,
con lenta muerte que el dolor devana;
a qué acudir en días de vinagre,
de gusano perforador del pan,
de cuartos rotos, de horas harapientas
en los que la única rueda que gira
es la que mueve el cobayo,
en los que la única visión
es la de escarcha a la que nada raspa ni conjura.
Lo sé, qué lejos, ahora, su mínimo alimento.
Qué cerca, ahora, su hambre infinita.
Si le procuraran una voz repujada,
una sólida viga en su techo,
un renovado despertar
con vista al amor, el alba, los gorjeos...


Nota:Carlos Barbarito nació en Pergamino, Argentina, el 6 de febrero de 1955. Su obra literaria comprende diecisiete libros de poesía y dos de crítica de artes plásticas. Premios y distinciones: Premio Fondo Nacional de las Artes, Premio Dodero de la Fundación Argentina para la Poesía, Premio Bienal de Crítica de Arte Jorge Feinsilber, entre otros. Sus textos sobre arte y literatura y su obra poética están traducidos, en parte, al inglés,al francés, al portugués, al persa, al catalán y al holandés.

domingo, 22 de agosto de 2010

Fogwill


LLAMADO POR LOS MALOS POETAS

Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas
malos. Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan más para que estallen
las diez mil flores del poema.

Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible. O la in-
versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.

Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando
a la Reina de España.

(Ahora España
ha vuelto a ser un reino y tiene Reina,
y Rey del reino. España es un tablero
de alfiles politizados y peones
recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).

Y aquí hay torres de goma, alfiles
politizados y damas policiales
vigilando la casa.

A la caza del hombre,
por hambre, corren todos, saltan
de la cuadrícula y son comidos.

Todo eso abunda: faltan los poetas,
los mil, los diez mil malos, cada uno
armado con su libro de mierda. Faltan,
sus ensayitos y sus novela en preparación.
Ah.. y los curricola,
y sus diez mil applys nos faltan.

No es la muerte del hombre, es una gran ausencia
humana de malos poetas. Que florezcan
cien millones de tentativas abortadas,
relecturas, incordios,
folios de cartulina, ilustraciones
de gente amiga, cenas
con gente amiga, exégesis, escolios,
tiempo perdido como todo.

Se necesitan poetas gay, poetas
lesbianas, poetas
consagrados a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre, al hombre,
al nombre de su barrio, al arte y a la industria,
a la estabilidad de las instituciones,
a la mancha de ozono, al agujero
de la revolución, al tajo agrio
de las mujeres, al latido
inaudible del pentium y a la guerra
entendida como continuidad de la política,
del comercio,
del ocio de escribir.

Se necesitan Betos, Titos, Carlos
que escriban poemas. Alejandras y Marthas
que escriban. Nombres para poetas,
anagramas, seudónimos y contraseñas
para el chat room del verso se necesitan.

Una poesía aquí del cirujeo en la veredas.
Una poesía aquí de la mendicidad en las instituciones.
Una poesía de los salones de lectura de versos.

Una poesía por las calles (venid a ver
los versos por las calles...)

Una poesía cosmopolita (subid a ver
los versos por la web...).

Una poesía del amor aggiornado (bajad a ver
poesía en el pesebre del amor...)

Una poesía explosiva: etarra, ética,
poéticamente equivocada.

En los papeles, en los canales
culturales de cable, en las pantallas
y en los monitores, en las antologías y en revistas
y en libros y en emisiones clandestinas
de frecuencia modulada se buscan
poetas y más malos poetas:
grandes poetas celebrados pequeños,
poetas notorios, plumas iluminadas,
hombres nimios, miméticos,
deteriorados por el alcohol,
descerebrados por la droga,
hipnotizados por el sexo
idiotizados por el rock,
odiados, amados por la gente aquí.

En las habitaciones se buscan.
En un bar, en los flippers,
en los minutos de descanso de la oficina,
entre dos clases de gramática,
en clase media, en barrios
vigilados se buscan.

