martes, 31 de mayo de 2011

Santiago Llach



Eggers

Corre diciembre de 1990
Es un viernes en la noche, y en una
antigua fábrica de cigarrillos
en la que otros justifican la caída del muro de Berlín
y sus derivaciones vernáculas con ecuaciones lógicas
que en última instancia van a morir
en una modesta proposición del alemán Frege
o en un breve panegírico
del inglés Alfred Tarski, o bien
dotando a todas las interpretaciones,
exageradamente, de un tufillo ininteligible
que leídas de un modo
podrían tacharse de ejercicios literarios a la manera
de Michel Foucault, yo
escucho a Conrado Eggers Lan
Es el último ejemplar
de los filósofos de alguna especie
Uno más de los equívocos
abundantes que nos legaron los años sesenta:
ese hombre alto, refinado, etcétera
tuvo como padre y madre ideológicos
a los mismos que ese aborto
llamado Organización Peronista Montoneros.
Ah, pero ese cosmológico Max Scheler
ese amigo del magnífico
Rodolfo Mondolfo, expone esa noche
su metafísica personal
A ella recurriré cuando más tarde, a los 4,
León aún ni siquiera imaginado me pregunte
qué hay atrás de todo,
en el cielo, y yo busque algo más
que la negatividad cultural de la época
y la afirmación trascendente más banal:
ahí vive, le diré, el soporte de todas las cosas,
la suma de los deseos y lo que provoca mayor asombro
entre todos nosotros.






Nueva narrativa argentina

Mi novia y mi ex-mujer están en una antología
de la nueva narrativa argentina.
El editor organizó un asado en Don Torcuato
para festejar la aparición del libro.
Como los domingos mis hijos están conmigo
y la separación es más o menos reciente
ni ellos ni yo vamos a ir al asado.
Ana, mis hijos y yo
despertamos ese domingo
en el departamento hermoso y decadente
que Ana tiene en el Once.Pero Fiona se enteró del asado
y quiere ir con la madre.
Después se entera Benicio
y también quiere ir al asado.
La combinación automovilística es compleja
pero el resultado es este:
una hora más tarde,
desde la puerta de una casa hermosa en Barrio Norte
en la que solía dormir
arrancan dos autos.
En uno van mi novia, mi hijo y tres escritoras.
En el otro van mi ex mujer, mi hija, tres escritores y una pelota de fútbol.
Mi novia y mi ex mujer son las conductoras de los autos respectivos.
Yo me voy caminando con el bolso negro
que me acompaña en mi vida nómade.
Esto es lo más importante que le pasó a la literatura actual en los últimos años,
al menos desde mi punto de vista.





Paz romana

Esa noche , el poeta no recibe
la visita de las musas. Figli,
escribe, estoy entrando de lleno
a la era de la verdad. Quizás
los años contemplen como exceso
lo que para mí hoy es pura
intuición. Corre abril
de 1991. La última tormenta del verano
estira sus efectos más visibles:
un cielo de nácar, el silencio húmedo
de un pueblo de la costa sólo
interrumpido por los más precoces
de los miembros de la raza
nocturna de los grillos. Figli, repite, como /calando
el blanco de una hoja con tinta
indeleble. Pero ese hombre
ya no será visitado por las musas,
al menos por diez años. En cambio,
aliviará
la angustia que le causan sus dolores más /secretos
como capitán de un regimiento de artilleros.
Un regimiento de artilleros, sí.
La expresión es correcta; ahí
en el caos voluntario, dedicará
los días de franco a burilar su sintaxis.




La Única Antología en la que Yo Quería Estar


¿Quién es ese pordiosero
que entra al mediodía a Banchero
a comer de parado?
Cuando paga
ya no lo pueden echar.
Soy yo
el que ves bajar por la montaña.
Traigo novedades
de la cueva del sacrificio.
Soy yo el que se encarga
de pagar las deudas.
¿Quién soy?
¿Qué hago acá?
Ya es hora
de que te preguntes
si querés tomar café con leche
todas las mañanas
apenas te despertás.

