domingo, 29 de agosto de 2010

Daniel Freidemberg


Septiembre

Lentas bestias pesadas (el tránsito): Ayacucho y
Corrientes, a las nueve y media
de la mañana, y llueve.
No sé a quién, gracias por estar acá. Brisa en la lluvia
y atrás de mí, en la tibieza, la lámpara: gracias.
Ramas de fresno que agita la brisa, papel mojado y
cáscara de naranja en la alcantarilla, y hojas.
Rojas las letras de la palabra “farmacia”,
ropa enfrente en el balcón, la azalea y el balde
(rojo) en el balcón, mojados. Y el rugir al fondo
de animales grandes: como manadas
el tránsito apiñarse vi, o el tiempo, y pasar.
Y el tránsito apiñarse vi, o el tiempo, y pasar.
Gotas (11:45) en una ventanilla, el
zumbar de un motor
acompasando el gran rumor que cae,
inmerso todo, la calle y los árboles, en
las veladuras de un esbozo en gris.
Brillo en los techos de los autos mojados, gente
antreverándose al viento y las gotas,
en movimiento –autos, viento, gotas–, efímeros,
cada uno en su ritmo y a su modo, otra vez.
Cielo en el agua del asfalto, entrevisto,
de acero el cielo y el asfalto, lustrosos,
y ahí en los cielos y el asfalto, la lluvia:
Sobre los techos y los campos, la
lluvia, sobre las almas
de los vivos y los muertos,
venida desde el principio del tiempo,
lluvia en el mundo
antes de la palabra “lluvia” y después, deshaciéndose
en el encuentro con todas las cosas, y volviéndose a hacer.
Septiembre (II)
Pescados abiertos
bajo la luz dicroica, y
más acá el vidrio y,
en el vidrio, ramas,
como el vidrio, mojadas,
contra un cielo blanco.
Septiembre y llueve
como para siempre.
Tiembla, a ratos, el vidrio
con las ráfagas,
las ramas tiemblan mucho más.
Septiembre (III)
Pescados abiertos bajo la luz dicroica, un cartel,
barro en los sitios donde las baldosas faltan,
un barro como de piel de gliptodonte, un agua
lanzada al fin a devolver todo a algún orden
que hace ya tiempo el universo olvidó.
Muda oración a todo, a nada, ¿el poema?
Recién nacidas las hojas de los plátanos.
(De "En La Resaca")







1. Cosas / Oír / Rodar



i

No hay nada, sólo cosas.

No hay nada, las cosas tampoco.

Oír afuera un rodar de las cosas
a la hora en que va a amanecer,
oír un gasto que avanza.

Algo se ha roto o nunca estuvo, ¿era el alma?
Cosas que ruedan, ahí afuera, no hay nada.



ii

Así es que empieza la mañana: no con
una explosión, con un bostezo.

Así es que otra vez todo se puso a rodar.

"Y no entres manso en eso que viene, rabiá",
subía el ruido de lo que rodaba, y entré



iii

Cerrando ahora la puerta
del ascensor, buscando
la llave de la calle, mirando el tránsito:
"perdí los años que iban a venir"

"Ahora estoy libre", pensé por un
momento,
como quien cae al agua de la mañana lo pensé.



iv

Viene el verano, viene con
dolor de huesos,

viene con su estopa.

Sentado, en el recuerdo, frente a un mar
siempre recomenzado, escribo

no con palabras
sino con sombra de palabras, filtraciones
de un turbio noviembre.



v

"Amor", escribo, yo no estoy acá.
Amor se escribe en otro lado.



vi

Entre el crujido urbano, entre el
venirse atrás del alma

Escribo contra lo mejor de mí

Para decirle que se cuide, que
no se vaya aún,
que lo que llega ante los ojos
es grande y crece como pasto en las ruinas
de lo que se llamaba el corazón
(de "Cantos en la mañana vil")





Agua finísima

Días de rosas en declinación
y agua finísima,
antigua música en las habitaciones
donde el amor se viene a ser.
Aquí algo pasa que se nombra en vos.
Y lo que huía se detuvo: aquí
todas las cosas son el alma
como eran de alma las palabras
que el aire da lento a caer:
"vienen palabras" oigo
que decís. Palabras
bajando lentas al fondo de todo:
soy en las cosas que en el aire ordenabas,
soy,
ahí entre todas las palabras,
el que se entrega al tacto
de la materia impredecible
vuelta a nacer en cada movimiento:
lo que baja en vos.







Lo espeso real

Ahora que fuimos expulsados,
gracias a Dios, del Paraíso,
se largó a llover
un agua débil que se alarga
en redes de grisura y música.
"Esto" dijiste "no debía ser así"
pero es así. Más que
maneras de filtrar la luz, más que
armarle al alma un orden suave
de lo que se presenta ¿pasos?
¿algo así como pasos? ¿un
lento acercarse
del fondo de la materia a los ojos?
¿a algo que mira detrás de los ojos? "Ya
no vamos a volver", te dije, pensaba "esta es mi casa",
"lo que se mueve -pensé- afuera y adentro es lo mismo".
"Estás pensando demasiado", dijiste, y mirabas
esa otra agua, la de mis palabras,
también cayendo, quebrándose también
contra la piedra de todas las cosas,
ni transparente agua ni opaca, agua de aire confuso.
(De "Lo espeso real")


Nota:Daniel Freidemberg nació en Resistencia, Chaco, en 1945. Es poeta, crítico literario y periodista. Es autor de los libros de poesía "Blues del que vuelve solo a casa", "Diario en la crisis", "Lo espeso real", "La sonatita que haga fondo al caos", "Cantos en la mañana vil", "Noviembre" y "En la resaca".

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