Alguien, lee un poema:
Mirándose las manos,
Se entristece.
***
Nos toca vivir/
Llenando el deseo con palabras/
Que no terminan de decir/
Ojalá/ el amor no muera/
La ternura no mata/ pero puede mentir/
Si ya nada es suficiente/
No me ates a vos//
¡……! ¡……!
Como un premonitorio
Haiku de Kerouac: “Volveré cuando pueda,
Desparramando el camino”.
Junto al frasco
con arañas de Dostoievski.
La pipa de corazón crispado de Baudelaire.
La mirada absorta de Lenin
en el fusil de Allende.
Todo el vidrio de Bukowski
y la sangre de Dalton.
Los arroyos resuenan, cantan y bailan
El agua, la frescura y la vida los tributan.
Ni uno más, ni uno menos.
Bolero
Calamos hondo, tan hondo
Que parece una fosa
Con tus fotos dentro,
Llenando el umbral de mi pasado
Apenas te veo, apenas te miro
A penas puedo pensar:
¿Qué hacer contigo?
¿Qué hacer conmigo?
Esperando una vuelta y otra;
Giro como un trompo hasta el final.
¿Quién nos dará el tiempo y la distancia,
Quién se llevará nuestro mal?
Marruecos
Quema el frío cómplice
La luna en marruecos
Los músculos del arte
El ascensor sube y baja
Pero las cosas están ahí
Sólidas y dulces
Un retraso hormonal pide más
Y todo es tan simple y fugaz
Tanto amor plateado.
Entero
Salimos, no encontramos a nadie:
revivimos lugares, vidas y hechos.
Tenemos la mala suerte de caminar
veinte cuadras sin que pase nada;
Nada más que siluetas de carne,
sudadas por el calor
Nosotros, dos caníbales en plena calle.
Estamos viejos: ni los ruidos nos despiertan,
ni los golpes, ni el amor, ni el dolor.
Qué humanitos tan raros.
Dejamos huellas.
#
Somos jóvenes, juguemos un ratito más,
estoy cerca del club.
No te preocupes, terminamos temprano.
Te espero, ojo, no soy tan bueno.
Comienzo a sentirme raro esperándote.
Algo me dice muchas cosas,
no alcanzo a escribir,
va a suceder algo,
Cerca, muy cerca.
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