Soy el Maestro del Trip
estuve meditando
y resolví pedir prestado un bajo.
Bueno, nada, eso.
Te mando un abrazo.
Containers aplastados
fútbol 5 abajo de una higuera
y una caseta de chapas
con máquinas expendedoras de boletos
en mal estado.
Escritos con resaltador
los nombres de los clubes
de la zona norte:
Tigre, Platense, Excursionistas
Defensores de Belgrano.
Somos los restauradores de los años noventa
se dijeron tantas boludeces
que ya perdimos la cuenta.
Que fácil es la rima fácil.
Guardianes del Verso 0
Defensores del Verso 4
Excursionistas
de la causa del sacrificio
Mientras lavaba los platos
me corté el tendón del pulgar
La sangre manaba hacia arriba
y se la mostré a mis hijos.
Ahora ya no puedo disparar
como mi abuelo.
Ahora
ya no puedo
militar.
Los que se quedaron afuera
de la antología
están ahora en la cueva
escribiendo poesía
Era la noche de año nuevo
y habíamos tomado
Paramos con el auto abajo
del puente
de Alcorta
y bajamos
con unos Barón B en la mano.
Trepamos por un camino de tierra,
queríamos ver quién vivía
en las casillas de chapa
que veíamos desde los trenes
Un chico de tres años
saltaba entre los durmientes
Pasamos la noche con ellos:
champaña y confitería.
En esas casillas vivían
los que se quedaron afuera
de todas las antologías.
Soy el que ves
bajar por la montaña
Abajo
ya sé
se juntó una banda.
Quiero que me digas esas cosas
que no se dicen con palabras.
Somos grupos de autoayuda
cortados con la terapia
de la mala leche
Este es un juego
de rol
basado en los hechos que narró el apóstol.
Esta noche soy el precursor
Esta noche sos el salvador
Esta noche
hacé frío allá afuera
Espero que a los pibes que duermen en la rúa
no les falte una botella de tinto, un pelpa de frula.



Nota: nació en 1972 en Buenos Aires. Publicó La Raza (Siesta, Buenos Aires, 1998), La verdad láctea (Vox, Bahía Blanca, 1998) y La causa de la guerra (Siesta, 2001)y Aramburu (Vox)

domingo, 22 de mayo de 2011

María Fernanda Fayanás




I

Algunas noches quisiera
la desesperación
de un naufragio verdadero
en lugar de abrir mi boca
y que quede tan vacía.

III

Te deseaba lo mejor
el cristal de las copas
era lo de menos.
Brindábamos

pero lo que chocaba en el aire
no hacía música.

XII

Mi cuerpo
como un mar de tormenta
se expande
sin continente
sin brazos
ajena a las costas
no se qué falta
ni qué permanece.



Desparramadas

Me manché con las moras
que arrancamos del árbol
intentaba descubrir
el correr de la tinta
mis dedos y las partes de mi
quedaron bordó oscuro.
Me mirabas con media sonrisa
yo tratando de sacarme
el desastre.
Ellas seguían cayendo
tanto tirar nosotros
de las ramas.
Dispersas caían
desparramadas todas
yo
y las frutas en el campo.

Nota: Nació en julio de 1975 en la Provincia de Buenos Aires. Estudió algo de Psicología, algo de Sistemas Informáticos, y algo de Letras. Escribe poesía desde hace 7 años y este es un camino que decidió no abandonar nunca. Hacer taller de poesía con Alicia Smolovich. Los poemas que se transcriben pertenecen a su primer libro de poemas “Lo que chocaba en el aire no hacía música” de Ediciones del Dock. Actualmente trabaja en un libro de poemas acerca de Reinas. Tiene un blog “Pastillas para no dormir” http://mariafernandafayanas.blogspot.com.

viernes, 20 de mayo de 2011

Fernando Delgado


Si supieras el trabajo que me dio olvidarte


Amontonaba preguntas el día
como si yo mismo
fuera un lugar vacío / un depósito
para tu maldición
Del primer momento apresuraste por doler
de a poco
fui perdiendo la idea de verme y juro
que pensé en matarte toda
y de una sola vez
hubiese admitido cualquier cosa
con tal de borrarte en mi cabeza
De todas formas
no resigné encontrar una salvación
dejé que duermas en mis ojos
que hicieras a tu agrado lo que venga
pensando que de a poco
te perderías entre la gente
hasta no darme cuenta.
Que ya no estás.





