martes, 31 de mayo de 2016

Vanesa Álvarez





La memoria es como una cacería en la oscuridad
la intuición se aguza
el oído infinito abarca todo el espacio
cada recoveco
como si pudiésemos palparlo
la visión de los gatos
 y el disparo
la presa es el recuerdo vivo
culpa de los sentidos
no se ve nada hasta que se hace visible
el pensamiento de a poquito despierta
como si la luna llena  que esperábamos encontrar al fin saliera
para iluminar el camino
y sino
 nos encomendamos a la lucidez.

Los verdugos están llenos de buenas intenciones.




El alma inquieta permanece despierta
cuando la oscuridad del cielo impone la duda
en el momento en que despierta la pasión
como un río que desborda y se traga la tierra
en ese instante  las aves se esconden en sus nidos
entonces la libertad es una tragedia
el cuerpo se degrada,
buscando una manera de soportar el dolor
se agota el recuerdo del día
y no hay salida posible
sólo refugiar la soledad
en la miseria de un tiempo.




Antes de despedirnos
suspendamos el tiempo.
Ahora que el deseo nos hace flotar
y no hay gravedad.
Comulguemos con el otoño.
mientras la hierba siga verde en algunos lugares.
Un poco de amor
será suficiente
y una botella de vino tinto para brindar.
Llevemos unas mantas, hará frío.
Mientras hacemos planes
jugaremos a armar palabras
me leerás algún poema
 y  si lloro- lo haré- abrazame
recordame cuánto me gusta mirar la luna
yo voy a acariciarte el pecho hasta calmarnos
mientras nos vamos separando
cuando llegue la primavera todo habrá pasado
lo prometo
el amor volverá.





la belleza es este otoño prematuro
el viento que esparce partículas de polvo
desarmando cada vestigio marcado
en lo mínimo está la intimidad de las cosas
pegaditos los mundos
se frotan
la luz y la oscuridad conviven instintivamente
algo de eso hay en el comienzo del amor
yo quiero descubrir el origen de cada pasión
conocerlas de cerca, palpando su totalidad
la textura de lo que fueron
dejar de ver pequeñas piezas marcadas
deshaciéndose en el aire
como un vidrio astillado a punto de partirse
fragmentos atrapados,
detenidos en un espacio grisáceo
y esas hojas cayendo
delicadamente
la belleza es respirar un poco más profundo
retener el aliento abriendo los ojos
bien grandes, bien fijos
inmovilizar el momento
lo mínimo y singular
antes que, una vez más, se desintegre.




Insomnio 1

El cuerpo es un antro
rojo y constante
la noche más clara que nunca se fija
en  un cielo sin estrellas
provoca que los perros ladren de forma descomunal
cada ladrido podría ser un fragmento, una palabra, un grito
o una oración
que se eleva en sus gargantas
hasta alcanzar a un dios
una plegaria solidaria
les agradezco
debajo de las sábanas se incendian las piernas
 un infierno se esconde
en ese colchón
que lleva la marca de cada demonio
la noche sigue brillando fría
iluminada por las llamas
que se desprenden de la ventana
la mente despacito se deja vencer
hasta caer en un vértigo hipnótico ´
tanto miedo
despertar es apenas el comienzo.



Bio: Vanesa Álvarez nació en Buenos Aires en 1977. Trabaja como redactora de belleza en una empresa cosmética. Actualmente cursa la carrera de Artes de la Escritura en la UNA.

jueves, 19 de mayo de 2016

Carolina Massola





Fui el ciervo rojo en la noche blanca
y hasta la última claridad obscena
pregunté a cada piedra por el pedregal,
por algún sitio que hospedara esta osamenta,
por no yacer allí en círculos erráticos.

Pero sólo los copos intervenían el tiempo,
borrando cada huella    robando cada rastro.

En cada uno de mis helados músculos sólo una pregunta
 temblaba:

¿Por qué abandonaste el bosque?

