viernes, 26 de febrero de 2010

Gabriel Roel



Puerto de Olivos

Ciertos seres en que mi literalidad se ahoga, naufragan en meras fortalezas de la falta. Aquellas que nombran destrezas con acervos. O de inmediato resisten toda puesta en palabra.
Ciertas cadencias de estampa. Clavados silenciosos. O murmullos de agua entre esas como piedras bases del muelle de los pescadores. Omeros del real de la bruma de la tarde.
Las tansas suelen desensillar los atisbos pergeñados por los nudos.
Comisuras de súbito de mi francés jamaiquino. Atardecer sin espineles de un relámpago.



Errev tom kippur (*)

“le mots ne sont pas solubles / dans le silence / mais nous si”
Henri Meschonnic; 2001.


Donde dije
tres piedras no hubo eco;
fui perdonado.
Porque es entre otros la verdad
descompleta del asunto que somos,
en las cuentas con dios.
Prójimo otro próximo
ofensor y ofendido
Ofendido ofensor.
Zarza nombrada noche
Funny Games; sal arena de ayuno,
vorágine del mundo en ser de sed.
Noche decir de nada el don de lo soluble y resto; del sosiego.

(*) En Hebreo: Noche del día del Perdón.



Synothontys
“agua dentro del agua”

Roberto Echavarren; 2008.



El mundo no está al revés de ningún sitio.
Yo sólo atisbo sedimentos de orígen
en lechos estallados por dispersiones y
cauces de basalto en lo ígneo de los trópicos.
Brillantinas de agua
en el río de más subterfugio hacia el mar
honda línea de sombra
y haz en fluencia de escamas.
Mis ojos recogen flores de los inicios
del arsenal de silencios e inquietud
de piedrecillas que ya no buscan germinar
transparencia ninguna.

Alimentos y opacidad en la ruta de seda submarina.


Troj
“Peces de cima”

Héctor Viel Temperley
-Crawl, 1982-



que ensalma.
Silencio y blanca
esfera
desparramando
perlas
arena
y ánimo.
El agua
en las escamas
de afuera
sobre cubierta.
El arrojo
en cadenas
nada cifra
sòlo explanada,
cosas
del semestre sin puerto.
Pescados de sombra
ser la pócima de sed
la noche remota
que abrasa apenas agitada
las pateras.
La oscuridad sin sorbo.



Occare

Ahora sólo nido
insido
oriente y occidente
la siesta sin otra que columpie
o sopese
mensura y conste,
comité de relámpagos y dragones.
Ahora ni nieve
cóctel de un puente que logre empañadura
en las mamparas tuyas
en el cuerpo del sismo
o traído a la arena en sendero
sea del café
huella y leve hedor.
También oriente es un empacho.
También occidente es una gracia.
Debajo de los cardinales habla
una rosa de vientos de papel
a las distintas letras y el crujido.
Cardumen y jazmines.
También el agua que seda incendios garabatea
el soplo de los territorios
la distancia de lunes
en el tiempo sin ojo
varado como quilla
en la marea.
Final de la orilla
del paréntesis
donde hubo grullas
y las flotaciones no hilan ya
cuenco al madero
en la piel
con la voz del perfume.


Nota: Nació en 1971. Psicoanalista y estudiante de letras (U.B.A.). Estudió en Rosario con el poeta Aldo Oliva. Becario de fundación Antorchas, 1999. Obra poética inédita.

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