Cuando era bajito

¿Qué iba yo a saber
con una estampita en la mano?
pensaba
solo pensaba.





Piedra libre

¿nadie me busca?
no juego más.







Últimas voces en el columpio


Ahora voy / ya vengo
estoy arriba / voy abajo
más cerca / más lejos que se mueve
ahora hormiga / rascacielos
un ojo en la rodilla
una ciruela en la cabeza
estoy arriba / abajo
¿qué querés Juan?

Que bajes papá.




Aquí

En la sombra mordida del alba
todo vuela inflamable
Tanta cosa de lejos
¿qué infierno / cabe en lo que falta?
qué cansancio robusto
en las paredes del aire
Sin pudor nace otro día





Lectura de aparatos

El hombre de la cama 14
hace rayitas en la pantalla
una mujer de blanco
muy generosa
inyecta sonrisas al corazón
El parte de las once
dice tranquilos
está todo bien.






Ríe a escondidas

Una mujer se inclina
junta palabras
vuelve la mirada al punto ciego
del camino
Esa mujer
sería capaz de desovar fantasmas
de volver a la infancia
llena de palabras
en silencio repetirse una
y otra vez
quiero ser la elegida
quiero ser la elegida.



Del otro lado

”dicen los titulares del diario, detienen a un pibe
por cortar la digestión de la culpa”


Los diarios hablan de justicia.
Hoy en Buenos Aires
en una pizzería de Buenos Aires
de una principal arteria porteña
como si nada hablan
como si dijeran
qué pasa en las horas muertas
del otro lado del vidrio.



No se cansan de cinchar


Todo se llevan
el día / la noche se llevan
multiplicados por cien por mil se llevan
como a una antigua cacería del sueño
del cadáver del sueño.
Muerden con sus propias manos
y sobran palabras.
Se llevan todo
todo a la memoria



Animal doméstico


Otra vez sopa
y no quiero.
Me acuerdo de vos, sabés
la cuchara vacía
el espejo de la cuchara vacía.
No quiero sopa
ni que me veas mirándote mirar
voy a dejar que me pases
la risa el sueño
por encima por abajo
y voy a llorar completo en pedacitos
como dios manda
igual que en los aeropuertos
para siempre
por unos días, voy
a velarme sin vos.
Porque no quiero sopa
no quiero mas.




La pensadora dice

Hay que buscar algo adonde hacer tope
o hacerse el distraído
hasta que pase de largo.
La silenciosa mira
y sonríe
mientras se carga otra mirada
al revoleo




Ahora llueve en otra parte

Uno se va como puede / se rompe las manos / resbala del corazón
más plano de la tierra / hace un pozo sobre las pocas muertes
enteras / dice pedacitos de palabra / entonces la campana
se llena de viento y no elige cuándo / dónde / detenerse.







Desde el bar de enfrente

Una madre feliz
niños protegidos del sol
Dermaglós dice el cartel
sobre un costado del colectivo
que ya se aleja.
Ahora son vacas
las que me clavan los ojos
no la madre / el mar
ni los niños
pasa otro camión
por su caja luminosa arranca un taxi
ahora un auto rojo / una moto
y la gente
pasea sus ganas por las vidrieras
otras vuelven a la fila / esperan /
hay abuelos / embarazadas / guardapolvos /
también los del bolsito
todos arriba: dice el chofer
una mujer se asoma
desde el cartel saluda por el escote del dos mil once
hay gritos en la avenida
delirios de una ambulancia
mientras sigo aquí sentado
la vida / no deja de pasar.