¿Habrá en la tropa?
¿En los balnearios, en los baños
públicos que han comenzado a construir?
¿En los certámenes de versos?
¿En los torneos de minifútbol?
¿Bajo el sol quieto?
¿A solas con su lengua?
¿A solas con una idea repetitiva?
¿Con gente?
¿Sin amor?

No es el fin de la historia, es
el comienzo de la histeria lingual.

Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en la lengua.
Falsifiquemos el deseo:
Te necesito nene.
Para empezar te necesito.
Para necesitar, te pido
ese minuto de poesía que necesito, necio:
quisiera ver si me devuelves el ritmo de un mal poema,
que me acarices con sus ripios,
que me turbes la mente con otra idea banal,
y que me bañes todo con la trivialidad del medio.

Y en medio del camino, en el comienzo
de la comedia terrenal, quiero vivir
la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso.

Se necesitan nuevos sentimientos,
nuevos pensamientos imbéciles, nuevas
propuestas para el cambio, causas
para temer, para tener,
aquí en el sur.

Y arriba España es un panal
de hormigas orientales:
rumanas, tunecinos,
suecas a la sombra de un Rey.

Riámonos del Rey.
De su fealdad.
De su fatalidad.
De Su Graciosa Realidad.
La realidad es un ensueño compartido.
La realidad de España
es su filosa lengua pronunciando la eñe
y su mojada espada pronunciando el orden
del capital y la sintaxis.

¡Ay, lengua:
aparta de mí este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle,
suturada de chips, y cubre
nuestras heridas con el bálsamo de los malos poemas..!





VERSIÓN(de VERSIONES SOBRE EL MAR)

El mismo mar nos pierde: nos encuentra
y nos pierde con su pulso marino.
Y con su eterno nunca nos despierta
del siempre breve sueño de un camino.
Pero no hay mar: el mar es solo ausencia
en la sílaba mar: pasa el sonido
y queda el hombre frente a un mar que inventa
y pierde entre los pulsos del sentido.
Pulsos del mar que intermitentes traman
su recomienzo siempre suspendido.
Fondo que es forma, superficie y pausas
de un deseo en rompientes que reclaman
perderse por partir o estar partido
y aquí quedarse en un hacer sin causas.

VERSIÓN(de VERSIONES SOBRE EL MAR)

Soy yo al mirarla y ella ya no es ella
sino yo en ella y ella en mí. Al mirarla
soy la mirada y soy lo que por ella
en ella me convierte al reflejarla.
Es como un mar, y como al mar, la huella
de erosión y de azar llama a desearla
allí, donde ficticia es real, y es bella:
tras la verdad de la ficción de amarla.
Hay un pulso marino que me lleva
a perderme en las aguas del abismo
llamado amar por un amor que juega
a convertirme en ella y en mí mismo
hundiéndome en su mar para sumarme
a la que hace nacer de mí al mirarme.

VERSIÓN(de DIALOGOS DEL AIRE)
por Once


Fumar: quemar un tiempo acumulado
por el trabajo humano en el tabaco.
Colmar la nada que parece el aire
con las formas del humo contrololable.
Llenar todo vacío con los sueños
de otros que por ajenos son más nuestros.
Tramar con las imágenes triviales
de los medios, nuestras escenas reales.
Placer pequeño, humano, tolerable.
Social, fiscalizado, numerable.
Fumar: desear que lleva hacia un deseo
de volver a desear buscando el nuevo
desear que nunca cese y siga ardiendo
y en sed que arda insaciada arder viviendo.

VERSIÓN(de DIALOGOS DEL AIRE)
por Catorce


El placer de fumar, el placer de quemar
lo que nos llega sólo para ser consumido
y en eso se consuma. El placer de encontrar
en la nada del aire un sabor conocido
un aroma sin nombre, conocido, habitual.
El placer del colmar el aire, este vacío
con el cuerpo del humo que se disolverá
en la nada del aire cesando, convertido
en deseo de volver a desear y volver
otra vez a desear persiguiendo un deseo
intacto que no cese ni se apague al prender
la brasa y que arda en ella convertido en un fuego
ínfimo y casi interior y casi eterno y lento
como el hombre, aspirado desde un vacío del tiempo.

