lunes, 15 de febrero de 2010

Fabián Casas


Señor, le escribo para decirle

Señor,
le escribo para decirle
que he vuelto, esta mañana,
a leer sus versos.
Mi sed está saciada
y me siento iluminado.
No sé cómo pude
negarlo tres veces,
practicar la escritura automática
y unirme a la crueldad
de la multitud.
La esgrima tonta de los días
se había apoderado de mí.
Perdóneme, recíbame



Me pregunto

Definitivamente este es mi rostro de hoy.
Ojeras marcadas, pelo desparejo;
los labios hinchados. Nada más.
Me pregunto, porque puedo hacerlo,
cómo será tu rostro de hoy;
mientras tu corazón late al revés,
hace ya cuatro años
bajo la tierra.



Me detengo frente a la barrera.

Es una noche clara y la luna se refleja
en los rieles. Apago las luces del auto.
Está bien, pienso, es bueno que nos demos un tiempo.
Pero no comprendo nuestra relación;
no sirvo para eso. ¿Acaso serviría de algo?
Tu padre está enfermo y mi madre está muerta;
pero igual podría ir y tirarme encima tuyo
como todas estas noches. Eso es lo que sé.
Ahora la tierra vibra y un tren oscuro
lleva gente desconocida como nosotros.



Un plástico transparente

Abrí la puerta y te estabas bañando.
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas,
las cosas esenciales instaladas
fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco,
le fuimos ganado terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.



Hacia afuera

Pienso en toda la gente
que a esta hora mira televisión.
Una lluvia finísima
cae en la calle
y emerge desde el suelo
un silencio precario.
De la ventana hacia afuera
los límites de mi lenguaje
crearon un mundo
que ya no me interesa.
El pavimento mojado
refleja las luces de los autos:
rojos, verdes y amarillos
moviéndose.


Nota: Fabián Casas nació en Buenos Aires, Argentina, en 1965. Poeta, narrador, ensayista y periodista. Publicó: Otoño, poemas de desintoxicación y tristeza, 1985; Tuca, 1990; El salmón, 1996, Primer premio Latinoamericano de Poesía, convocado por la Revista Prometeo; Oda, 2003; y El Spleen de Boedo, 2003. Publicó en narrativa: Ocio (Novela, 2000) y Los Lemmings (relatos, 2006).

2 comentarios:

  1. me encanta fabian casas, cada cosa que encuentro de él me llena de emocion,, botes que se chocan,,, gracias f casas

    ResponderEliminar