jueves, 11 de marzo de 2010

Raúl Mansilla



Ruka choroy
(casa de loros)


La ruka es la casa y los loros son nómades que van de un lugar a otro, con una mujer en cada cueva,
como marineros de agua dulce, sus salobres vidas,
no dejan tatuajes en este otoño, son otras sus estaciones,
otras.
Lo demás somos nosotros abrazados frente al lago Ruka
Choroy,
lo demás el silencio mayor, el lugar teniente,
las araucarias y los gansos,
latas de cerveza robadas en el hotel, cantin, palo, salame y queso,
rojos ñires desde donde saliste, descalza, a pedir sosiego.

Pero ahora estoy solo en el roquerío, mientras en la ciudad,
los autos esperan semáforos, mientras comés una naranja,
mientras Aluminé dada vuelta, es un pueblo de naipes,
castillos, corazones tomados de la mano intentando llegar
a mis labios que te extrañan.

Aluminé con sus casas hartas de ser hogares dulces
hogares, para atrás el equilibrio, gira como un tronco el
pueblo, el lago, el jinete,
los mapuches me miran azorados, no fue una buena
semana para la petaca, ni mis ojos, ni los loros que
decidieron emigrar.

Ya no sé ni lo que tomo, sin documentos, solo tengo ese
lago calmo,
en el que aparece tu rostro deformado por el chupetín que
chupaste en abril,
chupo yo también ahora, chupan todos, maman, sorben,
no es una buena semana para las bebidas espirituosas.

Voy al cementerio del lago, donde los antiguos me llaman,
tiro agua y migajas de pan,
te recuerdo, veo a la ciudad, los edificios, la terraza donde
colgás la ropa,
el otro día vi el sweater rojo que tanto me gustaba,
pero aquí no, no hay cordeles, ni freezers ni Walt Mart, ni
lugares donde vendan vino
después de las veintitrés.

Es casi de noche y no sirvo, no sé guiarme por las
araucarias, las estrellas todavía
son débiles, tengo caramelos en los bolsillos, voy cruzado
por el camino de tierra,
estoy en Ruka Choroy, aquí estuvimos juntos, nos
besamos,
y ahora dónde estás?
controlando alimentos en el puente, completando
crucigramas, viendo si llevan la guía,
el precinto, o estás viendo a capricornio en el diario, mi
signo, tu signo, nos dicen lo mismo, lo mío tuyo,
lo tuyo mío, nunca me dejes, nunca le des esto a nadie,
sos solamente mío/mía,
pero uno dice estas cosas borracho.

Pero es Ruka Choroy, donde corrías gansos, donde
estabas brotada,
es la habitación 107, es el otoño, es U2, es la poeta
Macky, es tu lunar y mis manos
quebrando palitos, es el borde del mundo, es la punta,
son los canelones, el vino tinto,
es la cordillera de los andes, que ahora te falta, porque
estás en la ciudad,
entre bocinas, ulular de sirenas sin escamas, picadas de
fiats unos, aviones que aterrizan, ochocientos cincuenta
canales de tele, doscientas efe eme, calles angostas donde
apretás tu bolso, y yo aquí tirando la piedra plana que
hace veintidós patitos en el lago,
patitos que no llegan a la orilla, donde espero, mientras
ruego que pueda caminar sobre las aguas o cambiar de
canal, o sacar el sweater rojo del cordel, o pedirle a los
loros que me lleven a las cuevas donde se emborrachan
para pedir perdón.




Fragmentos de un viaje

I. (Botella terrícola)

Material peligroso, el viaje es un objeto.
Se ofreció a mi vista con sus lados disímiles.

Sin saber la diferencia,
me arrojé al camino como esas botellas
tiradas al mar por los náufragos,
esperando que entre miles,
una mirada descorche la osadía.

II. (No mirar atrás)

Al partir, me pregunté:
¿cómo situar una mirada responsable,
de modo que este ómnibus
no quede congelado en sal?

III. (Por el filo, cara y cruz)

Objeto cortante,
el viaje fue una navaja de asfalto,
que dividió en dos mi vida,
por un lado la cara,
y por el otro la desesperación.

IV. (Una mujer en el horizonte de Pampa Salamanca)

Definí una posición para mi cuerpo,
en el asiento, junto a la ventana.
Cuando miré hacia delante,
tu rostro ya había llegado al horizonte,
a tres,
cuatro mil,
kilómetros por hora.

V. (Líneas de una mano)

Las piedras al costado del camino,
saben de la muerte porque fueron infierno alguna vez.

A cien kilómetros por hora,
se muestran en línea,
mostrando en la palma del desierto,
una vida interminable.

VI. (Parada en Garayalde)

Un anciano,
solo frente al viento en Garayalde,
sostiene fuertemente un bolso,
que pide
salvar a las ballenas
en Península Valdés.