VERSIÓN (De Fuego de las Imagenes)

Jeinseits Der Lustsprinzip

El poco peso, el paso de la vida
su identidad perdiéndose en el tiempo
volviéndose memoria y disolviendo
tu "hoy" en su ayer, tu "ya" en visión perdida.
La libertad, apenas sostenida
por la escena que traman unos sueños
de libertad: sin peso, en piso incierto
se funda la obra para pasar la vida
que en ella pasa. ¿O pasa por ser ella
y por ser paso no es sino su huella
en la memoria..? Si ya hoy lo que yo era
no es lo que soy: ¿El hoy no es una espera
de alguien hacia quien voy sin saber cuándo
me alcanzará y soy yo y me está llevando..?

VERSIÓN (de Nueve Lieder)
Will will fulfil the treasure of thy love/ Ay, fill it full with wills and my will one... W.S.

Se vuelve hacia la nada y vuelve a mí
y en mí se vuelve nada este deseo
sed de niebla que niega ser allí
para afirmarse en el aquí que creo.
Pensada sed: nombrándola viví
y ví niebla en los signos donde hoy leo
dos nombres en el nombre que de mí
solo nombra un desear no ser deseo.
Ser sed de hacer que al no cesar saciada
sea saciada en mas sed y crezca haciéndose
como la niebla entera ya colmada
de sí y de luz oulta un mundo yéndose.
Desear ser sed: volverse sed deseada
ser toda sed vivida en sed viviéndose.

VERSIÓN(de Sentimiento de Sí)



CONTRA EL CRISTAL DE LA PECERA DE ACUARIO

(1999)



La tibia luz
azul
titila en la pecera

la tibia luz
titila
azul
por la pecera
de nuestra era

tibia
la luz
de la pecera
titila
en nuestra era

en la era
de la pecera
de acuario

en la era titilante
y tibia




*****




¡Somos
los entibiados!

los que en la era
de la pecera
nadando
acariciamos
el cristal
que reproduce
la tibia luz
de nuestras formas
reflejas



*****


Aquí
reflejo
somos

juntos
en la pecera
estamos

puros reflejos
de la pecera
nadando
solos
nos deslizamos
envueltos
en su atenuada
y tibia
luz

luz azulina
no mortecina:

medida
retenida

luz contenida
en el vacío artificial
donde la ínfima materia
repite, contenida
su combustión artificial


*****




La tibia luz
la tibia luz
la tibia luz
titila

o vibra, azulina
entibiando todo




*****


Ay tibios
habitando
la hora interminable
de nuestra flotación interminable

ay peces
envolviéndonos
en esta música
del burbujeo del aire

oyendo
juntos
el ronroneo de la tibieza
el burbujeo del aire
el borboteo del bienestar
la vibración de la pecera

aire insuflado
esferas elevándose
como nosotros,
siempre buscando
la superficie
de la pecera

siempre encontrando
donde estallar
fuera de la pecera

ahí:
alto en el agua
donde termina el agua


Nota:Rodolfo Enrique Fogwill (Buenos Aires, 1941-2010) escritor y sociólogo. Ha escrito poemas, cuentos, novelas, ensayos sobre temas relacionados con la comunicación, literatura y política. El efecto de realidad, 1979 (poesía), Las horas de citas, 1980 (poesía), Mis muertos punk, 1980 (cuentos), Música japonesa, 1982 (cuentos), Los Pichiciegos, 1983 (novela), Ejércitos imaginarios, 1983 (cuentos), Pájaros de la cabeza, 1985 (cuentos) ,Partes del todo, 1990 (poesía), La buena nueva, 1990 (novela) ,Una pálida historia de amor, 1991 (novela), Muchacha punk, 1992 (cuentos) ,Restos diurnos, 1993 (cuentos), Cantos de marineros en las pampas, 1998, Vivir Afuera, 1998 (novela), La experiencia sensible, 2001 (novela) ,Lo dado, 2001 (poesía), En otro orden de cosas, 2002 (novela), Urbana, 2003 (novela),1 Runa, 2003 (novela) ,Canción de paz, 2003 (poesía), Últimos movimientos, 2004 (poesía).

