Puente’í
A
Bartomeu Melià, s. j.
Travesaño quebrado sobre
el agua,
a medias sumergido,
la sombra de la mano del
estero,
te invade como el
olvido.
Sólo te revive el beso
dulzón del bañado
en su plenitud de
herrumbre.
Algún teju’í, alguna
garza real, algún
que otro insecto o voraz
lampalagua,
seguirá tu senda viscosa
hacia el corazón del
agua.
Mas no tus usuarios
dilectos,
los ingeniosos
destructores,
que en la diáspora difusa,
marchan
a contracorriente de sus
querencias,
—cíclica manía–,
rumbo a un puerto que
colme
sus rogativas de barro.
Ñakanina
la encontré en un amanecer sin amos, sin esclavos
y sin razón cartesiana.
Francisco Madariaga
Abre tus piquetes
al ñakanina de mi amor.
Expande esos potreros
de intramuros
donde se funden la miel
y el lodo de la vida.
Los árboles de pakuri
no maduran su fruta,
esperándonos.
Trepemos hasta
su cima y aguardemos
un diluvio que nos
pertenezca.
Tu sudor
es mosto de caña
para mis ojos
y el color broncíneo
de
tu piel de onza,
exacerba mi deseo.
Desde la hora del plañir
de las palomas,
consagraré mi vida
al cíclico resurgir
de los humedales,
donde los dioses
enamorados,
arrastrando la polvareda
del bosque, la quemazón
que exhalan los rozados
y el embrollo
de higueras empayenadas,
lavan sus genitales
después del coito.
Ñeembukugua
A
Zenón Bogado Rolón, en vida
Arovia tekovépe
asyryñemíva
Yvyguýpe, ita ñe’áme,
Yvyra ro’ópe,
Y ñe’emíme.
Tracy K. Lewis
Desde las riberas del
Piraguasu
hasta allende el
cenizal,
incluyendo el Pikyry,
soy del Ñeembucú.
Soy de los esteros,
de estos grandes riachos
sin prisa.
Como las garzas y el
karãu,
como el kuriju o el
lovope,
como el camalotito verde
y la herrumbre
que llegan a los pozos y
bebederos,
yo soy de los esteros.
Camino de madrugada
sobre el embalsado
sigiloso,
al acecho como el
jakare;
rujo como el karaja
celoso en los tacuarales
y remedo, borracho, al
pececito de lluvia
que agoniza sobre la
arena.
Determinado a sestear,
regateo el vientito
con las frondas y los
tremedales,
con el vaho de los
rozados
y las sementeras.
Dispuesto a dormir
disipo
el delirio desenfrenado
de mis estrellas rotas;
callo el complot de las
naranjas
en eterna caída; fumo
y pienso: “Muerta
la ilusión de un amor
arenoso,
cagué, alguna vez,
maripositas de palo”.
Apaguen hoy su
pedantería, luciérnagas.
En mi gruta, sólo
resplandecen los
lampiones.
Onírica
A
Mariana Bernasconi
Con el cansancio dormido
nos metimos en la cueva.
Tu sonrisa en harapos
brillaba
en la íntima oscuridad
del crepúsculo.
La niña se esforzaba en
prender
el arbustito del fuego
familiar
y mi alegría callosa
necesitaba
del agua de tus besos.
El niñito encendió un
pequeño sol
nuevo y te entregó el
corazón
para no perderlo.
Se lo guardaste en tu
escapulario
y te levantaste a
cocinar
las flores del jardín
eterno.
Jaguarete
A
Hernán Ruiz, jinete sin redomón
Amenazarö pyhare
Che rancho guýpe aguapy
Ajapysaka mombyry
Ahendu heta mba´e.
Emiliano R. Fernández
Noche tempestuosa:
espasmos
de refucilos se agitan
sobre las cumbreras
de mi rancho
destartalado;
el cubil de estaqueos y
cortaderas
se ha inflado como un
escuerzo
en fuelle, picaneado
por la corredera del
viento
orillero y el cielo en
llanto.
......................
Retazo de selva
murmurada,
mi voz carrizalera
recupera, a grandes
zancadas,
la tonada del «Yo,
pecador».
Y el recuerdo de otras
noches
de tormentas olvidadas,
se lubrica con el semen
de la vela
y el repiquetear furioso
del chaparrón.
......................
Fascinados por el rugido
melodioso del jaguarete,
mis pulmones saturados,
emulan su celada.
Fumo en cuclillas
a la luz de un quinqué;
veo morir sin gloria a
las uras
y a las polillas,
incineradas
en la flama del
querosén.
......................
Consuelo busco en el
camino
y en los círculos
sostenidos,
alrededor de mi deber.
Oiré el mugir de vacas
aterradas,
sintiendo en cada
arpegio, la llegada
del tigre del amanecer.
Bio: (Rosario, 1975) Escritor, traductor y poeta nacido en Argentina, hijo de padres paraguayos. Marcado por el exilio de sus padres, por el avañe’e, el idioma de su gente, y por su historia familiar, tras una larga estadía en los esteros del departamento de Ñeembucú, incorporó el “ñande reko” a su imaginario poético, a su praxis creativa, en su dimensión artística y política. Hoy forma parte del Centro de Estudios de América Latina Contemporánea de la Universidad Nacional de Rosario (CEALC- UNR) y del Grupo de Estudios Sociales sobre Paraguay (GESP- UBA). Ha sido ayudante de cátedra de Literatura Iberoamericana 1 de la carrera de Letras, bajo la dirección de su querida profesora Sonia Contardi, recientemente fallecida, y de la unidad electiva: “Paraguay: Desde la guerra contra la Triple Alianza hasta la presidencia de Lugo. Visiones del pasado en debate” de la carrera de Historia, ambas materias de la Facultad de Humanidades y Artes (UNR). Ha publicado artículos de crítica literaria, historia y ciencia política en revistas y actas de congresos del país y el extranjero. Ha publicado también el texto ensayístico: Rafael Barrett, el humanismo libertario en el Paraguay de la era liberal, (en colaboración con Carlos Castells), Rosario: CEALC-UNR, 2010; el poemario Fiscal de Sangre, (firmado con el heterónimo Juan Ignacio Cabrera), Colectivo Editorial “La Pulga Renga”, Rosario, 2011; y El mosto y la queresa, novela ganadora del Premio Provincial de nouvelle “Ciudad de Rosario” (2012). Forma parte del colectivo editorial “La Pulga Renga” que ya lleva editados 6 libros de poesía. Actualmente trabaja en una antología bilingüe de poetas guaraníes contemporáneos.
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