domingo, 9 de marzo de 2014

Leticia Martín




"¿vamos a por el croissant de vegetal?"
le escucho a Leopoldo María Panero
    conozco a Leopoldo María Panero 
me acerco a su existencia cuando deja de existir.
¿cuántos otros como vos?
a Mario
a Levrero
a veces le hablo a Viel.
tipeo sangre entre la locura y la muerte
con el machete de Quiroga
¿a qué le temo más?
la muerte es un acto irremediable
dicen
pero yo muero mientras subo las escaleras 
y todavía respiro
mientras doblo la ropa por la noche
cuando cae la luz y se quiebra la piel reseca en el cemento.
¿a quién le importa la muerte?
como cerrar la puerta si no se tiene en los planes volver
la muerte es la idea de la musa
la muerte es reprimir el poema en la cabeza 
arrinconarlo en la línea del renglón
profundizar
darle parejo a la idea reiterada
darle y darle como la mecha 
girando caliente contra la pared
hacer un agujero más grande
donde nunca quepa nada
nadie
nunca
reiterar y reiterar
la seriedad
la muerte es la seriedad
la lucha en vano de ideales con olor a naftalina
la muerte es la falta de confianza
¿no es peor, acaso, la muerte que la locura?
¿es remediable la locura?
las palabras se amplían como la cinta en la boca del mago
tira la letra hacia afuera
sola
la palabra enrolada debajo de la lengua
tira la mano
del mago
la palabra
se arma un monte de cinta que se encima
revuelta en el piso como catarsis
y los chicos intentan adivinar
mirando al mago

que tira y tira de la cinta blanca de papel.



langustia
te dejo, Alejandra
cuando salgo de la madeja enmarañada de tu poesía
cuando elijo otra textura, sin ensambles
y busco la transparencia del verso alejandrino
la disonancia llana
el quiebre prematuro
cuando quiero que se entienda lo que digo
ahí te estoy dejando
no te elijo
no te llevo en la mochila de mis influencia
aunque en alguna parte estés
igual
porque tanta lectura se mete, de prepo, debajo de la uñas
igual
te dejo, Alejandra
con tu historia y con tus mambos
con el karma de la muerte y del suicidio
te dejo con Alfonsina, Alejandra
allá atrás
en los estantes de mi adolescencia
en la lectura a la que accedía porque accedía
sin elegir
porque estabas ahí, Alejandra
en boca de todas
entre los libros
en los pupitres de la escuela de monjas
con el martirio de la melancolía cargado
esperando el momento para dispararnos.
te dejo y no quiero dejarte
me separo de tu poesía
la dejo llenándose de polvo
conservo tus libros pero no los abro
te pongo al lado de Sylvia Plath
con las tortuosas
con las lloronas
con las que escribieron que no podían
y se escondieron entre las letras
se revolcaron entre sí, con el dolor
con todas esas te dejo, Alejandra
con todas las Alfonsinas.




lo que duele que te

a Fogwill

te necesito nene,

para empezar te necesito y

para seguir también

si pienso en la muerte más

te necesito

antes del día que falta tanto

se precipita todo con la parca.


y cada día pasa poco

falta menos /

                  pasa

como en cámara lenta /

                                  chorrea

mi deseo adentro sin vos

nene

tus cuatro letras

adentro

las tengo metidas

adentro

la idea fija de vos

de que sin vos

de que te necesito antes de que me lean

muerta

y antes de que me lean coger

                                               coger

                                                    coger

                                                          coger

hasta que me sangre todo.

morir cogiendo y que me lean.


dice
leé a los de carne y hueso
sobre todo a los vivos que viven cerca de tu casa
los escritores muertos están fríos y tienen la pija podrida.

escribí lo que le dirías al psicólogo
lo que no serías capaz de hacer
y las incomodidades de todos los días.

si vas a contar un fracaso, que sea con objetos.
las palabras de tu época son la tela que mejor cosés.

cada verso debería parecerse a una foto.
no importa que no se entienda.

no leas a Pizarnik
a Alfonsina Storny
a Nin
a Durás
a Lispector
o a Yourcenar
por lo menos
           por los próximos
                       doscientos años
ellas están igual de muertas
que los escritores de la pija podrida.

lo escatológico garpa
coger
tocarse
los animales
y las diversas formas de morir
las desviaciones pagan más
las deformaciones del cuerpo y las contradicciones
todo aquello que complique una vida tranquila.

si te acordás a la noche algo que no apuntaste
es una idea
si te lo olvidaste, agradecé no haberlo escrito.
no cuentes logros
no pienses que escribiste algo trascendente
podá la cizaña que le sale al verso

la rima es la pija podrida del poema.




la hombre
asumió
la objetivo
ocupó
la lugar
ganó
la terreno

decidió
la futuro
pensó
la trabajo
y armó
las hogares

enamoró
al mujer
resistió
los normas
y desarmó
las estereotipos

la hombre se cansó
de que la lenguaje no
le sea propio
y que le ande poniendo
género a las cosas
sin preguntarle
cómo.




Bio: nació en marzo de 1975 y se crió en Lomas del Mirador. Es madre y Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA). Publicó los libros: Breviario o el oficio religioso (Funesiana, 2012) y El gusto (Pánico el Pánico, 2012) Colabora en el suplemento Ni a Palos y en Revista Tónica.

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