viernes, 7 de mayo de 2010

Alejandro Méndez


La mano

Le dijo a mamá que mientras ella le tuviera la mano, no se moriría. Esta cercanía, concomitancia astral, produjo el modesto milagro de unos días de sobrevida, en un ominoso hospital de los suburbios; igual que Xul Solar, en una isla del Tigre, también le dijo a su mujer que si le sostenía la mano no moriría. Luego de una larga noche, ella debió dejarlo un instante, y cuando volvió; Xul había muerto.



Los poemas de Hannelore Kohl

I
Sonámbula tropiezo
con el felpudo,
roído por el
afgano
-regalo de Chirac-
afuera los gritos
se mezclan
engañosamente con
la estricta fragancia
del potaje preparado
por Clara,
nacida en la Selva Negra,
"Black Forest"
como le gusta decir
a mi pequeño nieto
bilingüe.
"Hemos amurallado la
casa para vos
Hannelore",
así
me lo repite
todos los días
el bueno de Helmut,
carcomido por la
alta política
europea y
sus intrigas palaciegas.
Deambulo por la
casa
asediada por la
luz,
mejor dicho,
por las filtraciones.
Es impredecible la luz,
se cuela por todos lados.
Ayer tuvimos que
tapiar el botiquín,
tenía una pequeña
hendija
por donde se colaba
el sol de Ludwigshafen
un sol de verano
directo y mortal,
tal como suele
decirme mi
herr doktor.



II

Mascarón de proa
y anteojos negros.
Rompecabezas letal
esparce la letanía
del dolor
punzante de la luz.
Parapetada en el
el refugio anti-misiles,
recuerdo de guerras pasadas
y advertencia para las futuras.
Aún en contra del
precepto del padre faústico,
rápido
rápido
más silencio,
más oscuridad.




Autopista


Hay cadáveres
resuena la sentencia
mientras esparce su himno
en campo minado.

¿Quién restituirá
al ejército de zombies
nombres como marcas
del aliento original
desvanecido?

Pronto, pronto
la carne cederá
su materialidad histórica
a expensas del
espíritu insepulto.

Se pierden las líneas
de diálogo.

Terreno inestable

(para segmentos isomórficos
de cemento y asfalto:
corazones desfallecientes).

Es el doble reclamo
de la muerte
y de sus muertos.

Los carteles publicitarios
de Adidas
-sobre la autopista-
son los deletéreos mensajes
del otro mundo:

Impossible is nothing.



Sergio (11 años) (de “hicos índigo)

Espacio imbricado
en el aliento de la
ensoñación:
casi satisfecho.

En múltiples risas
altisonantes,

allá quedarnos para
siempre.

Tu lugar, ese
destino
dibujado en la
suela
de las zapatillas;

reduce a sombras
lo que no volveremos
a ver:

arena de las flores.

Nota: Nació en Buenos Aires en 1965. Publicó los siguientes libros de poesía: Variaciones Goldberg (2003), Medley (2003), Tsunami (2005), Chicos índigos (2007). Es el coordinador de Las elecciones afectivas / Las afinidades electivas.

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