Suplicantes
Le dicen Colo tiene
24 años hace
seis que lo
busco
El filo del
metal contra el
cuello
La cabeza se
inclina bajo el
chorro de
agua bajo el
secamanos busca un
rincón donde
acomodarse
el altavoz anuncia llegadas y
salidas
Me dijeron que estuvo en
Olmos también en la
veinticinco tiene
24 años le dicen
Colo
La punta de la
mesa de
plástico
filosa
Parada frente a la
tierra
removida
ve dos
puñitos contra la
cara
Atraviesa la
cuadra de
ventanas tapiadas
entra por la
puerta del
garage:
tres pisos
oscuros
de escalera
la bolsa de
dormir sobre el
suelo de la
cocina y semillas para el
canario
Toto, las
balas no se
sienten.
Te juro, Toto.
¿Viste un
cigarrillo cuando
traspasa
un nylon? Así es,
y después
algo caliente.
Nunca más, vieja,
me dijo, te prometo,
por vos y por la
nena
Las cuentas de
plástico pasan una por
una entre los
dedos son los
cinco puntos,
me dice.
El del medio es el
cana.
Alguien
me despertó diciéndome
que fuera
al hospital.
Cinco
policías rodeaban la
cama. Uno
la pateó diciéndome:
¿Es su
hijo o no, señora? No, dije.
Vals
Altas ventanas reciben el
sol de la
mañana que
proyecta
sombras
en las paredes
descascaradas
Al otro lado de la
sala
las escaleras dan a un
corredor
bordeado de
puertas
Las valijas están en el
último
cuarto
amontonadas en
desorden
gastadas
No es la primera
vez
Siempre elegís la
misma
El cuero
suave
resiste
ileso
Tus dedos
rozan
apenas las
hebillas
Sabés qué vas a
encontrar:
el costurero
el camisón
(tus dedos
acarician la
seda)
el frasco de
perfume
las flores de
tela que ocultan la
pistola de
juguete
El dedo en el
gatillo
contra tu
sien
Los discos de
pasta
El diario: "Italia se rinde"
La caja de
agujas (la botellita
todavía casi
llena)
Música
invade el
cuarto
Ella baila en su
camisón de
seda con los ojos
cerrados
Ponés la
mano en su
cintura y
girás con el
sol en los
ojos
de "Vida en la tierra" - Ediciones Barnacle (2015)
de "Vida en la tierra" - Ediciones Barnacle (2015)
Dafne
Encerrado en
Saint Pélagie Courbet quiso (...)
representar
París vista
desde las bóvedas de la prisión.
Escribe a uno de
sus amigos: "La
hubiera pintado en el estilo de mis marinas,
con un cielo de una
profundidad inmensa, con sus movi- mientos, sus casas,
sus cúpulas simulando
las ondas tumul- tuosas del océano”.
G. Bachelard
Bailar sobre las
olas
bailar el goteo
tenaz contra la
loza
si estoy
contenta bailo
rápido,
si estoy
triste,
despacio
bailar
la asfixia
el viento
sordo
el estallido del
metal
si estoy irritada,
de las dos formas
bailar la
luz
vacía
las grietas
el rictus
las bocas de
tormenta
la rama
deshojada
Recordás,
y al recordar entrás en el mundo evocado, un mundo donde lo que sucedió vuelve
a suceder una y otra vez pero cada vez sucede de una manera algo diferente. Un
mundo que no es el que te rodea; los sonidos son otros, la lengua es otra y,
sin embargo, está teñida de tu nueva lengua. Sus habitantes no hablan como los
habitantes del mundo que evocás ni como los dueños de las voces que se cuelan
por las ventanas abiertas del verano. En ese mundo no es verano y las palabras
se pronuncian en silencio y el grito de dolor que perfora tu cabeza no invade
el aire. Ese mundo no es pasado ni presente ni futuro, no ocupa espacio. Y
cuando el silencio desaparece y las voces de la calle recuperan la nitidez, oís
el característico ruido de la puerta del costado que se abre y sabés que deben
de ser las cuatro de la tarde.
Camino por Broadway hacia el subte, abriéndome paso entre la multitud.
Los carteles luminosos, llenos de imágenes cambiantes, se ciernen sobre mí, y
el calor es agobiante. Pienso en mis caminatas por la misma ciudad hace casi
treinta años: la vivencia de exceso, de desesperanza, de la infinita
posibilidad del acontecimiento. Las jeringas en la vereda, las carpas en
Tompkins Park y las largas colas frente a los teatros.
La ciudad más cosmopolita, donde escuchás un idioma diferente en cada
esquina; la ciudad más hostil, donde la tromba arrasa sin ver, las agujas de
los campanarios perforan el cielo y los rascacielos se extienden por tu cuerpo atravesándote.
Nueva York es la metáfora de lo extraño en donde habito: abrumadora,
avasallante, seductora, inalcanzable, ajena en su exhibición de riqueza y avidez,
de miseria y dolor. Una meca inhóspita.
Inéditos
Bio: nació en Buenos Aires, Argentina en 1962. Es traductora y
editora. Recibió su doctorado en literatura comparada y teoría literaria de la
Universidad de Pennsylvania, y trabajó como docente investigadora en la
Universidad Nacional de General Sarmiento. En 2002 viajó a Nueva York para
hacer investigación y, por esas vueltas de la vida, terminó instalándose en el
valle del río Hudson, donde vive con su marido y su hijo. Publicó los poemarios
Vida en la tierra (2015), Resquicios (2010), El otro lado (1998) y
Transducciones (1985). Administra el blog Word Creation/Crear con palabras, donde publica sus traducciones al
inglés de poesía hispanoamericana. Actualmente está trabajando en un libro
sobre lengua y extranjería, del que provienen los dos últimos poemas.
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