Nota:(1954) Nació en Wilde, partido de Avellaneda. Pcia. de Buenos Aires.
Participó en talleres literarios con los maestros Carlos Patiño y Marcos Silber.
Realizó en sitio Web oficial de Bernal “La poesía de los martes” difusión de poetas locales y con la misma temática en un local céntrico de la ciudad de Bernal, en lámina A4 la poesía en vidriera, con poetas de nuestro país, cada “martes” durante 2 años consecutivos. (2006-2007)
Se presentó en lecturas del Ciclo de poesía en Quilmas organizada por “Araca la poesía”
y “El ojo de la ballena” en la Casa de la Cultura, junto a los poetas Miguel Ángel Morelli (2010) y Jorge Ariel Madrazo (2011).
Colaborador en el “Ciclo de poesía en Quilmes” (2010-2011)
Desde hace más de un año y medio realiza 2 Blogs de poesía, junto a la poeta
Valeria Assenza Parisi.

www.estacionquilmes.blogspot.com
www.poesiadelmondongo.blogspot.com

miércoles, 18 de mayo de 2011

Washington Cucurto


Mis amigos peronistas...


Ya no me saludan, ayer,
en un festival de poesía me los encontré a todos, cuántos días sin verlos,
poetas peronistas del 90, buenos muchachos...
admiradores de la Montaña Mágica, de la credibilidad
de la realidad que se
rompe.
Qué alegría de verlos... están frente a mí,
qué sensación, están todos los cerebros lúcidos
de la vieja patria peronista y montonera
que sólo existe en un par de versos prodigiosos...
Es otoño, muchachos, salgan a las calles.
Una alegría de verlos, gran emoción
pensé en abrazarlos...
Mas mi amigos peronistas ni un “hola”,
yo andaba como siempre pensando en mis hijos
con mi compañera cartonera hablándole a gente de Gonzalo Millán,
de la importancia para el mundo que tiene la alegría de La Casa de Cartón,
Martín Adán...
para el mundo del Instituto Goethe del centro de la Ciudad...
Ayer, con mis amigos peronistas
comíamos pizzas,
jugábamos al fútbol, hablábamos de poesía, la mente burguesa
no inundaba la esfera de las atrocidades
¿qué fue de los crecimientos libres, de las estéticas liberadoras?
¿Qué fue, dónde carajo está la poesía del futuro que cambiaría
el mundo? ¿Qué hacen con la cabeza llena de formalidades, vanguardias y retaguardias?
Siguen envueltos en la seda de la poesía igual que en un capullo...
subnormales, 30 % de hombres, Fidel los hubiera colgado a todos...
tendidos humildemente para que el capitalismo se los culee.

Ángeles guardianes de la esfera del oro,
practicantes de la mejor poesía,
ya ni me ven,
ni me saludan, ayer, nomás,
pensar que me querían tanto,
y yo sigo siendo aquél
que ayer nomás decía
el canto azul y la canción profana
ayer...
hoy, soy invisible,
les gritó “¡Oa, muchachos, mírenme!”

¡Es otoño, muchachos!

Acá estoy, mírenme
trabajo cada día más,
mis amigos peronistas se volvieron viejos y panzudos,
hasta pelados, a mí no me llegará la vejez a los 45 años y pelado,
jamás la vejez me llegará pelado, sino con canas blancas, pero jamás pelado,
y qué exito
tendré con las mujeres: Imaginensé:
un negro con una cabellera blanca.
Completamente blanco.
Mis amigos peronistas, ex admiradores de montos, porque montos no pudieron ser,
no les daba el cuero, tenían cinco años.
Pero disfrutaron de la década del 90 más que cualquier monto,
de las putas dominicanas,
Brasil, los viajes a la Conchinchina...
La pasaron bien.
Mis amigos peronistas ya no son más amigos míos,
comentan del cartonerío como una mala salida, se volvieron viejos,
ya no pueden correr una pelota,
están pelados y panzones...
... Yo tengo la necesidad... de comprar...:
cuatro prestobarbas por semana,
voy 3 veces al mes al peluquero...
Soy el lobizón en un mundo de finlandeses...

