viernes, 8 de octubre de 2010

Daniel Amiano



sólo hay una cosa más bella que el ruido del hielo en el whisky

uno no sabe
uno tiene deseos
que es la suma.
jack kerouac

nunca trabajé más de la cuenta
anduve con la cabeza puesta en otras cosas
como ser
mirar
la diferencia está en el conocimiento
en la ignorancia, sí
y en las ganas también
de esconderme
eso quería contar, más bien,
pero nunca digo lo que debo
y nadie aplaude
ustedes entienden
sólo hay una cosa más bella que el ruido del hielo en el whisky
a esta altura de mi civilización
yo debería navegar entre planetas
feliz por ser un hombre del futuro
pero entendí sólo una parte
y aquí estoy
balbuceo respuestas que preguntan
entre un insomnio y otro
y de posible técnico en electrónica
astronauta y héroe universal
pasé a ser un poeta desocupado
que boicotea la posibilidad de escribir
puedo confesar lo que no fue
la verdad es esa pared empecinada
en que no exista el otro lado
ya les voy a contar de la cosa más bella
pero el viento de esta noche
se lleva todo
¿ven?
cada golpe esconde un significado
es la velocidad lo que enaltece
llevo en mis oídos la más maravillosa música
pero duermo
y acomodo lecturas incómodas
la culpa es de homero
que no pudo calcular la eternidad
y condenó a su ciudad
y a las ciudades por venir
y a los poetas
a desandar su odisea
todo pasó demasiado rápido
la cama se rompió
y no hay forma de saber si fue el placer o el egoísmo
soy el margen de eso que pienso
y de aquello que me piensa
pero miro
y la ansiedad de mi ojo
se adhiere a las sustancias del deseo
camino sobre el agua hacia el desierto
convencido de que hay una cosa más bella que el ruido del hielo en el whisky
no, no soy inocente
voy hacia el único lugar posible
la maravilla es no pensar
en la estupidez abundan los virtuosos
el error está en el gusto
huyamos pues poetas a leernos
mudos sumisos enemistados
con giros caprichosos de la lengua
que entra y no quiere salir
y se empecina en llegar más más lejos
sin exagerar
hasta donde se debe
todos tenemos esos derechos
como las mulas como el ciempiés como el tigre de bengala
que perdió hasta el paisaje que le contaron
y nos cuentan el paisaje
compramos boletos
apostamos al caucho y la energía eléctrica hecha con viento
o con lo que sea
pero que la heladera funcione
por favor
que la computadora cumpla las órdenes
que la silla nos apoye en el pensar
¡defendamos al árbol que nos da sillas!
sobre ellas vemos los partidos de fútbol



alivio

dispuesto a consumir
una nueva estrella deportiva
o algo que ocupe un lugar
en mi aburrimiento,
creo entender a esa ballena
que actúa para national geographic
y nada
sólo nada





una tarde en san cristóbal

en la mesa alguien dice que la guerra
es una inversión a futuro
algunos festejan la ocurrencia como si fuera un chiste
pero los soldados se tiran cuerpo a tierra
cavan en el parqué
en busca de la solución final
y encuentran a otros soldados asustados
un piso más abajo
que esperaban otra cosa del cielo




el poder real

de todo sexto b, la única
que tiene tetas es patricia
los chicos nos matamos al fútbol
en el recreo
con un bollo de papel
mientras las chicas hacen planes para su vida
sin nosotros
y a patricia le crecen las tetas


Nota:Caseros, 1963 .Poeta, músico y periodista cultural. Sus últimos libros son La idiotez pura (2002), Manifiesto impuro (edición artesanal de 40 ejemplares, 2003) y Memorias de un santo (2007). Poemas suyos aparecieron en algunas revistas y antologías. En 2001 grabó el trabajo poético Coro traumático: de rodillas, no, que además tuvo una puesta en escena en 2002.
En música, publicó dos álbumes (en 2005 y 2010) bajo el concepto de Vértigo Colectivo junto a Fernando Kabusacki, Fernando Salamea, Diego Mazzei, Luciano Manso y otros músicos invitados.
Estos poemas son inéditos.

1 comentario: