domingo, 18 de abril de 2010

Carlos Ardohain


tanto llanto

Al principio yo recolectaba tus lágrimas
en palanganas blancas
las consideraba casi sagradas
y las sometía al sol de la terraza
para fabricar sal y construir
una estatua a tu imagen y semejanza
como una moderna mujer de Lot
tarde me di cuenta de que eras
una lloradora sin desazón
sin angustia ni tristeza ni motivo
sin verdadera pena
tu cerebro era una enorme esponja
que absorbía toda la humedad ambiente
y debía exprimirse para recuperar liviandad
soltabas tus aguas, eras la mujer nube
y yo por consiguiente
el hombre obnubilado
mojaste la alfombra
inundaste el baño
empapaste las sábanas
hembra lacrimógena
ahogaste mi deseo en agua salada
helada
petrificada
pasado el tiempo sólo quedó
una capa de moho
como el que se forma en la superficie
de todo lo que se descompone



llueve lluvia
Está lloviendo sobre la tumba de mi madre
el agua se filtra entre los terrones
como si quisiera extinguir la eterna sed de la muerte
está lloviendo sobre la cabeza centenaria
de mi padre que da vueltas en la calle
buscando un fiat 600 que tuvo hace 50 años
cuando lo convenzo de que el auto es un recuerdo
finge que ya lo sabía y sube conmigo a casa
está lloviendo sobre las infectas aguas del riachuelo
en las que la lluvia no tardará en morir
ahogada por las miasmas de esta cuenca negra
llueve sobre el amor que se da
que se niega que se rechaza
sobre el odio y la ignominia
llueve sobre el tiempo y la historia
sobre la marcha inexorable de los días
llueve sobre la desolación de pensar que
el agua que cae no lava nada
sólo cambia la mugre de lugar
deslocaliza la roña pone en movimiento
lo podrido pero aun así
no obstante eso
sin embargo


arder

Déjame descansar sobre tu alfombra
dice Anne Sexton en el poema, aquí no hay
alfombra alguna pero es una tarde
para descansar, leo recostado en el sillón,
afuera arde el aire de febrero y el hipnótico
ladrido de perros lejanos, muertos de tedio
y de sed, rebota entre los edificios,
al poco rato me quedo dormido
y ya no sucede nada más.
Despierto mucho después con el libro en la cara,
mi respiración tibia humedeció el papel
y algunas palabras quedaron pegadas a mi boca,
no es que mi aliento se haya unido
al aliento poético de Anne, ni que yo
haya bebido sus palabras cuando dormía
pero leo: aquí está el ojo, aquí está la joya
esa frase me inquieta de una manera
desconocida, tengo mucha sed,
tiembla la luz que me rodea
y yo caigo en el último verso:
ardo del modo en que arde el dinero.

a tarde ser

El cielo color gris cinco en la escala
de valores encapota la silueta de la city
en medio de unos edificios viejos
sube una columna de humo blanco
mi hemisferio izquierdo me dice: incendio
miro las nubes me gusta el cielo así
debajo del puente todo es negro casi
no hay agua ya ni vida queda
unas bandas amarillas el reflejo de las luces
la noche inminente el viento amenazante
el horizonte desaparecido el agua en el aire
el lobo no abre la boca ya casi no come
no queda nadie que se jacte de estar vivo
al lado del puente un inmenso cartel rojo
exhibe un slogan de campaña una frase
de ocasión: la seguridad se hace
del otro lado el cartel rojo de Caserita
postales de la frontera poemas sin escribir
teléfonos mudos habitaciones vacías
recibo un mensaje que me dice que la nada
y el vacío son inspiradores preferiría no saberlo
preferiría estar lleno mi hemisferio derecho
piensa en la luz piensa en el espacio
piensa en color rojo negro blanco gris
salgo a la curva del balcón me dejo mojar
de este lado y del lado de allá es igual
el lobo no está el lobo perdió los dientes
el pelo las mañas murió por su boca
ahíto de carne podrida harto de alimentar
los rincones del conurbano con su fama
no era en verdad un lobo era un perro
abandonado cansado de ladrar para nadie
el humo blanco ahora es negro el cielo
también como la boca del lobo muerto
como la muerte que espera en el horizonte
como la noche que espera por mí

Nota: Poeta y artista plástico.
Nació en Mar del Plata - Estudió pintura en la Universidad Nacional de La Plata.
Trabajó como actor en la ciudad de La Plata formando parte del grupo Tal (1974-77) participando de la puesta de Homo Dramáticus (A. Adelach) y A través del espejo y lo que Alica descubrió allí (L. Carroll).
Hizo taller de poesía con Elizabeth Azcona Cranwell (1989) y Arturo Carrera (2000).
Publiquó las plaquetas El ojo secreto (1998) La Hoja Bífida (1999) y Ojo x Ojo (2000).
Tiene un libro inédito: Penúltimas palabras (2005)
En marzo de 2004 obtuvo un premio accésit en el Concurso Poesía en Tierra, organizado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires.
El libro Poesía en Tierra con las obras seleccionadas fue editado en 2005 por el Fondo de Cultura Económica.

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