¡Es otoño, muchachos salgan a la calle,
no me hablen más de rimas!
Este poema es para que quede bien en claro...
qué es el peronismo... peronismo, sagrada palabra...
Mis amigos peronistas tienen el peor concepto del peronismo,
creen que el peronismo es la interpretación,
la intelectualidad burguesa,
muchachos, viejos del orto, el peronismo es juventud...
no se puede ser peronista sin ser joven.

Regla número 1:

En el viejo y revolucionario Partido
no se aceptan viejos chotos pelados
pálidos sin vida. E incapaces de
agarrar una pala, poner agua en un termo.

Regla número 2:

El Viejo Partido, no acepta
poetas sicoanalizados...
El sicoanalista del pueblo es Juan Perón...
El antiquísimo Partido no se encontrará nunca
con los grandes poetas peronistas de este país.
No aplasta el culo a la silla diez horas por día.
Yo aplasto el culo diez horas y otras 20 corro, corto, cojo, boxeo y escribo poemas a favor de mis amigos peronistas.
Mi día tiene 40 horas.
Mi día no se acaba nunca, no conoce la oscuridad,
en él retumba la cumbia... como en mi corazón...
Además tengo dos hijos y hermanos, compañeros del trabajo,
y tengo dos mujeres de este pueblo, ellas no escriben versos,
no pierden el tiempo en reuniones de poetas o presentaciones de libros,
mis dos mujeres trabajan cada día,
ellas son el triunfo final, de sus vientres saldrán
las personas que harán olvidar a estos viejos chotos,
pelados del orto, ellas están de parte de la vida, son la vida,
me dan vida y retoños hasta que cumpla 80 años.
Mis amigos peronistas, burgueses subsidiados por sus padres o el estado,
o la renta, hijos de políticos, de profesores, de ex montos que ahora tienen empresas, el zorzal llama a los montos,
el monto llamo al mono
pero el mono se ha independizado
ahora lee y escribe y certifica
“no se hace llamar peronista”.

Dice el burgués horrendo, cerdo acodado en los medios del Poder:
“Estan envueltos en la red de la poesía, igual que en un capullo”.
Yo agregaría, de estos judíos saldrá el monstruo o mariposa,
palidez y panza.





Fauna onceana

Gordos vendedores de maní con chocolate.
Gordos vendedores de medias futboleras de equipos europeos .
Gordos vendedores, ex pasteleros, de pastelitos de membrillo.
Gordos, perversos vendedores que venden a sus hijas como si fuesen ropa.
(Bombachas, medias, remeritas, topsitos. Se pajean con ellos).
Gordos, cerdos vendedores de choripanes, morcipanes, riñopanes,
adobados con la carne de sus propias mierdas.
Gordos vendedores que dan la hora.
Gordos, calculadores vendedores que te dan el día y la hora exacta de tu muerte.
Gordos, tétricos vendedores que se cargan a la muerte, por encargo.
Gordos, velocísimos vendedores que ponen en juego tu imaginación:
te venden un juego de agua con lucecitas fluorescentes, más alarma y dos pilas
de regalo.
Gordos, tropicalísimos vendedores emparentados de inmediato con tus ganas de escuchar música.
Gordos, grasas y tránsfugas vendedores que te venden lo que tu vida no necesitaba hasta que llegaron ellos.
¿Por qué aparecerán? ¿Quién los llamó?
Gordos, hispanos vendedores de toda la hispanidad mundante: antologías de García Lorca, novelones de J. Amado, Guías de calles de la Ciudad, Biblias, mapas, posters.
Gordos, simpaticones vendedores dispuestos a venderte la mar en coche enmoñada, el moro y el oro, un fangote de moscas y hasta un amor.
Gordos, necesarios vendedores que alimentan tu imaginación y comienzas a necesitar.
Gordos, peligrosos vendedores que te apuntan a la cabeza con un arma.
Gordos vendedores que te anuncian el jeans más barato por altoparlante.
Gordos, arequipeños vendedores de pilas, linternas, lotos, cotos, alegres o tristes, como usted quiera. “Lo que usted quiera”.
Gordos, subsidiarios vendedores que hunden y salvan al mundo a cada grito.