sábado, 21 de agosto de 2010

Liliana Piñeiro


medida



quién calcula
mi pecho, mi pie?

de tal suerte, aguda longitud:
un metro de traición
dos de desprecio


****


(la medida de quien mide)







fugit amor


corrida del eje
enmudecida

prenda de intercambio

huyendo
sin la cara de mi madre
he amado


****


(desvestida ante la ley
nada puede justificarme)




camille


tu cuerpo frío me dispara
nena te vas?
madre te vas?
qué hacer ahora
propia y ajena
enhebrando

músculo y nervio
nudo de manos
curva y pezón

sola te tiemblo

mediodía
el silencio ha caído
vertical
en cada dedo
en cada uña

vena por vena
te lloro amorosamente
un escultor se despide
de su obra


****



(lo que sobreviene cuando
apartamos lo que sobra)








amniótica


es la hora
tu abrazo es implacable
y no hay virtud
cada talón en su arco
designio cervical
un talle, dos columnas

no me desnudes, madre
no me desnudes

por la frente sufro
mi sien impar
tenso la cuerda en su vocal
el pulso se alborota en orfandad

abierta la membrana
flanco abajo
miseria de las ingles
frontal
quedo con mis poros
y sin causa

nada calmará esta sed
de extremidades

no me desnudes, madre
no me desnudes

abandonas en la orilla?

desamparas tu hija
bajo una estrella
hostil?


****


(nacer está lleno de voces)

Nota:Liliana Piñeiro nació en Buenos Aires. Es poeta y psicoanalista.
Publicó en el año 2000 Algo sobra en las delicadas patas de los insectos (Editorial La Letra Muerta) y es coautora del poemario Moebius (Meridiana poesía, 2008).
Colabora con el blog y Revista La Otra, donde ha publicado diversos artículos sobre cine y participa, con otras poetas, del blog de poesía Meridiana.
Recibió el Primer Premio Iniciación Poesía otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación (1988) y el Primer Premio Poesía en el segundo certamen literario organizado por Lugar de Mujer (1992).

jueves, 19 de agosto de 2010

Arturo Carrera


La tardecita

Se acerca la primavera,

Marcia me odia, tanto
como yo amo a Lesbia, y
Catulo la amaba…

Ella dice que es obscena
la manera de referirme a mis amigos;
que soy, en resumidas cuentas de collar,
una máscara ya obscena y amenamente
indeseable

Una máscara del teatro de la infelicidad.

Pero estamos en el campo.

El sol alto y tardío.
El sexo en los cogollos del almendro.
La luna por despuntar…

…el durazno japonés relampagueante,
brillante rosado como nunca ví. Vacío,

vacío vertiginoso como tu voz brillante
contra el viento iluminado y el infierno musical
de tus estupideces.

Tu voz brillante. Tu voz ¡poética!

¿Recuerdas que dijiste que la prioridad del artista
estaba en hacerse reventar por los chongos
de Floresta y después “narrarlo” mientras
se posa, ante un pintor, como una mariposa
americana?

El cielo es una lámina que finge un color,
una desgracia, unos dibujos maravillosos para el feliz

embaucamiento de unos niños que involuntariamente
suspenden la credulidad; coléricos.

Oh poeta,
el pequeño vestigio de una tormenta atormentadora
te alimenta con su rayo

Te arrimás a los pies de un fulgor que quema como aquel
caballo blanco que veo, ahora, pegado a su destello

Estúpido caballo criollo del lenguaje.

Una mujer entrevé tu Vacío en su boca estrepitosa

Oh inebriante perrito faldero
llorando aún por la pérdida de su mamá
en las letrinas de Roma en una época cruel, en una época
de niños Heligábalos tan putos como él,
tan degenerados superiores como él. ¿Debí decir que
citaba a Pessoa (mucho más, mucho más inteligente que
yo. Más claro y menos oscuro en las razones de la amistad
obscena con la tierra y el aire y el sol y la eternidad)?

¿se acerca la primavera?

Sí, se acerca la revolución
de las florecillas de la amable locura
con sus sospechas escarlatas, con su Rimbaud, con sus
mejores mujeres y sus lolitas en flor también
a la sombra de un despertar anaranjado del verano
en medio de cada insoportable estación.

De todas maneras,
una carcajada embrujada por la dicha “engama” los
colores;
unas manos frágiles precipitan la luz que sostiene
las formas de unas serranías y unos árboles amarillos,

¿Vendrá?

Todas las formas en todas las formas y la cabeza en la
pica de la certidumbre,

la angustiosa serenidad momentánea de la certidumbre,

Una cierta sombra en las fantasías del amor. Unas
sombrías

siluetas en la cabeza abigarrada y pulsante,
la cabeza, la cabeza del amante

sea quien sea. La primavera.
El cielo como una lámpara en la mesita de luz y
el día como una noche dispuesta para el obsceno Dolor
y siempre unos niños bailando en un claro de mi sangre:
un arco iris del deseo en mis venas.

El cuerpo estratificado en el lecho ácido del pino,
las semillas turgentes bajo sus madres arraigadas;
el silbo de unas perdices mientras avanzo hacia la casa
cerrada y el galgo y las tunas mordidas por los toros.

El secreto en el aura de Alicia, la casera, que espanta
las vacas con su Citroën amarillo y sus alaridos
expertos.

El celo. Tres rojas muchachas y yo. El celo sereno,
el celo en la cabellera solar de la mujer

¿El hombre de mármol
quejumbroso?

¿Vendrá?

Todas las parteras oirían su nacimiento
si se decidiera a verse nacer,
estímulo de la pintura. Estímulo de las
estéticas anarquistas de la pasión…
Confuso esclavo de la maldad evaporando en la sombra
toda la Literatura y todo el Mal.

-Pero no pronuncies esa palabra obscena, por favor,
Arturito…

Ni dispongas puntos suspensivos donde políticamente
no hay suspenso.
Estamos en el campo y aquí me quedaría hasta ver
amanecer y que la vaca me dé la teta con sus innumerables
pezones…

Terco poeta como la luna en el agua que se agita,
el día se agita como yo.
Estamos en el campo.

-¿Qué somos?
-A-mi-gui-tos…

Sonrisa en el coral de las sonrisas que miradas
difícilmente se disuelven en el aire obsceno.
Obsceno el tacto del pico de los patos.
Obscena la algarabía de la quietud.
Obscena la tarde con sus mates lavados.
Obscena la invitación a la pintura en caballete.
Obsceno el caballete en el desván del campo.

Obsceno el diálogo más que el monólogo y más obsceno
que este coloquio entre perros de interior…

Obscena la mirada a la leña y el hacha,
obsceno el conejo con sus orejas enterradas en el barro;
obsceno el juego de repetir
la hartura de la pintura…
Del campo.

¿Vendrá?

Su caballito volvió solo al lugar

Espacio perfumado
no importa con qué
Estiércol de la atención humeante y perfumada

La mirada bosta circular de las vacas
como un cráter lunar en el aire
en el verde del aire-césped

Sangre en la pared.

Sangre en la nariz de la niñita que sale del agua,

Sangre escondida en los hilillos equidistantes
de las venas poéticas

Y es todo lo que no nos debería faltar.






