lunes, 18 de febrero de 2013

Luciano Lamberti



*

Cuando estoy en el monte, yo mismo soy el monte,


y cuando miro la piedra encendida en lo alto, yo mismo

soy la vergüenza. Su bronce, sin principio ni fin,

mi terror y su luz.

Lo único real en la tierra quemada.

Eso: y oraciones que suben como el humo.

Luz,



un nombre,

un nombre para poder usar.







*

Tenía el corazón abierto,

y en el corazón una piedra,

y adentro de la piedra, un grillo.

¿Y qué esperaba?

No sabía dónde habían ido mis padres.

Estaba en la tierra caliente, desmalezando.

Eligiendo los restos útiles para construir una máquina.

Traduciendo la palabra de la montaña que habla.








*

Abrí el corazón sangrante para que el rayo diera ahí.

Pero el rayo dio en los ojos. Desintegró mi, ya de por sí,

precaria persona. Quedé como un burro. Un burro

patas arriba en el río. Sin el beso del rayo.

Me planté verrugas en la cara y vi lo siguiente:

paralíticos soltar sus muletas,

los muertos volver,

los ciegos gatear hacia la hoguera central.

No dije nada y un grillo me enfermó.

No llovía.

La piedra radiante en la altura y mi vergüenza

de estar respirando.






*

En mis sueños traías fruta en las manos,

era el futuro. En mis sueños nos juntábamos a tu alrededor

comiendo al lado de animales desnudos,

una luz de piedra encendida

saliendo de tu corazón.

Vos venís, estás viniendo,

se oye bramar la tierra.







*

Sos la nube que tapaba el sol para hacernos dormir.

Sos el incendio. En mi sueño quemabas.

Una luz corriendo por el monte, los pumas y las liebres

corriendo detrás. Y la primera herida fresca

arde en tu presencia.

Todos enceguecidos cantando

a la piedra encendida

un himno dorado.






*

Estaba en la tierra caliente y levanté los ojos.

Le hablé a la piedra encendida por siempre en la altura.

Le pedí: la consumación de todo lo visible,

la combustión espontánea, el granito calcinado por su beso.

¿Para qué? Para que no quede más que el amor,

la tenue sombra de un corazón desangrado,

el canto del grillo.






*

Voy corriendo sin cabeza

como un gallo.

Tengo el corazón envuelto en fuego.

Choco dos cráneos para hacer una idea.

Se imprime una cicatriz en el cielo.

Y a la hora de dormir

el grillo que viene del río dice algo importante y desaparece.






*

Algunos viven en una nube. Yo vivo en una flor.

No hay nada afuera de la flor.

Si salgo afuera de la flor, la luz de la piedra encendida

me enceguece y mi corazón sangrante se calcina.

Entonces espero acá el arribo de lo que vendrá,

de lo que viene, de lo que está viniendo.

Yo lo ví: era el futuro. Luz que viene del futuro.

Tiempo flotando en el río.






*

Yo pensaba en los que están despiertos

mientras los otros duermen, en los vigilantes,

en los que sostienen al mundo cuando nadie

lo ve, y el mundo corre el riesgo de ¬esfumarse.

Ellos no duermen, tienen los ojos blancos y el corazón

sintonizado en el futuro. Yo duermo

en medio de la tierra seca,

esperando al rayo desde el estómago gris de la nube

sabiendo que hay alguien velando por mí.






*


Vos eras como el viento que atraviesa el monte.

Vos robaste la piedra encendida para que nadie

se perdiera en el monte.

Eras la montaña que brama, la montaña que canta.

Vos no dejabas a nadie sin su grillo. Nos llevabas a cuestas

hacia el rancho y la sombra.

Los últimos se quedaron balando y mirándose los pies.

Nos apagaste el corazón para dormir.




Bio:Luciano Lamberti es escritor. Nació en 1978, en San Francisco, Córdoba. Es licenciado en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba. Publicó el libro de poemas San Francisco Córdoba (Funesiana, 2008) y los libros de relatos Sueños de siesta (La Creciente, 2006), El asesino de chanchos (Tamarisco, 2010) y El loro que podía adivinar el futuro (Nudista, 2012), así como la nouvelle Los campos magnéticos (Sofía Cartonera, 2012). Participó en varias antologías con cuentos, entre ellas Es lo que hay (Babel), 10 bajistas (Eduvim), Un grito de corazón (Mondadori), Autopista (Raíz de dos), Hablar de mí (Lengua de trapo) y Sobrenatural (Estuario). Escribe para distintos medios locales y nacionales. Dicta el taller de escritura creativa del hospital neurosiquiátrico provincial de Córdoba.

1 comentario:

  1. Buenisimo che, me encanto lo que escribe este Lamberti, me voy a tener que arrodillar para alabarlo, hermano.

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