(La respuesta traía calma)


—Yo sólo quería la montaña—




***




Viene hacia mí el invierno
como todo lo ajeno    la montaña
viene hacia mí su gélida presencia
candor níveo que hiere la vista




***




Y qué si eres el mismo centauro que se entrega
 al pequeño tributo del aroma perenne,

si sólo por ser lo que eres
floreces junto a la boca austral,
como si lloraran las estrellas
como si el tránsito supiera de las evasivas:

que sólo somos peregrinos.




***





Que justifique la mirada, en existencia milésima.  Silencio tácito por pleno. Colmado lo que no fue, colmado en postrera posibilidad. Sin orden. Todo es ausente y presente hacia los ojos.  Se pide que diga sin decir:
Poder sembrar semillas posibles en el purgatorio de tus brazos y piernas cansadas.




***




 Cien veces descendí hasta la sonrisa
la palabra o el gesto impoluto
bajando hasta aguas heladas
escalando nómades hombros

Guié las hebras al madero
cepillé al caballo hambriento
al invierno cedí todo espacio:
la primera flor            el primer beso

Hacia ningún sitio resplandor
y  las hebras y el caballo y el agua helada
trayéndome otra vez cada instancia
cada resquemor

Ahora soy este subir a tus aguas
este descender desde tus hombros
y soy la misma sed
y quemo las mismas hebras
y extingo la vida del caballo aquél

Pero te alzo un fanal,
y soy su centinela.
  

A Paulina Vinderman 





Bio: Poeta y traductora. Nació en Buenos Aires, ciudad donde reside. Perfeccionó sus estudios de francés en Francia – Sorbona (París IV). A su regreso cursó estudios de Letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Algunos de sus poemas han sido publicados en la Revista de poesía de Madrid El Alambique,  en la revista Prisma N°12 de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges y recientemente en la Revista de poesía francesa ARPA Nº115-116. En 2009 publicó Estado de gracia, libro de poesía incluido en la colección “Fénix” de Ediciones del Copista. En 2013 publicó el libro de poesía La mansedumbre del pez en Zindo & Gafuri Ediciones. Ambos libros traducidos al francés por Yves Roullière. Actualmente trabaja en la corrección de su próximo libro de poesía y en traducciones que todavía no han sido dadas a conocer. Dirige los siguientes blogs: http://lacitedesmiroirs.blogspot.com.ar/ y http://esquirlassobreelpuente.blogspot.com.ar/

lunes, 16 de mayo de 2016

Judith Filc






Suplicantes


Le dicen Colo tiene
24 años hace
seis que lo
busco

El filo del
metal contra el
cuello

La cabeza se
inclina bajo el
chorro de
agua bajo el
secamanos busca un
rincón donde
acomodarse

el altavoz anuncia llegadas y
salidas

Me dijeron que estuvo en
Olmos también en la
veinticinco tiene
24 años le dicen
Colo

La punta de la
mesa de
plástico
filosa

Parada frente a la
tierra
removida
ve dos
puñitos contra la
cara

Atraviesa la
cuadra de
ventanas tapiadas
entra por la
puerta del
garage:
tres pisos
oscuros
de escalera

la bolsa de
dormir sobre el
suelo de la
cocina y semillas para el
canario

Toto, las balas no se
sienten. Te juro, Toto.
¿Viste un cigarrillo cuando
traspasa un nylon? Así es,
y después algo caliente.

Nunca más, vieja,
me dijo, te prometo,
por vos y por la
nena

Las cuentas de
plástico pasan una por
una entre los
dedos son los
cinco puntos,
me dice.
El del medio es el
cana.

Alguien me despertó diciéndome
que fuera al hospital.
Cinco policías rodeaban la
cama. Uno la pateó diciéndome:
¿Es su hijo o no, señora? No, dije.




