martes, 6 de septiembre de 2011

Mercedes Araujo



De Viajar sola, Ed. Abeja Reina, 2009, Bs. As. Argentina
Viajar sola.
La travesía no será aliviada.
Nací entre montañas, persigo la hierba
y ansío el desierto.
El desierto iguala a los peregrinos.

¿Y a las peregrinas?
A las peregrinas nos mueve la luz
que se desplaza.

***

Píldoras para la malaria, el cólera y la fiebre amarilla
un poema antiguo me indica adónde voy:
“una hiena presa con una correa, un pedazo de carne,
un poco de agua en un vaso puesto junto al fuego”
con el hocico cargado digo mis oraciones
-como una hiena-
mi bendición es mi maldición.

***

El cazador me visita en sueños.
Está apurado, cosas urgentes lo llaman.
Antes de partir me guía hasta los pájaros negros:
se cuelan entre las rejas y roban alpiste.

***


"Deseo tanto tener noticias tuyas"
esa manera pulcra de decir
"deseo tanto tener noticias tuyas"
si dijeras por qué te fuiste
por qué estás trepando
el monte Kenia como cabra.

No trepo el monte Kenia como cabra
soy un carnero vuelto de espalda sobre la piedra
tengo las patas y las manos atadas en ángulo recto
y espero paciente que alguien me dé un nombre.
Quisiera llamarme como un río: Cumene
Cumene es apropiado para renacer.

***

¿Pensaste como el elegido en ser inmortal
hablar swahili
regresar a la orilla
flotar sobre la hierba?

Otros viajeros conversan
no encuentro el momento para decirles
cuando navego soy carnívora, gritar
trepada a la vela, carnívora
ojos de chita furtiva, sanguinaria y cansada.

***

En ese extraño lugar llamado
cocina del infierno
el aire sobre la piel es ráfaga y arena
en ese extraño lugar
una gruesa montaña
se volvió garganta por la erosión del viento.

En ese extraño lugar, tener conciencia
de cualquier paisaje es doloroso
porque se ven las cosas por primera vez
pero sobre todo porque decir así
el lugar roto por sí mismo
demora la marcha y nos hace resbalar
cuando lo que se quiere es huir.


* * *

A mordiscos, dando coces
busco un árbol en la hierba
ancas rebosantes
al borde del río
rayas sobre la estepa
a mordiscos dando coces
con una pesadez que no es mía
a mordiscos dando coces
esa tarde
apacenté entre cebras dispersas
resoplando con esa
pesadez ajena
y volví a decir "dioses cebras"
a mordiscos dando coces
con el cuerpo vendado
hice movimientos inútiles
tensé músculos sanos
hasta el extremo.

***

Vi lo que vi
una jirafa con pestañas de mujer pisando
sus patas derechas a un solo tiempo
turbada, resoplando y turbada.

Una hembra a contraluz del sol
ofreciendo sus ojos.

***

Vi lo que vi: movimientos furtivos en la hierba
cuatro leones atraviesan la bruma
allí en la nada donde las plantas cambian
un bosque que luego es pradera
y nuevamente un bosque.

No me defendí esa noche ni la siguiente.

***

Vi lo que vi
cráneos de elefantes con memoria
hombres lince, mujeres con velos como murallas
una cafetera árabe en una plaza
custodiada por pastores.

Todos los animales tememos a otro.

***

Cuando la chita alcanza su presa y la mata
no puede devorarla ni tampoco defenderla
cansada se echa a un lado y respira
profundos y agotados jadeos.

La luz le besa primero una mejilla
luego la otra
la sangre que maquilla su hocico
se vuelve cárdena, rojo turgente
púrpura y después naranja.

***
Las hembras cazan de noche
esperan y clavan colmillos en garganta
en épocas de celo las hembras
tenemos el pelo brillante
en épocas de celo cambia
el sentido de las palabras
en épocas de celo puedo
quitarme el velo, partir de viaje
brillar o permanecer
-el ritmo es el mismo en cualquier música-


De La isla, Ed. Bajo la luna, 2010, Bs. As. Argentina

Las sombras, las palabras, han cambiado
el tigre camina entre peñascos
y riscos, es príncipe del pelo blanco,
yo le digo el capitán de los tigres,
hay otros que son manchados, pero estoy
tan cerca de mí que no sé si creer en lo que veo,
si cometo un error al distinguirlo
de algunos que tienen piedras rojas en el lomo,
piedras como manchas.
A eso de las seis de la tarde
el gato hunde su cuerpo en el agua
la sangre se le agita
y la flor de la glicina se enlaza a palos secos.


Nota:nació en Mendoza en 1972 y vive en Buenos Aires, Argentina.
Obtuvo los siguientes premios: Segundo Premio del Certamen de Poesía Joven, Mendoza, con la obra Bocetos barrocos, 1993. Selección de diez poetas jóvenes, Fundación El Libro, 2000. Tercer premio del Fondo Nacional de las Artes con el libro La isla, 2010.
Publicó los libros de poesía Ásperos esmeros (Ed. Del Copista) 2003, Duelo (Ed. En Danza) 2005, Viajar sola (Ed. Abeja Reina) 2009 y La isla (Ed. Bajo la luna).
Sus poemas forman parte de la antología Poetas argentinas, 1960-1980, Ed. Del Dock y Hotel Quequén I y IV.
La novela La hija de la Cabra ganó el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes y será publicada este año.
Sus trabajos se pueden leer en el blog, cartasdesdeeljardin.blogspot.com

5 comentarios:

  1. "Vi lo que vi
    una jirafa con pestañas de mujer pisando
    sus patas derechas a un solo tiempo
    turbada, resoplando y turbada.

    Una hembra a contraluz del sol
    ofreciendo sus ojos."

    MARAVILLOSO!!!

    Qué bueno leer a Mercedes!!! era (es) una de mis cuentas pendientes. Se ven los impactos de su viaje. Cada palabra, cada imagen, cada dolor.

    Un saludo, un gusto

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  2. Queridos Amigos, Germán, Victor, Emma, una inmensa alegría encontrarlos/encontrarnos aquí, un abrazo de jirafa, resoplando y turbada!
    Mercedes

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  3. Gracias Mercedes!

    ...

    si dijeras por qué te fuiste
    por qué estás trepando
    el monte Kenia como cabra.

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  4. Mercedes Araujo Estuve con Eloy Torales el experto en criminología que vos visitaste y me dijo que me comunique con vos.
    Claudio Díaz claudioadiaz@hotmail.com

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