Una cartonería en Buenos Aires

¡Cómo les explico, señores lo que es una cartonería en Buenos Aires!
No hay palabras para semejante despropósito de amor.
El poeta al final del día tampoco encuentra las palabras adecuadas.
Es que no las hay.
En la calle Brandsen del barrio de La Boca, en esta tarde otoñal
late una cartonería, un tallercito donde unos jóvenes osados
fabrican los libros más lindos que vi. No soy un
bibliofilo, pero esto lo puede constatar un bibliotecario yanqui
con familia en México. O un mexicano estadounidenseado.
¡Por qué todos los bibliotecarios yanquis son latinos?

En la cartonería en Buenos Aires, están los hombres más simpáticos,
esos a los que nunca tendremos el disgusto de conocer y el placer de leer.
Que sea siempre así, en esta cartoneria donde un grupo de
trabajadores sueñan, pintan tapas y recortan el cartón de las calles
Pero es dificil explicarles con lujo de detalles qué es una cartonería.
Nadie lo sabe, ni siquiera nosotros.

Nota: seudónimo de Santiago Vega, poeta, narrador y editor argentino, nacido en Quilmes hacia 1973.Zelarayán, La máquina de hacer paraguayitos, 20 pungas contra un pasajero, La luna en tus manos y Hatuchay son alunos de sus libros en poesía.

martes, 10 de mayo de 2011

Andrés Boiero


1-

¿Será la torpeza? Digo: los espacios entre palabras (la mirada en la ventana. El mozo y el hambre. Los golpes de puño en la mesa) ¿Habrán sido los abrazos no dados de mi padre? ¿Los bostezos? ¿Los pretextos estúpidos de la infancia: "fijate bien por dónde caminás. No llegues tarde a casa". (Las moscas en los vidrios. La masticación (silenciosa) de los órganos. El vasco viejo. Los rufianes de pelo largo). ¿Habrá sido la doble escolaridad en el colegio Castelli (la uña de Caro (el director) sobre el mantel diciendo: "No deje nada en el plato". La guerra de panes. La hija de Martín Karadagián) ¿Serán los suspensos? ¿Las rutas perdidas de los países perdidos? ¿Los mostradores vencidos por la arritmia de la noche? ¿Montevideo? ¿Los perros? ¿El café Roma de la Boca? ¿Serán las películas de clase B? ¿Las salas de cine condicionado de la ciudad de Córdoba (la carta que escribiste en el bar en forma circular cuyo principio y final eran el mismo: el terror al amor, a las ambulancias, a las camas de dos plazas, al sexo sostenido por el látex) ¿Habrá sido la casa de dos plantas en la calle Larsen en el barrio de Villa Pueyrredón, con la parrilla y el quincho y la amarga sensación del fracaso? ¿Será la primer novia, allá por los ochenta y esas figuritas que pegabas en el albúm? ¿Las mudanzas? ¿El quiosco de "De la Rua" justo mirando la ventana de tu dormitorio? ¿Los pasillos destrozados? ¿Las máquinas hacedoras de cemento en la mitad del paso? ¿Los vecinos? ¿La profesora de danza con sus babones blancos? ¿Será tu primer par de zapatillas topper (celestes) y ese cigarrillo que tiraron desde lo alto? ¿Los incendios? ¿Será el nombre de la madre, del amigo, de la mina que te deja sin decir por qué, ni cómo, ni cúando? Lo que te hicieron sentarte y escribir monólogos eternos, donde lo que "es" queda agraviado por lo que pensás que no fue.