Vals


Altas ventanas reciben el
sol de la
mañana que
proyecta

sombras

en las paredes
descascaradas

Al otro lado de la
sala
las escaleras dan a un
corredor
bordeado de
puertas

Las valijas están en el
último
cuarto

amontonadas en
desorden

gastadas

No es la primera
vez
Siempre elegís la
misma

El cuero
suave
resiste
ileso

Tus dedos
rozan
apenas las
hebillas

Sabés qué vas a
encontrar:

el costurero

el camisón
(tus dedos
acarician la
seda)

el frasco de
perfume

las flores de
tela que ocultan la
pistola de
juguete

El dedo en el
gatillo
contra tu
sien

Los discos de
pasta

El diario: "Italia se rinde"

La caja de
agujas (la botellita
todavía casi
llena)

Música
invade el
cuarto

Ella baila en su
camisón de
seda con los ojos
cerrados

Ponés la
mano en su
cintura y
girás con el

sol en los
ojos


de "Vida en la tierra" - Ediciones Barnacle (2015)







Dafne


                 Encerrado  en  Saint  Pélagie Courbet  quiso (...)  representar
                 París  vista  desde  las bóvedas de la prisión. Escribe a uno de
sus amigos: "La hubiera pintado en el estilo de mis marinas,
con un cielo de una profundidad inmensa, con sus movi- mientos, sus casas,
sus cúpulas simulando las ondas tumul- tuosas del océano”.
                                                                                      G. Bachelard


Bailar sobre las
olas

bailar el goteo
tenaz contra la
loza

si estoy contenta bailo
rápido,
si estoy
triste,
despacio

bailar
la asfixia

el viento
sordo

el estallido del
metal

            si estoy irritada,
            de las dos formas

bailar la
luz
vacía

las grietas

el rictus

las bocas de
tormenta

la rama
deshojada


Recordás, y al recordar entrás en el mundo evocado, un mundo donde lo que sucedió vuelve a suceder una y otra vez pero cada vez sucede de una manera algo diferente. Un mundo que no es el que te rodea; los sonidos son otros, la lengua es otra y, sin embargo, está teñida de tu nueva lengua. Sus habitantes no hablan como los habitantes del mundo que evocás ni como los dueños de las voces que se cuelan por las ventanas abiertas del verano. En ese mundo no es verano y las palabras se pronuncian en silencio y el grito de dolor que perfora tu cabeza no invade el aire. Ese mundo no es pasado ni presente ni futuro, no ocupa espacio. Y cuando el silencio desaparece y las voces de la calle recuperan la nitidez, oís el característico ruido de la puerta del costado que se abre y sabés que deben de ser las cuatro de la tarde.


Camino por Broadway hacia el subte, abriéndome paso entre la multitud. Los carteles luminosos, llenos de imágenes cambiantes, se ciernen sobre mí, y el calor es agobiante. Pienso en mis caminatas por la misma ciudad hace casi treinta años: la vivencia de exceso, de desesperanza, de la infinita posibilidad del acontecimiento. Las jeringas en la vereda, las carpas en Tompkins Park y las largas colas frente a los teatros.

La ciudad más cosmopolita, donde escuchás un idioma diferente en cada esquina; la ciudad más hostil, donde la tromba arrasa sin ver, las agujas de los campanarios perforan el cielo y los rascacielos se extienden por tu cuerpo atravesándote. Nueva York es la metáfora de lo extraño en donde habito: abrumadora, avasallante, seductora, inalcanzable, ajena en su exhibición de riqueza y avidez, de miseria y dolor. Una meca inhóspita.

Inéditos




Bio: nació en Buenos Aires, Argentina en 1962. Es traductora y editora. Recibió su doctorado en literatura comparada y teoría literaria de la Universidad de Pennsylvania, y trabajó como docente investigadora en la Universidad Nacional de General Sarmiento. En 2002 viajó a Nueva York para hacer investigación y, por esas vueltas de la vida, terminó instalándose en el valle del río Hudson, donde vive con su marido y su hijo. Publicó los poemarios Vida en la tierra (2015), Resquicios (2010), El otro lado (1998) y Transducciones (1985). Administra el blog Word Creation/Crear con palabras, donde publica sus traducciones al inglés de poesía hispanoamericana. Actualmente está trabajando en un libro sobre lengua y extranjería, del que provienen los dos últimos poemas.