Carpe diem

sólo el misterio busca compañía.
Busca... su alianza cruel con la ignorancia real
del deseo,





y de las cosas que por únicas
repite el carpe diem del deseo,





yo hablé
yo soñé





algo que no quiere adherirse
ni al secreto de sí mismo,
ni a la comparación que se rehúsa a cada forma todavía





Cree que el bigote del gato egipcio
es la comparación.





sus bigotes de alcanfor que saben del equilibrio
más que su distante armonía.
Cuando yo balbucía y eras un hombre más pequeño,
tu voz más disonante más fiel a su secreto,





y la alegría de las formas se ofrecía a su indistinción.





Pero líbrame de las injurias fáciles,
de los fáciles fantasmas que confunden todavía
mi inocencia con mi frivolidad,
mi sexualidad ambigua y contenida
con un modo excesivo del impudor.





...descontentos con mi apuesta a volver
al murmullo de las ranas, a querer oír otra vez
el impulso de las ranas en su verdad,
en su mensaje de reclamo al viento,
a la insinuación.





Y que me libere de los que descreen
de mi creencia en ese grillo, en ese bazar,





abierto no sobre el lenguaje sino
sobre su vestigio en mí.





Que el deseo de los cuerpos hermosos
entrevistos en la calle Stegmann
no se duerma todavía,





ni el derecho a la blasfemia incoherente
amenaza indecente a quienes miran.





Al misterio.
Otra vez al misterio
de la dolorosa insistencia
del misterio.





Inocente





carpe diem






El Principito

...llegó, llegó el Principito. Su color, su dibujo.
Ese azul que no querías pesar
y ahora está en tus pesadillas;



ese amarillo de saturno y los planetas y las lunas
y los cráteres de mazapán de pastillaje de espuma.
Y tu sonrisa y la de él al decirme
que sólo leyeron “eso” —y tienen 20 años—:
El Principito.



Qué orgullo. Qué dichosa vanidad.
Qué inocencia sinuosa, dentada,
como explicó el poema mismo
William Carlos Williams:



una estructura de dentadas sicigias
¿qué?



¿pero qué son las sicigias?



¿el lugar donde toda palabra se evade
y se extravía? ¿Consonancias que nos buscan?
¿Un sitio, un refugio de inseguridad
aquí en el campo?



¿Las soñó Lewis Carroll también para
el secreto juego de sus niñas?
¿Las traemos cambiadas en tenuidad
para embaucar el tiempo desesperado
de cada interrogación?



roncas en voces —del agua de la pena.



Tentativas de adormecimiento del dolor
por la imitación veloz que encaran
en la apariencia,



por cierta armonía escondida aún
y cierta simetría de lo aparente.



...y dentro de ellas la espuma del secreto.
Todo parece juegos del amor, y angustias
sin tristeza, sin memoria siquiera…



El movimiento y la más pura vida
con todas las impurezas de un lenguaje.



El ajetreo de un plumón enemigo
haciendo sombras falsas en el hablado teatrillo
callejero: y allí,
la belleza custodiada
por niños.



Retenida en las palmas rosadas
como cadenas mínimas de destino;
abiertas al tokonoma de unas marcadas líneas,
a pesar de la corta edad;



¿por qué ese anhelo entonces,



por qué ese insomnio?




Son bellos como la lluvia



Y sus palabras nos llegan apenas
a pesar de los llamados distraídos y ajenos
como el del horno microondas al alba,
cuando adentro quedó olvidado un plato
de comida...



y llama y llama con un silbido práctico
pero molesto en su pregnancia maternal
desde la materia que parece decirnos
técnicamente todavía: “...vengan chicos…
vengan a tomar
la leche, que se enfría...”



como único librito que uno pudiera soñar
con suerte



Dado que ellos no leen por hambre
por obstinación



Dado que buscan sólo el azar
de una inocente (encerrada) mentira:



el amor, la ciencia perdida...



Dado que aquí y allá su alegría rebota;
su movimiento de botones alineados
disipa en nubes hermosas el paso del cielo,
el paso de sus propios cuerpos
abultados y perfectos.



Y de pie sobre la luna,
con una espadita,
aunque la escala no es Uno en Uno,



vestido de marinero como solían vestirte a veces
cuando la Moda visitaba tu casa,



o cuando asediaba en casa de tía Marta Espezel.



