PAREDES
PINTADAS
el azul separa
la ventana de mi cuarto
del cielo
elegí ese color
para combatir la soledad
dejar atrás el pasado
pintar las paredes
el techo
el borde de la cama
las calcomanías del escritorio
el azul en todas partes
para olvidar el mal trago
el sol de las tardes vacías
las noches con gusto a temor
el cigarrillo apagado en el cenicero
la botella de ginebra por la mitad.
LAS
PUERTAS DEL CIELO
la puerta corrediza de mi cuarto
da al espacio
así lo sentí desde chico
cuando se abría la puerta
y subía el escalón que separa
el lavadero de mi habitación
la oscuridad del silencio
en cada baldosa húmeda
el rocío de la noche
las sábanas recién colgadas
se estiran con el viento
enciendo un cigarrillo
siento la distancia
entre la terraza y el cielo
imagino en cada estrella
una ciudad desconocida
millones de años
nos separan
y esa creencia
de que más allá del cielo
hay una galaxia
donde alguien desconocido
está pensando lo mismo.
EL HINOJAL
me senté en tu orilla,
laguna El Hinojal
donde los peces salpican
el azul de sus almas
en Chascomús se habla
otro idioma
se repite el che al final
de cada verso
se aleja el tiempo
en El Hinojal
un hombre de boina
pasa veinte horas buscando
algo en la laguna
recuerdo esos días
cuando bañaba
mis dedos con tu agua
entre el mixto barro natural
y pensaba en un futuro regreso
a este, aquel, paraíso completo.
AL
LIMÓN
tres moscas en el comedor,
de esas pequeñas y molestas,
no son como las grandes
más fáciles de ahuyentar
revolotean sobre las cosas limpias
se olvidan de las sucias
descartan el tacho de basura
o las bolsas de residuos
prefieren
los vasos recién lavados
con detergente olor a limón
atraídas por el gusto
de meter sus patas
en lo más limpio de la casa.
LA NIÑA
EN LA TORMENTA
busco mi sombra en los charcos
en el agua acumulada en la pileta
sólo veo las monedas ahorradas
que no sé cómo terminaron ahí
el barro de la inundación
por todos lados,
la soledad
la cara de mi hija
se mezcla entre las cajas
de los discos que ya no sirven
y sus dibujos de la infancia
arrugados sucios rotos
la tormenta es el llanto
de una niña sin consuelo
que busca refugio
en el hombro de su padre.
UN VASO
AZUL
todo es inesperado
entre la tormenta y no saber
cómo rearmar ese vaso
que estalló contra la pared
del patio
entre el enojo de los dos,
la idea remota
de juntar cada trozo de vidrio,
creer que algún día
podría volver a ser un vaso
azul y brillante
y al mismo tiempo
sentir que la lluvia
pide que dejemos todo así
que la rejilla
se lleve todo ese sinsabor
o que el barro tape
cualquier indicio de consuelo.
Bio: Nació en el barrio de
Belgrano en el año 1978. Estudiante de Letras. En el año 2006 publica, para
Ediciones Baobab, su primer libro, Ocho lunas de una noche de Carlos Oquendo,
donde presenta una selección de sus heterónimos, homenaje al poeta Fernando
Pessoa. Participó en la Antología de El Rayo Verde 2013, 2014 y 2015 y otras
publicaciones para la editorial Dunken, su última publicación fue para la VII
Antología de Ediciones Ruinas Circulares 2015 como finalista. Y está por presentar
su segundo libro: UN CUARTO AZUL, por la editorial El Ojo de Mármol.
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