jueves, 20 de mayo de 2010

Laura Pratto


***

ahora cuenta tanto
más el entredicho
esas nubes de los diálogos
un buraco así de grande
cada cuestión mayúscula
me siento sin que me advierta
por fin minúscula escribo
de cuando pensaba en voz alta y listo
mal y pronto veces en que no lo pensaba dos veces
la inmensa mayoría
sus penas capitales también



***

la lista comienza donde terminó:
sereno, justo él
del palacio municipal, donde hubo navidades
a los pies de San Martín en un cuadro
gigante. pintor
en el cementerio sanfrancisqueño
cuenta que vio cada cosa
era impresionante
y te sacaba el hambre al principio
lo que después se hizo habitual
mezcla de juego y desahogo
entre compañeros algo así
como el regreso del muerto, blandía
una extremidad
a salvo de la descomposición.
instalador de la planta depuradora de líquidos.
de líneas telefónicas.
inspector de la perrera.
encargado del corralón de materiales.
mozo del hotel donde una vez se hospedó
Rafaella Carrá, fue así nomás
a llevarle un café y no me olvido cuando dijo avanti.
y de otra Rafaela, la ciudad, empleado en el Bowling,
la confitería El Ciervo y el Jockey, tanta timba
que trajo a casa más de una vez
mazos de naipes ya tenidos y descartados
por los jugadores exquisitos para sus hijos
que nos sentíamos ricos y no
nos hacía falta siquiera jugar con ellos
encimados como una carrada de guita.
operario de la fábrica de caramelos.
de la de bolitas de vidrio.
la de zapatos.
una de escobas y cepillos
otra de cosechadoras, un sinfín
para cada tolva que armaba.
cobrador.
réferi en el tiempo en que el fútbol
se lustraba con sebo se iba a la cancha
con instrucciones que entonces no podían fallar
doblar después de ese alambrado
donde hay siempre parada una lechuza
el monte ahí nomás
y los indios te corrían a piedrazos
los arqueros no usaban guantes
y era mejor aquel día recuerda
que en vez de sacar amarilla o roja fue azul
la tarjeta en realidad
un papel que tenía olvidado
en el bolsillo, nada que ver, pero así fue
la apostilla de la fecha en el diario local,
es lo que cuenta, de nuevo.
venía un temporal y te arruinaba la cancha:
ladrillero, de ahí salió
lo de hacer la liga en la teoría
del buen barro, también
me gustaba ir de noche
cuando se prendían los hornos
y era una de comer y chupar.
vendedor de rifas
la de River y la de Boca al mismo tipo
le vendo las dos, si es de River
porque es de River y si es la de Boca
para que gane algo y les haga el daño.
empedernido
jugador también:
se envenenó la pelota, una vez
patié un tiro libre
y vi que la negrada se empezaba a alborotar,
pensé que había quilombo pero
le había dado a un panal de avispas.
cosechero de la papa, la aceituna y el maíz
que deschalaba, pasaba el arado
salían las papas pero también las víboras.
capaz alépátanpíchu
de acordarse de un lugar
por la fiesta en torno al cultivo
que se hacía allí una vez
por año: sabía ir a bailar además
a Tranfuerza. Pabellón Industrial. Piquete Las Flores.
República del Oeste. y en su San Carlos natal
empleado en la cristalería ya de chico
masnà
se daba una idea: soplar no es hacer botellas



***

arrancar la costra antes de tiempo
entre otras especialidades turbantes
para los piojos. reventarnos las ampollas.
quitarnos las astillas con aguja. querías limpiarnos
los oídos con un alambre con gancho
el hisopo es peor manda la cera
para adentro. nos sacabas
las muelas con tu pinza de carpintero e hilo de
coser.
te corregías muy de vez en cuando
el juanete con un anillo de caña tacuara. tu idea
para ayudarme a pasar una pastilla intragable
fue darme un vaso con leche de prepo ni sabías
que desde la mamadera ya no la toleraba.
dejaste de fumar tabaco mientras mis hermanos
aprendían a hacerlo por esos cigarros
de zarzaparrilla que te salvaban.
extrañaré horrores

Nota:Laura Pratto nació en San Francisco, Córdoba, en 1976. Publicó “Alcance” (Bajo la Luna, 2006), “El Hilván” (Bajo la Luna, 2009) y “Cría” (Ediciones Recovecos, 2009), al que pertenecen los presentes poemas.

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