martes, 10 de agosto de 2010

Romina Freschi


El tren

concretamente
nada sucede
lo que sucede es ese tren descarrilando en mí
constante, sostén
una así
otra asá
y así, y asá
rostiza en el punto de mayor
calentamiento
pero no sucede nada alrededor
ni una chispa
podría volverme loca
y el mundo sigue igual


volver distinto, grande
al camino conocido, hipertransitado
es al final un paseo
luego del receso
un haber del conocimiento
sorpresa al fin
saber dónde están guardadas las cosas
no tiene precio
ponerle precio al conocimiento
un precio para mí
igual a un paseo
en una tarde de invierno de sol
vuelvo
tranquila
como quien ejecuta una comedia
sana, afectuosa, sin torta o masas
o regalos que no elegí
vuelvo
porque sí
para pasear, cumplir, tener un rol,
¿Cuándo ocurre el paseo?
¿podría pasear más, sin excusas?
¿pasear por pasear, como un castigo?
Algo no se resigna,
ni pinta o sí
pinta como un fondo, la base, lo dado.


y qué de lo real
puedo yo
como entrenar en este tren
de desvíos de pedregullo
festival de tangentes
aumenten, cimenten
una alegoría de todo lo posible
en ese mar inmiscuido
cómo es que chocan las palabras con las rocas
cómo es que salpican
qué hay de la experiencia extrema
del exterminio
el exterminio en uno crece
lo importante renuncia
un poco de luz solar
nos distrae, su calor
como siempre, no soy conciente
de qué estoy hablando, hoy que
estreno potestades
hoy todo es este tren postrado
imparable, que se suma
choque tras choque
un mar
trago tras trago
el agua
tan salada
aburre, da naúseas
cuál es el hueco del placer?
el ruido?
bordaremos el cuento?
abordaremos la cuestión?
no hay pastillas, no hay abono
siete locos no, patrias o parricidas tampoco
solo el péndulo sonriente
no veo nada a mi alrededor
todo recorrido es ficiticio
aquello que registro, soez, es un insulto
y una cuerda para tender, palabras
rápidos posgrados de textos
engrampados por broches
tren de trenes
delusión grave
otoñal casi
crujiente, interminable
comamos la pancarta
y el pútrido aceite del servicio


como una plancha de hierro
sé que va a doler el porrazo
el agua está fría, helada
el sol no acaba de salir
no se mueve, no lo veo moverse
la inminencia
el límite
el fin del plano
y el abismo
el comienzo del aire, el vacío
el salto
todo ese frío y ese
cuerpo distinto
tan cómodo de repente
incómodo
ser el obelisco o el hueco
no puede ser indistinto
esa distinción
atroz
es la impaciencia, la inminencia y su través.



Nota:Romina Freschi (Buenos Aires, 1974) Publicó los libros redondel (Bs. As. Ed. Siesta,1998-reedición en 2003), Estremezcales (Bs. As. Tsé tsé ed. 2000), Petróleo (Bs.As. Eloísa, 2002) el-pE-yo (Bs. As., Paradiso, 2003) las plaquetas Soleros (1998, Buenos Aires no duerme), Incrustaciones en Confite (1999, edición de la autora), Villa Ventana (2003, Arte Plegable, con ilustraciones de Fernando Fazzolari), 3/3/3 (2005, Proveedora de Droga) y Solaris (2007 ed. Bilingüe inglés-castellano, pájarosló editora). Entre otros reconocimientos, fue becada por la Fundación Antorchas en dos ocasiones: en 2002 con un subsidio a la creación y en 2004 junto al Banff Centre de Canadá para una residencia en dicho centro. Fue una de las fundadoras del grupo Zapatos Rojos, el espacio Cabaret Voltaire y el sello editor Arte Plegable. Egresada de la carrera de Letras (UBA), coordina talleres de poesía, colabora con distintas publicaciones especializadas en arte y dirige la revista de crítica de poesía actual Plebella.

5 comentarios:

  1. gracias Germán por la publicación, quedó muy bien!

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  2. Rom, siempre siempre qué lindo leerte :)

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  3. "ser el obelisco o el hueco
    no puede ser indistinto
    esa distinción
    atroz
    es la impaciencia, la inminencia y su través."
    GUAU!!!!!
    Si lo repito mucho, me levanto en pie de guerra

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  4. qué lindo... cuanta tangencia y volatilidad!

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