VII. (Relojes de Dalí en la Patagonia)

Los relojes no entran en el viaje,
se doblan, retuercen,
no aciertan a brindar la medida
del que parte y del que espera.

Se derriten,
entran en la arena,
no pueden superar el paisaje,
que los toma de sorpresa,
en una sola dimensión.

VIII. (Motor Oil)

En la cara externa de este viaje,
los tiempos pasado, presente y futuro,
son secuencias sin sentido,
al arbitrio de un motor.

IX. (Parada en Choele Choel)

Este boleto celeste,
es la puerta agujereada,
por la que entra parte de mi vida,
después de beber el vino malo.

X. (Faro del fin del mundo)

Este ómnibus es el faro del fin del mundo,
guía a los barcos sin memoria,
a la piel de la mujer que espero.

XI. (Omnibus entrando de noche a Bahía Blanca)

Este ómnibus
es un caballo de Troya,
en entra a tus labios,
mientras todos duermen,
en Bahía.

XII. (Colón llegando a Pehuajo)

Para llegar a Buenos Aires,
no hace falta guiarse por brújulas ni estrellas,
las antenas de televisión de los primeros pueblos,
indican la proximidad del país de las especias.

XIII. (Cordón umbilical)

Ni casi llegando a destino,
la ruta había cesado de ser,
ese cordón umbilical,
que unía mi rostro pegado al vidrio,
con aquellas sombras,
que todavía estarán delinquiendo
en Comodoro Rivadavia.

XIV. (Estación Retiro)

Mientras espero que la ciudad
me llame por el número,
intento pensarme en un rincón
como los otros que también llegan,
roturados y en silencio,
intentando ocupar sombras,
que ya estuvieron,
en este antiguo límite del viaje.




Al perder su dentadura tú y yo hemos perdido

La belleza se agota en los patios traseros donde mi padre perdió su dentadura: herramienta de morder en el universo de la tarde; podría haber sido una buena imagen pero estaban los perros, sospechosos.

Con mi madre y mis hermanas buscábamos entre los ladrillos plantas hierros maderos alguna respuesta a nuestros interrogantes.
Al buscar esa prótesis también buscábamos la felicidad y el éxito efímero.

Habíamos puesto en funcionamiento todas nuestras estrategias de búsqueda para encontrar el amor la guerra el blanco el salmón la moneda girando la moneda girando en el aire, caras y secas caras y secas.

Papa pa Papa pa Papa Papa pa Papa pa Papa pa Papa pa Papa pa
porqué no bajás como padre a la gramilla a buscar lo que es tuyo.

Los perros siguen siendo sospechosos y la ingenua y efectiva coartada
es revolcarse en los campos del señooooooooooooor.

Mi madre pensaba a quién tiene Dios en la gloria y removía las macetas.
Mi hermana cuestionaba el sentido de sus propias certezas y hurgaba detrás de los lugares comunes donde podría haber algo como una dentadura.

Papa pa Papa pa Papaaaaaaaaaaaaa Papaaaaaaaaaaa Papaaaaaaa

Rehén de la tradición la poesía mi padre la locura los perros sin estructura ósea yendo y viniendo como una cadena de ADN como la bailarina de flamenco en el cisne de cuello negro que da plumas para luego hablar de la belleza nuevamente o de los padres que ya no se sabe de que lado están si en el umbral muertos de miedo o en la gramilla buscando dentaduras o si los perros saben tanto como las damajuanas, las botellas vacías los tetras y los que tienen dentadura en los ojos los puños la camisa el culo los mordiscos al aire.

Papa pa Papa pa Papa pa Papa pa Papa pa Papaaaaaaaaa Papaaaaaaa Papaaaaa
En el desorden familiar, Papa pa Papa pa Papa pa Papa pa agachados y en cuclillas en la mesa del escándalo papa pa papa pa papa pa papa papa pa con el loco y el borracho y la policía llegando y la ambulancia llegando, con la guitarra rota el domingo y la dentadura de reír, seria, tirada como un alambre.

Papa pa Papa pa Papa pa.


Nota:Raúl Mansilla nació en Comodoro Rivadavia( Chubut) en el año 1959, vive en Neuquén. Ha publicado:
1984 – “Mariaísmo” . Editado por Universidad Nacional del Comahue.
1988 - “De la Construcción de Mitos y Otros Sucesos”. Publicado por el Fondo Nacional De las Artes y Municipalidad de Pto. Madryn.
1992- “Las Estaciones de la Sed”. Editado por Edit. Último Reino. Publicado por un Subsidio de la Fundación Antorchas.
1999- “El Héroe del Líquido”. Editado por Ediciones del Dock.
2004 “No era un viajero Inglés” – Edición Artesanal . Libros Celebrios.
2005 – “Ojos Rojos” – Edición Artesanal. Libros Celebrios.

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