¿Y cuántos principitos éramos?



Pero había esos azules como trazados de un pincel
solitario y gomoso...
En cualquier lugar y en cualquier extremo
aunque éramos nosotros niños,
nosotros marineritos estúpidos
en la marea de la Moda
abrazada a la Muerte.



Y algo había colgado en el balcón: un libro
de geometría



hechizado de error



hasta que se desarmara totalmente y poco a poco
hasta que quedara desmantelado como
el corazón de la abuela del César
y nadie lo pudiera descifrar
ni leer.



Y aunque en Arles en el Espace Van Gogh
vendan miles y miles de principitos
en valijas diminutas y mochilas para niños,
pintados en lápices, en cuadernos, en libretitas,
en bolitas, en gomas de borrar,
en jabones pequeños con calcomanías
y hasta que lleguen ya vencidos a otros mundos y
hasta que el agua y las pequeñas manos y la piel
de unos ángeles famélicos los borren.



Yo no sé leer poesía.
Yo no leí más que El Principito.



Soñando escuálidos príncipes de abdomen de sapo
por hambre, por insolación.



Oh,
Van Gogh,
tus niños todavía no huyen.
Soldaditos como son.
¿Para qué?



Son colores sedentarios



Están acá entre pastos lila
y pajas entre minas
que no estallaron todavía.



Moral del Principito.
Visible estolidez de los principios reales.
Los ojos.



La noche del Principito
aquí entre las golondrinas silbonas
que no se quieren acostar



y el silencio,



las nebulosas en enjambres,
las gigantas azules en el cielo paciente.



¿Para qué?



Lo esencial es invisible a este mundo.



la gracia de unas formas vendemos en el venero
de las carcajadas



El libro que ellos ya no miran.
El único que leemos



el que no mirarán:
el dolor del firmamento donde grita el Principito
amoral como un bebé



...entre cigarras de una cajita china
que también cantan muy roncas con la luz
y se activan con la alegría sin límites de la luz
como cigarras verdaderas que no paran de cantar,
que cimbalizan más y más en la clara sordera,
y más que todas las ranas
en una noche de Pringles...



Esta noche.



Una alegría
que no es también un gran temor
sino cosquillas de usura. Esta noche.



El Principito —el Principito llegó
pintado por Kuitca
al bazar de Librería Corujo:



entre tractores para cortar el césped,
cocinas Longvie e inteligentes lavarropas
y unas agendas Palm, y unas compu Compak,
y las Singer de liquidación
por la quiebra que sufrieron;



“…pero las guitarras eléctricas siguen caras igual.”



Había entre tanto
—pero ¿lo vi, yo?—,
un acordeón de juguete que me encantaba,
forrado en metálico papel de bombón
y el fuelle rojo. “¡Estaba acá!”



Estuvo entre los tarros de lechero de juguete
hasta que alguien lo compró.



¡Parecía tan estruendoso y trágico!



—¿y El Principi...?



—“No sé... pero... aún es amarillo el borde
del cuello del capote...
¿Ves?”






Nota:nació el 27 de marzo de 1948 en Buenos Aires. su infancia y adolescencia transcurrieron en la ciudad de Coronel Pringles. Junto a César Aira, en 1966, viajan juntos a Buenos Aires y fundan la revista literaria El cielo. Es uno de los referentes latinoamericanos del neobarroco.
Recibió la Beca Antorchas, trayectoria en las artes (1990), el Primer Premio Municipal de Poesía de la Ciudad de Buenos Aires, por su libro La banda oscura de Alejandro (1998), la Beca John Simon Guggenheim (1995) y el Premio Konex de Poesía (2004.Algunos de sus libros en poesía son: Escrito con un nictógrafo, Momento de simetría, Oro, Arturo y yo, La banda oscura de Alejandro, La construcción del espejo, El Coco, Potlatch, Carpe diem, • Noche y Día, La inocencia, Las cuatro estaciones y Fotos imaginarias con nieve de verdad.