Las vías del tren y la estación Coghlan y esos rudimentarios mecanismos del adiós.



2-

¿Sabés cómo viajan los verdaderos Poetas de nuestra Tierra? ¿Cómo viven, con quién hacen el amor, dónde duermen? ¿Sabés cómo se ganan la vida los verdaderos Poetas de nuestra Tierra? ¿Quiénes son? ¿Serán aquellos que la Academia pondera? ¿Octavio Paz, T.S Eliot, Roberto Juarroz, Marosa di Giorgio, el Conde de Lautrémont?

¿O serán los hombres y mujeres anónimas de nuestra Tierra que día a día o que noche a noche trabajan en silencio (como una araña envenenada) tejiendo y destejiendo acertijos? ¿Serán los hombres y las mujeres que no esperan ningún reconocimiento, que después de una jornada agotadora abrazan a sus hijos, maridos, amantes, en la oscuridad? ¿O serán nuestros hermanos sin rostro que cruzan la frontera evitando los radares, los calibres largos, las serpientes?¿Serán los asesinos, los atracadores, los infames, los maricones, las putas, los estafadores, los rufianes, los borrachines, los puentes, los disparos, la nada?
¿O serán aquellas promesas incumplidas (la voz del padre y ese lugar repleto de juguetes) las que nos obligaron a ser un verdadero Poeta de nuestra Tierra?
Lejos: una voz en off.
Una pantalla en blanco. Butacas vacías.



3-

El domingo
te permite
lavarte los dientes un rato más


mirarte en el espejo
y palpar la grasa
del abdomen
(despreocupado)


el dinero
te alcanza
para unos kilos
de rosbif


y quien durmió
junto a tu insomnio
se estira
en la cama
y por primera
vez
tenés ganas
de un abrazo


preferís
abrir
una botella
y decir
que los domingos
son como esos
basurales
donde
los automóviles
aceleran
ante la menor
sospecha




4-


Al abuelo
lo sostiene la muerte
no quiere
irse
un 12 de agosto
justo en el cumpleaños de su nieto
lucha
(tiene las manos y las piernas atadas
la sangre sigue inundando el cerebro)
la perra picha quedó en casa
también
las fotos
y esas medias rayadas que siempre usaba
el abuelo
se fue contra las cuerdas
la muerte
tenía unos músculos de acero
había ganado por knock- out
en Dallas
en Boston
en San Miguel
había destrozado las mandíbulas de los peores asesinos
el abuelo
contra el piso
con su pantalón marrón
y la manta de llama en los hombros
tirado
en la estación de Villa Domínico
esquivando golpes
un cross de derecha
un gancho al hígado
los médicos en el hospital no pudieron hacer nada
el viejo murió un día después de mi cumple
la peleó hasta el final
no quiso joderme la fiesta
ni los payasos
ni los regalos de compromiso
ni las ausencias
ni esas presencias que nunca dejaron de inquietarme
el viejo
quedó ahí
mirando el reloj del estadio

descomponiéndose



Nota: Nació en Buenos Aires. Estudió Filosofía y Matemática. En su infancia soñó con ser un científico de ahí las lecturas de Einstein y Asimov. Un día leyó un poema (Cristo en la cruz. De Borges) y algo despertó. Viajó a los Estados Unidos. En Texas compartió su vida con sus hermanos latinoamericanos: mexicanos, peruanos, cubanos. Lavó autos, repartió pizzas. Todas esas historias las escribió en una columna semanal en el periódico El Mundo, de Austin, Texas.
Actualmente reside en Buenos Aires, en el barrio de Coghlan, es librero, bebedor nocturno y adora los perros.
Tiene un blog: www.losperrosromanticos.blogspot.com y publicó su primer libro de poemas Texas.